¿Qué hace la defensa frente a mi ventana?

Sobre el matrimonio tan falto de entusiasmo, también conocido como la Unión Europea. A pesar de ser una comunidad que en teoría requiere de un ejército colectivo, cada una de las naciones mantiene su propio ejército junto con su simbología arcaica (uniformes, rituales, bandas militares). ¿Es esto anacrónico?

Imagínese que después de años de una coexistencia habitualmente hostil en Europa y de amargas disputas con su vecino, su padre le informa con la mano en el corazón y una sonrisa patética, que su más vehemente deseo es una alianza matrimonial con la hija del vecino, con quién usted de todos modos ya venía encontrándose clandestinamente. Hasta ahora los abogados de cada una de las dos partes en conflicto, habían sostenido bajo amenaza la paz entre los dos propietarios vecinos, cada estaca, cada rama del manzano habían pasado por el juzgado, cada palabra intercambiada espontáneamente se volvía un “malentendido”. “Las madres” ponían todo su esfuerzo en mantener la distancia necesaria entre sus descendientes y los del vecino y “los padres” se encargaban de sostener un perfil ideológico unívoco.

El ministerio de defensa alemán visto desde mi ventana.

El ministerio de defensa alemán visto desde mi ventana.

Su padre explica que llegó a la conclusión de que los vecinos son en realidad muy simpáticos y que el momento de vivir una nueva era de coexistencia pacífica ha llegado, que es tiempo para una unión, que va a ser mejor que la de los vecinos del otro lado de la zanja y más estable que la de los vecinos de la calle paralela. En ese mismo instante usted saca la calculadora y se hace una idea de cuánto dinero extra habría anualmente, al no pagar dos, sino solo uno de los abogados, ya de por sí desmesuradamente costosos. Por fín la familia tendría recursos financieros adicionales libres, para algo nuevo.

Mientras los camaradas marchan al ritmo de la banda militar, los soldados con uniforme de gala se mantienen rectos en fila: Eso también cuesta dinero!

Al poco tiempo se celebra una cena arreglada conjuntamente por las dos familias vecinas Alemania y Francia, sobrecargada de fórmulas de cortesía y de rituales innecesarios que solo sirven para testimoniar el poderío, dirigidos por los anacrónicos abogados. Su sola presencia le cuesta a las familias unos honorarios impresionantes. A cada lado de la cabeza de la mesa se sientan “los padres”, cada uno con su abogado a la derecha y “la madre” a la izquierda. La hija del vecino y usted se sientan uno frente a otro, siendo los únicos con intereses de corazón. “Los padres” reiteran que el objetivo de esta unión matrimonial es reconciliarse bajo el ideal de cultivar en conjunto y progresar. Los abogados asientan exactamente las cantidad de veces que están estipuladas en sus honorarios.

Cuando usted decide encontrarse con la hija del vecino Polonia al siguiente día, se le imponen nuevamente los costosisimos rituales de los abogados, que restringen el surgimiento de una pasión real entre “los prometidos”. Y a su pregunta de para qué necesitamos dos abogados si somos una familia unida en la que uno de ellos basta para representar los intereses comunes, se  replica: „No obstante somos dos familias soveranas, que velan por intereses que si bien son comunes, también son autónomos“. En la siguiente reunión „el padre y la madre“ tampoco estan dispuestos a tomar una desición sobre la cuestión de los abogados.

Al acercarse el día de la boda, estalla un fogoso debate moderado por los abogados, que están tan bien retribuidos, sobre cómo se va a financiar su nueva casa que se construirá a los pies de las dos propiedades. “El padre y la madre” llegan al acuerdo de solicitar un crédito, que usted y su futura esposa deberán asumir. Ante su reparo de que simplemente deberían economizar en los costos de los abogados, se le dan largas señalando que todo sucede a su debido tiempo.

El día de su boda (y ya siendo propietario de una casa hipotecada) sus abogados le enseñan, poco antes de la ceremonia, un contrato matrimonial, gracias al cual se protege ante todo la soberanía de las dos familias, bajo la custodia de los dos abogados. Apropósito, con aquello del dinero usted esta metido hasta el cuello.

Finalmente usted da el Sí. Y no puede dejar de sentir que a este matrimonio le falta entusiasmo, que no debería ser, y que la separación algún día le va a salir muy muy costosa.

Purrum-pum-pum-prueba de sonido. Eso cuesta dinero!!!

PD: El presupuesto de la defensa alemana está evaluado en 28 millones de euros, economistas dicen que eso es una cifra oscura y que el servicio militar obligatorio es 20% más costoso.

Traducción: Natalia Guzmán Díaz

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