La memoria, esa gelatina vencida

Sentado sobre la Historia de mi país me encuentro bajito en comparación con la historia de la humanidad, con la historia del mundo, con la historia del universo. Hace días que recuerdo la última frase de Blade Runner “Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.”. Algo así mi país, algo así la historia de mi vida, una lágrima en el océano de los océanos. ¿Qué significación puede representar el océano para esta lágrima?

A veces siento, como hoy siento, que la historia no significa nada. La dictadura de mi país, dictadura cívico- militar establecida entre el 27 de junio de 1973 y el 28 de febrero de 1985- no significa una sola cosa. Por supuesto que significa cosas diferentes para un militar que para un civil, e incluso significa diferente para mi padre que para mí. Pero incluso significa diferentes cosas para mí mismo. Entonces, cuando todo significa tanto, ya no significa nada. Cuando todo es posible ya nada lo es.

Vuelvo sobre este tema de la historia vs memoria, porque me parece significativo. Es la memoria – lo que recordamos en función de lo que vivimos, la que construimos en funciones de lo que decidimos olvidar- la que reviste mayor importancia para mi vida. ¿Qué es la historia para mí? Unos datos seleccionados arbitrariamente sobre hechos ocurridos de los que sólo me llegan versiones. ¿Qué es la memoria para mí? Todo. Porque la memoria, acepta y se asume, como compleja, dudosa y arbitraria. Es mi memoria, no la de los demás.

Me gusta el cliché que sostiene que la memoria es un álbum de fotos. Reconozco que me costó poner una metáfora tan superficial y usada, pero es que cuando no se encuentra una mejor, a usarla y a otra cosa.

La historia, por otro lado, es el orden que decido darle a esas fotos en función de mi vida actual. ¿Qué historia me cuenta esta foto en relación a mi presente?

Sé que me estoy divagando, soy así, confuso, nebuloso, gris… como la memoria.

Primera foto, yo con 7 años, tal vez menos, 5, 6… me despierto en medio de la noche y llamo a mis padres, llamo una y otra vez, ellos no están, me pongo a llorar, grito, no vienen, me bajo de mi cucheta, camino por el pasillo hasta la puerta de ellos, lloro, no abren, lloro y lloro, la noche es larga y nada pasa nada nada nada veo mi maño golpenado en la puerta de mis padres una puerta blanca y nada nada nada. De repente siento las llaves en la puerta principal, mis padres llegan a casa, no sé de donde vienen, no lo recuerdo, no sé si de verdad estaba solo, no sé porque lloraba tanto, no sé cuánto tiempo pasó. La siguiente foto, sucede esa misma noche, mis padres me dejan acostarme con ellos, me dan un pote de dulcedeleche que yo devoro con ansia, me calmo, miro la tele con ellos y me duermo.

La historia dirá que nunca más volví a comer dulcedeleche de esa forma, ya que casi ni me gusta el dulcedeleche, me empalaga, también contará la historia que mis padres se separaron al poco tiempo y luego se divorciaron, que nunca más volví a compartir una cama con ellos ni a pasarme de mi cama a su cama como hacen los niños. La historia dirá que nunca más me volvió a doler el oído. Mi memoria no lo recuerda, pero mi historia lo confirma. La historia hará especulaciones relacionando el abandono de esa noche con el abandono posterior de mi padre que se fue de casa con el abandono de mi madre cuando tenía 18 años para irse a otro país con el abandono de todo lo que en mi familia continuamente se ha ido.

Yo no creo en eso, primero porque no creo en el abandono, sé que nadie me abandonó, no creo en los cierres definitivos ni en los adioses para siempre ni siquiera creo en la muerte y como dice Calamaro “seré inmortal hasta que me demuestren lo contrario” para mí, por más que la historia lo pruebe y lo escriba en libros, no existen los padres que se van a comprar cigarrillos y nunca vuelven como tampoco existen los héroes.

En su lugar, creo en los equilibrios, en los cambios, en las transformaciones, que mi familia varió su forma y que aún hoy tengo una familia distinta, que mi gusto evolucionó y que hoy me gustan otro tipo de dulces, que mi forma de gritar y llorar cambió, como todo sigue cambiando, que nada volverá a ser como aquella noche, y no hay problema, realmente no lo hay, estoy mejor sin ese pote de dulcedeleche.

La Historia tiene un gusto a determinación y punto final que no me gusta, la memoria en cambio, esa puta que se acuesta con cualquiera de mis pensamientos e intenciones, esa niebla frágil e inestable, esa gelatina vencida, esa me gusta.

3 comentarios sobre 'La memoria, esa gelatina vencida'

  1. !Ay, suspiro! La historia a mí me seduce, me amedrenta, me enamora, me maltrata. La historia de los últimos nueve años de mi país la he tenido que vivir de bien lejos, devorando noticias que aparecen a borbotones en la Web, llamando por teléfono a mi madre para corroborar datos, verificar fechas, almacenar hechos… he allí uno de los orígenes de mi primer blog (http://mivozmipalabra.blogspot.com/). Eso de que ojos que no ven, corazón que no siente es una pamplina mayúscula cuando se trata de historia. A mí la historia me sabe a pudín de menta y relleno de chocolate.

    Spandeutsch (Anne):

    “Seufz. Für mich ist es so: Die Geschichte verführt mich, erschreckt mich, verzückt mich, malträtiert mich. Die letzten 9 Jahre habe ich sehr weit weg von meinem Land gelebt, ich habe die Nachrichten im Netz verschlungen, habe mit meiner Mutter telefoniert, damit sie mir die Aussagen bestätigt, die Daten verifiziert, die Ereignisse einordnet. Daraus entstand mein erstes Blog mivozmipalabra.blogspot.com
    Der Spruch ‘Augen, die nicht sehen, Herz, das nicht fühlt’ ist eine riesiger Unsinn, wenn es um die Geschichte geht. Für mich schmeckt die Geschichte nach Pfefferminzpudding und Schokoladengebäck.”

  2. ramiro dice:

    cuando encontrás el secreto,
    hay que bajarse de las formas bonitas.
    aún cuando tengas el secreto de la forma,
    si la vaciás de contenido,
    todos lo que creían en eso,
    desaparecen.

    brindo por la desaparición de los alcahuetes,
    los chupamedias,
    los que quieren estar ahí
    aún cuando no saben de qué lugar hablamos
    cuando hablamos de estar ahí.
    brindo por los amigos que nos seguimos desafindo,
    aún cuando nos sabemos que
    unos son medios genios
    y otros son grandes laburadores.

    salú.

  3. Hola Gabriel,

    Me hubiera gustado no obstante ver algunas fotos. Estoy segura que darían mucho de lo gelatinoso de la memoria, y de lo difícil que es colocar punto final a cualquier historia…

    Saludos

    Spandeutsch (Anne):

    “Hallo Gabriel,
    mir hätte es nichtsdestotrotz gefallen, ein Paar Fotos zu sehen. Ich bin mir sicher, sie hätten sehr viel von dem Gelatinehaften der Erinnerung verraten, und davon, wie schwierig es ist, einen Schlussstrich unter welche Geschichte auch immer zu setzen…”

    Saludos