Nara «Pionera Vanguardia Nacional», cacofónica y eufónica, se ama y se arma «hasta los dientes», se repite: «Tengo una erupción/ tengo una nación/ tengo una revolución si salgo por esa puerta».
Jamila Medina. Yo, espléndida puerta: visiones de una poesía con intersticios
Revista Desliz 3, Cuba, 2009
Mi cuerpo no es mi cuerpo, es una entidad sobreinterpretada, a la que sobran demasiados adjetivos y a la vez, faltan uñas. Hoy, aquí en Occidente, aquí en Latinoamérica, aquí en el Caribe, aquí en esta isla y en La Habana, un cuerpo no es nunca un cuerpo, sino un conjunto de palabras que evocan cualidades pero que excluyen la voz posible del cuerpo; con suerte, a veces el trópico regala ante una sorpresa visual algunos espontáneos y elocuentes monosílabos que se asemejan más a lo que una pudiera imaginarse como discurso de cuerpo.
Un cuerpo es esbelto, exquisito, ligero, brutal, manoseado, impoluto e imponente, con demasiada frecuencia. Un cuerpo no-cuerpo, es esta habla sin pelos, dientes ni fluidos. Mientras la ciudad se narra cada vez más en términos vitales, los de un ser orgánico, con vida propia, el cuerpo queda a ciegas consigo mismo. La glocalidad se palabrea como un corpus: allí se intercambian “flujos” de información, se “circula” por las calles, mientras el capital agrícola mexicano de Sinaloa, por ejemplo, “está en manos del narcotráfico”. La ciudad se humaniza, pero el cuerpo no está ahí tampoco. ¿A fin de cuentas, qué es lo humano? ¿No habría que llenar esa misma noción de materia corporal, léase de vahídos, estertores y deshechos?
Entonces, intentemos decirlo de una vez: la palabra civil necesita de la palabra de un individuo que no huya de su cuerpo, sino que sepa dialogar a solas con su muerte. Vivir a través de un cuerpo, es también cargar con la certeza de una muerte inminente. Y sí, las células madres son una esperanza, ¿pero quién quiere en realidad la inmortalidad?, y tanto mejor: ¿quién puede vivir con ella?
felizmente te es dado elegir el conjunto de palabras que evoca tu cuerpo, “tú eliges el lugar de la herida…” parafraseando a pizarnik; mientras tanto imagino una ciudad hablando por altavoz a nadie en especial y recuerdo el escalofriante cuento de arthur c. clarke “If i forget thee o earth”. Y sí se siente como un viernes por la noche.
Un abrazo
Spandeutsch (Anne):
Glücklicherweise ist es dir überlassen, die Wörter zu wählen, die dein Körper evoziert, “du wählst den Ort deiner Wunde…” um Pizarnik zu paraphrasieren. Währenddessen stelle ich mir eine Stadt vor, die über ein Lausprecher zu niemanden speziell spricht und erinnere mich an die Gänsehaut-Geschichte von Arthur C. Clarke “If I forget thee o earth”. Und ja, es fühlt sich wie ein Freitagabend an.
Sei umarmt.
me corrijo, el cuento que vino a mi mente era “llamada nocturna” de bradbury, pero vale la pena leer los dos.
Spandeutsch (Anne):
Ich korrigiere mich. Die Erzählung die mir in den Sinn kam, war “llamada nocturna” (Nächtlicher Anruf) de Bradbury, aber beide lohnen sich zu lesen.