Tanzen – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 El arte del desencuentro http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/die-kunst-des-nicht-treffens/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/die-kunst-des-nicht-treffens/#comments Mon, 02 Aug 2010 07:57:31 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=548 “Entonces, a través de la fina malla de tus pestañas,

verás todavía  alargarse en mis pupilas ávidas un

desperezamiento de panteras…”

Rubén Martínez Villena

Aprender a convivir con el miedo es uno de los grandes retos de mi vida. Yo he tenido muchos, algunos se han ido, otros se disfrazan y gatean escondidos, mas hay uno persistente, siempre en vela, que me despierta del sueño de la razón. El miedo a no ver trasciende la intimidad que me he trazado, es también a que los demás no me vean, que no nos veamos. Si no logramos percibirnos parecería que somos intercambiables. Entonces nos perderíamos en la generalidad del los términos, por ejemplo mujer u hombre. Tú serias solo una mujer, yo solo un hombre; seriamos cualquier mujer, cualquier hombre, no tendríamos rostro, y la sexualidad continuaría siendo el escudo del uno frente al otro. Las clasificaciones de género resultan insuficientes para atrapar la sutil expresión de lo que somos. Tu sexo, el mío, son casuales y quiero ver en ti y que veas en mí más que esta trivialidad que tendemos a naturalizar. Y esto aunque intuyo querer no basta.

Al principio fue lo opuesto. Es por eso que en mis íntimos andares por las calles, bares y camas de Berlín me invadía la mayor de las veces una sensación rara. Los encuentros parecían desencuentros. En esas caminatas era asumido por muchos y muchas como un hombre latino. Este tipo de animal es aprehendido como bestia feroz. No es tan malo ser clasificado como semejante espécimen, sobre todo porque estaba de moda y parecía ser no más que una locura pasajera. Ciertas demencias duran demasiado. Todo lo que hacía solo servía para corroborar  mi condición de fiera. Las gafas que suelo usar para ver el mundo no eran entendidas por algunos como producto de un problema visual, sino como el intento de parecer intelectual. No los culpo, mi abuelo también pensaba que los intelectuales lo tenían todo más fácil, tanto así, que insistió en que sus hijos estudiaran una carrera universitaria. Siguiendo los pasos familiares comencé a estudiar filosofía y ciertamente no he notado que mi vida sea más fácil por ello. Para mí la situación empezó a ser sofocante. Un día invite a bailar a una chica que lo hacía bien y la respuesta fue rápida y precisa: – ¡Yo ya estoy casada! La sangre jacobina y cimarrona que me corre por las venas llego a estado de ebullición. Me leí el ensayo de Camus y desde entonces era Le latino révolté. Desde el grito ideé una estrategia para luchar contra el sentido común. Mi táctica no era quizás tan buena como la puesta en práctica en Afganistán y en Irak, pero creía funcionaria, al fin y al cabo yo no quería adueñarme de nada, solo ser visto más allá de estereotipos. La idea era sencilla, solo debía  evitar los bailes donde las pelvis se juntaran. Desde entonces comenzó a comentarse que no sabía bailar. – Yo creo que no es Latino- comentaban agregando -, nació en el viejo continente. ¡Le falta sabor! Estas habladurías me tocaron el ego, así que decidí simplemente no bailar. La explicación no se hizo esperar. – ¡No baila porque es homosexual! Con esto se me empezó a cotizar  bien alto en el mercado sexual. En esos días me enteré que para muchas mujeres era un bello desafío, llevarse a un gay a la cama. Emborrachando la frustración frente a una cerveza una amiga me conto que a ella le pasaba lo mismo. Entre ciegos los desencuentros son más comunes que los encuentros. Esa noche los mandamos a todos y todas al carajo. Si no nos ven que se jodan. Ellos se lo pierden.

Hay miedos que no son saludables, el miedo al otro es uno de ellos. En cambio el temor a la ceguera me ayuda a no perder la capacidad de sorprenderme, a verme, a verte, en la búsqueda de lo que puedo, de lo que puedes y quiero, y quieres: ser. Andando así, con Goya a mí lado por esta vida nuestra, pretendo evitar los monstruos que produce la razón. No siempre me está dado, mas lo intento.

Joaquín Sabina, Pie de Guerra.

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Los alemanes no saben bailar, los latinos si http://superdemokraticos.com/es/editorial/deutsche-konnen-nicht-tanzen-latinos-schon/ Fri, 04 Jun 2010 16:15:36 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=102

[10.04.10 17:13:25] Nikola Richter: Estas ahí?
[10.04.10 17:14:10] Rery Maldonado: si, con café y tabaco.
[10.04.10 17:16:26] Nikola Richter: ¡yo tengo chocolate y té. Todos productos coloniales!

Una pequeña cita de nuestra primera conversación para Los Superdemokraticos. Nosotras chateamos, hablamos por el Skype, telefoneamos y nos escribimos mails con casi 30 personas en 12 países: con autores, traductores, diseñadotes de páginas Web, inversores y socios. Esto puede sonar quizá muy moderno, muy flexible, pero una comunicación de este tipo, en varios idiomas, no es fácil. Estamos ahí todo el tiempo, dos mujeres en algún lugar, en dos zonas horarias: entre el “tiempo central europeo” y la señal internacional de radio “Panamericana”, que emite entre las doce del medio día y las seis de la mañana. Nosotras hacemos una revolución desde la cocina y la sala, como nuestras abuelas.

Igual que casi todas las personas de nuestra generación somos seres del Internet. Nosotras trabajamos, nos divertimos y nos informamos online. También nuestro intercambio intelectual tiene a menudo lugar en la red, sin jerarquías, simplemente en el mundo, con amigos en Abu Dhabi, Brandenburgo, Neukölln o Cuba –mientras se mantenga la conexión, mientras conozcamos nuestros perfiles en Facebook, Twitter, Google, etc. ¿Cómo funciona en esta situación de comunicación la participación ciudadana? ¿Donde se congrega esta ciudadanía conectada a la red? ¿Pertenecemos a la misma civilización? ¿O la civilización no es otra cosa que un producto colonial?

Lo primero que los latinoamericanos contrabandearon en la colonia fueron mercancías relacionadas con la imprenta, sobre todo las primeras novelas, obras de ficción que al principio fueron prohibidas por la iglesia. Las personas tenían que aprender los valores cristianos a partir de la Biblia. Lectores que escogen qué es lo que quieren leer son peligrosos, porque empiezan a poner en tela de juicio su realidad. Así se constituyeron hace doscientos años las repúblicas independientes latinoamericanas.

Es posible que esto parezca lejano en el tiempo y en la geografía, sin embargo sigue marcando nuestra percepción a ambos lados del Atlántico. Con este blog bilingüe queremos construir una nueva alcaldía, algo que todavía no existe. Queremos saber, si los menores de cuarenta años, afines a la red, jugadores de Supermario tienen respuestas parecidas a preguntas cotidianas sobre la historia, la intimidad, la participación política y la globalización. Hemos escogido, de entre más de doscientos postulantes, a los veinte autores que nos acompañaran entre el 11 de julio y el 11 de octubre con sus ensayos cortos sobre estos temas –comercio justo intelectual en un superdemocrático “cronotopo cero” alemán- latinoamericano-.

Ese “tiempo espacio cero” resume de igual manera la inexistencia de tiempo y espacio en la red, como la distancia física de muchos migrantes. Queremos conseguir dentro de nuestro partido literario: Los Superdemokratios, una conversación real en iguales condiciones. En un tiempo caracterizado por la ausencia de las utopías sociales, son las utopías del individuo las que cuentan más y el narrar, documentar, el decir y el escuchar formará parte de la acción política. Nosotros entendemos al individuo como un recurso sostenible del medio ambiente – en el blog se producirá un mosaico de las experiencias subjetivas del citoyen.

Sin embrago mientras todo tenga lugar solamente en la red, no se producirán cambios concretos. Por eso hemos creado una  Kooperativa virtual, a la que se puede inscribir cualquiera gratuitamente, para colaborar con su trabajo intelectual y su acción, no importa desde qué lugar. Siguiendo esta lógica organizaremos Sommersalons mensuales en Berlín, trabajando conjuntamente con distintos proyectos culturales, grupos de música y colectivos de djs. Nuestro objetivo final es dinamitar guetos mentales, para que no podamos decir más: “los alemanes no saben bailar, los latinos si”.

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