¿Que a qué vine?

Parodia de la conferencia de prensa en la FIL en Guadalajara, con el candidato a la presidencia de México Enrique Peña Nieto del partido actual de oposición Partido Revolucionario Institucional (PRI), en la que el periodista español Jacobo García le preguntó qué libros ha leído.

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Yo sí leo. Y mucho. Por eso voy a las Ferias esas que se hacen en todo el mundo, en las que, pa’donde uno voltee, nomás ve libros. Y de todos los que se puedan imaginar: grandotes, chiquitos, caros (y de éstos sí que sobran), baratos, buenos, malos (de éstos también hay muchos), para niños, para grandes, para mujeres, para borrachos; hasta para políticos hay libros.

¡Uy! De veras que no saben qué tanto leo. ¿Que qué? ¿Que si de veras leo mucho y no le estoy haciendo al payaso? Para nada. He leído tantos, no, más bien, tantísimos libros en mi vida, que nombrar algunos resultaría, hasta cierto punto, un mero acto de cinismo intelectual. Yo por eso vengo a estas Ferias que a las universidades públicas tanto les gusta organizar, porque nomás aquí puedo encontrar libros de los que a mí me gustan.
¿Que qué libros han marcado mi vida? Bueno, pues, entre los muchos libros que he leído (porque yo he leído muchos libros, eh, y sobre todo novelas), hay uno que otro que, efectivamente, han cambiado mi vida. Claro que los libros a los que me refiero no son como los de este autor muy famoso “quenomeacuerdocómodemoniosellama” pero ”quedeto’smodosnimegusta”. No, yo leo novelas de las buenas.

Por ejemplo, una en particular, que habla, precisamente, de temas relacionados con lo que yo hago. ¿El título? ¿El autor? ¿Que qué chingados es lo que yo hago? Pues mira, tú, que se nota que sí lees (aunque no tanto como yo, desde luego), seguramente sabes el nombre del libro, y del autor. Creo que comienza con “K”, o con “M”. No mentira, comienza con “E”. Bueno, es que no lo recuerdo, porque cuando uno lee tanto como yo, es difícil recordar los nombres de los autores que le cambian la vida a uno; ni qué decir cuando se trata de recordar los títulos de sus libros, que, como buen lector que soy, siempre traigo cargando, “ahídondechomisdemáschingaderas”.

¿Que no he contestado qué chingados hago aquí? No pues, muchas cosas; una de ellas, leer, claro. Y mucho. ¿A qué más puede venir una persona como yo, tan leída y escribida y reconocida y demás, a eventos de así?

Entonces, ¿que cuál es mi libro favorito? Pues éste que se llama “Los jóvenes de algo”, o “El éxtasis de noséquéchingados” que es buenísimo, de este señor, muy famoso por cierto, un “No Sé Qué Sánchez”, o “Alguien Fuentes” o algo así, parecido, cercano, similar; por ahí va la cosa, pues. Pero bueno, por eso yo vengo, precisa y efectiva y voluntariamente, a estas Ferias, en las que, de paso, uno aprovecha pa’robarse dos-tres libritos y pues, ahorrarse dos-tres…. cientos pesitos, ¿no? Porque la situación está difícil. No lo sabré yo, que leo mucho…

El de la Pinche Lastra/2011

lecturas chingonas…

De iquierda a derecha: 1. El concierto de The Notwist. 2. Una de las lecturas de “Los 25 secretos mejor guardados de América Latina” con Giovanna Rivero y Dani Umpi. 3. El autor Sasa Stanisic en la mesa redonda “Unidos por una lengua. La multiculturalidad en la literatura alemana”. 4. La presentación de la novela de Antonio Ortuño.

Wie Mutter, wie Vater!

Nuestro Blog de la feria estuvo por unos días vacío, entre otras, porque se vació el Internet. Entre tanto ocurrieron muchas cosas, pero un par de frases, conclusiones y encuentros quedaron. Un informe de cierre.

Se habló mucho, hasta que se llegó el punto: quería escribir sobre la presentación de la joven periodista Ana Lilia Pérez en la 25° feria del libro de Guadalajara, quien presentó su libro “El Cartel Negro” que destapa las relaciones entre el narcotráfico y la petrolera PEMEX. Pero otra vez vino la aquí típica presentación de un libro, que comienza con la lectura de ensayos tipo recensión sobre el libro en cuestión. Lo que suele ser interesante, pero demorado… y dejé la sala repleta después de 45 minutos sin haber si quiera escuchado la voz de la autora. Algo parecido me sucedió en la discusión con el director de “El País”, Javier Moreno, Philip Bennett del “Washington Post”, Suzana Singer, “defensora del lector”, la encargada de los derechos del lector del diario brasilero más importante “Folho”, con una tirada de 400.000 al día y Alejandro Santos Rubino de la revista “Semana” de Colombia. Ellos debían contarnos los cambios que ha sufrido el periodismo después de los Wikileaks, pero primero resumió Bennet la historia de los Wikileaks, a petición de la moderadora, como si ninguno de nosotros hubiera escuchado nada antes al respecto. Javier Moreno logró estrechar su encuentro clandestino con Julian Assange en Zúrich por 15 minutos. Solo Suzana Singer llegó al punto: “Folho” abrió, después de los Wikileaks, un canal propio por el que los lectores y las lectoras pueden denunciar anónimamente y de modo seguro. Esto ha sido usado hasta ahora 320 veces y gracias al cual se han originado tres notas periodísticas, por ejemplo sobre malversación de fondos públicos. Otra conclusión: Wikileaks no contiene hasta ahora mucho material relevante sobre Latinoamérica, todo estaba concentrado en Estados Unidos y Europa. Y: La plataforma requiere de periodistas que filtren toda esa cantidad de información.

Fue entonces una verdadera fiesta de muchas muchas palabras, o como lo escribió la Feria del Libro de Frankfurt en su comunicado de prensa de cierre, un Fest de la palabra. Dio todas las cifras y datos que corresponden a un comunicado de prensa: 2.500 personas escucharon la conversación inicial entre Herta Müller y Vargas Llosa, en los 50 eventos literarios y de profesionales se contaron con alrededor de 8.500 participantes, en el pabellón alemán se presentaron 42 expositores individuales, 20 representantes de las editoriales alemanas viajaron a la Feria. La FIL en sí presentó más de 500 títulos, entre ellos de 25 escritores jóvenes, los “25 secretos”.

¿Pero no son las cifras solo signos vacíos para powerpoints del marketing, derechos de autor y managers de venta, que nada dicen sobre los caminos incomprensibles de la literatura? Por eso, y de modo no tan incomprensible se dieron muchas conversaciones en los podios, los salones, pero también en las fiestas, sobre el “poder del lenguaje” en sí, como se titulaba un poema slam de Bas Böttcher, que también él presentó en vivo. >>>

La FIL entre amigos…

De izquierda a derecha: 1.Rugiendo con nuestra agente Facebook en México, la poeta Amaranta Caballero. 2.En la lectura superdemokratica con Carlos Velázquez. 3. Lectura de los autores venezolanos Willy Mckey, Elena Cardona y Roberto Martínez Bachrich. 4. Concierto de The Notwist en la FIL 2011. 5. Reunión de equipo con nuestras traductoras Natalia Guzman y Barbara Buxbaum. 6. Los editores de Sexto Piso: Eduardo Rabasa y Felipe Rosete con el autor Carlos Velázquez. 5. El periodista alemán Holger Heimann con el autor Abbas Khider en Tlaquepaque. 7. Con Carlos Maldonado y Carlos Vicente Castro, los editores de la revista Metrópolis.

por una Catrina…

Nada mejor que ser colita de las Catrina. Estela de palabras que superan a las guardianas de las embajadas, a los perros del hotelano, a los ejecutores de la ley que les otorga la autoridad. Con ellas libertad… de sufrir o esconderse, de reirse, de encontrar el sentido del humor necesario para bancarse a algunas guerit@s. Que gusto hablar alemán para poder entenderlas sin intermediarios.
En la delegación con la que llegamos a la FIL, habían mujeres muy, muy lindas que con toda la razón prefirieron no ir a la recepción preparada para la delegación alemana, pensada practicamente sólo para los alemanes alemanes de la delagación, porque al resto vienieron a cobrarnos los vinos.

Postfeminismo en la cocina

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La cineasta alemana y escritora Doris Dörrie no necesita esconderse en la cocina. Ha publicado ya 23 libros, de los cuales siete han sido traducidos al español. Ella como directora y sus películas como “Hombres”, “Hanabi” o “¿Soy linda?” le dan la vuelta al mundo. Por ello su obra no solo esta influenciada por las experiencias que ella como mujer autónoma vive en un sector laboral masculino, sino también por sus dos países favoritos, México y Japón. Por eso montó hace poco “Don Giovanni” en la opera nacional de Hamburgo, en la que el Don Juan de siempre y traga-mujeres es sentenciado por una muerte femenina, en medio del final de un baile mortal, en el que se cita a la santa “Catrina Mexicana”, una elegante mujer con disfraz de esqueleto.

Una reinterpretación como esta de las relación de poder y de vida encarna aquello que se denomina como postfeminismo, una postura pluralista, que reflexiona sobre los éxitos y fracasos de la lucha por la igualdad de derechos, sobre la representación de la dominancia, del género y la familia. La cultura juega allí un rol importante, la cultura popular y también conclusiones como: “ Los hombres hacen más ruido en la cocina que las mujeres”. Esta observación de Doris Dörrie es tal vez más válida en Alemania que en los países latinoamericanos, en los que, al menos según mi experiencia, los hombres a penas saben cómo funciona la tostadora. (Hombres: si esto es errado, por favor hagan sus reclamos aquí conmigo)

Es la fuerte referencia a lo corporal en las narraciones de Doris Dörrie, aún cuando a veces parecen tan placativas, lo que las hace universales y transculturales: “la fusis nos une, no el cerebro”, explica. En un taller con estudiantes de la UNAM, la Universidad de la ciudad de México, puso a todos los asistentes a describir sus recuerdos sobre el piso en su infancia. Y en ello, estoy segura, se carga el suelo de la cocina en todo y toda postfeminista. Yo, por ejemplo, busqué espaguetis en la ranuras, que mi madre había escondido para mantenerme ocupada.

Guía de fiestas de la feria

Todos sabemos que las ferias de libros son eventos sociales. Claro, en los encuentros de este sector que tienen lugar en pabellones más o menos climatizados, mirándolo superficialmente, todo tiene que ver con el negocio editorial, y sobre todo con libros y con los llamados bibliófilos (a quienes aquí en la Feria del Libro Guadalajara se les otorga su propio premio. Esta vez el “Homenaje al Bibliófilo” lo recibió el mexicano Ángel García Lascuráin de 75 años, quien ama los aviones y ha reunido una biblioteca enorme, por ejemplo con primeras ediciones de Ernest Hemingway, entre otros). Pero en las ferias que yo conozco, la verdadera interacción tiene lugar en las noches

En la feria más grande del mundo, en Fráncfort, las editoriales invitan a costosas recepciones en el alfombrado hasta no decir no más y revestido en madera Hotel Frankfurter Hof. Las tarjetas de invitación para el evento ni siquiera tienen la dirección, quien está invitado, ya había estado allí, y la decadencia en Alemania se las da de humilde, es de las de suéter de cachemir sin logotipo. A dichas fiestas en todo caso, se les invita solo a los escritores conocidos, o sea a los de imagen pulida con cara apta para medio de comunicación. También están las fiestas inner circle, o sea las de las editoriales con sede en la ciudad como la de la villa Suhrkamp, o la fiesta coctel en el atrio, bajo calentadores de patio de la editorial S. Fischer en Sachsenhausen, con poca comida y mucho, pero mucho alcohol. Aquí las tarjetas de presentación vuelan de allá para acá, se acuerdan citas para entrevistas, se critica a los ganadores de premios, todo sin música. Finalmente la fiesta abierta al público, la de las editoriales jóvenes como Blumenbar, kein und aber, kookbooks, mairisch, Onkel&Onkel, Verbrecher, a las que van todos los escritores y editores jóvenes, donde uno se siente como normalmente lo haría en Berlín, pues casi todos los escritores berlineses se encuentran presentes y se la pasan colgados a una botella de cerveza o de Bionade. Aquí nadie intercambia tarjetas de presentación, por mucho se intercambian nombres en Facebook. A bailar y a besuquearse se comienza a las 2 de la mañana, de forma salvaje y a ritmo de hip-hop, música disco, Abba, entre peor sea la música, mejor.

En Guadalajara parece haber una fiesta cada noche. Eso es ya de por sí igual, pero hay algo distinto: Las direcciones pasan aquí y allá en conversaciones o en papelitos, una invitación es pocas veces necesaria, tal vez solo para la primera, para la fiesta de apertura de la FIL en una estancia parecida a un parque con una carpa gigante, llena de bares y stands de pasabocas (tacos, dulces). Todo gratis, el dresscode: tipo caro ostentoso con telas flotantes, joyas y maquillajes opulentos, tacones altos. Uno de los grupos de cumbia más famosos, la Sonora Dinamita de Colombia, toca y baila por horas ante una pista de baile destellante y saturada de gente. Las mesas, con camarero personal, son reservadas por diferentes mecenas. Ningún deseo queda por cumplir, todo disponible en abundancia, los ricos están entre los de su clase. Y algo salta a la vista: Los alemanes se atreven muy pocas veces a menear las caderas. Muy similar es en la fiesta de la editorial Veracruz, en la que se presentó un grupo de salsa, en la “fiesta de los periodistas” o en la super rockdisco de la joven editorial Sexto Piso: Los latinos bailan y también están dispuestos a dar lecciones básicas. Los alemanes son fieles a sus clichés. Prefieren mirar o balancearse de aquí a allá como árboles al viento.

Conclusión: Fiesta en la feria significa en Guadalajara sobre todo bailar bastante y en pareja , eso todavía lo tienen que aprender los alemanes. ¿No sería tal vez mejor si la cerveza que –Atención: alarma de clichés- regalan todos los días a las 16h en el pabellón alemán, se la tomaran mejor en las fiestas?

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La programación diurna de la feria de Guadalajara por suerte ya ha sido adaptada al ritmo nocturno: La mayoría de eventos de escritores hispanoparlantes empiezan a las 17h. Suficiente tiempo para dormir bien y desayunar, para después pasar directo de la feria a la siguiente fiesta. ¡Nos vemos esta noche!

Un extraño poder amarillo…

Clips

Hay una cantidad increíble de colores de las bolsas de la feria: verde, naranja, lila, amarillo, incluso hay una bolsa negro para colgarse. La pregunta es, ¿qué bolsa es para quién? ¿qué indican?

Intercambio retrasado: Alemania es el primer país no hispanoparlante invitado a la FIL en Guadalajara. La literatura latinoamericana fue el primer tema en foco de las regiones, en la feria del libro de Frankfurt en 1976.

Todos hacen parte de la tropa alemana, pues en todas las gafetas colgadas en el cuello se puede leer desde lejos “Alemania”. Lindo.

A las 11 de la mañana en la feria hace un frío helado.

En el centro de prensa siempre hace un frío helado.

En el pabellón alemán están en primavera: cada día nacen más y más hojas de poesía en el árbol.

Café: medio litro en vasos de nieve seca*, a la americano. Extrañamos el expresso con ansias.

Cada estand tiene su propia caja para ventas y al menos cinco personas cuidando.

El lápiz de la feria tiene la inscripción: “ecolapiz”. Un lápiz es entonces ahora un lapicero ecológico.

Ist Jürgen Boos, Chef der Frankfurter Buchmesse, eigentlich immer so erkältet?

Jürgen Boos, el jefe de la feria del libro de Frankfurt, ¿anda siempre tan resfriado?

Tantas redes, pero ninguna que funcione con eficacia. Lástima.

Frente a la textbox de los poetas slam Bastian Böttcher y Dalibor Markovic se acumulan regularmente una manada de personas.

Todos los días llegan grupos de Mariachis a la Expo y van tocando por los pabellones.

Mi primera entrevista con colegiales sobre Alemania: “¿Qué ideología hay en Alemania?”, “¿Ustedes también comen cebolla?”, “¿Todos tienen ojos azules?”.

Traducción: Natalia Guzmán Díaz

NT:* Nieve seca se dice en México, pero cada país latinoamericano tiene su propia palabra para este material.

En una sesión Jodorowksy para masas

Yo tengo un trauma con los gurús. Pues una vez un ex novio con mal de amores tras nuestra separación, me mandó por meses videos de Youtube del escritor, director de cine y chamán chileno Alejandro Jodorowsky, con mensajes chamánicos sobre la liberación del yo. Así entonces, de la rabia, empecé a llamarle Joderowsky, por lo de “joder”. Ahora, este sanador, como él se autodenomina, quien supuestamente invita a sesiones gratuitas en un café en parís una vez por semana, acaba de escribir un nuevo libro de superación personal “Metageneología”. Este trata de la fuerza que las líneas genealógicas tienen sobre nosotros, y de cómo nosotros podemos liberarnos de ellas. O sea, según Jodorowsky, no tenemos un inconsciente individual, sino uno colectivo, el de nuestros clanes. Ese al que, por un lado queremos pertenecer, pero que también por el otro nos coarta.

Vinieron miles de personas, sobre todo jóvenes, para presenciar una sesión masiva de psicomagia en el auditorio al aire libre de la Feria de Guadalajara. Las ansias de lo espiritual. Soy una escéptica. No necesito una terapia sacada de Internet o de un libro con frases prefabricadas como “libera tu alma”. Entonces, con los brazos cruzados, me pongo en todo el centro, frente al altavoz vestido de negro. Miro todo a mi alrededor. Veo caras concentradas, bocas abiertas, creyentes. Jodorowsky tiene a la multitud dominada. Habla serenamente, va y viene, un foco circular le sigue, la lámina plateada del fondo va encrespándose hasta perecer un paisaje lunar. Él evita toda postura de predicador, juega el papel de viejo sabio, de contador de historias. El hecho de querer vender aquí algo, significa para él decir dos frases: “Un libro debe de ser como un libro de cocina, el cual te da las recetas para ser tu propio sanador. Este es un libro para la lectura y el estudio. Bueno, ya les presenté el libro”, dice bromeando este hombre de traje negro que se pasea por la feria en uniforme blanco. Él es la figura creada por él mismo. Sentados junto a este, hay dos mudos de la editorial Siruela, como títeres o titiriteros, como de una secta

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Tengo que aceptar que sus anécdotas no son tan malas. Cuenta sobre el hermoso telar que un rey mandó a tejer para su reina, y que esta luego despreció. Este después lo cosió él mismo y esta vez ella lo admiró. “El primer telar fue hecho con orgullo, el segundo con amor”, aclara Jodorowsky. O la historia del pingüino que anhelaba con ir al cine. “No, le decía la gente en la calle, tú lugar está en el zoológico.” “Pero no quiero ir al zoológico.” La enseñanza: Deja a tu pingüino en libertad, no lo encierres en el zoológico de la cultura, de la religión, de la familia. O la del pueblo situado bajo la sombra de una montaña. Un día un hombre mayor se dirige hacia la montaña con una cuchara de porcelana para aplanarla. “¿Por qué lo haces? Le preguntan los demás” “Alguien tiene que empezar”, replicó el anciano.

No tengo nada en contra de los cuentistas, puedo decir que hasta me gustan. Pero Jodorowsky hace una y otra vez esas pausas dramáticas para los aplausos, sonríe narciso, porque sabe que ya le van a aplaudir. “No quiero que hayan venido hasta aquí en vano”, dice. “Pregúntenme lo que quieran”. Y ahí todo se vuelve algo incómodo, por lo íntimo. Una mujer joven se pone de pie: “Mi madre se está muriendo, ¿Qué debo hacer?” Jodorowsky se aproxima al hombre de la editorial, presiona la cabeza de este sobre su pecho y lo abraza con fuerza. “esto es lo que puedes hacer. Llevarla a tus brazos cuando esté muriendo. Es un proceso natural que no puedes detener.” “Gracias, Maestro.” Se vuelve a sentar. Jodorowsky analiza nombres, por ejemplo Linn, viene de luna. Es una personalidad creativa y sensible. Por más de media hora da consejos a personas de su público, como en una terapia de grupo, todos escuchan, las almas se ponen al desnudo.

Al cabo de un rato se cansa y a todos nos toca tener una experiencia humana, si es que entiendo bien, y enlazamos todos nuestros dedos meñiques y los elevamos. “Por la paz”, dice Jodorowsky, “Por la paz sexual, aunque no sea fácil, por la paz familiar”, etc., etc. Los brazos van bajándose lentamente. Se veían bonitos todos esos meñiques en el aire. Muy bonitos, pero más paz no me proporcionó. Aún hay algunas frases que oscilan en mí: “No creo en la revolución política, sino en la re-evolución política.” U otra como: “No se es fiel por razones morales, sino porque se tiene todo lo que se necesita.” O esta otra: “La familia nos da valores, pero también trampas.”

A empujones me escapo de las filas apiñadas, es demasiado. Jodorowsky dijo que quería hacer una nueva película para perder dinero: “La danza de la realidad”. Ah, lo único real aquí es el entusiasmo de la gente. El resto es solo show. Esa fue la lección que aprendí indiscutiblemente.