Migration – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Itinerario http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/reisefahrplan/ Wed, 08 Dec 2010 19:07:15 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3371

Desde la cama se ve la humedad que acaricia el cristal de la ventana del cuarto en el despertar del día. La nieve quiere entrar a saludar, solo la frena el calor de la calefacción. No he dormido más de cuatro horas. Muchas ganas de levantarme no tengo, pero sin visa en el pasaporte sería todo mas complicado. Los diez pasos hasta el baño, la pasta y el cepillo de dientes, una cepillada rápida, la sensación de limpieza me llevan a ducharme, prolongando así el éxtasis y quitándome los olores del ayer, un ayer hostil. Todo esto con una buena canción para empezar el día y tomarme el primer vaso de agua. Los pensamientos se van convirtiendo en acción. Salir de la cama, los pasos, Bugge Wesseltoft con It’s snowing on my piano, la ducha, la toalla, el agua: la tranquilidad de las pequeñas cosas que apaciguan el alma. El reloj en cambio, no parece muy tranquilo y anuncia que ha pasado media hora. Has necesitado quince minutos más, para algo que deberías haber hecho en diez. No hay café. ¡Apúrate! ponte el pantalón más lindo con la camisa más linda, bufanda y abrigo. Hay que causar una buena impresión. No dejes de coger los papeles que dejaste preparados ayer y rectifica que estén todos nuevamente. Baja las escaleras corriendo, pero no te caigas, que no es momento para accidentes. Aire frío. Los pasos se van hundiendo en la nieve, ojala no olviden regar las piedrecitas que evitan que caigamos al suelo constantemente. ¿Tendré todos los papeles? La estación está a no más de cinco minutos. Caminar por Neukölln tiene su encanto. Por sus calles se pasea un  surrealismo derrotado que a mi me invita a rebelarme y es que Neukölln ostenta un barroquismo hiriente.

Andares.

Ya a las ocho de la mañana la panadería turca en la esquina de Selchower Straße, tiene unos cuantos inquilinos. Luego del acostumbrado hola con sonrisa tomo mi café y salgo rápido dirección Hermannstraße. Cien metros más allá, después de doblar a la izquierda ya estoy en el metro que llega en dos minutos. Cuando viajas en el metro ves la ciudad distinta, se ve en la mirada de su gente, en el vaivén de sus cuerpos, unos contra otros. La ves en el controlador de la BVG, el que no tiene Ticket, la muchacha que se va a la universidad, el tipo elegante y el montón de almas que ya no se amontonan frente a las puertas del purgatorio, sino frente al la puerta automática del Metro. En la Osloer Straße cambio de Metro al U-9 hasta la Amrumer Straße, dos estaciones más y ya casi llego. Un cartel anuncia la proximidad de mi destino: Ausländerbehörde nach rechts.

El edificio no invita a entrar, pero hay que hacerlo. A pesar de todo llegue trece minutos antes, así que puedo buscar la oficina con calma. Me oriento en los pequeños mapas que indican adonde debo dirigirme. Segundo piso a la derecha. Me siento en el primer salón de espera a mi izquierda y espero que en la pantalla salga mi número, por suerte tengo una cita que demoraron dos meses en darme. Saco el libro de turno, esta vez le toca  a la mil veces releídas Antología poética de Benedetti. Lo abro al azar y Benedetti me saca una sonrisa: me está pidiendo que no me salve. Como si fuera tan fácil… Se me acerca un hombre que debe tener entre 30 y 35 anos. Me pregunta si allí es para la B, le digo que si y se sienta a  mi lado. ¿Y tu de dónde eres? – me pregunta. De Cuba – respondo. ¡Oh, Cuba! Che Guevara… ensaya una sonrisa. ¡Bonito país! – agrega. Aunque yo no me pensaba nervioso, mi rostro parecía decir lo contrario, pues mi nuevo amigo continuo diciendo: No te preocupes, a los cubanos seguro les dan visa. Yo en cambio vengo del Líbano, a mi me hacen sudar más.

Un sonido me indica que un nuevo número será llamado. Es el mío. Me despido con una sonrisa y camino a la puerta 264. Benedetti me sigue diciendo que no me salve, que no me reserve del mundo un rincón feliz. Controlo mi rabia. Toco a la puerta y entro.

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Globalización: ¿Cuba aplica? http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/globalisierung-fur-kuba-zutreffend/ Wed, 22 Sep 2010 15:14:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2057 La palabra globalización se vive en Cuba en un doble estándar. Para nada tenemos esa economía híbrida que sobresale en muchos países y que es uno de los signos indiscutibles de la globalización. En realidad, para nada tenemos una economía. En Cuba esta ha sido una palabra prohibida por mucho tiempo. En primer lugar, debido a que la forma de Estado que promovió la Revolución Cubana decidió cargar con la responsabilidad económica del país. Se trataba de construir un modelo de país futuro, o más bien, un modelo de mundo futuro. En dicho modelo, como en todo modelo, la economía era fundamental.

¿Consecuencias? Hoy tenemos un expresidente, mito histórico y dinosaurio de la izquierda semi radical –Fidel Castro, sí- que reconoce en una entrevista la poca funcionalidad del modelo socialista cubano. Aunque luego se retractara, la declaración tiene vínculos demasiado evidentes con las nuevas medidas económicas del presidente, su hermano Raúl, donde por primera vez en 50 años no sólo se le da valor a la propiedad privada sino que se la incentiva por medio de despidos masivos. ¿Y cómo se refleja esto en mi vida cotidiana? Digamos que la globalización en materia económica es una leyenda de la que he escuchado tanto -y con un nivel similar de influencia sobre la realidad- que la historia de Papá Noel …

Otro signo de la globalización: migraciones en aumento. En el caso de Cuba otra vez el Estado nacionalista-comunista-socialista (esas han sido las distintas nominaciones del periodo revolucionario) ha impulsado olas de migración masiva, en contextos específicos y bajo términos y condiciones sumamente polémicas, mientras que por otro prohibió al ciudadano común viajar al extranjero, emitiendo un permiso de salida –y permiso de entrada para el cubano emigrado- que convierte a la isla en una gigantesca cárcel donde el mar hace las veces de frontera. Entonces… esto de las migraciones es un tema delicado para cualquier cubano, y está lejos de parecerse siquiera al modus vivendi de un privilegiado ciudadano del primer mundo.

Por último, cada uno de nosotros es un mosaico de elementos, reza la propaganda de la nueva ideología consentida del norte –la globalización, ¿cuál otra podría ser? Bueno, en Latinoamérica otro gallo cantaría o canta… Las independencias de nuestros países del régimen colonial se llevaron adelante excluyendo varias piezas del mosaico continental. Los habitantes originarios, más los negros y los chinos, junto a otros, fueron expulsados dentro de cada país hacia zonas periféricas de una sociedad criolla que se erigió como blanca y occidental.

Hacia finales de este proceso, muchos “etnólogos” –en Cuba tenemos a Fernando Ortiz- comenzaron a hablar de sincretismo, de transculturación, y en fin, de mezclas a diestra y siniestra. Sin embargo, ese empeño de concebir en una misma sopa a todas los ingredientes del mosaico es un movimiento reflexivo que tiene bastante de falaz y mucho del, como decimos por acá, “pasarse de listo”. Es una forma de incluir sin incluir: ¿qué vamos a incluir si todo está ya presente? La línea evolutiva de este pensamiento -que tuvo de positivista- llegó hasta nuestro siglo XX y tomó su lugar en la Revolución Cubana, cuando esta asumió la postura de eliminar todas las organizaciones de minorías en el país, y decidió declarar sin vigencia la discriminación racial de una manera suigéneris: ejerciendo la discriminación positiva, por un lado, y declarando que ningún revolucionario podía ser racista, por el otro. El análisis de cómo la Revolución Cubana ha manejado ideológicamente la diferencia entre “lo que debe ser” y “lo que es” llevaría a una buena lección de política. Desgraciadamente una lección de política que serviría para hablar de “multiculturalismo”, esa etiqueta globalizada.

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El país de los debiluchos http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/das-land-der-weicheier/ Wed, 15 Sep 2010 13:11:26 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1952 Escribo desde un país que me protege en todo el mundo de malas experiencias, a mi, niño burgués de centro izquierda, (todavía) cercado por la suavidad del algodón. Nunca he sido discriminado, al menos no deliberadamente y mucho menos por mi raza, cultura o mi nacionalidad. Alto, delgado, blanco y bien vestido en realidad me va bien en todo el mundo – esa es al menos mi experiencia hasta el momento. Todavía no he fracasado frente al portero de ningún club, todavía no se me ha negado ninguna membresía e incluso la Homeland Security de los Estados Unidos me saluda aburrida. La cúspide de la discriminación en mi vida fueron algunos pinchazos anti- alemanes de un estudiante de intercambio noruego. En todo el sentido de la palabra: ¡Un chiste!

Lo que saludo y aprecio de este país, me parece en las preguntas sobre la sensibilización contra la discriminación como un maleficio: A los alemanes alemanes (es decir a los niños blancos hijos de padres alemanes y nietos de abuelos alemanes) nos parece imposible no estar en el lado soleado de la vida- a menos que voluntaria y conscientemente nos decidamos por la pobreza y la ilegalidad, pero en ese caso no tiene que ver con discriminación, sino con estupidez y adicción a la experiencia.

¿Decir que a través de la no discriminación evidente, soy doblemente discriminado es un sofismo? La frase “también yo quiero sentirme discriminado alguna vez”, con la que empezaba la primera versión de esta colaboración, lo sé, va demasiado lejos. Sin embargo me parece que encierra el punto decisivo frente al debate que se desarrolla en este momento en Alemania sobre la integración de los inmigrantes musulmanes: ¿Cómo puede comprender el promedio de los “alemanes de origen”, como son llamados ahora por algunos, abarcar, entender qué significa ser discriminado por su procedencia, cultura o color de piel? ¿Cómo puede alguien que pertene a una idiosincrasia y a una raza que parecen protegerlo en todo el mundo, contemplar la situación de aquellos que no encuentran entrada a esa cultura o lo que es peor, que les es negada la entrada?

Sin la experiencia de una discriminación cotidiana, solo puedo imaginarme cuan impertinente puede parecerles a los afectados que ahora en este país, aquellos que discriminan al colectivo de inmigrantes musulmanes de golpe empiecen ellos mismos a hablar de “discriminación” cuando son fuertemente criticados – no solamente desde las filas de esos inmigrantes- La experiencia de una verdadera discriminación por religión, cultura o color de piel, compartida por todos los habitantes del país, asfixiaría la sublimación de la cultura, la ruptura de tabús, ese “bueno uno debería poder decir…” en sus germenes.

Hasta que lleguemos a eso (algo que no puede suceder, sería una paradoja) uno tendrá que volver a decir que los “alemanes de origen” burgueses son unos debiluchos ignorantes, a los que les haría bien que alguién en algún momento los discrimine- mientras esa gente (nosotros) se arregla con su su soberbia- y los convierta en una minoría que se integra difícilmente.

traducción Rery Maldonado

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Vivir afuera http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/espanol-vivir-afuera/ Mon, 13 Sep 2010 07:04:33 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1867 Últimamente, yo también considero irme y sumarme a los casi tres millones de bolivianos en el exterior (aunque tal cantidad no se puede oficializar). En otros países el dato no sería significativo, pero para Bolivia, que tiene aproximadamente 10 millones de habitantes viviendo en su territorio, tal cifra de compatriotas migrantes es centro de reflexiones académicas, intervención de la Cooperación Internacional y objeto de políticas públicas. Los motivos, los sufrimientos, los itinerarios de los que se han ido porque tienen una deuda que por las moras y los intereses se han tornado impagable, los que se marchan porque acá el trabajo es cada vez más difícil de conseguir o con sueldos que tienen una ridícula capacidad adquisitiva, los que están obligados a irse porque la tierra está agotada o por el cambio climático, los que se van porque sienten que ya no pueden más. Destinos diversos como Buenos Aires, Madrid, Washington, Sao Paulo son los preferidos por la diáspora boliviana. No sé muy bien lo que me esperaría afuera, aunque, como muchos de los que se han ido, igual prefiero esa lejana incertidumbre del forastero a este puñado de dudas locales y próximas. Pero sí sé que quiero volver y me da nostalgia por adelantado: me agarra la angustia de las fronteras.

El fenómeno, complejo y transversalmente concatenado con otra serie de hechos sociales, tiene antecedentes de flujos constantes y con múltiples direcciones: desde los mitimaes reasentados durante el Incario por motivaciones políticas, económicas y territoriales hasta los pioneros del fin del siglo XX que han ido tejiendo silenciosamente las redes en los lugares donde ahora masivamente residen bolivianos. A unos pocos les va muy bien, otros muchos son traficados y sometidos a tratos esclavizadores, son víctimas de discriminación y maltrato. Hay también quienes ni siquiera pueden llegar donde tienen planeado y son detenidos y expulsados. La odisea de los que se han ido porque no quieren vender limones o ser limosneros y terminan convertidos en fantasmas anónimos en lugares extraños (el otro día alguien, nacido en el campo, me contó que cuando se fue se sentía en otro planeta: no sólo todo le resultaba adverso y extraño sino que lo trataban como a un extraterrestre).

El éxodo no parece que vaya a detenerse pese a que el reforzamiento del control en fronteras, el endurecimiento de las políticas migratorias del Norte, que con ejemplos claros como la situación en Iowa o la Directiva de Retorno, criminalizan la condición del migrante irregular (especialmente latinoamericanos y africanos). Está situación de vulnerabilidad y segregación (sumada a los efectos de la recesión undial) ya ha roto el sueño a quienes retornan sintiéndose fracasados pero también a los que se quedan pendientes esperándolos (las remesas son uno de los principales ingresos económicos del país). Extranjeros indeseados: el discurso universalista de la tolerancia llevado a s máxima contradicción por el utilitarismo capitalista. La movilidad humana es un derecho tan imprescindible como el agua y pretender detenerla es como querer parar un río con diques de arena.

Pero estamos acostumbrados a la adversidad y vamos a seguir yendo (y viniendo). Últimamente hasta nos sentimos optimistas. Incluso hemos empezado a revisar esos mitos que a veces nos estorbaban respirar: no somos tan tristes ni tan mediterráneos, ni tan centrados en nosotros mismos. Además siempre podremos reproducir en cualquier lugar un pedazo de la comunidad imaginaria (con música, imágenes, comida o una conversación) como proyectando un holograma familiar. Nos vamos callados, como queriendo invadir el mundo, con un ají en el bolsillo. Vámonos. Silencio, exilio, astucia.

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Sean Ciudadanos-bus http://superdemokraticos.com/es/editorial/werdet-bus-burger/ Sun, 12 Sep 2010 11:18:29 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1884 Nuestro blog Los Superdemokraticos une a dos regiones que tienen un punto de vista muy distinto sobre la inmigración, ese fenómeno que en todo el mundo impregna las sociedades, la literatura. Alemania tiene problemas para reconocer a sus inmigrantes como una parte integral (sigan el debate sobre Sarrazin -el antiguo responsable de finanzas en Berlín- en los textos de Jo Schneider y Emma Braslavsky) y eso que en este momento cada segundo ninho tiene un tranfondo migratorio. Países latinoamericanos como Argentina, por el contrario, se entienden así mismos hace mucho como países de inmigrantes (sigan el texto de Karen Naundorf), otros países -México, Cuba, Bolivia- están marcados por el éxodo de sus habitantes: quieren irse a USA o Europa.

Todo ser humano lleva de alguna manera a un inmigrante dentro de si, a lo mejor se trata del buen ciudadano que se encontró René Hamann. (el que en este momento niegue con la cabeza debe mirar la historia de su familia un par de generaciones hacia atrás). Lo nuevo es que cualquiera puede permanecer unido con su país gracias al Internet, la televisión por cable, la radio y el skype. Los cables que atraviesan el mar sirven como cordones umbilicales, con eso el juego Fort-Da de Freud es llevado al absurdo: es posible estar tanto aquí como allá, por lo menos como un hermano, amigo, padre, contacto en Facebook hiperreal. A partir de esa tension es posible crear una „nueva manera de identidad hecha de practicas culturales propias y ajenas“, como lo formula Lizabel Mónika. Ella pide que el „ser extranjero sea aceptado como una forma de tráfico entre ciudadanos“. El que es extraño, ve las cosas de otra manera. El que es extraño puede dar consejos constructivos. El extranjero vive malos entendidos.

Hoy basta con viajar en bus para sentirse, voy a decirlo, „extranjero productivo“. Para mostrar donde cojea el debate. En los buses de linea de la empresa estatal de transportes se encuentran trabajadores y desempleados, turistas, asilados y personas que viven aquí hace mucho tiempo, familias, parejas y solteros, estudiantes, obreros, músicos callejeros. Ellos utilizan los colectivos, el tranvía, el metro y los trenes por casualidad. En un vehículo se convierten en compañeros de un cotidiano común. Agustín Calcagno escucha en el bus una mezcla entre cumbia y minimal Tech, María Medrano voces de mujeres que visitan a sus parientes en la cárcel, Leo Felipe Campos se compadece de visitas que no quieren arriesgare a vivir „las aventuras de los distintos medios de transporte“, Rery y yo encontramos turistas y a un pintor boliviano muy famoso en el M29. Hago una petición aquí, fundar una nueva manera de ciudadanía, la ciudadanía-bus. Frente al bus somos todos iguales. ¡Viaja más en bus! Atrapa la vista de los otros.

PD. Podrán decir naturalmente que eso es una locura. Pero esa manera de aproximación a distintos códigos culturales sería al menos un principio. Podríamos empezar a hablar con ellos, con aquellos que se sientan a nuestro lado. Desde los dos lados. Un bus y un beso, eso iría bien.

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Mi modelo genético para la inmigración http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/mein-genetisches-muster-fur-migration/ Thu, 09 Sep 2010 15:00:54 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1763

Doppelhelix - Wikipedia, GNU Free Documentation License

Cuando a alguien (como yo), a finales de la treintena, de repente le dice un funcionario en el senado de Berlín que por sus padres tiene antepasados inmigrantes y por lo tanto debe poner una equis en la casilla correspondiente en el formulario para recibir una beca, se tambalea la autoimagen de las cosas bonitas. Hasta entonces había dado por hecho que, simplemente, era alemana (en mi infancia nunca fui tratada como niño de inmigrantes, ya que la RDA prefirió esconder bajo la alfombra la histórica nota al pie en el currículum de mis padres, que habían sido expulsados o realojados o lo que quiera que fueran de los estados del este). Pero de pronto todo se complicó. A partir de entonces, necesité una palabra para restablecer mi equilibrio cognitivo: heterogeneidad.

Jo Schneider ya ha llamado la atención en su ensayo sobre el dichoso debate que se mantiene en este momento en Alemania sobre el ascenso y caída del cociente intelectual alemán debido a las familias inmigrantes (musulmanas). Una discusión así no es solamente risible, sino que, para mí (como alemana con pasado inmigrante recién salida del horno), no toca el problema real: la extraña naturalidad política del “ser alemán” como algo homogéneo. Ahí reside también una especie de supuesta herencia genética del ser alemán, que resuena latente en el debate actual, pero que no se toca desde los medios de comunicación. Si ningún gen determina decisivamente la subsistencia de una nación, pueblo, etc, entonces tampoco determina la del alemán. Así limita un estado la individualidad de sus ciudadanos, al certificarles un pasado que constituye un derecho para cada individuo, ya que cada individuo es libre para moverse de aquí a allí, desligarse de un contexto cultural y unirse de nuevo a otro. ¿O acaso la globalización sólo vale en un plano económico?

La actividad de los medios de comunicación alemanes para aclarar el estado de la investigación genética actual muestra todavía más: cualquiera puede convertirse en ciudadano alemán. Si ser alemán significa ciertas costumbres, un hábito específico, dominar la lengua alemana y haber disfrutado de una formación (en gran parte idealizada), eso significa únicamente que uno ha sido marcado por la actuación de un modelo (o entorno, por lo que a mí respecta) cultural específico. Afirmo sin ningún reparo que muchos de los llamados “alemanes homogéneos”, esto es, los alemanes sin orígenes inmigrantes, a menudo no encajan en el modelo pertinente. La pobreza de la formación en Alemania es el resultado de décadas de fracaso político, chapuzas y de incapacidad de realización en este área y un desplazamiento progresivo de la responsabilidad de la educación a la esfera privada familiar. Pero una responsabilidad de la educación que marca a un pueblo y que lo legitima como independiente no debería desplazarse al campus marcado por lo heterogéneo e individual de cada familia alemana, sino que debería ser independiente de ellas, debería salir de la fuerza vinculante del sistema de esta comunidad cultural. Para ello se debería entender primero esta comunidad como abierta, individualizada y, sobre todo, heterogénea y cambiante, y tener claro que en cada hogar se puede ser lo que desee (individuo, con cierto pañuelo en la cabeza, con cierto peinado o con lo que sea que le otorgue equilibrio espiritual). Alemania es por ley un estado laico, no deberían entrar consideraciones religiosas en los debates políticos, a no ser que todos nos engañemos.

Mis orígenes inmigrantes , y con ello mi heterogeneidad alemana, los cuento como mi ventaja cultural. Llevo algo siempre conmigo, algo de color en el horizonte. Si en algún momento puedo permitirme descodificar mi genoma, lo haré para ver si se puede demostrar en mí un modelo genético específico para la inmigración, que quizá yo le haya pasado a mi hija. A lo mejor ella también tendrá que oír en este país que pertenece a la segunda generación de una familia inmigrante. Pero quizá entonces, con más inteligencia, ya no usemos el término. Ahora que soy oficialmente una alemana con origen inmigrante, me siento así.

Traducción: Ralph del Valle

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Ciudadano de hoy: ¿extranjero de mañana? http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/heute-burger-morgen-fremder/ Thu, 09 Sep 2010 07:48:29 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1785

Tapa de Sherry Yorke "Multicultural Literature" Foto: Linworth Books

Mi país es Cuba, pero me encuentro hoy de visita en los Estados Unidos, para ser más precisos, en Miami. Una ciudad asombrosa, llena de latinos –personas emigradas de Latinoamérica-, y con un clima parecido al de La Habana. El término latino sólo parece tener sentido acá, o en el resto de Estados Unidos y Canadá. Latino es una etiqueta que encuentro políticamente muy activa que da cuenta de diferencias y de cercanías culturales; a saber, las diferencias con el norteamericano o “gringo” y las semejanzas frente a este entre las distintas culturas latinoamericanas.

No es que todos los latinos tengan el mismo comportamiento en América del Norte, puesto que no es así. Los grupos de cubanos, puertorriqueños, mexicanos –estos pueden encontrarse en mayor número en Texas-, colombianos, dominicanos, entre otros muchos, se adaptan de manera diferente al american dream. En Miami, por ejemplo, los cubanos parecen obtener un económico american dream como tendencia. Sé de puertorriqueños en algún punto de esta ciudad que permanecen en un barrio identificado como pobre y negro. Lo primero es palpable allí, lo segundo tiene que ver con la manera en que se acomodan ciertas identidades culturales en el imaginario norteño donde predomina ese “white people” que hace referencia a una superioridad étnica y político/económica al mismo tiempo. Cuando se dice white people se piensa en anglosajones o en descendientes de estos. Significativamente, todo lo que caiga fuera no es “blanco”, lo que recuerda el hecho de que la idea de raza nació en tiempos de la colonización de América.

En una reunión informal de estudiantes y trabajadores de la biblioteca de la Universidad de Miami encontré a jóvenes emigrados de Puerto Rico, México, Colombia, Haití, Cuba… Todos llevaban años de vivir en Estados Unidos, y mi impresión es que hablaban de su país de origen como si hablaran de un pasado lejano, o de un sitio del que había que salir porque Estados Unidos es un mejor lugar. Me preguntaron si no quería quedarme a vivir acá en vez de regresarme a Cuba. Cuando respondí que no, me preguntaron por qué. ¿Por qué querría alguien regresar a un país donde la situación económica y sociopolítica es inestable y hasta pesadillezca –en el sentido de que parece recorrer un círculo vicioso sin salida aparente?. Mi respuesta no es una razón, sino una intuición. Quiero regresar porque si me parece importante la identidad latina como una manera de expandir las fronteras de ideologías nocivas y hasta cierto punto caducas de la identidad nacional. Me parece también importante el trabajo con la sociedad civil de los países que  dejan atrás cuando emigran. Más que una emigración para el caso de Cuba, y de cualquier país latinoamericano tan acostumbrado a despedidas y familias separadas por océanos, creo importante un estar aquí mientras se está allá y viceversa. No mirar hacia el norte o hacia Europa como modelo, sino como ejemplo de lo que no somos ni seremos nunca. Propongo pues el viaje como aprendizaje, no la emigración y el adquirir una nueva identidad nacional o una doble identidad nacional, sino el llegar desde una identidad nacional caduca o en vías de transformación -¿cuándo no ha pasado eso en América?- hacia una forma de identidad que cruce el conocimiento empírico –o sea, la experiencia de un conocimiento que no puede ser adquirido de otra forma…– en torno a las prácticas culturales de otros con las propias.

Propongo una manera de practicar la extranjería como acción cívica. Mi patria, mi ciudad, se encuentran sobre todo en las intersecciones. Y creo que no soy la única…

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La vuelta en coches separados o “Cómo mi Yo de doce años azuzó la lucha entre culturas” http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/ruckfahrt-in-getrennten-autos-oder-wie-mein-12-jahriges-ich-dereinst-den-kampf-der-kulturen-aufheizte/ Fri, 03 Sep 2010 12:36:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1574

Tengo que hacer una confesión. Observando el profundo debate sobre la integración que en este momento se desarrolla en Alemania: Si, yo también fui alguna vez miembro de una iniciativa anti- islámica. O mejor dicho: yo también ha discriminado he discriminado como grupo a emigrantes provenientes del espacio cultural mahometano.

Eso sí, tengo que decir para acentuar la salvación de mi horra, que mis motivaciones no eran de ninguna manera las explicaciones blandengues que en este momento mueven a una parte de la población a radicalizarse (a la derecha) aprobando a un político en la afirmación de que en general los emigrantes representan una amenaza cultural. Que ellos – sea influido por la genética o por la cultura es en principio dejado de lado- no están dispuestos a integrarse ni tienen la capacidad de aprender y que la cultura alemana es tan poco respetada como los protagonistas del espacio cultural, los „Anfitriones -en el contexto de la migración una palabra falsa y terrible-.

Si Alemania podría „suprimirse“ como el político mentado dice, es algo que nos interesaba un carajo cuando yo todavía era activista. Yo sólo quería marcar goles! Tenía doce años, jugaba fútbol en el SC Aplerbeck 09, un equipo de provincia en los límites de la cuenca del Ruhr. En esa agrupación sucedía lo que la división escolar tripartita sabía impedir: Ciudadanos- la mayoría de ellos hijos de trabajadores extranjeros  se chocaban, prácticamente sin freno, unos contra otros. Con el resultado limitado: Hasta el día de hoy me veo junto a otros siete chicos clase media, la mayoría de ellos rubios como el trigo, yendo después de un juego a ver al entrenador (padre de un campañero de equipo, alemán) y decir: „No queremos jugar con los Marokks.“ El entrenador preguntó: ¿por qué?. Nosotros: porque nunca pasan la pelota, ¡si acaso entre ellos!“.

Lo que desde la perspectiva actual me sorprende de esa acción políticamente incorrecta y completamente discriminatoria de nuestros siete compañeros marroquíes (y lo que la diferencia del ideologizado debate actual), es el pragmatismo. Uno podría haber, si ya estaba en eso, en aquél momento dicho realmente tantas cosas que en ese equipo no funcionaban como introducción a grupos biculturales. Uno podría haber imitado los clásicos excesos de esa cultura del honor, con ese burbujeante: „eh, ¿me estás provocando?, cuando en los vestuarios uno miraba demasiado tiempo en la misma dirección. Nos podríamos haber enfadado por la poca valoración de nuestras estructuras familiares, sobre todo de nuestras madres, que se desarrollaban en diálogos dadaistas como „haste pepa, hijo de puta“- „tu mismo hijo de puta“- „ea, ¿acabas de mentar a mi madre?“.

Quizás fuera arrogancia, la que se expresaba con indulgencia y la que nos transmitían nuestros padres: „esas son por lo general personas muy sencillas, que no la tienen fácil aquí.“ Tal vez fuera el hijo del médico marroquí, que también jugaba en nuestro equipo y era tan distinto a sus compatriotas, poniendo con eso una gran señal para diferenciar que las escaramuzas agresivas en primer lugar son un problema social y recién entonces -una expresión específica de- un problema cultural.

Quizá se debiera a nuestro entrenador, un conciliador montador de calefactores, que supo mantener bajo control nuestra revuelta de fuego de paja. No en el crear „compadrazgos“ interculturales u organizando que nos visitáramos en nuestras casas o ese tipo de cosas que están de moda. El simplemente organizó antes del siguiente juego una charla honesta. Cuando alabó a los hermanos El-Fassi por „alguna vez“ pasar la pelota, esbozó una sonrisa anchan. Luego, desde el margen de la cancha, festejó sus jugadas hasta subirlos al cielo, hasta que todos lo „hacían“ de vez en cuando y volvió a tirarlos a las nubes cuando -después de un buen pase intercultural- marcamos el gol de la victoria y terminamos los quince, tirados sobre la tierra roja.

Que el entrenador, el alemán, nos haya dicho en el viaje de vuelta que: hoy „fue mejor“, pero que „ellos“ de todas formas „naturalmente“ no llegarían muy „lejos“ en „este país“ y nos alabara por tenerles paciencia,  es la fea nota de pie de página de esta, en realidad, historia muy bonita.

Traducción Rery Maldonado

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Todo es violento http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/alles-ist-gewalttatig/ Tue, 31 Aug 2010 17:08:26 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1324

Pido disculpas si se hace muy difícil de leer pero quería expresarlo así.

Uruguay está dividido en 19 departamentos el tamaño total de Uruguay es inferior a varias provincias argentinas muchas veces ellos nos llaman como si fuésemos una provincia argentina muchas veces nosotros nos comportamos como si lo fuésemos quiero escribir sobre la violencia sobre la migración sobre el día a día quiero intentarlo y quiero hacerlo así como un rio como un torrente de palabras y no sé si funcionará en alemán pero lo intentare en español quiero decir que Uruguay es pequeño y somos pocos somos tres millones de personas tres millones y medio tal vez ese medio vive fuera de Uruguay hace un tiempo a alguien se le ocurrió llamar a ese medio millón de uruguayos que viven fuera de Uruguay el departamento numero 20 le llamaron querían darles una señal querían decirles donde vivan ustedes está Uruguay pero no funcionó hace un año intentamos habilitar el voto epistolar o algo que le diera derechos a los ciudadanos uruguayos que viven fuera de Uruguay pero no se aprobó gano la idea que los que están afuera no tienen los mismos derechos de los que están adentros somos uruguayos de otra categoría este Uruguay pequeño y subdesarrollado no tiene mucho futuro en este camino uno de nuestros principales problemas reside en lo que se llama fuga de cerebros es un problema que reside en que tenemos una buena educación universitaria y gratuita pero después como país no podemos contener a todos los profesionales que formamos los cuales inmediatamente son absorbidos por otros países pueden contratar por dineros muchos mayores a los que este país puede sostener entonces se empiezan a ir los profesionales calificados que prefieren desarrollar su vida y su carrera en un país que se los permita es razonable Uruguay los uruguayos los distintos gobiernos han intentado parar esto en la crisis del dos mil dos emigraron de Uruguay miles de uruguayos casi igual que en épocas de la dictadura lo que me hace acordar como decía un amigo la dictadura de la plata está vigente nos gana nos tortura y vino para quedarse la sostenemos con el voto y con el silencio pienso que tal vez es muy violento lo que digo y pienso que todo es violento y que aceptarlo es parte de ser honesto honestidad violenta todo acto es un acto violento pienso y confirmo con mi acción diaria cotidiana toda intención es a favor de algo y en contra de otro nada es inocente no existe la no violencia no existe la paz solo en la tumba y en los cementerios el silencio y la grisura de la nada absoluta del fin nada más opuesto a la vida incluso mi escritura este acto de ausencia de puntos y comas ya es un acto violento en contra de mi traductora que va a tener que reescribir todo lo que yo haya intentado ella reescribirá y tendrá en su escritura un reordenamiento que puede violentarme ella utilizara la violencia de su interpretación para traducir mi acto violento yo la agredo ella me agrede y todo por falta de puntos y comas que más se puede esperar de la vida donde los puntos y las comas ni cuentan pero tal vez esa ausencia sea el comienzo de todas las ausencias todo comienza en el lenguaje y entonces la violencia de la calle es una violencia del lenguaje tal vez mi falta de ortografía termine generando una guerra de tribus en África pretensioso y delirante pero todo acto violento es violento en si mismo y no en cuestión de grado es tan violento un grito como una bomba lo que cambias son las consecuencias que estos generan dependiendo del contexto en el que se realiza una bomba en el medio del océano tal vez sea menos violento para nosotros que un grito mientras dormimos porque siempre la violencia es en contra de alguien y seguramente a los peces les importe más que a nosotros pero somos nosotros los únicos capaces de reflexionar sobre esa violencia sobre esa necesidad continua de generar actos violentos desde el nacimiento llegamos entre los gritos de nuestras madres y el primer objetivo es hacernos llorar y si no lo hacemos el doctor nos pegará hasta que suceda entendelo a la fuerza el mundo es violencia y la paz solo existe en los cementerios.

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Nací en Caracas, en 1971, pero la verdad es que casi nunca viví allí. Cuando era niña, mi familia se mudó a una ciudad en el oriente de Venezuela. Una ciudad mínima, pero con mucho petróleo. Un día vino gente de todas partes a encargarse del petróleo y convirtieron a mi ciudad en una metrópoli defectuosa por lo apresurado de las construcciones, el flujo de dinero, las lenguas, la muchedumbre. En pleno auge petrolero, abandoné aquella ciudad y me fui a estudiar Literatura un poco más allá, pero aún en el oriente, en una ciudad costera que según la mitología local fue la primera fundada por los españoles en el continente americano. Esto sólo lo saben quienes viven allí, de modo que puede que sea sólo una leyenda. La verdad es que yo nunca lo escuché ni lo leí en otra parte. Sea como fuere, aquella ciudad parece la última del continente, frente a un Caribe con escasos turistas.

Más tarde volví a Caracas, la ciudad en la que nací, pero como una extranjera: desconocía las calles, los rincones, la violencia. Incluso, el acento de la gente me resultaba ajeno. Allí estudié una maestría en Literatura Latinoamericana.

En el 2000 conocí a un argentino-israelí. Cruzamos los océanos varias veces para conocernos y reconocernos. Y a mediados del 2001 decidimos vivir juntos. Como quien se muda de casa, armé mi maleta con alguna ropa y un par de libros y llegué a un kibbutz en el sur de Israel, que es como decir, a la nada. La aridez del desierto llenó mis primero años: no hice nada más que fumar y llorar de nostalgia frente a un televisor prendido, a toda hora con telenovelas. Necesitaba escuchar mi idioma y alienarme porque estaba abrumada por el alfabeto extraño, los atentados y sus consabidas represalias, las guerras, las diferencias. Con el tiempo mis nostalgias se hicieron también de acá y mi lengua se fue enredando en los sonidos semíticos. Ahora soy de aquí y soy de allá, pero a la vez no soy de ninguna parte.

Desde este otro oriente escribo en una lengua distinta a la que me rodea, sueño en dos idiomas, sufro por las injusticias de acá y de allá. Doy clases de español. Quiero volver, pero no sé a dónde. Creo que la literatura es una religión. Tengo dos hijos pequeños que me enseñan cada día todo tipo de maravillas. Con todos estos temas voy tejiendo un blog. Tengo un libro de cuentos publicado: “Los jardines de Salomón”, con el que gané el primer premio de la Bienal Narrativa José Antonio Ramos Sucre en Venezuela. Ahora estoy escribiendo una novela. Una novela venezolana, escrita al norte de uno de los tantos desiertos de este lado del mundo.

Traducción: Anne Becker

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