No voy a la Feria de Frankfurt 

Bloggers invitados de Alemania y Argentina reportan para Los Superdemokraticos sobre la Feria del Libro de Francfort. La lírica, traductora, curadora y bloggera Cecilia Pavón vive en Buenos Aires, pero actualmente reside en Suiza con una beca como traductora. En caso de que usted se encuentre hoy en Viena, podrá escuchar a las 7 de la tarde su ponencia Poesie ist kein Projekt zuhören.

Pongo mundo de la cultura entre comillas porque no sé si mi trayectoria tiene exactamente que ver con el mundo de la „cultura“. La Feria de Frankfurt es claramente el mundo de la cultura. Yo tuve un “espacio de arte” que antes que nada era una regalería. Mostrábamos cuadros pero vendíamos regalos que eran chucherías importadas de China (muy baratos) y publicábamos libros de poesía en fotocopia hechos a mucha velocidad. Escritos durante la mañana y publicados a la tarde, algunos. 

Tampoco sé si esa poesía que publicábamos tenía que ver con el mundo de la cultura. Era algo muy pulsional, no sé hasta qué punto lo pulsional tiene que ver con el mundo de la cultura. (Tengo una cuenta de twitter que se llama “poscultura”.) En Viena, donde me invitaron a la Akademie der Bildenden Künste para dar una charla sobre mi trabajo como escritora y otras cosas que he hecho relacionadas con el “mundo de la cultura”, hablaré también de Tu Rito, un nuevo lugar en el que participo en Buenos Aires. Queda en una galería avenida abajo en la Avenida Santa Fe y el alquiler es muy barato. Lo pagamos entre varias personas con el dinero que nos sobra cada mes.
 
Allí hacemos lecturas de poesía en las que los poetas a veces no son realmente poetas o en las  que los poemas se transforman en cuadros, y hay que leerlos colgados sobre la pared o en las que al final de la lectura incendiamos los poemas en una fogata que hacemos en el patio para que se cumplan los deseos que están expresados en los poemas. A veces me pregunto cuál es la distancia real entre la Feria de Frankfurt (y lo que representa, el mercado editorial contemporáneo) y muchas de las cosas que he hecho en mi vida. En realidad la pregunta es más bien un deseo:me gustaría hacer una literatura que estuviera lejos de la feria de Frankfurt y del mercado editorial y su burocracia. El otro día en un taller conocí al editor de Suhrkamp para América Latina y le pregunté, ¿se imagina qué hubiera pasado si Kafka hubiera tenido un lector que le criticara sus libros cada vez que empezaba a escribir uno?

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