Weltgeschichte – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Titel (Deutsch) – Titel (Español) http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/titel/ http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/titel/#comments Tue, 19 Oct 2010 11:55:55 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2969

Ha llegado el momento de hacer balance. El mundo gira y ahora lo hace hacia adelante desde un fantástico y sosegado verano, que ha transcurrido entre el estudio y el trabajo, en el que el trabajo en este blog biográficamente combinaba muy bien. Si uno ya es asalariado y miembro del sindicato mira con preocupación  su cuenta de banco, con inseguridad en el futuro y ya no se siente dispuesto a pensar simplemente por pensar, sino que se pregunta cuál de las amistades existentes, a las que no pertenece ninguna interculturalidad, debería ser retomada a pesar del claramente reducido tiempo libre.

Uno estupidece y en algún momento será reconocido por los propios hijos como un anticuado y chauvinista burgués de provincia, con cero contactos sociales y la mundanidad de un jubilado de Bilefeld, entonces poddra hacer referencia a este tiempo dorado (menor en textos sueltos) y decir: „mira allí, hubo tiempos en los que su padre sostuvo un intercambio con todo el mundo. Gente muy inteligente de México, Argentina y Bolivia discutieron con él sobre la historiografía nacional y preguntas sobre la identidad en un mundo movedizo”.

Si el mundo fuera una reunión de la ONU y la computadora un traductor sensible…

Si los niños tienen más o menos cerebro, preguntarán, ¿que es lo que salió de todo esto? -y pondrán a sus progenitores en complicadas vicisitudes: ¿Acaso se ha interesado alguna vez por los otros blogers internacionales o por este blog internacional? No realmente, aunque algunas cosas fueron interesantes y otras muy llamativas- al final de cuentas la comunicación fue muy fatigosa. Es lo que diría uno en la retrospectiva. Si bien es cierto que los textos en español fueron legibles en alemán (y al revés), pero para un diálogo apropiado a los medios, faltaron dinero y técnica.

Quien sabe, quizá lo niños que ven a sus padres como fósiles, que encuentran el conjunto sobreentendido, porque para ellos es posible contar con una máquina traductora en tiempo real capaz de traspasar bien el contenido de los comentarios en el chat, como ahora no son capaces de hacer los algoritmos de traducción ni si quiera con textos tipo. Si el mundo es una reunión de la ONU y la computadora un traductor simultaneo (uno bueno, sensible, visionario con una manito para la transmisión de códigos culturales), recién entonces será posible algo como un dialogo intercultural. Entonces serán posibles abrir horizontes en un diálogo más allá de los espacios lingüísticos.

Aveces uno quisiera gritar confundido „¡argh!“.

Mientras tanto uno se atormenta con substitutos como los idiomas universales: cuando cinco que no tienen el idioma nativo se juntan en una mesa a hablar, tendría uno que bostezar muy fuerte. Cuando 20 blogers y sus lectores se juntan en un blog, más allá de las buenas intenciones no pueden encontrarse, entonces podría proferir un confuso „argh!“. ¿Qué puedo hacer con las reacciones hispanohablantes (en todo sentido muy alemanas) a mis aportes sobre la cultura de la culpa, Auschwitz y la identidad alemana? Las máquinas traductoras pueden efectivamente transmitir una impresión, que mueva al que está en frente. Sin embargo se trata al mismo tiempo de una surrealisación inapropiada: si ahí dice:“lamentablemente y con todo respeto, sólo a habido un Holocausto, la frontera de una maldita rocola, que no paraba, por qué son tan azules nuestros sueños que sólo podemos pedir a San Antonio, si Neal Cassady llega a morir aquí, por emigrar“, Uno le asigna un alto grado de poética y sin embargo, más allá de eso, permanece simplemente como una impresión del contenido semántico y la frontera entre los Estados Unidos y México y no puede ser así.

Alegrémonos por un tiempo en el que no habrán más idiomas, en el que los idiomas nacionales sólo serán costumbres y dialectos elegidos, hechos para burgueses de provincia, como el que yo mismo seré algún día, alguien que normalmente delimita temeroso la frontera entre lo virtual y la realidad. Si en ese momento nos ponemos sentimentales, nadie podría ponerlo en duda. Ya que en ese momento lo que intentamos hacer aquí dejará de ser especial. El afecto inesperado, que en especial para un autor joven alemán significa poder ser leído por personas no socializadas en lengua alemana, la mirada extrañada y fascinada sobre la traducción del propio texto. Todo eso sera cotidiano, Los Superdemokraticos fueron una fiesta.¡Muchas gracias!

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La Historia es casi siempre un mal ejemplo http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/geschichte-ist-meistens-ein-schlechtes-vorbild/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/geschichte-ist-meistens-ein-schlechtes-vorbild/#comments Fri, 25 Jun 2010 13:54:01 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=329

(c) Emma Braslavsky

Yo misma he vivido dos países (dos posibilidades de construir una sociedad). Contando los países en los que mis familias, hasta la generación de mis padres, han vivido, serían cuatro; por tanto, ¿de la Historia de cuál de mis cuatro países debería escribir? Si he aprendido algo de la aparición y el hundimiento de los sistemas sociales que define a mis familias y mi propia historia de cuatro dimensiones, sería esto: la Historia pasa. Y si hay algo a lo que nuestra historia vuelve, es a las guerras, a los conflictos, a las crisis económicas, al hambre, a la pobreza, a las exterminaciones, destierros, genocidios, represión, a los bautizos obligatorios y a las persecuciones. En la Historia de cada país de este planeta. Nuestra Historia Mundial nos habla ostensiblemente, si bien por fortuna no sólo de eso, de grandes fracasos de la política y de errores colectivos.

La Historia es casi siempre un mal ejemplo para la formación social de las próximas generaciones. En mis dos primeros libros me acerqué literariamente por primera vez al material histórico (hasta entonces me interesaba casi en exclusiva por el futuro). Escribí ambos libros sobre la generación de mis padres, uno en 1969 y después en 1982. Un pasado cercano, lo suficiente como para conocer algo sobre la naturaleza de mi historia. Quizá un vanidoso acto de autopercepción. Al terminar mi segundo libro, y con él esta bilogía sobre la gravedad y la ingravidez de la memoria, volví a leer la historia tras de mí: porque dudo que uno pueda aprender mucho de las experiencias ajenas. La psicología también lo duda, la historia del mundo lo certifica. Ningún monumento contra la guerra, ningún conocimiento sobre el exterminio de masas ha podido hasta hoy evitar una guerra. ¿Nos sirve de algo el conocer tanto sobre sucesos pasados? ¿O es que la Historia nos enseña demasiado claramente, cuántas veces hemos fracasado y cómo el ser humano ha tratado de construir sociedades poniendo en evidencia que no tiene ni idea de quién es? ¿Quién es el ser humano y cómo debe vivir? La Historia no ha podido darnos una respuesta a estas preguntas. Y mientras no tengamos una respuesta, muy probablemente volveremos a fracasar una y otra vez.

(c) Emma Braslavsky

¿Cuál sería entonces el aspecto de mi país actual (Alemania, siglo XXI) según su historia? Nos protegemos con todo nuestro empeño, y con toda la razón, de no repetir lo pasado. Los miedos conforman nuestro día a día, muchos no se atreven a llegar al límite. Cualquier forma de ambición se vigila con escepticismo, y no pocas veces es castigada. Teniendo en cuenta el desarrollo de nuestra historia, es psicológicamente explicable y comprensible. Por tanto, una pregunta totalmente hipotética: ¿cuál sería el aspecto de mi país actual si se hubiera organizado en relación a la proyección del futuro? ¿Si no sólo se pudiera comparar retrospectivamente? ¿Si no siempre pudiéramos decir que hoy nos va mejor que ayer? El modelo sería otro. El talante podría ser otro. A lo mejor nos relacionaríamos de otra manera. Esto también lo prueba la psicología. ¿Por qué no lo hacemos? ¿Por qué la política no irradia eso? ¿Somos simplemente demasiado indolentes, estaremos demasiado deprimidos por la rotundidad de la Historia? ¿O nos frena tanto conocimiento de la Historia hasta hacernos débiles y cobardes? Pongo en cuestión el papel predominante de la Historia en el aprendizaje y el desarrollo de nuestra sociedad. No es que uno no pueda aprender nada de ella, es que ahora estamos aquí. La Historia certifica, como al principio o también a mitad del siglo XX, que una sociedad puede atravesar verdaderos desarrollos si uno deja de lado la propia Historia y los estados de ánimo de sus propias raíces. Y si eso nos enseña algo, es todo aquello que todavía no hemos intentado. Todo está por hacer.

Traducción:

Ralph del Valle

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