manifesto – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 ¡Arriba la Internacional! http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/hoch-die-internationale/ http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/hoch-die-internationale/#comments Thu, 16 Sep 2010 07:05:27 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1938 No acabo de entender bien por qué se reacciona como se reacciona ante la globalización. El comercio global, y la homogeneización económica, social y cultural ligada al mismo, no son nada nuevo. Para tomarse la interconexión global de la economía y la anulación de los estados nacionales como un fenómeno exclusivo de la última década, son necesarios muchos años de dormirse en las clases de Historia. Ya Marx y Engels se pronunciaron con precisión sobre este tema:

La necesidad de encontrar mercados espolea a la burguesía de una punta o otra del planeta. Por
todas partes anida, en todas partes construye, por doquier establece relaciones. La burguesía, al explotar el mercado mundial, da a la producción y al consumo de todos los países un sello cosmopolita. […]
Las viejas industrias nacionales se vienen a tierra, arrolladas por otras nuevas, cuya instauración es problema vital para todas las naciones civilizadas; por industrias que ya no transforman como antes las materias primas del país, sino las traídas de los climas más lejanos y cuyos productos encuentran salida no sólo dentro de las fronteras, sino en todas las partes del mundo. Brotan necesidades nuevas que ya no bastan a satisfacer, como en otro tiempo, los frutos del país, sino que reclaman para su satisfacción los productos de tierras remotas. Ya no reina aquel mercado local y nacional que se bastaba así mismo y donde no entraba nada de fuera; ahora, la red del comercio es universal y en ella entran, unidas por vínculos de interdependencia, todas las naciones. […]
La burguesía, con el rápido perfeccionamiento de todos los medios de producción, con las facilidades increíbles de su red de comunicaciones, lleva la civilización hasta a las naciones más salvajes. El bajo precio de sus mercancías es la artillería pesada con la que derrumba todas las murallas de China, con la que obliga a capitular a las tribus bárbaras más ariscas en su odio contra el extranjero.

TACHAAAAAAN.

Esta cita pertenece al Manifiesto del Partido Comunista, primer capítulo, “Burgueses y proletarios”. El Manifiesto se publicó por primera vez en 1844, por lo que tiene 166 años y su tiempo es anterior a la aviación, a los automóviles, trenes de alta velocidad y barcos de carga, anterior a la electricidad, a las guerras mundiales, internet, a la tecnología móvil y demás modernos inventos del diablo que, según la opinión general, han traído la presente globalización. Incorrecto, sin embargo, si Marx y Engels ya lo sabían entonces. En realidad, el expansionismo yace en el mismo corazón del Capital.

O en la naturaleza del ser humano, incluso. Después de todo, la masacre brutal de gran parte de la población autóctona de Suramérica en manos de los conquistadores tenía algo que ver con una expansión y exportación planetarias de cultura. O la colonización de África, Asia y demás. Si eso no fueron rotundos intentos de globalización…

De hecho, no soy una persona que se destaque por citar a la mínima a Karl Marx (por motivos anclados en la naturaleza de mi historia), pero en el tema de la globalización me resulta sencillamente imbatible. Sobre todo la observación sobre el “mercado local y nacional que se bastaba así mismo y donde no entraba nada de fuera”. Precisamente ESO lo he vivido yo en primera persona, el abastecimiento suficuente de alimentos para la población del bloque comunista fue, hasta el final, un considerable problema, y sucedía en cada país con los productos propios de esa tierra. Cuando yo le cuento a un alemán occidental historias sobre este ritmo alimenticio propiciado por la temporada del año, escucho con frecuencia lo ecológico, saludable, tradicional y por lo tanto lo mucho mejor que era este sistema. Los viejos tiempos… Sinceramente: pese a que comprendo perfectamente los múltiples problemas que la importación y circulación global de alimentos supone, intento hacer siempre en este punto una puntualización: ¿cuál es el abanico térmico de Alemania? Creo que los niños del Estado del Bienestar tienen una percepción equivocada del campo. La chucrut y los nabos no son plato nacional por casualidad.

El no tener que comer durante meses col, patatas del sótano y fruta confitada, no es lo único que disfruto en mi día a día de la globalización. También el detalle de poder ir a una farmacia chilena tras darme un golpe contra una roca del Pacífico, pedir “ibuprofeno” con mirada estúpidamente confiada y recibir el medicamento deseado, es globalización.

Y también el detalle de poder caerme al agua como una niña pequeña en Isla Negra, en la otra punta del mundo, es globalización.

Y todo de lo que hablo en este blog germano-sudamericano, es globalización.

Y estar escribiendo todo desde una soleada terraza en Mantua, Italia, a cuyo festival de Literatura he sido invitada junto a otros cien autores de todo el mundo: todo pura globalización.

Estoy condenadamente contenta de ser parte de todo esto. Enloquecería relacionándome sólo con alemanes en Alemania. ¡Viva la Internacional!

Eh, la de la literatura, digo. Como decía, Marx y yo no nos llevamos del todo…

Traducción: Ralph del Valle

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A Cuba that won’t fit into History books http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/a-cuba-that-won%e2%80%99t-fit-into-history-books/ Mon, 09 Aug 2010 08:04:23 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=690

A different image of Havana. Photo: Lizabel Mónica

When the Word “Cuba” arises, it’s easy to think in USA’s economic embargo against the island, in the Cochinos’ Bay or Playa Girón battles (“first defeat of imperialism in America”, states offical propaganda), in the Castro brothers and in organopónicos. For some, Cuba still represents that left-wing icon where loads of tourists, impelled by an excessive enthusiasm, experiment an exciting approach to what’s somehow announced in Che Guevara’s T-shirts. Some others keep however a conviction: it’s a red and populist nightmare urgently needing capital injection. Truth is: for me (born when the Cold War started getting progressively warmer, raised up as a teenager in between disappointment and dispair –those seem to be the two new big rules of civic coexistence, in substitution of the common superior point of view of proletarian utopia-, and finally an adult just in the 21st Century), there’s no sense at all in my parents’ enthusiastic beliefs or in the epic and watered-down vision of a story quickly loosing credibility.

To state that national history promoted from a state, is not absolutely true is like agreeing on that we human beings have changed the planet’s ecosystem: both are irrefutable truths, and as such they have to be kept half hidden, half visible. Anyway, it’s not something about certainties, but about which policies are being applied. The disapproving look from state’s guards taught me mainly how to negotiate with my own opinion about facts. Here an excerpt. Cuba was the last colony that reached independence (end 19th Century), arriving just on time to be a neo-colony of the United States of America. After Gerardo Machado (who resigned from his post as President in 1933 due to demonstrations), all legal bonds to USA were revoked, and the nation just went through other governments until Fulgencio Batista’s dictatorship came with blood. He was defeated by a guerrilla war operated from Sierra Maestra and by Fidel Castro. The victory of the Cuban Revolution from 1959 was, until then, a national coalition of different opponent groups and a movement supported from the middle class; but it was progressively fragmented, depurated and finally turned into a monolithic whole, which took its political final path on April 16th 1961, when Fidel Castro declared “the socialist nature of the Revolution”, a few minutes after bombers played their prelude at Playa Girón. From there onwards, all had to be submitted to this political manifesto.

I’ve learned that History sounds different when it comes from a Spaniard, different in turn when it has a North American voice, and definitely racy when it comes from a carefree statement of a Cuban. And it develops unsuspected nuances when told from an immigrated to that parallel Cuban capital, geographically overseas: Little Havana. History will be different according to who tells it. Those who survived, who won, who have the power in their hands are the ones telling us how things happened. Now, behind the pen, there’s a Cuban woman (anybody saying that genre has nothing to do with geopolitical issues, please have a look in this Caribbean island through the Internet, they’ll find a more forceful answer than my arguments); a white Cuban woman (in this case I would recommend to add the cultural and imaginary category “race” when browsing); professionals’ daughter and myself a professional (you might have noticed that Cuban bloggers are mainly young and educated bachelors, no matter if independent or regime-supported); and not a resident in a poor, outlying area of Havana, but neither in privileged city downtown (nevertheless, living in Havana is already a downtown statement, try to add while browsing “Cuba+sex+race” the simple, and apparently innocent word “city”: almost every blog, specialized and institutional websites are generated from the capital, while upon the rest of the country lays a thick blanket of silence, that closes the road in bit-code). Of course, a complete profile story won’t be here reflected.

My first History lesson, which I remember with affection, was when a teacher told me: “relax and leave the books there, we’ll do a time warp”. I once found an odd passage in an alternative travel guide: “Cuba is a unique country with a lot of distinctive features. You don’t need just a passport, money and a tough backpack to travel here; you also require flexibility, creativity, a good mood, patience and a healthy feeling of adventure…”. Curious thing about History: it doesn’t talk just about the past, because it has the ability to transform radically our present’s experience. Do you want to know Cuba? Welcome onboard, bring your luggage, let your books at home… And if you’ve got any questions, do not hesitate to ask the Captain, but ask the boiler-man too.

Translation: Ralph del Valle

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