La RDA no ha desaparecido del todo en mí

Nací en Stralsund, en la costa del Mar del Norte, en 1971 y crecí los siguientes años en la isla de Rügen, en Brandeburgo y desde 1982, en Berlín, donde todavía vivo desde entonces. Tras mis estudios en Filología Alemana y Clásica, trabajé durante algunos años como escritora y redactora televisiva, decidiendo tras 2001 abandonar el colorido circo de tomar declaraciones y ceder a mi verdadera pasión, la escritura. En 2003 se publicó mi primer libro, un conjunto de relatos, en la editorial S. Fischer de Frankfurt: “Mi libre juventud alemana”; le siguió también en la misma editorial mi segundo libro, también un amplio conjunto de historias altamente autobiográficas y ensayos con motivo del 20º aniversario de la caída del Muro, “Construcción Este: en el camino entre Zinnowitz y Zwickau”. Ambos libros hablaban de la democracia, la dictadura, la libertad, los valores: al menos, así lo vio la prensa. Yo más bien diría que eran historias cortas sobre lo que era crecer en una dictadura y la vida de después, y también de lo que queda de todo aquello y cómo se esquiva después. Porque no vivimos en una película de Hollywood: lo que la RDA le ha hecho a las personas sigue estando ahí, como antes. En mi primer libro escribí “la RDA no ha desaparecido del todo en mí sólo porque el país ya no exista”.

Sin embargo, no me considero una autora política, sino alguien situado en la primera fila de los contadores de historias. Cuando hablo de los oscuros tiempos de la dictadura, no puedo simplemente dejar de lado el trasfondo político de los acontecimientos. No sería justo. Especialmente porque muchas de mis historias proceden del ámbito de los derechos civiles, como se les llama hoy en día, en los que me crié, en los que nunca tuve la oportunidad de desarrollar una visión romántica de la relación con el socialismo real en el que vivía. Por eso mismo hoy en día soy una vehemente defensora de la democracia: sé bien lo que es no poder disfrutarla.

Exactamente esta experiencia es lo que me relaciona con Sudamérica. La dictadura, el eco del régimen en el país, la relación con la culpabilidad y la responsabilidad, el borrón y cuenta nueva que supone la vida en libertad. Y en especial tengo una relación profunda con Chile, porque allí viven muchos amigos íntimos míos.

hasta ahora 1 comentario sobre 'La RDA no ha desaparecido del todo en mí'

  1. Ich würde mich freuen, erfahren zu dürfen, welche bewußtseinserweisernden Drogen man offensichtlich meiden sollte.