Tira y afloja familiar

Cada domingo, desde los cinco años, iba a ver a mi abuela paterna. Mi abuela estaba postrada en una silla de ruedas. Varias enfermedades le habían consumido la juventud. Este estado de invalidez parecía haberla dotado de una paz que se expresaba en un lúcido sentido histórico. Una mujer prematuramente envejecida como depositaria de la memoria colectiva. Todos los domingos, entonces, luego del almuerzo, me relataba un capítulo puntual de la historia boliviana. Intentaba así contrarrestar la influencia que recibía en la casa de ni abuela materna, donde vivía de lunes a sábado. Allí eran fervientes emenerristas. Mi abuela paterna me contaba sobre los Barrientos y la historia nacional. Su relato parecía una película de espionaje donde me costaba entender quiénes eran los malos y quiénes los buenos. Las historias estaban llenas de microhistorias. Me contaba sobre las imposturas de la Revolución del 52, sobre la vida de su padre en las minas, sobre la vida secreta decadente de Víctor Paz Estenssoro, el “Mono”, sobre el exilio interior de mi abuelo falangista, sobre mi tío muerto en un accidente aéreo justo frente a la casa, sobre el otro tío (más famoso) que había derrocado a Paz Estenssoro, etc.

Volvía a la casa materna, suspicaz y confundido, y allí contrarrestaban el relato con otras pruebas: los logros evidentes de la Revolución del 52 (nacionalización de las minas y la Reforma Agraria, por ejemplo), el desempeño manipulador de Barrientos cuando fue presidente, la larga duración en la política nacional del MNR como prueba de su éxito.

Ambos relatos contrapuestos iban componiendo mi identidad. Con el tiempo yo mismo rearmé el relato con la asistencia de libros y profesores. Me quedo con la noción de que la Historia resulta un proceso y no una sucesión de hitos y quiebres bruscos. La revolución del 52 puede ser ahora criticada y vista como insuficiente, un periodo lleno de contradicciones, pero a la vez sin ese proceso no habría sido posible nada de lo que estamos viviendo, mucho menos la misma Revolución que se fue gestando desde las rebeliones indígenas y que se sucedieron desde las postrimerías del siglo XIX hasta la cuarta década del siglo XX, y que se estaban preparando desde los levantamientos de lo Tupacs a finales del siglo XVIII. No hay año cero ni fin de la Historia. También aprendí que la historia no está rigurosamente descrita sólo en los libros de historia o de texto, sino en canciones o en la voz de los seres queridos.

2 comentarios sobre 'Tira y afloja familiar'

  1. Querido Fernando:

    con tu texto tocas demasiadas fibras sensibles. hasta lo leído hoy en el blog no me había encontrado con el concepto de microHistoria. Es imposible calcular cuántos muertos ha producido la mircoHistoria, algo puedo asegurar: la microHistoria es la culpable de todo nuestro devenir histórico. Tienes razón, la carne vieja, con todo respeto, la carne muerta, es el único depositario de una memoria colectiva, pero me atrevo a modificar tu frase, la carne muerta es el noticiero que posee la memoria del dolor, que se pudre y se hace rancio y oh, pecado, olvidamos. Es entonces cuando repetimos la Historia y hartamos. Damos asco. Pena. Que alguien arrebate la Historia de nuestras manos. Un abrazo, bróder.

    Spandeutsch (Anne):

    Lieber Fernando,
    mit deinem Text berührst du sehr viele sensible Punkte. Bis ich es heute in dem Blog las, war ich noch nie dem Konzept der Mikrogeschichte begegnet gewesen. Es ist unmöglich einzuschätzen, wieviele Tote die Mikrogeschichten produziert haben, aber etwas weiß ich mit Sicherheit: Die Mikrogeschichte ist Schuld an unserem ganzen geschichtlichen Werdegang. Du hast recht, das alte Fleisch, bei allem Respekt, das tote Fleisch, ist der einzige Speicher des kollektiven Gedächtnis. Aber ich wage es, deinen Satz abzuändern: Das alte Fleisch ist der Nachrichtendienst, den das Gedächtnis über den Schmerz verfügt, der faulig wird und ranzig und oh, welch Sünde, wir vergessen. So ist es, wenn wir die Geschichte wiederholen und es leid werden. Wir provozieren Ekel. Pein. Auf dass jemand die Geschichte aus unseren Händen reißt. Fühl dich gedrückt, brother.”

  2. Hola Fernando, celebro el encuentro de historias -sin mayúsculas- donde abuela es nuestro hilo conductor (también sucede así en mi último post sobre la Historia).

    Las voces populares en las canciones drena bastante de lo que el poder intenta formalizar.

    Saludos

    Spandeutsch (Anne):
    “Hallo Fernando, ich feiere die Begegnung von Geschichten – ohne Großbuchstaben -, in denen die Großmutter unser roter Faden ist (das ist auch in meinem letzten post zum Thema Geschichte der Fall).

    Die Stimmen der einfachen Leute in den Liedern dränieren ziemlich viel von dem, was die Macht versucht zu formalisieren.

    Grüße.”