Algo está a mi lado y parpadea, como si respirara. A veces lo tomo en mi regazo, entonces me hace mucho calor. No estoy hablando de un bigrador con luz de bicicleta o de un gato con los ojos centelleantes, no, hablo de un aparto. Tengo una relación con mi computadora? Cuál es? Se ha convertido en una caja con forma de corazón, que controla mis sentimientos?
Muchos textos de los Superdemokraticos se preguntan por las posibilidades de la intimidad en los tiempos de la Web. Algunos hablan de sexo por Internet (Agustín Calcagno), otros de voyeurism en las redes sociales (Liliana Lara). Exactamente las observaciones que hace el ensayista, físico (músico de Jazz) Eduard Kaeser en su libro “El cuerpo en el tiempo de sus necesidades” -el libro no ha sido traducido al español- en el que llama a la “independencia física”: Porqué vivimos cada vez más “tecnotopos”, rodeados y dependientes de máquinas que hacen nuestro trabajo y estructuran nuestra vida y sobre todo nuestro amor, el mundo material nos pierde. Lo percibimos inmaterialmente por nuestros sentidos, filtrado y posibilitado por los aparatos. Habríamos mutado hasta convertirnos en “seres-interfaz”.
No creo que eso sea terrible, es simplemente parte de la realidad con la que tengo que aprender a convivir, así como con mis ideas de sexualidad, matrimonio, familia, amor, género. Mismas que están determinadas (son aprendidas) por la realidad o la ficción (películas, novelas). Sobre eso también nos hablan Fernando Barrientos, Luis Felipe Campos, Javier Badani, Lizabel Mónica o René Haman en sus ensayos. Esas realidades que van delante de nuestras narices como si fuéramos burros inocentes detrás de una zanahoria. Pero debemos permanecer. Sentirnos. La salvación. El Futuro, lo que tenga que venir no proviene de otros (la zanahoria) sino de nosotros mismos. En la la fuerza, los sentimientos, las palabras que nos rodean. Que llegan a nosotros online y ofline.
Tengo talento para romper mis aparatos (así como para golpearme en todas partes y hacerme moretones). Inundé mi última laptop con te, mi celular resbala de mis manos con frecuencia, esta decorado por grietitas. Tiene cicatrices como si fuera un cuerpo. Por eso insisto en la afirmación: llorar frente a mi ordenador es algo íntimo. Cantar detrás de una pared de cristal, lo que uno ha entendido de la vida, es algo intimo. Mandar videos por youtube también es algo íntimo. Así nos mostramos en nuestro “disfraz transparente” (Tilsa Otta), somos vulnerables y permanecemos humanos, más allá de cualquier digitalización.
Y cuando volvamos a vernos, nos abrazaremos. Las personas son mucho mejor que los aparatos.
Hola Nikola!
Totalmente de acuerdo contigo en que permaneceremos humanos más allá de cualquier digitalición! En mi artículo sobre el voyeurismo en las redes sociales digo que conozco más a mis amigos digitales que a mis vecinos, pero debo añadir que ha sido siempre un placer extremo conocer y abrazar a esos amigos digitales, hacer carne y cuerpo la relación digital. Y ya que de intimidades se trata, te cuento que a mi esposo lo conocí en un foro internético y que pasamos por todas las etapas de la intimidad digital hasta que finalmente nos encontramos físicamente. Aunque nuestro ciber-romance fue una experiencia espectacular, prefiero despertarme a su lado cada día. Sí, no hay dudas: “las personas son mucho mejor que los aparatos”!
Un abrazo!!!
Querida Liliana, gracias por tu commentario! Para mi tambien es raro como cuerpos son affectidos para los impressiones web. Quiero vivir la experiencia de mi infancia: vivir, trabajar, sentir sin web. No sé si puedo. Esto me hace dano…
Nikola,me gusta como pensas.
Besos.
es significativo que pusieras el video de no surprises porque cuando leí “llorar frente a mi ordenador” imaginé a alguien golpeando una pantalla para encontrar al otro lado algo tangible que puedas estrechar con tus manos como un montón de chips riéndo chispas y cosas así. es q la web convierte a este antiguo espacio de trabajo y soledad en un lugar donde estamos fantasmas medio ausentes o totalmente conectados pero sin embargo no.
hay que salir en bicicleta hasta la casa de un amigo y derramarle té encima!
un beso nikola