Historia es el sinónimo de respeto a los méritos de los otros, así como un apelo a sus deméritos, pero por favor no hay que unirla a la de los que no participaron, por favor no la sigamos uniendo.
La historia es un objeto de especulación, uno llega a ella solo a través de la ocupación.
La historia es al mismo tiempo nieve de ayer como Terremoto en Chile. Pétrea e Inclusiva. Ruina y estatua ecuestre.
La historia es una palabra trueno para el entendimiento rayo. Listas. Números. Tablas. Historia, eso significa un permanente navegarse y llamar todo de acuerdo a lugares y personas que ya existen. En realidad una disciplina poco creativa.
La historia es el Horario Cultural (compendio de acontecimientos historicos determinantes para la cultura occidental publicado en 1946) de Stein, entre tanto hay tanta historia como tiempos paralelos en los buscadores online de horarios culturales.
La historia se hace normalmente notoria como el eisberg del Titanic. Por lo menos es lindo poder percibir las razones de la zozobra unos cuantos minutos antes.
La historia en realidad siempre ha tenido lugar sin mi, por qué tendría que interesarme por algo que sin duda me mata, pero que al mismo tiempo no tendrá ni la más mínima ralladura de mi.
La historia lamentablemente no es compatible con el futuro y del futuro exacto no me fío nada desde que Christa Wolf apuesta por un percepción del tiempo errática, en el comúnmente alegre género humano. Quizá por eso me gusten las ciudades, que cambian rápidamente. En ellas todo es bonito antes de que pueda ser historia, historia. Tan de prisa como un cuento y tan destructiva como siete octavos de todo eso. Lo que los libros de historia nunca incluirán, por ejemplo, la muerte de un ladrón el 1 de Julio de 2010 en la ciudad jardín Jardims de Sampas. Armado con una pistola de juguete, herido por un conductor de coche atemorizado, en la calle en la que se filmaba una escena de la telenovela Uma Rosa com Amor. Desangrado bajo la sospecha de la ficción. Ironía de la historia, historia de la ironía: Muchos saludos desde São Paulo o uno muere dos veces.
dear sabine:
me seduce tu idea del horario cultural porque me remite a lo que para mí es la Historia: un oratorio cultural. Aceptemos un hecho innegable, a pesar de que algunos seamos partidarios de la Historia y otros no, perseguimos el mismo fin: sacar el mejor partido de ella. En ese sentido, podemos afirmar una cosa: todos, incluidos, sus detractores, estamos construyendo la Historia, nuestra Historia, tú Historia, todos contribuimos a ese absolutismo aberrante y abyecto que será conocido como La Historia, esa que nos venderán en bolsas de papas fritas y que nos atragantaremos como los glotones del siglo. La Historia es comida chatarra. Una gran saludo. Gracias por tu texto.
Hola Sabine!
Dices que la historia es una disciplina poco creativa. Por un lado estoy totalmente de acuerdo: tal vez por eso la frase hecha que reza que la historia se repite o es una serpiente que se muerde la cosa. Por otro lado, no estoy tan de acuerdo pues la historia en cada una de sus versiones representa una apuesta a la creatividad y a la ficción. Creo que la historia es una mezcla imposible de creación y repetición, màs que círculos exactos hace òvalos disparejos y superpuestos. Pero a quièn le importa! Sea como fuere, la historia a mì no m incluye de ninguna manera.
El relato del ladròn ficticio con su pistola de juguete es paradigmático!
Un beso desde este tròpico!
(en estos momentos me encuentro en Venezuela)
Ups! quise decir: “cola” en la tercera lìnea!