libros – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Cuestión de método… http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/eine-frage-der-methode/ Wed, 09 Nov 2011 01:48:05 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5727

Santiago Gamboa y Ulises Milla en la Librería Alejandría I

Nunca me imaginé que conocería a Santiago Gamboa gracias a Ulises y menos en Caracas. Cuántas posibilidades remotas había de empezar esta Odisea, que se origina en muchos sentidos a partir de la experiencia de la extranjería, tomando tan tranquilamente una copa de vino. La extranjeria, eso que además de ser un estado legal es sobre todo un estado mental. El sustrato de la globalización, tal vez la expresión sentimental del rizoma de Byung- Chul Han. Debo reconocer que leo pocas novelas, que prefiero la filosofía y la historia, la poesía y el ensayo. Hace años que me cuesta mucho concentrarme en la ficción y cuando me tienta, normalmente no aguanto más de un cuento. Hasta 10 páginas, 15 máximo y si los relatos sólo tienen 5 folios es mucho más probable que termine el libro, con las novelas me cuesta más. Es raro que lea más de tres al año, de ahí que me acuerde más o menos bien de los libros. El Síndrome de Ulises es para mi un libro salvavidas. Cayó en mis manos prácticamente cuando acababa de despedirme de la librería que tenía en Berlín con una colega. Me lo regalo Marina Beltrán, la española más macanuda que he conocido en mi vida. Cuenta la historia de un joven escritor pobretón, intentando sobrevivirse en un ambiente que, si no es hostil, al menos es terriblemente indiferente. Incapaz de entender sus problemas, sus preocupaciones, de reconocerlo como un individuo. A veces pienso que sin Bolaño y sin Gamboa, 2007 habría sido inbancable. En mi caso, siempre han sido las palabras el punto de partida de cualquier tipo de relación y creo que encontramos a las personas gracias a lo que se ha dejado escrito. Tengo amigos con los que al principio no podía hablar, porque no sabía hablar alemán. Gente a la que he aprendido a querer, a partir de un cómico lenguaje sordomudo salpicado de títulos, de nombres de autores, de canciones. Salpicado de referencias, que a su vez se convirtieron en nuevos amigos que fueron, que son, tan genios de seguir mandándome libros en español a Berlín o de traérmelos o de dejármelos, después de conocernos fortuitamente.

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Las bestias salvajes del fútbol http://superdemokraticos.com/es/laender/kolumbien/die-wilden-fusball-bestien/ Tue, 11 Oct 2011 07:15:34 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5247 Cuando hay fútbol, Iowa City se enloquece. Las calles son ríos de gente y la gente va vestida de negro y amarillo. Desde los zapatos hasta las cabezas. Las mujeres se pintan el símbolo de los Hawkeyes en la cara y los hombres lo llevan en los calzoncillos. Hay Hawkeyes completos, con sus plumas de peluche, patinando en los andenes y borrachos que insisten en que les choqués cinco. Antes del partido la gente se emborracha en los bares y luego del partido vuelve a emborracharse. Si los Hawkeyes ganan.

Hoy ganaron. Vi una pelea desde mi ventana, vi una mujer en tacones que se desvanecía y antes de caer al piso volvía a levantarse, vi varios tipos directamente en el piso y vi un mendigo con un letrero que lo acreditaba como miembro de la Small Penis Foundation. La gente se reía y metía monedas en el tarro. El tipo se estaba aprovechando de la histeria colectiva. Yo también. Caminaba por las calles y pensaba en el papel del intelectual en la sociedad. Aullidos, insultos, besos furtivos, gente caída. Todo en negro y amarillo. Nunca había visto tanta histeria colectiva.

Si el mundo fuera una aldea y la aldea fuera Iowa City, existirían solamente dos clases de personas en el mundo. Las bestias salvajes del fútbol y los intelectuales. Iowa City es la sede del Iowa Writers’ Workshop, del Iowa Playwrights’ Workshop, del Iowa Summer Writing Festival, del Non-fiction Writing Program y del International Writing Program. Si Iowa City no tiene el récord del mundo en programación literaria, por lo menos fue declarada Ciudad Literaria por la Unesco.

Yo estoy en el International Writing Program. Como escritora residente con otros 36 escritores de todas partes del mundo. Gente de Australia y Nueva Zelanda, de Europa Oriental y Europa Occidental, de Irlanda y Escocia, del Medio Oriente y del lejano Oriente, de África y Latinoamérica. Poetas, dramaturgos, novelistas, escritores de no ficción, cuentistas. Pero, en realidad, 37 escritores en Iowa City no significan nada. En Iowa City todo el mundo es escritor. Todo el mundo que no es bestia salvaje del fútbol.

El barman que nos sirve en FoxHead es poeta, la amiga de la recién conocida que espera a un hombre en la barra es crítica literaria, la recién conocida que espera a un hombre en la barra es profesora de inglés y el hombre al que espera es escritor. Novelista del Writer’s Workshop. Novelista aspirante, es decir. El tipo llega. Chaqueta de corderoy con parches en los codos y libros debajo el brazo. Luego de darnos las manos y los nombres, esto es lo que sigue:

–Así que eres escritora, ¿cuántos años tienes?

–39.

–¿Cuántos libros publicados?

–Tres.

María se ríe con la historia. María es la argentina del International Writing Program. Me dice que debí haberle contrapreguntado Y che, ¿a vos cuánto te mide? Es que miralos, me dice señalando a un transeúnte, miralos. El transeúnte lleva libros debajo del brazo, un puro y una boina. Miralos disfrazados. La risa de la argentina surge de para adentro y es contagiosa.

Yo preferí irme a hablar con Brandon. Brandon trabaja limpiando la escuela. Es la primera persona que conozco en Iowa City que no es escritor. Aunque, bueno, a veces dice que le gustaría o le hubiera gustado o podría haberle gustado escribir. Yo le cambio el tema. Brandon, vamos afuera.

Afuera de FoxHead uno siempre se encuentra con los fumadores del International Writing Program. Y con cualquier cosa. El sudafricano insultando a alguna bestia salvaje del fútbol que pasó insultando. El filipino tirado en el suelo porque se tomó demasiados whiskies, él que solo toma cerveza. La alemana aullando mientras tira golpes de karate. Una pareja, a lo lejos, en el frío, dándose el beso que no debería estarse dando ni la demás gente viendo.

En Iowa City solo hay partido los sábados y las bestias salvajes del fútbol dormitan toda la semana. Y nosotros, claro, también escribimos, participamos en paneles y ofrecemos lecturas. FoxHead no abre los lunes, ¿o es los domingos?

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La biblioteca de Babel http://superdemokraticos.com/es/laender/bolivien/die-bibliothek-von-babel/ Wed, 13 Oct 2010 11:37:51 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2908

La Feria del libro de Frankfurt podría ser algo muy parecido a La biblioteca de Babel de Borges, sólo que en este caso hablamos de pabellones interminables y no de hexágonos y que aquí todos los ejemplares, tangibles e intangibles, están a la venta. Buscar un libro determinado es equivalente a buscar una aguja en un pajar y la paradoja es que la muestra más grande del mundo de novedades editoriales, se lleva acabo en un idioma que entienden apenas unos cuantos millones de personas.

Bild von Paul Mollig

La Feria del libro de Frankfurt podría ser algo muy parecido a La biblioteca de Babel de Borges, sólo que en este caso hablamos de pabellones interminables y no de hexágonos y que aquí todos los ejemplares, tangibles e intangibles, están a la venta. Buscar un libro determinado es equivalente a buscar una aguja en un pajar y la paradoja es que la muestra más grande del mundo de novedades editoriales, se lleva acabo en un idioma que entienden apenas unos cuantos millones de personas. Creo que pocas veces me he sentido tan feliz de poder leer en alemán, los años de aprendizaje, de trabajo, han hecho posible que también mi curiosidad sea infinita. Como en el cuento de Jorge Luis, aquí tampoco hay problema personal o mundial cuya elocuente solución no exista. Desde novelas rancias para miembros del Opus, hasta mangas japoneses para los niños grandes que pasean por los corredores sus vistosos disfraces, personajes que en mi ignorancia he bautizado con el nombre de Pockemons, pasando por verdaderas obras de arte provenientes de los más recónditos lugares del mundo.

Para un lector normal el primer día en el laberinto es de una felicidad incalculable. La avaricia lo empuja a una carrera loca por los pasillos, a horas de horas de mirar páginas impresas, lomos, títulos, palabras, a tratar de contemplar todas las posibilidades de combinación que ofrece el alfabeto. El primer día todos están al acecho, a la espera de encontrarse con su Vindicación, con ese libro que encierre el mensaje apropiado y determine el futuro individual. Los recintos están llenos de inquisidores o buscadores oficiales armando sus catálogos, cerrando negocios, mientras mastican salchichas grasientas que valen su peso en oro.

El segundo día empiezan a cambiar las cosas, la desenfrenada esperanza del hombre común se ve substituida por la opresión, por la conciencia de que hay muchos libros fundamentales ocultos en las estanterías. Que probablemente nunca será capaz de leer los lomos y las solapas de todos los libros que parecen importantes y pasan inadvertidos. Los Pokemons invitan a partir del tercer día a abandonar la búsqueda y a sumarse a su movimiento naif, en el que las palabras son básicamente substituidas por imágenes, por dibujos y el sentido pierde toda su importancia.

Entre los que han sobrevivido cuatro días consecutivos dentro de la feria, hay voces que sostienen que la biblioteca no tiene sentido ninguno, que el disparate de la industria procede a un uso irresponsable de miles, de miles de millones de hojas impresas que han sido arrebatadas a los árboles. En el quinto día ya es sabido que nadie puede articular ninguna sílaba que no esté llena de las ternuras y de los temores de la humanidad que nos antecede, aunque las rubias clones de los consorcios intenten convencernos de lo contrario en sus comunicados de prensa.  En Frankfurt como en el resto de l mercado del libro la capacidad de innovación se ve expuesta en las combinaciones modestas de lo preexistente con el trabajo efectivo con los amigos. Nunca voy a dejar de ser una fan de las editoriales independientes.

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Globos, Balcanes y literatura http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/espanol-globos-balcanes-y-literatura/ Mon, 27 Sep 2010 15:01:57 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2230

Teníamos 18 años, faltaba poco para que acabase un siglo movidito, y yo y mi amigo Boris buscábamos libros con la desesperación de los adictos. En nuestra ciudad no existían librerías (o había una que no tenía casi nada) por lo que nuestras pesquisas se centraban en los estantes de familiares y amigos: preguntando, tomando prestado, robando (bibliotecas cercenadas por las limitaciones, el oficio y el mal gusto). Nos daba igual, lo que encontrábamos nos servía: éramos felices en nuestra restricción. La lectura nos motivaba a leer más, sin pensar mucho en el futuro ni en sus consecuencias. Un día nos llegó el rumor de que fulano de tal tenía las Obras Completas de Borges de Emecé, de 1979. Cuando conseguimos la dirección del que poseía dicho volumen, fuimos en la destartalada moto del Boris y tocamos todos los timbres de la cuadra hasta que dimos con la casa. Salió un tipo al que jamás habíamos visto y luego de la breve explicación del Boris entró a la casa y volvió con ese libro de tapas verdes. Arrancamos directo a la fotocopiadora y luego de una hora regresamos para devolvérselo. Que no hubieran libros (ahora tampoco hay mucho más que entonces) me parece que también era un síntoma del perfil filisteo y oscurantista que caracterizaba a quienes administraban el poder en mi ciudad: es más fácil dominar a alguien no tiene información o no sabe qué hacer con ella.

Para nosotros el mundo era ancho y ajeno, aunque eso estaba a punto de cambiar. Íbamos a tener que adaptar nuestras antenas del modelo analógico al modelo digital. Un año antes de que terminase el siglo XX ya podíamos leer en la web revistas y diarios que habían sido inconseguibles y que tenían status de mito en nuestras tertulias monotemáticas: con un clic podíamos acceder a novedades y clásicos (o al menos enterarnos de su existencia). Con un clic nos sentíamos verdaderamente contemporáneos de nosotros mismos. Pero en “la realidad” la circulación de los libros seguía siendo escasa y tenía más bemoles que armonías: precios exageradamente caros frente a sueldos paupérrimos que cada día tenían menor capacidad adquisitiva, banalización del rol de la literatura, presencia de consorcios multinacionales que se encargan de delimitar nuestra “literatura nacional” (sesgando el debate, ignorando obras y autores y descartando el diálogo entre tradiciones literarias lingüísticas que superan con creces el criterio mezquino de las fronteras como delimitador, produciendo los textos escolares que deforman el sentido de la literatura en la educación, etc.). Esta “literatura nacional”, patrocinada por estos consorcios, en muchos casos era nada más que un acuerdo ideológico entre un público (que podía comprar estos libros caros y que disfrutaba de estas historias marcadas por el sello de clase) y autor (muchas veces proveniente de este mismo público escaso). Muchos aspectos han ido minando este efecto perverso, entre ellas la accesibilidad que brinda internet.

Si bien acá no existen librerías parecidas a supermercados donde los libros se venden exclusivamente como mercancías con fecha de vencimiento (perdiéndose así en el olvido muchos libros valiosos) seguimos en la condición de mercado de pulgas cultural,  al que sólo llegan los deshechos o las sobras de los mercados grandes. Lo que algunos autores (Piglia y Link, entre ellos) denominan “balcanización” de la literatura latinoamericana. Libros basura de autoayuda, pésimas traducciones de clásicos, best-sellers espurios, pero casi nunca las obras que están transformando y ampliando nuestra lengua (común pero increíblemente diversa), cambiando las sensaciones de lo que es ser latinoamericano, reformando el canon, etc. Hasta mientras, con sus limitaciones e ilusiones, con paciencia pero también con furor, vamos a seguir resistiendo gracias a la web. Páginas de arenisca que seguimos consumiendo con mi amigo Boris. No nos vamos a rendir tan fácil.

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El complot silencioso http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/espanol-el-complot-silencioso/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/espanol-el-complot-silencioso/#comments Fri, 27 Aug 2010 15:47:39 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1313

Practico un activismo solitario: me reúno con otros para hacer libros. Movidos por la inocente perversión de considerar al libro un objeto casi mágico, yo y algunos otros nos juntamos casi por azar y empezamos a devolverle a la industria cultural un poco de las envenenadas supersticiones que nos había inoculado desde niños. Gente con distintas posiciones estéticas, con diferentes gustos y lecturas, todos sincronizados en una militancia literaria inclaudicable. Un mini ejército dispuesto a jugársela entera sin esperar demasiado. Todo por un objeto de papel.

Es que esa cosa aparentemente insignificante que es un libro tiene para mí (y para esa tropa medio alucinada) mucho sentido. Soy de los que creen que toda experiencia puede ser previamente aprehendida a través de un libro: desde armar una bomba hasta los insondables misterios del amor, pasando por la pesca o hallar lugares en mí que no sabía que existían. Me he servido de los libros para todo tipo de menesteres, incluso hasta para quebrar la ley (claro que también he robado libros, qué pregunta). Es inmensurable la influencia que puede tener una lectura en la vida de alguien: yo conocí el lado rebelde de la política a través de los fanzines underground que leía en mi adolescencia en los 90s (¡en el siglo pasado!). Para mí esa época de intercambios y descubrimientos es el pre internet, la web unplugged. Desde entonces empecé a sospechar de lo que se asume por normal o natural, desde entonces siento que todo tiene otro sentido. Cuando la experiencia cobra sentido todo parece coherente.

En un país en el que aún existe un altísimo nivel de analfabetismo (habrá que esperar cómo avanza el proceso de alfabetización actual), un campo intelectual que no tiene una sólida tradición y libros con precios inaccesibles para la mayoría de la población, a mi me inspiraron las labores de tres personas: Franco (un anarquista viajero incansable que pirateaba obras clásicas y de vanguardia en una ciudad sin librerías), Marcelo (un sujeto que a los golpes había aprendido que además de “lo bello” tenía que vérselas con algo tan prosaico como el mercado) y Alison (una doctora en antropología con un exquisito gusto freak que publicaba su propia obra, de las más importantes de mi país, y la de otros condenados a la marginalidad por su puño y letra). Mirando de cerca cómo estos tres surfeaban entre la adversidad, me lancé a recorrer mi propio camino en el mundo editorial. Un mundo en el que los autores se lamentan de la poca atención y privilegios que reciben de parte del editor y de la escasez de buenos lectores y de críticos lúcidos, un mundo en el que los editores se quejan de los descuidos ortográficos de los diseñadores y de la implacable lógica de economía de escala de los imprenteros, un mundo en el que los imprenteros reclaman por las argucias despiadadas de los proveedores de papel, etc. En vez de continuar con el círculo de quejas nosotros hemos preferido asumir nuestra contingencia con esperanza y gratitud.

Desde mayo de 2008 me he juntado con otros para dotar de un poco de generosidad a nuestros narcisismos y producir libros (un libro de poesía, tres libros de cuentos y una antología hispanoamericana) y mantener un blog para intentar racionalizar el proceso. Queremos crear un catálogo impecable y representativo: todos adoramos el fetiche de “lo nuevo”. A veces es muy difícil y sentimos que todo está perdido. Pero luego recordamos que estamos viviendo nuestro destino. Si sería fácil no tendría chiste.

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