Ser escritor residente

Durante la feria del libro en Francfort, autores alemanes y argentinos invitados por Los Superdemokraticos escribirán artículos para el intercambio cultural y literario argentino-alemán. Ron Winkler, lírico y editor, acabó de estar cuatro semanas en Córdoba participando en el proyecto Rayuela de escritores residentes del instituto Goethe y escribió al respecto: 27 ensayos del Blog.

Ser escritor residente. Muchos días enteros y sus noches siendo, a la final, el único en su especie en un lugar, que es así mismo único en su especie.

Lujo de un viaje fuera de lo acostumbrado. La belleza de un experimentar diferente. La posibilidad de probar la movilidad, así como así. Maravilloso. Eso hago. Gracias.

Pagan por hacer algo, que en el mejor de los casos uno haría de todos modos. Extractar, espiar, falsificar. Formas fundamentales del narrar. Darle una forma tal al caos de sucesos, absurdo por naturaleza, que se pueda entender, que se pueda exponer. Ese es el trabajo de la minoría que son los escritores: Acceder a aquella minoría de sucesos, que en medio del “todo” parece ser suficientemente valiosa como para ser expuesta.

Me gusta el concepto de parásitos urbanos. Con esto en mente, se vive el ser escritor en residencia, como un cargo en la oficina del placer. No hay que llevar una crónica, no hay que ser amable con el lugar, ni se hace necesario odiarlo. Uno solo hace malabares con lo accidental, generaliza improvisando, es comparatista de fenómenos y singer-thinker (Tony Hoagland) y realsurrealista. Esta permitido, ya que uno esta invitado a la extemporación de su Yo usual, extemporar su Yo usual. En un Blog. Un medio que permite mostrar juntos al ingenuo ser básico y al estilizado ser poético, quien es usualmente el que uno ejercita.

Entre la reverencia y la desilusión ante esta nueva patria a ensayar, se coordina el amor (compenetración con lo ajeno) con la psique (matriz de asociaciones) – por lo general animado, pues no se es ni fetichista, ni proteccionista de la cotidianidad en la que uno normalmente vive.

Y se encuentra en un aparente centelleo más permanente que el usual. Tras la búsqueda de nudos de individualidad y distinción entre ese gran Todo puesto a disposición. Epicéntrico que uno quiere ser.

Traducción:

Natalia Guzmán Díaz

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