Ser o no ser. Ser mujer o ser hombre. Ser ambos. No ser ninguno. Ja! Sin duda esta es una pregunta que tiene diferentes relevancias dependiendo de las épocas y lugares en la que es formulada. No es lo mismo preguntarse que significa ser una mujer en la edad media que hoy en día. Como a su vez tampoco significa lo mismo preguntárselo hoy en Afganistan que en Holanda. El contexto determina la relevancia y el impacto de la pregunta.
Si hay algo que me llena de orgullo, es en haberme construido o constituido en un ser que duda. Esta construcción, emana según mis convicciones, del tiempo y el lugar en el que vivo, es decir: Uruguay 2010. La posibilidad de dudar de todo aquello que se me otorgó en determinado momento como seguro e inamovible, es algo que me llena de esperanza y curiosidad. La posibilidad, al menos virtual, de que no todo es como parece y que a veces basta una buena pregunta, para que los cimientos institucionales de cualquier mito se desmoronen bajo mis pies, me emociona.
No hay duda de que soy un hombre, al menos fisiológicamente. Pero dudo todo el tiempo de ser culturalmente un hombre. Y quiero aclarar que esto no está vínculado a mis preferencias sexuales, ya que estas son inabarcables en los conceptos tradicionales de “hombre” y “mujer”, sino que me refiero a la construcción cultural del arquetipo, en este caso, hombre. Pero sucede que la otra posibilidad tampoco me seduce lo suficiente. Si bien ser una mujer tiene varios aspectos que me gustaría probar, nada es tan seductor como para hacer el cambio definitivo.
Ahora ya todos lo sabemos, la pregunta es más compleja ¿Hay sólo dos posibilidades del ser? ¿Se es mujer o se es hombre? ¿O simplemente se es? La pregunta está destinada a tener infinidad de respuestas, pero aquí importa, al menos intentar por mi parte, dar una respuesta personal. Esta respuesta no intenta ser universal ni aplicable al resto de las personas, sino un manifiesto del ser personal, que adhiera un color a las muchas respuestas.
Entonces ¿Qué soy?
Soy un hombre que elige enemigos más grandes que uno y una mujer que se tira de los pelos ante la impotencia. Soy ese hombre que asume riesgos que está seguro que puede ganar y esa mujer que busca un lugar en dónde no la invitaron. Soy un hombre que nunca le gustó estudiar lo que no le interesaba y leía lo necesario como para pasar de clase y estudiaba el día anterior de los exámenes y los salvaba. Soy es a mujer que una vez que encontraba aquello que la apasionaba era capaz de amar como nadie había amado y darlo todo y entregarse sin medir sin especular sin esperar nada. Soy ese hombre que sabe como herir a sus seres queridos y que se mete en peleas que tiene grandes chances de ganar que trata de no salir herido en peleas ajenas y que se involucra sólo lo necesario. Soy esa mujer que lucha por lo que cree y expresa sus convicciones no cede ante la incorrecta posición de las mayorías. Soy esa mujer que duerme más de lo necesario y ese hombre que envidia la belleza ajena. Soy esa mujer que piensa siempre en dar una buena impresión y ese hombre que no da puntada sin hilo. Soy un interesado y una tira bombas. Soy maleducado y soberbia. Soy un@. Intraducible. Inentendible fuera de mi mism@.
No imagino ese día en que todos seamos tan mujeres y hombres como queramos y que las culturas se vivan por sus principios y por sus opuestos y que todo sea una construcción arbitraria y personal, justa y colectiva, azarosa y singular. Y nos gustaremos o rechazaremos independientemente de nuestros sexos porque estos se habrán difuminado entre nuestros vicios y virtudes. Y nos odiaremos y amaremos entre límites razonables y soportables que permitan que el mundo gire sin comprometer la existencia del más ínfimo de los mosquitos albinos. Y habrá tanta discriminación que la viviré en paz porque no será para segregar sino para saber que soy un individuo único que aporto a los colores del mundo sin necesidad de atentar contra los insoportables colores de los demás. Y será tan impensable este mundo y tan lejanos y tan improbable que la mera posibilidad de pensarlo nos hará llorar de alegría como quien contempla cara a cara la esencia del universo. No imagino ese momento, no imagino ese mundo, pero no quiero ser piedra en el camino de su construcción.
Esperaré entonces, contemplando la cara de mis vecinos, esperando que asome el gesto extraordinario, la mueca, consecuencia inevitable de la contemplación del futuro. Y cuando esto suceda, me sumaré a la gesta, copiaré los movimientos, miraré por los ojos de los afortunados y ayudaré, como hombre y como mujer, ayudaré.
Hola Gabriel:
Efectivamente, “Ahora ya todos lo sabemos, la pregunta es más compleja ¿Hay sólo dos posibilidades del ser? ¿Se es mujer o se es hombre? ¿O simplemente se es?”. No creo que sea posible el “simplemente se es”, pero sí creo que uno termina “siendo” en parte lo se propone y en parte lo que no se ha propuesto, y cuyas decisiones, más orgánicas, más inconscientes, corren por caminos que uno no puede vislumbrar con claridad. Al final, uno termina siendo algo que no está completamente bajo su control, en esto estoy de acuerdo con el “se es”, aunque sigo sin estarlo con el “simplemente”.
Pero hay algo que considero un hallazgo en tu artículo: esa aseveración acerca de la complejidad de la pregunta, y esa segunda pregunta que hace explícito que no se trata ya de dos únicas posturas en lo que al género se refiere. Que conste, preferencia sexual no es lo mismo que autodefinición de género. Son dos caras de una moneda, pero son bien distintas. Hoy en día, con una diversidad de género que abarca travestis heterosexuales de ambos sexos, travestis homosexuales y trasgéneros, no puede hablarse de dos únicas alternativas. Lo que siglos atrás se trató de reprimir y codificar a través de operaciones normalizadoras cuando algún recién nacido híbrido salía a la luz del sol, se hace hoy a la inversa: se entra en las salas de operaciones para des(normalizare) un cuerpo cultural.
Los nuevos cuerpos también son culturales, pero he aquí que la diversidad aumenta. Ahora se puede ser mitad hombre mitad mujer, o tener algo de mujer y algo de hombre en términos biológicos. También se puede transitar de un lado a otro sin demasiadas alteraciones corporales y psíquicas.
En cuanto a las identidades culturales de lo femenino y lo masculino el asunto es aún más complejo. Per tu arroba en “Soy un@” dice más que mil palabras. Saludos
Spandeutsch (Anne):
Hallo Gabriel,
es stimmt: “Wir wissen längst schon alle, dass die Frage komplexer ist. Gibt es nur zwei Möglichkeiten zu existieren? Ist man entweder Frau oder Mann? Oder ist man einfach nur?” Ich glaube allerdings nicht an dieses “einfach nur”, aber doch daran, dass man letztendlich halb das “ist”, was man sich vornimmt und halb das, was man sich nicht vorgenommen hat, und dass die – stärker organischen, stärker unbewussten – Entscheidung darüber über Wege zustande kommt, die wir kaum klar ins Auge fassen können. Am Ende ist man etwas, was man nicht ganz unter Kontrolle hat, insofern bin ich mit diesem “ist man” einverstanden, doch ohne dieses “einfach nur”.
Aber es gibt etwas, dass in deinem Artikel für mich eine Entdeckung ist: Diese Betonung der Komplexität der Frage und diese zweite Frage, die klar macht, dass es bezogen auf das Geschlecht nicht einfach mehr nur zwei Positionen gibt. Natürlich ist sexuelle Neigung nicht dasselbe wie geschlechtliche Identität. Das sind zwei Seiten einer Medaille, aber zwei sehr verschiedene Seiten. Angesichts einer Diversität der Geschlechter, die heterosexuelle, homosexuelle und transgender Transvestis beider Geschlechter miteinschließt, kann man heutzutage nicht mehr von nur zwei Alternativen sprechen. Was vor Jahrhunderten versucht wurde zu unterdrücken und zu klassifizieren mittels normalisierenden Operationen, wenn ein Neugeborenes als Zwitter zur Welt kam, geschieht heute anders herum: Man betritt in den OP-Saal, um einen kulturellen Körper zu denormalisieren.
Die neuen Körper sind auch kulturelle Körper, aber mit dem Unterschied, dass die Vielfalt zunimmt. Heute kann man halb Mann, halb Frau sein, oder biologisch gesprochen etwas von einem Mann und etwas von einer Frau haben. Man kann auch von einer Seite zur anderen wechseln ohne übermäßig viele körperliche und psychischen Veränderungen.
Die Frage der kulturellen Identitäten des Weiblichen und des Männlichen ist noch viel komplexer. Aber dein @ in “Soy un@” (Ich bin eine/r) sagt mehr als 1000 Worte. Grüße.
He escrito sobre tu artículo en mi blog. Saludos.
http://paladeoindeleite.blogspot.com/2010/07/ser-hombre-o-mujer-la-intimidad.html
Spandeutsch (Anne):
Ich habe über deinen Artikel in meinem Blog geschrieben. Grüße.
http://paladeoindeleite.blogspot.com/2010/07/ser-hombre-o-mujer-la-intimidad.html