ser – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 ¿Hay alguien ahí? http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/ist-da-jemand/ http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/ist-da-jemand/#comments Sat, 09 Jul 2011 10:51:21 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4494 ¿Quién soy? ¿Determina esa pregunta la manera en la que convivo con los otros? Quizá, aunque a través del Internet, quién soy se relativiza mucho más de lo que nosotros mismos podamos prever. Es lo que trae consigo la posibilidad de que crear a nuestros avatar y lo que deja tras de sí, la celeridad de la palabra escrita. Dejamos una huella indeleble. Todas nuestras personalidades quedan gravadas, todas nuestras reflexiones, nuestros desamores, nuestras desavenencias.

Algún curioso puede poner nuestro nombre en Google y el buscador lo remitirá a una serie de páginas web y a imágenes de nosotros mismos. A los fantasmas que sonríen desde las fotografías de una infancia compartida con personas con las que, tal vez, ya no tengamos nada de que hablar.

Antes, cuando al mundo todavía lo separaban montañas infranqueables, los seres humanos nos veíamos restringidos a un cierto número de personas. A menudo nuestras vidas transcurrían entre las mismas caras. A menudo los seres humanos no teníamos más remedio que asumir nuestro destino, definido por nuestro sexo, nuestro poder adquisitivo y nuestro nivel cultural. Un forastero era visto y recibido como un absoluto fenómeno y alguien que pudiera contar algo sobre países lejanos, era un erudito, si tenemos que creer lo que dice Teodorov en las Morales de la Historia.

Ahora en cambio, comunicamos permanentemente con otros países. Cuando encendemos el ordenador se abre el mundo y a través de la red, buscamos a nuestros coetáneos en los rincones en los que se han escondido. La ficción en la que vivimos nos hace creer que somos iguales y que no existen fronteras y sin embargo, el mundo globalizado como tal, definitivamente no está abierto. Eso lo sabe cualquier latinoamericano que quiera abandonar el continente. Eso lo sabemos los extranjeros extra comunitarios que vivimos en Europa, nuestro derecho a la movilidad está siendo como nunca controlado y restringido. Eso lo saben también las mujeres europeas, que en la vida real a pesar de todo el discurso políticamente correcto, siguen ganando menos que sus compañeros y cumpliendo, igual nomas que las latinas, con una doble jornada laboral. Lo saben los extranjeros, que tienen que convivir con los prejuicios que se ciernen sobre sus lugares de origen. Lo saben los indígenas, que intentan luchar por sus derechos, también desde la red.

¿Se parece el mundo real a las series americanas que vemos por televisión? No. Muchas veces la multiculturalidad es algo que se queda afuera, cuando cerramos la puerta de nuestras casas y volvemos a internarnos en lo que se supone que es real, porque es nuestra verdadera vida y sin embargo, en esa realidad, ahora construimos personajes que nos representan en el mundo virtual. Ese espacio en el que puedo ser del color y el sexo que quiera, de la clase social que más me apetezca, de la inclinación política que considere pertinente.

Las nuevas tecnologías nos permiten acceder a sucedáneos, podemos comunicarnos con nuestros parientes en tiempo real e interactuar con ellos a partir de la web cam. Podemos buscar a esa persona predestinada para nosotros, hasta en el último rincón del mundo. Podemos educarnos, informarnos, autoeditarnos, ponernos de acuerdo para hacer una revolución. Online soy un ser humano pleno, como personaje de ficción. ¿En qué medida afecta la ficción, esa proyección que hacemos de nosotros mismos, nuestros contextos? En julio nuestros autores reflexionarán sobre distintos aspectos de la convivencia en el mundo real. Ese que gracias a la red cada vez tomamos menos en cuenta, en sus verdaderas posibilidades y limitaciones.

¿Quién vive cómo, con quién? Esa es una pregunta que nos hacemos con frecuencia en Los Superdemokraticos, porque nuestro modelo de interacción lo hemos copiado de las calles del barrio en el que vivimos. El Aleph que nos ha tocado en suerte, como lo define Borges: esos tres centímetros en los cabe todo el universo, es conflictivo. El país que lo contiene, no hace más que publicar titulares sobre todas las cosas que aquí no funcionan bien y sin embargo, como sujetos, indistintamente de las preferencias sexuales, idiomáticas, raciales, políticas, de clase y la pobreza, probablemente en pocos lugares de la Europa contemporánea estamos tan cerca de ser como realmente queremos, todos los sujetos que habitamos aquí. Es posible que los antiguos no hayan tenido Internet, pero los seres humanos siempre hemos construido Babilonia.

Nosotras transmitimos desde Kreuzberg. Cambio. ¿Hay alguien ahí?

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Soy un@ intraducible http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/ich-eine-unubersetzbarer/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/ich-eine-unubersetzbarer/#comments Tue, 20 Jul 2010 07:00:36 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=476

La contemplación de futuro.

Ser o no ser. Ser mujer o ser hombre. Ser ambos. No ser ninguno. Ja! Sin duda esta es una pregunta que tiene diferentes relevancias dependiendo de las épocas y lugares en la que es formulada. No es lo mismo preguntarse que significa ser una mujer en la edad media que hoy en día. Como a su vez tampoco significa lo mismo preguntárselo hoy en Afganistan que en Holanda. El contexto determina la relevancia y el impacto de la pregunta.

Si hay algo que me llena de orgullo, es en haberme construido o constituido en un ser que duda. Esta construcción, emana según mis convicciones, del tiempo y el lugar en el que vivo, es decir: Uruguay 2010. La posibilidad de dudar de todo aquello que se me otorgó en determinado momento como seguro e inamovible, es algo que me llena de esperanza y curiosidad. La posibilidad, al menos virtual, de que no todo es como parece y que a veces basta una buena pregunta, para que los cimientos institucionales de cualquier mito se desmoronen bajo mis pies, me emociona.

No hay duda de que soy un hombre, al menos fisiológicamente. Pero dudo todo el tiempo de ser culturalmente un hombre. Y quiero aclarar que esto no está vínculado a mis preferencias sexuales, ya que estas son inabarcables en los conceptos tradicionales de “hombre” y “mujer”, sino que me refiero a la construcción cultural del arquetipo, en este caso, hombre. Pero sucede que la otra posibilidad tampoco me seduce lo suficiente. Si bien ser una mujer tiene varios aspectos que me gustaría probar, nada es tan seductor como para hacer el cambio definitivo.

Ahora ya todos lo sabemos, la pregunta es más compleja ¿Hay sólo dos posibilidades del ser? ¿Se es mujer o se es hombre? ¿O simplemente se es? La pregunta está destinada a tener infinidad de respuestas, pero aquí importa, al menos intentar por mi parte, dar una respuesta personal. Esta respuesta no intenta ser universal ni aplicable al resto de las personas, sino un manifiesto del ser personal, que adhiera un color a las muchas respuestas.

Entonces ¿Qué soy?

Soy un hombre que elige enemigos más grandes que uno y una mujer que se tira de los pelos ante la impotencia. Soy ese hombre que asume riesgos que está seguro que puede ganar y esa mujer que busca un lugar en dónde no la invitaron. Soy un hombre que nunca le gustó estudiar lo que no le interesaba y leía lo necesario como para pasar de clase y estudiaba el día anterior de los exámenes y los salvaba. Soy es a mujer que una vez que encontraba aquello que la apasionaba era capaz de amar como nadie había amado y darlo todo y entregarse sin medir sin especular sin esperar nada. Soy ese hombre que sabe como herir a sus seres queridos y que se mete en peleas que tiene grandes chances de ganar que trata de no salir herido en peleas ajenas y que se involucra sólo lo necesario. Soy esa mujer que lucha por lo que cree y expresa sus convicciones no cede ante la incorrecta posición de las mayorías. Soy esa mujer que duerme más de lo necesario y ese hombre que envidia la belleza ajena. Soy esa mujer que piensa siempre en dar una buena impresión y ese hombre que no da puntada sin hilo. Soy un interesado y una tira bombas. Soy maleducado y soberbia. Soy un@. Intraducible. Inentendible fuera de mi mism@.

No imagino ese día en que todos seamos tan mujeres y hombres como queramos y que las culturas se vivan por sus principios y por sus opuestos y que todo sea una construcción arbitraria y personal, justa y colectiva, azarosa y singular. Y nos gustaremos o rechazaremos independientemente de nuestros sexos porque estos se habrán difuminado entre nuestros vicios y virtudes. Y nos odiaremos y amaremos entre límites razonables y soportables que permitan que el mundo gire sin comprometer la existencia del más ínfimo de los mosquitos albinos. Y habrá tanta discriminación que la viviré en paz porque no será para segregar sino para saber que soy un individuo único que aporto a los colores del mundo sin necesidad de atentar contra los insoportables colores de los demás. Y será tan impensable este mundo y tan lejanos y tan improbable que la mera posibilidad de pensarlo nos hará llorar de alegría como quien contempla cara a cara la esencia del universo. No imagino ese momento, no imagino ese mundo, pero no quiero ser piedra en el camino de su construcción.

Esperaré entonces, contemplando la cara de mis vecinos, esperando que asome el gesto extraordinario, la mueca, consecuencia inevitable de la contemplación del futuro. Y cuando esto suceda, me sumaré a la gesta, copiaré los movimientos, miraré por los ojos de los afortunados y ayudaré, como hombre y como mujer, ayudaré.

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