Wüste – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Busco lo que cualquier fantasma: un cuerpo http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/ich-suche-das-was-jedes-gespenst-ein-korper/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/ich-suche-das-was-jedes-gespenst-ein-korper/#comments Tue, 10 Aug 2010 07:05:03 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=645

El cuerpo es un tirano. Una trampa, una trampa maldita. Nos condena a despedir cierta música. Algunos destilan música ligera, nosotros música norteña. Desde Tijuana a Tamaulipas, el narcocorrido es la ley. Nada nos libra de esa anatema. Todo empezó con la tradicional música de acordeón y bajo sexto. Monterrey, Nuevo León, es considerado la capital mundial de la música norteña. El corrido, el bolero norteño, la polca y el shotiz, eran la representación del cuerpo del antiguo norteño. Ahora, el cuerpo del posnorteño es identificado con el narcocorrido.

No puedo imaginar a un güero o a un japonés pegarle al pasito duranguense. Qué taxonomía, sino es la norteña, exige al grupo Exterminador o a Los Tucanes de Tijuana . El cuerpo cubano pide son, el chilango salsa, el norteño taconazo. Es bien sabido que en Coahuila, Sonora, Durango, Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León, Baja California Sur y Baja California Norte nada es más preciado que viajar en troca por el desierto con un Tecate de 16 onzas entres los güevos y en el estéreo un disco de Los cadetes de Linares.

No consigo concebir para mi cuerpo otras historias que no sean las que narran las canciones norteñas: historias de cuatreros, pistoleros y narcotraficantes. La tragedia griega le ha quedado chica a mi Levi’s 559 36 X 30. Cómo no exhibir este cuerpo bragado y atrabancao que gusta de las piqueras si la música de El viejo Paulino es mi pan de cada día. A mi fisonomía no le vienen otros ritmos, no está diseñada para otros estilos.

Sombrero vaquero, cinto piteao, bota de avestruz, pantalón de mezclilla, camisa Wrangler y música de Los Tigres del Norte podrán ser el atuendo obligado del norteño, pero estos cuerpos no se hallan a gusto en otra traza. Todos, desde el más morrillo hasta el más malilla somos un grupo de fantasmas que encuentran en la música norteña su carne y su hueso.

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Como quien se muda de casa, armé la maleta http://superdemokraticos.com/es/poetologie/wie-jemand-der-umzieht-packte-ich-meine-koffer/ http://superdemokraticos.com/es/poetologie/wie-jemand-der-umzieht-packte-ich-meine-koffer/#comments Tue, 15 Jun 2010 21:22:21 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=263

Nací en Caracas, en 1971, pero la verdad es que casi nunca viví allí. Cuando era niña, mi familia se mudó a una ciudad en el oriente de Venezuela. Una ciudad mínima, pero con mucho petróleo. Un día vino gente de todas partes a encargarse del petróleo y convirtieron a mi ciudad en una metrópoli defectuosa por lo apresurado de las construcciones, el flujo de dinero, las lenguas, la muchedumbre. En pleno auge petrolero, abandoné aquella ciudad y me fui a estudiar Literatura un poco más allá, pero aún en el oriente, en una ciudad costera que según la mitología local fue la primera fundada por los españoles en el continente americano. Esto sólo lo saben quienes viven allí, de modo que puede que sea sólo una leyenda. La verdad es que yo nunca lo escuché ni lo leí en otra parte. Sea como fuere, aquella ciudad parece la última del continente, frente a un Caribe con escasos turistas.

Más tarde volví a Caracas, la ciudad en la que nací, pero como una extranjera: desconocía las calles, los rincones, la violencia. Incluso, el acento de la gente me resultaba ajeno. Allí estudié una maestría en Literatura Latinoamericana.

En el 2000 conocí a un argentino-israelí. Cruzamos los océanos varias veces para conocernos y reconocernos. Y a mediados del 2001 decidimos vivir juntos. Como quien se muda de casa, armé mi maleta con alguna ropa y un par de libros y llegué a un kibbutz en el sur de Israel, que es como decir, a la nada. La aridez del desierto llenó mis primero años: no hice nada más que fumar y llorar de nostalgia frente a un televisor prendido, a toda hora con telenovelas. Necesitaba escuchar mi idioma y alienarme porque estaba abrumada por el alfabeto extraño, los atentados y sus consabidas represalias, las guerras, las diferencias. Con el tiempo mis nostalgias se hicieron también de acá y mi lengua se fue enredando en los sonidos semíticos. Ahora soy de aquí y soy de allá, pero a la vez no soy de ninguna parte.

Desde este otro oriente escribo en una lengua distinta a la que me rodea, sueño en dos idiomas, sufro por las injusticias de acá y de allá. Doy clases de español. Quiero volver, pero no sé a dónde. Creo que la literatura es una religión. Tengo dos hijos pequeños que me enseñan cada día todo tipo de maravillas. Con todos estos temas voy tejiendo un blog. Tengo un libro de cuentos publicado: “Los jardines de Salomón”, con el que gané el primer premio de la Bienal Narrativa José Antonio Ramos Sucre en Venezuela. Ahora estoy escribiendo una novela. Una novela venezolana, escrita al norte de uno de los tantos desiertos de este lado del mundo.

Traducción: Anne Becker

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