Weihnachten – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 „¡Feliz navidad, hermano maradoniano!“ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/%e2%80%9efrohe-weihnachten-maradonianischer-bruder%e2%80%9c/ Mon, 13 Dec 2010 10:58:41 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3387

Boda en Navidad: Las parejas prometen llamar a sus hijos varones „Diego“ con el segundo nombre.

Me gusta festejar navidad dos veces al año. La primera vez con la Iglesia Maradoniana: El día 30 de octubre nació Diego Armando Maradona, Jesús y redentor de muchos fanáticos del fútbol en Argentina. La segunda fiesta acontece el 24 de diciembre, el día del cumpleaños del Jesús tradicional.

Al principio todo fue un chiste. „Feliz Navidad“, dijo Hernán Amez un 30 de octubre, cuando llamó a su amigo Alejandro Verón por teléfono. „¿Navidad?“ le preguntó este. „Bueno, pensá, ¿quién cumple hoy?“, contestó Hernán, colega reportero de deporte en la radio. Alejandro entendió en seguida: „¡Feliz navidad, hermano maradoniano!“ Entre estos amigos y otros, fundaron la Iglesia Maradoniana. Compraron vino de misa, rezaron el primer „Diego Nuestro“ y fijaron los diez mandamientos de la Iglesia Maradoniana. Desde entonces los discípulos maradonianos cantan cada año el „Ave Diego“, decoran un arbolito de Navidad con bolitas que tienen pegadas encima unas fotografías del Diego, comen pizza y toman cerveza.

„La idea es honrarle a Maradona y difundir sus milagros. No queremos que recién se le rinda homenaje cuando esté muerto“, me explicó Alejandro Verón cuando visité la fiesta navideña de la iglesia futbolera por primera vez. „Somos casi todos católicos. El Dios cristiano es para nosotros el Dios de la razón, el Diego es nuestro Dios de los corazones.“ Alejandro da el ejemplo de su hermana Jaquelin. Se casó tres veces: Una vez por civil, una vez por la iglesia convencional, y otra en la maradoniana. Jaquelin y Mauricio se juraron fidelidad en una cancha, con las manos apoyadas en una pelota, y leyeron de la Biblia Maradoniana, la autobiografía de Diego Maradona.

Arbol de navidad en un shopping de Buenos Aires. Quien cree que se puede escapar del quilombo navideño con un viaje a Sudamérica, se equivoca.

Mi segunda navidad se festeja el día 24 de diciembre y es mucho menos exótica. Es que la mayoría de las tradiciones navideñas en Argentina tienen sus raíces en el hemisferio norte y fueron importadas por los inmigrantes. Aunque no caben con el clima del continente: En Argentina diciembre es verano. Puede haber 35 grados a la sombra, pero en todos lados se ven arbolitos de plástico con nieve artificial. Se sirve comida pesada (puede haber hasta un ganso de navidad). Se escuchan canciones en las cuales se canta sobre la dulce nieve. Y trabajdores temporarios sufren detrás de una barba blanca y debajo de un tapadito rojo en un mini-sauna unipersonal. Hay algo raro en esta convivencia de tradiciones invernales con un clima sofocante de verano. A pesar de esto, las familias católicas depositan sus regalos debajo del arbolito decorado (en el noroeste de Argentina vi también unos cactus decorados, por falta de coníferas). A medianoche la gente se comporta como si ya fuese fin de año: Hay champán y los perros se esconden debajo de las mesas, asustados por los estruendos de los petardos y fuegos artificiales. Por cierto, para fin de año el programa no es muy distinto. Comida con la familia, luego champán y petardos a medianoche.

PD: Se dice que hubo turistas que en sus guías buscaron la dirección de la Iglesia Maradoniana y tiran el libro en la esquina cuando no la encuentran. Ojo, ¡alerta de malentendidos! La Iglesia Maradoniana no es un edificio de piedra y argamasa. Es una unión de fans entusiastas. ¡Ni más ni menos!

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El mango debajo del árbol de navidad http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/die-mango-unterm-weihnachtsbaum/ http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/die-mango-unterm-weihnachtsbaum/#comments Tue, 21 Sep 2010 20:18:53 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1901 Empecé a darme cuenta de que existía algo como la globalización, una vez que mi madre me pidió que bajara al sótano para buscar un frasco de pepinos. En secreto preferí buscar dulces. Para mi sorpresa, encontré un baúl de madera con pegatinas de distintos países.

El día del frasco de pepinos yo tenía seis o siete años. Empecé a hacer preguntas y entonces supe que mi madre viajó con ese baúl cuando era jovencita a los Estados Unidos para trabajar allí como niñera. Ella llevó esa gran caja en un barco, pues no tenía una maleta. Hasta ese momento no me había llamado la atención que continuamente recibiéramos cartas desde EEUU o Indonesia, de sus amigos extranjeros, o el hecho de que mi madre comprara de vez en cuando Marsh Mellows y conociera frutas sobre las que yo nunca había escuchado hablar. Mi padre intentaba todas las navidades conseguir un mango, porque mi madre, a lo largo de sus viajes, se había enamorado de esa fruta. Si lograba conseguir alguno, lo envolvía en papel de regalo y lo ponía debajo del árbol de navidad. A mi madre eso la enternecía. Yo empecé a interesarme por los idiomas y las frutas exóticas.

En realidad empecé a entender eso de las frutas exóticas cuando los mangos empezaron a aparecer en la góndola de frutas y verduras de los supermercados Kupsch y Kaufland -cadenas de tiendas – en cualquier época del año, como si formaran parte de nuestra comida habitual, como las papas o las remolachas. En las navidades mi madre siguió haciendo como si se enterneciera en cada ocasión que descubría un mango debajo del árbol. Pero todos sabíamos que la sorpresa y ese “y de dónde lograste sacarlo?” eran fingidos. Ahora cualquiera podía comprar mangos. Por entonces aparecían además los primeros kiwis, puedo recordar que no supe cómo comerme el primero y que me quedé fascinada con esa fruta tan práctica: partir y cucharear en las dos mitades. Genial. Con el tiempo entendí que globalización significa más que una fruta exótica y cuales son sus consecuencias (en combinación con la adicción a las ganancias del capitalismo sin límites) para los más débiles en el mundo. También que mi país era un enclave de la felicidad en un mundo en el que muchas cosas están muy mal.

Cuando vienen a visitarme mis amigos a Buenos Aires ven una ciudad moderna, pero siempre se sorprenden de lo lejos que pueden estar del “mundo conectado”, porque no pueden responder a todo con un par de clicks como suele hacerse. También se extrañan de que pueda existir un país en el que no cualquiera sabe quién es Lady Gaga, en donde prácticamente no se ven I-pods en los buses y trenes. O que tenemos una moneda que no puede cambiarse en el extranjero. Tampoco pueden creer que aquí hay aspiradoras modernitas de Miele, pero que para algunos modelos no pueden conseguirse las bolsas del depósito de repuesto, porque nadie las importa. Es un país en el que una no puede pedir libros por Amazon, sin tener que ir hasta la ventanilla de correo internacional, esperar dos horas y pagar altos impuestos aduaneros. En el que una no puede comprar MP3 en tiendas Online internacionales, porque vive en la lugar equivocado, con una dirección IP equivocada: „el producto deseado sucumbe de limitaciones geográficas“.

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