Party – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Guía de fiestas de la feria http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/messe-party-guide/ Fri, 02 Dec 2011 19:19:34 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=6102

Todos sabemos que las ferias de libros son eventos sociales. Claro, en los encuentros de este sector que tienen lugar en pabellones más o menos climatizados, mirándolo superficialmente, todo tiene que ver con el negocio editorial, y sobre todo con libros y con los llamados bibliófilos (a quienes aquí en la Feria del Libro Guadalajara se les otorga su propio premio. Esta vez el “Homenaje al Bibliófilo” lo recibió el mexicano Ángel García Lascuráin de 75 años, quien ama los aviones y ha reunido una biblioteca enorme, por ejemplo con primeras ediciones de Ernest Hemingway, entre otros). Pero en las ferias que yo conozco, la verdadera interacción tiene lugar en las noches

En la feria más grande del mundo, en Fráncfort, las editoriales invitan a costosas recepciones en el alfombrado hasta no decir no más y revestido en madera Hotel Frankfurter Hof. Las tarjetas de invitación para el evento ni siquiera tienen la dirección, quien está invitado, ya había estado allí, y la decadencia en Alemania se las da de humilde, es de las de suéter de cachemir sin logotipo. A dichas fiestas en todo caso, se les invita solo a los escritores conocidos, o sea a los de imagen pulida con cara apta para medio de comunicación. También están las fiestas inner circle, o sea las de las editoriales con sede en la ciudad como la de la villa Suhrkamp, o la fiesta coctel en el atrio, bajo calentadores de patio de la editorial S. Fischer en Sachsenhausen, con poca comida y mucho, pero mucho alcohol. Aquí las tarjetas de presentación vuelan de allá para acá, se acuerdan citas para entrevistas, se critica a los ganadores de premios, todo sin música. Finalmente la fiesta abierta al público, la de las editoriales jóvenes como Blumenbar, kein und aber, kookbooks, mairisch, Onkel&Onkel, Verbrecher, a las que van todos los escritores y editores jóvenes, donde uno se siente como normalmente lo haría en Berlín, pues casi todos los escritores berlineses se encuentran presentes y se la pasan colgados a una botella de cerveza o de Bionade. Aquí nadie intercambia tarjetas de presentación, por mucho se intercambian nombres en Facebook. A bailar y a besuquearse se comienza a las 2 de la mañana, de forma salvaje y a ritmo de hip-hop, música disco, Abba, entre peor sea la música, mejor.

En Guadalajara parece haber una fiesta cada noche. Eso es ya de por sí igual, pero hay algo distinto: Las direcciones pasan aquí y allá en conversaciones o en papelitos, una invitación es pocas veces necesaria, tal vez solo para la primera, para la fiesta de apertura de la FIL en una estancia parecida a un parque con una carpa gigante, llena de bares y stands de pasabocas (tacos, dulces). Todo gratis, el dresscode: tipo caro ostentoso con telas flotantes, joyas y maquillajes opulentos, tacones altos. Uno de los grupos de cumbia más famosos, la Sonora Dinamita de Colombia, toca y baila por horas ante una pista de baile destellante y saturada de gente. Las mesas, con camarero personal, son reservadas por diferentes mecenas. Ningún deseo queda por cumplir, todo disponible en abundancia, los ricos están entre los de su clase. Y algo salta a la vista: Los alemanes se atreven muy pocas veces a menear las caderas. Muy similar es en la fiesta de la editorial Veracruz, en la que se presentó un grupo de salsa, en la “fiesta de los periodistas” o en la super rockdisco de la joven editorial Sexto Piso: Los latinos bailan y también están dispuestos a dar lecciones básicas. Los alemanes son fieles a sus clichés. Prefieren mirar o balancearse de aquí a allá como árboles al viento.

Conclusión: Fiesta en la feria significa en Guadalajara sobre todo bailar bastante y en pareja , eso todavía lo tienen que aprender los alemanes. ¿No sería tal vez mejor si la cerveza que –Atención: alarma de clichés- regalan todos los días a las 16h en el pabellón alemán, se la tomaran mejor en las fiestas?

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La programación diurna de la feria de Guadalajara por suerte ya ha sido adaptada al ritmo nocturno: La mayoría de eventos de escritores hispanoparlantes empiezan a las 17h. Suficiente tiempo para dormir bien y desayunar, para después pasar directo de la feria a la siguiente fiesta. ¡Nos vemos esta noche!

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Bertolt Brecht Roadkill (crónica berlinesa en 6 actos) http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/bertolt-brecht-roadkill-berliner-chronik-in-6-akten/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/bertolt-brecht-roadkill-berliner-chronik-in-6-akten/#comments Mon, 29 Nov 2010 10:59:42 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3245

1. Berlín, pulquería

Hace un par de semanas me invitó a cenar Nikola Richter, en su bello apartamento de Kreuzberg. Niko, además de ser una escritora de excelencia, es una chica alemana que estudia el violín para jazz y que conduce diversos proyectos culturales con la destreza de una atleta del logos.

Aquella noche, antes de sentarnos a la mesa, le dije a Niko que Berlín se había convertido ya, con la rapidez y violencia de un relámpago, en la niña mimada del parnaso de mis lugares favoritos. A lo mejor a Niko esta afirmación le pareció prematura, pero de cualquier modo la aceptó con una sonrisa, mientras echaba los calabacines a la sartén previamente marinada.

La pasta estuvo deliciosa, casi tan buena como la conversación. Comentamos muchísimas cosas: desde algún elogio por las editoriales alternativas argentinas (como Clase Turista), hasta las más íntimas y reveladoras impresiones que nos causaron los diversos colaboradores de Los Superdemokraticos: sí, de acuerdo con Luis Felipe Fabre, no hay nada más sabroso que el chisme literario, así que procedimos al deleite sin cargos de conciencia.

Una noche antes habíamos bebido unos cuantos mezcales en La Pulquería de Kreuzberg, frente al Görlitzer Park. Yo venía de haber hecho un viaje de casi 20 horas, entre escalas y esperas aeroportuarias, pero decidí incorporarme al alegre grupo y emborracharme antes de dormir. Así, pensé, aprovecharía también para mostrarles a todos el amuleto que había adquirido un par de semanas antes, en Buenos Aires: un gorila de plástico que saca fuego por la boca y prende su mirada de infrarrojo.

Era todo felicidad mientras les encendía sus Gauloises a mis nuevos amigos. Todos se mostraban cautivados por el fuego del mono mágico. Sobre todo una chica llamada Aline-Sophia, que también aseguró estar enamorada de los delfines.

2. Lucullo, el proceso

Al escribir ejecuto un crossover. Paso de un lenguaje al otro. Soy un narrador oral que viaja desde sus mentiras hacia el texto.

Sobre la página veo morir lo que antes inventé. Y ese cadáver es lo que algunos llaman literatura.

Cuando me preguntan por qué comencé a escribir, tengo dos, o incluso tres historias como respuesta. Depende si estoy en un bar, o en una librería. O si me lo pregunta una periodista. Elijo el relato a partir de mi entorno y humor del momento.

El lugar donde se originó mi amor por la poesía, le cuento a Nikola, mientras hundo mi tenedor en los Zucchini Pesto, se encuentra diseminado por la ópera en verso llamada “El proceso de Lucullo”, de Bertolt Brecht.

A los diecisiete años participé como actor en dicha pieza, con el grupo teatral del colegio. Mi papel era el de la “voz lívida”, que era una sombra acosando la conciencia del general romano, Lucullo, quien está a punto de ser enjuiciado en el Inframundo. La voz lívida, una sombra ataviada en la onda de Brandon Lee en El cuervo, le explica al público la dimensión del daño que el dictador le ha ocasionado a su pueblo. Habla en forma metafórica, elíptica, desplegando un espeso halo de misterio, mientras los personajes, miembros del jurado inframundano, se van desprendiendo de un friso triunfal.

Es muy curioso, muy raro, pero nadie, entre mis conocidos, leyó jamás esta obra de Brecht. Ni siquiera los más brechtianos entre los brechtianos. Alguno incluso llegó a sugerirme que quizás la directora del grupo estudiantil había confundido al autor y que así habríamos terminado montando la obra de otro. Una amiga actriz, más atrevida, escéptica, e incrédula, me dijo que a lo mejor todo se trataba de una farsa, no del todo infrecuente en el mundo teatral: una obra escrita por la misma directora, quien nos habría dicho que la pieza era de Brecht por una extraña suma de timidez, oportunismo y vergüenza.

Recuerdo haber hecho varias búsquedas en Google los últimos años, siempre infructuosas. Escribía “El proceso de Lucullo” y nada, cero resultados. A veces escribía “El proceso de Lucuyo” y el vacío era todavía más inconmensurable. Incluso había llegado a pensar que esta obra en realidad nunca existió y que mi mente la había inventado sólo para darle un origen prestigioso a mi momento iniciático en el arte.

A Nikola esta historia le pareció fascinante y me propuso que visitáramos la casa de Brecht y luego su tumba que está en el cementerio justo enfrente de su antigua residencia, en la calle Chausseestrasse. Le respondí con entusiasmo que sí, que teníamos que hacerlo lo antes posible, ir por allá, preguntar, tomar fotos, y aprovechar para escribir una crónica sobre la búsqueda de esta ignota obra de Brecht.

¡Ese sería un texto perfecto para Los Superdemokraticos!

3. Fotos en Görlitzer Park

La mañana del viernes 12 de noviembre de 2010 tuve  una cita con el fotógrafo Ekko von Schwichow, para hacer una sesión de fotos en el Görlitzer Park.

La noche anterior había hecho mi presentación en Latinale. Leí varios poemas, quizás no mis preferidos, pero salí bien librado. Pese a ser un veterano de las lecturas públicas, esta vez estaba mucho más nervioso de lo normal e incluso confundí el orden de las páginas que leería, lo cual me obligó a interrumpir la lectura del que quizás era mi mejor poema. Me había tocado abrir el evento, frente a un expectante público en el auditorio del Instituto Cervantes de Berlín.

Al verme llegar al parque, Ekko me preguntó cómo me había ido con la lectura. Preferí no contarle los detalles y lo resumí todo con un clásico “bien, muy bien”.

Ekko von Schwichow ha hecho retratos de Haruki Murakami, Susan Sontag, Jean Baudrillard, Umberto Eco y Henning Mankell, entre muchos otros, pero yo no lo sabía antes de la sesión. Mi ignorancia me resultó útil, pues me permití posar con total desparpajo, moviéndome con cierta audacia (si tomamos en cuenta la cruenta resaca) por los parajes del final del otoño berlinés.

Al finalizar la sesión, Ekko me comentó su pasión por la obra de Brecht, a mansalva, sin motivo aparente. Esto no me pareció extraño, ni místico: dada la popularidad de la que goza el dramaturgo, sobre todo en Alemania, el gusto por Brecht es algo más bien natural, así que simplemente aproveché la sincronía para preguntarle si conocía la obra teatral titulada “El proceso de Lucullo”.

Al igual que todos, Ekko respondió con una negativa.

4. Rery, Superdemokratica

El pasado es una fotografía polaroid del futuro. Y el presente eterno es el movimiento de la fotografía en nuestras manos, mientras se va revelando.

Cuando conocí a Rery Maldonado (la otra Comandante de Los Superdemokraticos, junto a Niko) sentí como si me encontrara con una habitante de mi futuro y de mi pasado, presentándose en tal simultaneidad. El arquetipo de la mujer guerrera que me cuida sin razones, ahora en una versión boliviana-alemana. Un dulce, un caramelo de cianuro anarquista.

Rery se fue a Bolivia al nomás terminar Latinale, así que me dejó prestado su apartamento, también en Kreuzberg. Un apartamento lindo, espacioso, lleno de libros, donde comencé a buscar las obras de Brecht, para luego irme desviando por las diversas maravillas que me encontraba, desde Tres tristes tigres, hasta una primera edición de Entre la piedra y la cruz, de Mario Monteforte Toledo.

Al instalarme en lo de Rery, lo primero que hice, como siempre hago, fue intentar conectarme a Internet. Y por alguna razón no pude usar el wi-fi, así que tuve que encender la computadora de mi amiga. El teclado alemán me presentó serios problemas en un inicio, pero lo fui domando, ayudado por la experiencia con los teclados franceses. Aquella tarde revisé mis correos y me encontré con este e-mail de Ekko von Schwichow:

“Hola Alan, que tús ricercas? La pieza de Brecht, originalmente escrito para la radio en alemán se llama: “Das Verhör (interrogatorio) des Lukullus”, 1951. Has encontrado algo más?

Te mando como documentos adjunto los datos de los imágenes – pues si te gustan, digame quales son; espero que puedas ver los números??

un abrazo

Ekko“

Al leer este email me di cuenta de que no había encontrado nunca referencias al proceso de Lukullus en Google por una simple razón: yo escribía “Lucullo”, o inclusive “Lucuyo”, en el buscador. Se trataba de un salto de idioma que me mantuvo suspendido en un limbo de ignorancia.

Una vez más pude percibir que un par de letras pueden convertirse en el pasadizo a la dimensión desconocida.

5. Berlín, Axolotl Roadkill

Hace una semana, gracias a Johanna Richter (que no es pariente de Nikola, por cierto), pude hacer el paseo turístico y tomar las fotografías que siempre me niego cuando hago estos viajes. Me decidí pues recién había leído en un artículo que los lugares turísticos son evitados por los viajeros esnob, sin darse cuenta que estos sitios son populares por algo, que existe una razón para su popularidad.

En el caso de Berlín confirmé dicho aserto. Es realmente magnético todo el escenario dispuesto para los turistas. Una ciudad que usa la memoria histórica a manera de referencia para el consumo de imágenes de la posmodernidad: turismo meta-histórico.

Saqué varias fotos con la cámara de Johanna, quien me hizo un tour abreviado pero efectivo por las áreas donde estuvo el muro y por el Centro, en medio del naciente invierno berlinés.

La conversación durante el retorno a Kreuzberg fue un placer: Johanna hace su doctorado en literatura del siglo XIX y chispea sapiencia. Parte de nuestra charla atravesó por el más reciente y sonado caso de plagio en la literatura alemana: el libro Axolotl Roadkill, de Helene Hegemann. Se trata de una novela (bestseller) que habría usado la técnica del “montaje”, re-utilizando fragmentos de blogs y libros que la autora leía. Aprovechando este caso, discutimos largamente sobre los límites de la autoría, cómo se configura el libro en la época actual, cómo funciona la escritura, etc.

También compartimos la nostalgia por Ezequiel Zaidenwerg, quien había dejado Alemania al finalizar la Latinale. Eze, como lo llamamos los amigos, fue sin dudas la revelación del encuentro de poetas latinos en Berlín, cautivando al público con la potencia y elegancia de su poesía. Este querido amigo y poeta argentino, junto a la puertorriqueña Mayra Santos Febres, refulgieron como lo más luminoso del evento.

No está de más anotar que Mayra, ayudada por los orishas, ejecutó la lectura de mi alma durante una cena, casi al finalizar el festival. Dando en el clavo, me dijo: “lo que pasa es que tú sientes exactamente lo que los demás están sintiendo”.

Y sí: creo que eso es lo que me pasa.

6. Brecht, el mono

Mientras bailábamos en una fiesta muy pero muy loca, también en uno de esos bares locos de Kreuzberg, le expliqué a Barbara Buxbaum, mi traductora y amiga, por qué al final nunca visité la casa de Brecht:

–Es que fijate que el mono, ¿te acordás?, el que tira fuego por la boca, secuestró mi alma estos días, dejándome sin libertad: sólo me permite pachanga – dije.

–Ah, mi querido Axolotl – respondió Bárbara, soltando la carcajada.

Imágenes: Alan Mills.

Traducción: Barbara Buxbaum.

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