De cómo hace poco Wolf Birmann afecto mi esfera privada

Con los conceptos y preguntas que parecen simples, pero que no lo son, es importante formar pares de contrarios. Pensé últimamente, después de haber escrito el segundo texto malo sobre la historia de mi país. Uno podría contestar a la pregunta de ¿qué es para ti intimidad?, con otra pregunta: ¿qué no es para ti intimidad? Procediendo de esta manera a uno se le ocurren muchas cosas. No-intimo es casi todo lo que es grande, público e impersonal. Lo más impersonal que me ha pasado en la vida, fue a la edad de nueve años en el puerto de Caláis, una noche en abril. Yo ese día y a esa hora estaba muerto de cansancio y poesía un sensible corazón alemán, burgués e infantil – fue ahí donde vi al primer sin techo de mi vida, durmiendo bajo la luz fuerte de las lámparas de gas. Ahora pueden imaginarse mi concepto de impersonal. Para todo lo demás sigo escribiendo.

Más allá de eso, las grandes aglomeraciones de personas, los edificios institucionales, los centros comerciales y cosas similares, que con seguridad no son íntimas, estaría dispuesto a afirmar que para mi la intimidad no es posible sin una cantidad importante de confianza. Es posible que haya personas que pueden sentir intimidad en cualquier parte, donde se sientan bien con un grupo de personas o con otra persona o consigo mismos. Yo demando que las personas que me rodean, por lo menos la persona más importante, sean conocidas con anterioridad, el lugar me sea conocido por lo menos hasta el próximo cruce de caminos y la convivencia tenga una manera de ser, que a su vez practique desde hace tiempo. Para mi intimidad tiene que ver básicamente con conocer un lugar, a un grupo de gente y a mi mismo, por adelantado.

Aquí podría formar el par de contrarios: Intimidad – Interculturalidad, pero después de pensarlo un poco no funciona (por lo menos no sobrio y en público), pero la consecuencia es que este blog es para mi todo lo contrario a intimo, me parece -ante la contemplación de los limites estrechos de mi concepto de intimidad-. Uno habla en un contexto y como en ningún otro lugar de la red (donde los propios textos no son traducidos inmediatamente y uno sólo tiene que ver con lectores del propio idioma y contexto cultural) uno no sabe qué pasará con lo dicho. Solo unos pocos de los presentes conocen la posición a partir de la que se que habla. La cultura (pop), el trauma, la sociedad, la visión, el paisaje (de momento la costa del Mar de Este, hermosa, para mi). Para que no nos mal entendamos: Este emprendimiento es entusiasmador, bueno, justo, pero no es íntimo ( ¿cómo en la Red?).

La intimidad necesita una confianza cultural, además de una rutina, un carácter ritual. Antes de que una situación pueda ser realmente íntima, para mi, es necesario que antes haya sucedido durante anios, en los que no lo haya sido. Lo que mucha gente describiría como “intimo”, es para mí únicamente “potencialmente íntimo”. Situaciones potencialmente íntimas, en las que repentinamente se tiene una sensación de felicidad, en las que el corazón salta por la insipiente confianza y una piensa “wow, con esta persona podría, aquí y ahora, tener intimidad”. Las amistades nuevas son siempre potencialmente intimas – en especial el momento en el que uno está excitado y se da cuenta de que también sin la excitación podría funcionar.

En situaciones verdaderamente íntimas nadie está excitado. Entonces no salta ningún corazón, no nos sentimos ligeros como plumas y libres de preocupaciones, sino relativamente normales. Como uno se siente cuando hace cosas conocidas con personas de confianza: como un mueble conocido en una habitación conocida. Revisando la escala desde el “puerto de Caláis por la noche”hasta lo “totalmente íntimo”, lo más cercano a “totalmente íntimo es la “Casa de huéspedes Gintopf”, una casa rural en la costa oeste del Mar del Este en Alemania. Donde desde hace veinte anios paso las vacaciones de verano con mis padres, los amigos de mis padres y los hijos de los amigos de mis padres. Ante la cercanía de los ancianos propietarios Erika y Uwe Jessen siento confianza sin ningún tipo de excitación, en un ritual cotidiano que se ha “consagrado” en el comedor, como podría decirse educadamente.

Ayer justamente me choqué en ese lugar mágico cuando iba al banio con Wolf Birmann, el famoso disidente de la RDA en todo el mundo y cantautor, el mismo que en 1976 fue expatriado -pero esa es otra historia, más allá de que él hace años tiene una casa en los alrededores, como pude saber después. A lo que quiero llegar y la razón por la que escribo sobre esta casa de huéspedes y no sobre el vientre materno o las bendiciones de un triángulo amorosos, es a que tengo la certeza de que: La intimidad es lo contrario a la historia actual! La intimidad no tiene tiempo, se ha caído del mundo, utópica. Contrario a lo que ocurre en el presente, la intimidad es privada sin escrúpulos, no tiene nada de espectacular -sobre todo para los otros- no tiene valor. En o ante situaciones íntimas uno puede callar, no le interesan a nadie.

Por eso los acontecimientos que significarían una ruptura en la intimidad – y aunque sea solamente a partir de la presencia física de los protagonistas envejecidos de un presente que se prolonga desde hace 30 anios- son una monstruosidad. La intimidad es confianza, la intimidas cuando uno puede decir “ah bueno, como siempre. Intimidad también es lo contrario a acontecimiento. Si uno tuviera que decir “hoy va a pasar esto” la intimidad estaría rota. En la casa de huéspedes frente al mar uno puede hablar con placer sobre cualquier cosa -no solamente sobre el clima, sino también sobre el hombre que hacía los pronósticos en la tele, que está encarcelado. Pero no debe imponerse, nosotros mismo queremos decidir cuanta parte del mundo, que nos alcanza aquí a través de una pequeña radio en la pared, puede acceder a nuestra esfera íntima, tiene cabida entre nosotros. Por eso : vergüenza sobre Wolf Birmann!,vergüenza por el acontecer actual!, vergüenza sobre los políticos que impiden nuestra privacidad, intimidad es el pequeño sueño apolítico, que nos ganamos una vez al año. Sólo con nosotros mismo y con nuestro concepto de intimidad, que posiblemente el 99% de los seres humanos rechazaría vehementemente. Pero esa forma de insolación también es muy íntima…

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