Me llamo Alan Mills y soy originario de Guatemala, país de complejas configuraciones sociales, pero también territorio de inmensa riqueza cultural, mezcla (no sin conflicto) de lo ancestral y lo contemporáneo.
Desde mi tierna infancia he sido un fabulador y durante la última década he transformado esta mitomanía en una obra literaria, para divertir a los jovenzuelos del pasado, del presente y del futuro. También me considero un nómada: los últimos cinco años los he vivido entre Guatemala, Francia, España, Brasil y Argentina, por intervalos de seis meses a un año. Esto último, sin embargo, es difícil de verificar debido a mi costumbre de jamás tomar fotografías.
Hablo cuatro idiomas y me fascina visitar los senderos de culturas distintas a la mía. Me considero un nacionalista del lugar donde estoy.Mi micronovela Síncopes ha sido recientemente publicada en Francia por la editorial Rouge Inside. Antes se publicó en editoriales independientes de México, Perú y Bolivia. Está traducida también al portugués y al inglés. Para difundir mi trabajo me he valido de estrategias basadas en la web 2.0 y también reacondicioné ciertas nociones del marketing viral. Creo que la literatura es un virus capaz de infectar al cuerpo social, haciéndolo delirar y consiguiendo así que éste sea capaz de renovar sus propios campos culturales.
Me veo al espejo y me respondo a mí mismo. Sí. Me llamo Alan Mills y soy un guatemalteco descendiente de españoles y jamaiquinos. Tu cara es muy latinoamericana, me dice el espejo. Recuerdo aquella tarde invernal en París: viajaba en el metro sintiéndome un avatar de Julio Cortázar adentro de un cuerpo más tropical. En la estación Saint-Michel subieron a mi vagón unos músicos que improvisaban y al nomás verme, se pusieron a cantar “La bamba”. Para bailar la bamba se necesita una poca de gracia y otras cositas. Las otras cositas hacen que me sienta un ciudadano de la vía láctea y un nómada del tiempo.
Por debajo de la piel me palpita un nativo americano futurista. Nací hace poco más de treinta años bajo la custodia de un espíritu protector, mi nahual: el B’alam, el jaguar de las selvas mayas. Soy Balam Mills, entonces, y me organizo con la finalidad de amar, mi tono rítmico es la armonía. Soy guiado por mi propio poder duplicado. Algunos astrólogos afirman que aquellos cuyo nahual es el jaguar tienen siete vidas, como los gatos. Nacen, mueren, se crean y se recrean ellos mismos. Además, hay dos tipos de jaguares: los excéntricos y los convencionales. A veces estas dos personalidades conviven en el mismo sujeto. A los primeros les gustan las fiestas, a los segundos los automóviles exóticos y la ropa sesentera.
Me busco otra vez en el espejo. Por un momento me había perdido. Fui a rastrear en Google algunos datos olvidados de mi vida para poder comentarlos por aquí. No encontré nada digno de mencionar: es más interesante aquello que no puedo contarles. En la actualidad resido nuevamente en mi país, donde me dedico a explorar la biografía, la historia, lo social y lo político, investigando los alcances de la ficción bajo nuevos lenguajes y códigos.
Mantengo el blog Revólver. Mi mail es: alan1000s@gmail.com
Me consta que en ti coinciden los dos tipos de jaguares, queridísimo Balam Mills. Me da gusto reencontrarnos, así sea virtualmente. Te estaré leyendo…
¡Querido Luis Felipe! El gusto es mío, así sea en la materialidad de lo virtual. Ya vi que compartimos la pasión por las astrologías. Y adivino que también tenés un jaguar excéntrico y uno convencional en interna convivencia. Pero no me creas del todo. O sí. Un abrazo fuerte y te sigo leyendo.
Ando de preguntón:
De la gente que sabe leer, es muy poca la que se toma el tiempo para leer poesía. Siendo esta la situación, por qué crees, Alan Mills, que hay (proporcionalmente) tantos jóvenes, de 35 para abajo, que escriben (o intentan hacerlo) poesía en Guatemala?
El fenómeno me parece interesante.
md.
Creo que hay más lectores de poesía de los que imaginábamos. También creo que la poesía es un lenguaje que permite expresar la complejidad de las múltiples transformaciones por las que atraviesa el país y el mundo. El espacio virtual también se ajusta con ductilidad al lenguaje poético y los más jóvenes viven en la intermitencia de las pantallas. Se escribe mucha poesía en Guatemala, quizás, porque no es del todo una necesidad solamente literaria, sino vital, algo relacionado con la propia supervivencia. La poesía es una forma de materializar lo virtual, porque “la verdadera revolución no es la realidad virtual sino la realidad de lo virtual” (Zizek).
Hola Alan!!!!!!!
necesito aún esos consejos
y los quiero hiperpersonales
te mando una cosa escrita esta semana, como si me tirara de cabeza sin ver si hay agua:
Río en celo
————–
Río rosado.
Parece mi clítoris.
Sin grito pide
besos de lengua.
El cielo terso
capado
lo ve de lejos.
Hoy todo es eunuco.
El río se frota
contra el barro del fondo
contra cascotes de la costa
contra todas las costas
contra fierros y óxidos
contra bolsitas y porquerías tiradas
contra los ojos
contra quillas de cruceros y veleros
contra huesos desaparecidos
contra plásticas botellas
contra muelles
contra anzuelos
contra líneas
contra lombrices
contra caracoles y renacuajos
contra cosas no identificables
cosas sin nombre
cosas no-río.
Y nada lo mima.
Nada.
Quietito queda en su cauce.
Tenso.
CAsi hAce mÚsica.
ABRAZO desde Buenos Aires