La ventana luminosa

Placa conmemorativa para Konrad Zuse en la calle Methfessel del barrio Kreuzberg en Berlín. Detrás ya no hay una casa.

Cuando nuevos mundos son descubiertos, los descubridores ya no se encuentran lejos. Hoy en día ya no llevan nombres como Colombo o Vasco da Gama, sino Yoani Sanchez, Ai Weiwei o Stefan Niggemeier. Muchos luchan en su camino por sobrevivir, o son olvidados como el ingeniero alemán Konrad Zuse, quien ya en 1941 construyó el primer computador del mundo, el Z3. Dicho sea de paso, en el barrio Kreuzberg de la ciudad de Berlín. Cuando la Internet surgió como herramienta de comunicación militar en el año 1969. En pleno auge del movimiento hippie (Woodstock), en el año en el que Neil Armstrong “dio un gran paso para la humanidad”, el año en que Ellinor von Puttkamer se hizo la primera mujer miembro del servicio diplomático alemán, cuando los Beatles dieron su último concierto público, no contaba nadie con que hubiesen nuevos mundos allá afuera… ¿Qué le podía seguir después de la luna? Dios o nada.

Todo salió un poco diferente. Desde hace ya más de cuarenta años vive, y zumba, y vibra entre nosotros. Sólo algunos locos lo usaban al comienzo, como el supuestamente primer bloguero Jorn Barger, quien en auf Robot Wisdom ofrecía un blog con una mezcla típica de temas, en su caso con comentarios de links sobre literatura, como por ejemplo sobre Proust y Pynchon, sobre inteligencia artificial y política. Ahora, se convirtió en hábitat, lugar de trabajo y de amor del día a día de muchos. Nuestros cerebros están cableados, nuestros dedos son bailarines del teclado. Se calculan más de dos mil millones de usuarios de la Internet en el mundo. Esta cifra representa casi una tercera parte de la humanidad. Después de sus comienzos llenos de euforia y en gran parte, incontrolables y psicodélicos, la cosa hoy día no es color de rosa, aun cuando el rol de las redes sociales en la revolución árabe nos haya hecho creer algo diferente. Pero seamos sinceros: la burbuja punto com explotó. Los usuarios son una fuente de datos explotable, comercialmente hablando (la CIA es supuestamente el mayor inversionista de Facebook), y la World Wide Web ya no es una red sin límites. Véase, por ejemplo la Great Firewall de China o los videos de Youtube bloqueados. Y lógicamente la población mundial queda dividida en los que gozan y los que no gozan de derechos fundamentales tales como la educación, la electricidad, el agua potable y justamente: el acceso a la red.

Con Los Superdemokraticos queremos irnos este mes de expedición virtual, y explorar “El nuevo mundo en la red”. Diferentes escritoras y escritores nos contarán cómo viven el amor, el trabajo y la libertad en la red. Cómo la definen desde el punto de vista literario, político, pero también desde el muy personal. Si la Internet ofrece otro diálogo global, ¿Promueve este la creatividad y la sensibilidad por lo distante? ¿O es solamente otro medio de entretenimiento embrutecedor? ¿Cuántas horas al día estás pegado a la ventana luminosa?

Al mismo tiempo en los talleres superdemokraticos de nuestro “Trip Latino” desde Venezuela, pasando por Colombia y Bolivia, hasta llegar a México, nos encontraremos con otros fanáticos de la red o enemigos de ella, con blogueros, no blogueros, estudiantes en Facebook y autores con publicaciones. Con ellos hablaremos sobre qué modelos de comunicación rentable de cultura y política conocen, cómo siendo editoriales, escritores o activistas construyen sus identidades, y cómo protegen su mundo análogo de la radiación digital. Sobre todas estas ideas pueden leer también en nuestro blog viajero. ¡Danos una señal! ¡con emoticon 😉 – o sin este!

Traducción: Adriana Redondo

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