Tattoo – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Decora tu funda mortal http://superdemokraticos.com/es/editorial/schmucke-deine-sterbende-hulle/ http://superdemokraticos.com/es/editorial/schmucke-deine-sterbende-hulle/#comments Sun, 15 Aug 2010 14:57:46 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=876

Sentir, pensar: Dibujo de René Descartes (Wikicommons).

Hace poco estaba sentada en la terraza de un café y a mi lado cuatro muchachas de veintipocos charlaban sobre hombres y tatuajes. Una de ellas acababa de conocer a un tipo que tenía una símbolo en la parte derecha del pecho. „Aquí“, y posó la mano extendida sobre su pecho, „¡aquí es el mejor lugar para tener un tatuaje!“ „Si“, respondieron las otras, „ese es el mejor lugar“. Hasta ahora no había pensado mucho en tatuajes. Hace diez años deseaba tener una estrella negra, pero justo entonces conocí a un hombre que tenía exactamente ese símbolo soñado por mi en el brazo y me enamoré de él. ¿En el hombre o en el tatuaje? ¿En el cuerpo o en el espíritu que él se había inventado? ¿Era posible separa una cosa de la otra?

Vivimos en un mundo que por un lado está fijado en el cuerpo (nuestros objetivos: mejor sexo, cuerpos más bonitos, publicidad llena de desnudos, penes más gordos, culos buenos) y que por el otro lado funciona fuera del cuerpo (escenas cotidianas: solteros que desayunan mientras leen sus mails, que leen E-papers, que se ponen de acuerdo para tomar un café por sms) ¿Cuándo somos espíritu, cuándo cuerpo? ¿Es el cuerpo „el otro“ con el que tengo que discutir, por qué estoy casada con él  por matrimonio forzoso? ¿Puedo aceptarlo únicamente en la muerte y abandonarlo (Lizabel Mónika) – o también es un poema, es el arte? ¿Somos simplemente „cuerpos desechables“ (María Medrano) o pueden reciclarse nuestros rostros? Qué manera de ser soy, qué extraterrestre soy, cuando yo pienso sobre mi: ¿me siento yo? Soy prisionero en mi cuerpo con todas mis debilidades, dolores, sufrimientos y fealdades (Fernando Barrientos, Luis Felipe Fabre) o puede el espíritu ser el entrenador de mi existencia física y así puede aspirar a ser independiente de la funda mortal que lo envuelve (Leo Felipe Campos)? La pregunta del dualismo entre cuerpo y espíritu recorre muchos de los textos de nuestros Superdemokraticos, así como el deseo. Reconocer sentimientos, el anhelo, la soledad. Dos de nuestras autoras alemanes Claudia Rusch y Emma Braslavsky se concentran sobre todo en la relación de poder de los cuerpos en su contexto social, en amistades masculinas y la independencia femenina- lo que Lizabel Monika deja dicho en su comentario: „dispareja feminización cultural“: El hombre reconoce su debilitamiento, pero de otra manera, ya que él no asume una responsabilidad cultural. ¿Quién coloniza a quien?

Los tatuajes así como los roles de género construidos han abandonado su contexto (cárcel, viaje marítimo, ritual, creencia), son parte de una cultura individual. Escribe con su propia gramática sobre la piel sin protección. Hoy no tenemos que comer del árbol el conocimiento para reconocer que estamos desnudos. Admiramos la manzana a diario. Quizá sea el idioma, las palabras, empaquetadas o no en soportes digitales, el amasijo de nuestra frágil unidad por fuera y por dentro. ¡Esa es la belleza de los pensamientos! Colgamos siempre de esa pluma de nuestro consciente, somos seres con alma y un nudo de nervios, lo queramos o no. El idioma estructura nuestra sensibilidad y la vivencia espiritual, con él somos capaces de tocar nuestro contexto y nos presentamos frente a otros cuerpos, otros ciudadanos. Ciudadanía es nuestro tercer tema y empezaremos con el esta semana.

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Diloquesientismo http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/sagmirwasdufuhlstismus/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/sagmirwasdufuhlstismus/#comments Mon, 26 Jul 2010 18:44:50 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=528 “Creyendo que las cuestiones de la sexualidad son asuntos privados, dejamos de percibir su dimensión social y política.” G. Louro

Veo en la televisión a un niño llamado Bastian devorando un libro con el semblante turbado de aventurero extraviado en el desierto con sólo unas cuantas páginas en su cantimplora, el joven héroe cubre su espalda con una manta porque el mundo de Fantasía está desapareciendo en el ático, la Nada lo devasta y… corte comercial.

Reconozco mi cuerpo, me lavo los dientes voluntariamente, duermo sola sin miedo, imito a los cantantes de la radio cuando no hay nadie, atravieso una fase mitómana y cleptómana, desarrollo mi noción personal del bien y del mal. Instantes cruciales para la construcción de la primera intimidad: la propia. Toda persona debe contar con este ambiente y decorarlo a su gusto, recién entonces podrá recibir invitados y más adelante formar un hogar compartido, saludable y pleno. Paradójicamente, una vez superado el solipsismo infantil, el ser humano pasional suele llegar, durante la adolescencia a la etapa “Sólo existes tú”.

La intimidad es uno de mis asuntos favoritos para tratar por ejemplo, en una sobremesa con alguien a quien acabo de conocer. “Dígame algún secreto, dime algo que yo no sé y derribemos sin más preámbulos este campo de fuerza que nos ha sembrado la sociedad. Algo que nunca has dicho a nadie, háblame de tu primera vez o de la última, de tus sueños recurrentes. Confiésame si te sientes solo y miserable, no escaparé. Anuncia que eres un hombre feliz y no usas camisa, eso sí he de comunicarlo.”

“Diloquesentismo” , un movimiento polémico que me ha traído alegría y comunión, así como incomprensión y situaciones incómodas (graciosas), al punto de lamentarme cierto día abochornada: “Si me dieran un dólar cada vez que digo todo lo que siento quizás me sentiría mejor en este momento.” Al respecto, opina Guacira Louro: “las preguntas, las fantasías, las dudas y la experimentación del placer son remitidas al secreto y a lo privado. A través de múltiples estrategias de disciplinamiento, aprendemos la vergüenza y la culpa, experimentamos la censura y el control.

Durante siglos las mujeres han debido “guardar la compostura”, y hasta hoy, para el sujeto puritano resulta intimidante, en lugar de íntimo, oír a una dama referirse abiertamente a su vida sexual. Esto me trae a la memoria la bellísima canción de Chabuca Granda “Cardo o ceniza” donde la poeta relata un sublime episodio de entrega apasionada, y en la estrofa final despierta junto a su amante, avergonzada por su total desinhibición de la noche anterior.

Encuentro intimidad intensa en la poesía, en escribirla y mostrarla a alguien cercano, y luego publicarla, en leerla. En deslizarnos dentro de la lógica y sensibilidad de un artista siguiendo el laberinto que diseñó en un momento mágico y solitario.

Se genera también en la complicidad, en saberse inocentes del mismo delito, solitarios entendedores de un mal chiste, únicos huéspedes de un hotel encantado. Cede el campo magnético, abrimos la puerta. Secretos sin confesionario.

El intimismo es un ismo que se convierte en “mismo”: compartir un plato de comida, la cucharita del postre, los gérmenes, la cama, arrancar el brazo que entorpece el abrazo que desaparece.

Siempre quise abrir mi secreto bancario para que usted y yo fuésemos íntimos sin temor a despojarme del glamoroso velo de misterio que me adorna como a una tapada limeña emocional, ya que el misterio tiene múltiples instancias y su propio Ministerio con sede en el Interior. Muchos aspectos entran en consideración antes de decidir convertirse en una fiesta para dos. No cualquiera toma ese tour dentro de una, menos se convierte en pasajero frecuente, cuando finalmente me remuevo de la frente el tatuaje que dice: “Ama al cisne salvaje” y asumo el traje transparente de regalo desenvuelto que resplandece ante los ojos del niño gigante.

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