No tengo perfil en Facebook. Y no es que me niegue a tenerlo por principio o porque yo sea un militante de la discreción. Al contrario: me encanta el chisme. De hecho, una amiga, María Rivera, poeta y activa polemista en las redes sociales, me habla todas las tardes para comentarme las novedades del día en Facebook: las discusiones, las peleas y las indiscreciones diarias de los conocidos que tenemos en común: escritores líosos como nosotros. Digamos que aunque no tengo perfil en Facebook tengo acceso a Facebook aunque sea por una vía indirecta y a través de una tecnología más rudimentaria.
A propósito de tecnología rudimentaria, a otro amigo, el poeta Daniel Saldaña París, se le ocurrió la idea absurdamente divertida de organizar algo que él ha denominado con el nombre de “Faxbook”: una suerte de imitación voluntariamente retrógrada y fallida de Facebook. Se trataría de sesiones en las que en vez de computadoras un grupo de amigos utilizásemos faxes para transmitirnos nuestras actualizaciones, chismes, comentarios. Una suerte de performance antiecológico donde en cada sesión se malgastara el papel equivalente a unos cuantos árboles. No sé por qué no tengo perfil en Facebook pero lo que sí sé es que no dudaría un momento en inscribirme en Faxbook en caso de que existiese.
No sé, tal vez no tengo un perfil en Facebook porque me tardé demasiado y ahora que todo el mundo tiene uno me parece mucho más interesante no tenerlo. O tal vez porque me da horror la sola idea de facilitar el contacto con personas que he dejado atrás. No tengo el menor interés de ser localizable por mis ex compañeritos del kínder. No quiero saber si se casaron, si tienen hijos, si abrieron una tienda de pelucas o un consultorio dental, ni ver las fotos de sus vacaciones en Turquía: esas versiones abreviadas y felices de la vida aptas para todo público. Claro que sé que uno puede rechazar las invitaciones, pero me conozco y sé que me cuesta decir no.
No tengo perfil en Facebook y no porque considere que se trata de la más genial red de espionaje donde cada miembro se convierte voluntariamente en el informante y delator de sí mismo, sino por indecisión. Porque también he de decir que a veces siento que me estoy perdiendo algo, sobre todo cuando mi amiga me lee alguna discusión en la que me hubiera gustado participar. Es curioso: algunos escritores mexicanos, tan políticos y cordiales en persona, en Facebook dejan ver su faceta de polemistas feroces: dicen lo que no dirían, por ejemplo, en una mesa de debates frente al público. Supongo que es porque hay cierto aire de intimidad: las opiniones sobre política o literatura se alternan con las fotos de familiares y mascotas. Y además esa idea de que se habla entre “amigos”. Aunque a muchos ni se le conozca y hasta se tenga la sospecha de que se trata de enemigos encubiertos bajo identidades falsas. Lo cierto es que, al menos en el caso de los escritores mexicanos, Facebook se ha convertido en un foro de debates donde se dicen cosas que no se dicen en otra parte. Claro que no pocas veces el debate intelectual termina derrapando en descalificaciones personales tal vez propiciadas por esa mismo aire de intimidad. Y, así, se alternan argumentos con links a canciones imposibles, insultos y felicitaciones de cumpleaños. O al menos eso me han contado. Una mezcla que me resulta fascinante. A veces. Porque también me han contado que cierto poetastro detestable me insultó hace un par de semanas en su muro. Claro que, como no estoy Facebook no pude defenderme… Entonces, ¿por qué no estoy en Facebook?
No sé. Supongo que tarde o temprano terminaré abriendo un perfil. Sí, ya me veo poniendo “me gusta” junto con cien personas más debajo de la foto de la nueva casa de la prima de la tía del profesor de alfarería con el que dejé de tomar clases hace más de veinte años.
Excelente. Sigue así. Algo distinto, fresco, sincero y muy musical, muy cierto todo aquello de Facebook, somos absurdos hasta la médula y es bueno que de vez en cuando alguien lo recuerde. Slds. Espero pases por mi blog, un mix de muchas lecturas y algunas de mis poesías.
Genial, me encanta. Facebook es la suprema base del chismorreo inutil.
Un saludo.
Yo tardé en llegar a esta cofradía del voyerismo y el exhibicionismo ansiosos. Termina siendo un prurito. Voy a buscar tu libro de poemas 🙂
Lo que hace realmente cercano a la perfección a un ser humano es la sinceridad y tu cuentas con ello…
Facebook es una red social,unos lo utilizan para ligar,otras para prostituir su imagen por unos likes,mas sin embargo el objeto esta echo y la persona es quien le da el valor,supongo que de ser así tu pensamiento podrías ilustrarnos en Facebook y harías un paso en este gran proceso de que la cultura en la sociedad cambie y que Facebook no se tome solo como la red social del chisme sino también como un alcance a la literatura contemporánea…
Meramente trato de persuadirte 🙂