Los rizos en el vello púbico de David

São Paulo © Matthias Holtmann

Cuando el gremio de los tejedores de lana le encargó a Migél Ángel esculpir el David en un bloque enorme de mármol de Carrara, frente al que décadas antes tanto Agostino de Duccio como Antonio Rosselino fracasaron con el cincel, ¿quizá tuvo que olvidar que en realidad en la piedra estaba metida una mujer?.

Mi profesora de arte sostenía que Michelangelo en el tiempo que duró su vida, nunca vio una mujer desnuda. Pueden verse los senos en los cuerpos atléticos que adornan la tumba de los Medici: Lorenzo y Guiliano. No me parece imposible. Buenos 460 años más tarde y hasta completar los quince años yo nunca vi a un hombre circuncidado y no podía hacerme ninguna idea de un pene circuncidado, más que la de la naturaleza como tal y lo que debía ser, aunque era raro. Por lo menos en los balnearios para nudistas de la provincia, en la Alemania del oeste y en mitad de lo años ochenta, los chicos circuncidados eran poco frecuentes. Si hubiera tenido que esculpir la imagen de un pene circuncidado a partir de las historias de la comunidad judía o usar mi imaginación, probablemente no se hubiera visto más natural que los senos de Michelangelo Buonarroti, esos que en el renacimiento y en su forma natural, con toda seguridad, todavía no eran cortados y remontados en el sujeto con vida. Lo que hoy en San Pablo es común y corriente.

Lo más notorio en el David es que Michelangelo evidentemente tenía una predilección por los rizos en el vello púbico. ¿Es posible que los contratistas tejedores de lana hayan sido los culpables?

Frente al hecho de que casi todos y todas se alaban por estar rasurados, los rizos en el vello púbico esculpidos en el mármol me parecen casi revolucionarios.

Lo natural a lo artificial. El biologísmo unilateral se ve impedido por la manía del humano de crearse a sí mismo. Así pues el impulso natural es ser ese que, bajo las condiciones dadas, quiere inventarse a si mismo y no le da más importancia a lo dado que la que tiene lo añadido.

Y David, David a demostrado que uno también puede vencer a Goliat, si no se lucha con sus armas. Es así como un David que mide cinco metros altura y es de mármol sigue siendo él, igual en qué plaza del mundo este, es un símbolo para la libertad de los ciudadanos, da igual si hombre o mujer.

hasta ahora 1 comentario sobre 'Los rizos en el vello púbico de David'

  1. Luis Felipe Fabre dice:

    No sé si Michechelangelo alguna vez vio o no a una mujer desnuda, pero me gusta imaginar que fantaseaba con hombres escondidos en los cuerpos de las mujeres que esculpía… Me gusta tu texto, me parece que tu mirada es elegantemente morbosa (en el mejor sentido): una manera casi fetichista de observar el arte. El tipo de mirada por la que me gustan tanto las películas de Buñuel o Hitchcock.