everything counts in large amounts


Bloggers invitados de Alemania y Argentina reportan para Los Superdemokratikos sobre la Feria del Libro de Francfort. Tom Bresemann es escritor y trabaja entre otros para la joven casa literaria berlinesa Lettrétage. Este año él decidio dar un paseo imaginario por la feria.

El centro urbano desaparece a mis espaldas al subirme al comienzo de la cinta transportadora interminable, y al quedarme inmóvil para dejarme desplazar. Detrás de la fachada de vidrio el ruido embriagado del barrio que rodea la estación central, sucio y cercano. Metro a metro la Alemania del oeste de siempre. En el vestíbulo de la estación se reparten jeringas y guantes de seguridad.

Francfort, no te extrañaba.

Me esperan cinco días en la Feria del Libro. Thilo Sarrazin va a leer, seguramente en alguna parte, con toda seguridad también Dieter Bohlen o alguna otra putica de algún casting-show, por lo menos Knut, el osito polar. De resto sólo hay cámaras. De resto sólo queda una mirada por encima del hombro del que tengo al frente. Allí dentro se le encuentra al escritor común más bien como a una mascotica de editorial, amorosa, insolente o abandonada, dependiendo de su tipo de contrato, de la suma de su anticipo, y de su capacidad de obedecer. Totalmente convencido de mi forma de actuar, dejo entonces a las conversaciones inerentes a la feria conversar sobre sí mismas.

Este año, en vez de compromisos, atiendo mejor el ruido embriagado del otro lado, preguntándome si existirán los guantes de seguridad que serían necesarios para la mayoría de Handshakes por dar.

Traducción:
Adriana Redondo

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