A qué huele una ciudad. ¿Detroit apesta a la industria automotriz? ¿Tocino es el aroma de Sweet Home Chicago? Cuando era niño mi ciudad olía a pollo frito. No a tacos de tripas gorditas burritos lonches lonches lonches. Mi big city jedía a Pollo Santos. La invasión del KFC y el Church’s Chicken todavía no se convertía en el htlm de nuestras emociones. El mejor pollo frito lo preparaban amas de casa desencajadas, abuelas chagalagas y por supuesto Pollo Santos.
Aquel pollo era catedralicio. Empanizado con devoción religiosa. Pollo tan bien hecho ya sólo lo he visto en las películas, en revistas o en comerciales de televisión. Pero no me prendo. Sé que es fake. Utilería. Pinche pollo photoshopeado. Lo peor de todo es que me he convertido en un junky del pollo frito. Durante un tiempo frecuenté un negocio clandestino de pollo frito. Parecía un auténtico picadero. La gran industria del pollo frito es una mafia. No sé cómo se enteraron, pero reventaron aquella ventanita de pollo.
Mis actos favoritos son caminar por calles llenas de fábricas, recorrer la larga avenida a espaldas de la central camionera y visitar la sucursal de Pollo Santos que se encuentra frente a la Alameda. Nunca ordeno. Me estaciono en una mesa a leer un libro o a observar a los despachadores de pollo frito. No fui un preparatoriano común. Mis compañeros eran repartidores de Dominos Pizza o de Pizza Hut. Yo trabajé en Pollos Santos.
Durante mi turno vi cómo le partían el corazón a cientos de hombres. El mejor lugar para que te abandone una mujer es un expendio de pollo frito. Es menos doloroso que en el cine o en un restaurante. Puedes encontrar consuelo en el dorado que se forma alrededor de una pechuga recién frita.
Estrellas de box y luchadores visitaban Pollo Santos. Yo era un apestado. Olía a pollo frito. No importaba cuántas veces me bañara, no podía desprenderme de aquel aroma. Era un fanático de la lucha libre. Y me dejaban entrar a los vestidores por las raciones extras que le servía a uno de los réferis. Conocí a grandes luchadores sin máscara. Me sentía importante. Estaba orgulloso de vivir en esta ciudad.
Después nos invadió el Coronel Sanders y los expendios de pollo frito se multiplicaron. Recuerdo que temblé. Vi cómo Mix up le rompió la madre a todas las pequeñas discotecas. Pensé que sucedería lo mismo con Pollo Santos. Pero la receta secreta y el crujipollo se la han pelado.
Sé que esta ciudad es una ciudad por su basura en las calles, por sus perros callejeros y por los travestis en sus esquinas. Pero también sé que si Pollo Santos sucumbe, la franquicia de KFC no será suficiente para hacerme sentir un ciudadano. Para mi buena suerte, Pollo Santos sigue partiendo el queso. Es insólita la cantidad de pollo frito que se vende. Dudo que alguna ciudad de Estados Unidos pueda competir con el fanatismo que sentimos por el fried chicken. Tanto se consume que la atmósfera ha dejado de apestar a pollo frito. La ciudad huele a pollo descongelándose. Pollo que está destinado a la freidora. Flavor Flav sería feliz en esta ciudad. Aquí lo más importante para todos es el pollo frito.
Siempre que alguien a pie o en coche atraviesa la parte industrial de la ciudad se tapa la nariz porque el olor a pollo descongelándose es insoportable. Jiede a verija de gallina, dicen. Me es tan familiar que cuando viajo extraño ese maldito olor. Acudo con regularidad a Pollo Santos. También a KFC, a pesar de todas las leyendas que aseguran que el pollo está inyectado con vinagre. Y visito Church’s Chicken, nunca sé en qué local me voy a encontrar a el amor de mi vida. Es posible que la mujer de mis sueños esté junto a una cubeta mordiendo una pierna de pollo frito empanizado.
“El mejor lugar para que te abandone una mujer es un expendio de pollo frito”, así podría comenzar una novela genial, un monólogo eterno de un fanático del pollo empanizado, contando sus peripecias entre plumas, aceite y harina… Es que me reí mucho con tu texto y me quedé con ganas de seguir leyendo!
Spandeutsch (Anne):
“Der beste Ort, um von einer Frau verlassen zu werden, ist ein Hühnchenimbiss.” So koennte ein genialer Roman beginnen, ein endloser Monolog eines Fans von paniertem Huehnchen, der das Auf und Ab seines Lebens zwischen Federn, Bratfett und Mehl erzaehlt…Ich musste viel lachen bei deinem Text und habe Lust weiter zu lesen!
Muy bueno… la única vez que he comido en pollo santos fue aquella vez en la prepa que fuimos al rio y llegamos antes ahi pero como no traiamos dinero solo completamos cuellos… estaban horribles, aunque son hambre nos parecieron buenos. Tal vez por eso no volví.
Spandeutsch (Anne):
“Sehr gut…das einzige Mal, dass ich ein Hühnchen bei Pollo Santos gegessen habe, war dieses eine Mal in der Oberstufe, als wir zum Fluss gingen und vorher da vorbei sind, aber da wir kein Geld hatten, hat es nur für Hälse gereicht…die waren schrecklich, doch bei unserem Hunger erschienen sie uns lecker. Vielleicht bin ich deshalb nie wieder hin gegangen.”
mejor que tu damisela esté mordiendo una pierna de pollo frito a que tenga piernas de pollo…
me encantó este texto.
a propósito, ¿qué es chagalagas? (chilanga banda fue un gran diccionario musical de mexicanismos pero que recuerde no se incluyó este…)
saludos!
Spandeutsch (Anne):
“besser wenn deine Dame in einen frittierten Hähnchenschenkel beisst, als dass sie Hähnchenschenkel hat. Ich fand den Text super. Und übrigens, was ist “chagalaga”? (chilanga banda war ein großartiges Wörterbuch mexikanischer Ausdrücke in der Musik aber ich erinnere mich nicht daran, dass dieses Wort darunter war…)
Grüße!”
Chagalaga significa viejo.
Spandeutsch (Anne):
Chagalaga bedeutet alt.
Ah, que Carlos, me gustó mucho éste cuento, como ya es común en tus textos me hizó reir.