Kultur – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 No voy a la Feria de Frankfurt  http://superdemokraticos.com/es/themen/buchmesse/ich-werde-nicht-zur-frankfurter-buchmesse-gehen/ Wed, 06 Oct 2010 12:00:08 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2527

Bloggers invitados de Alemania y Argentina reportan para Los Superdemokraticos sobre la Feria del Libro de Francfort. La lírica, traductora, curadora y bloggera Cecilia Pavón vive en Buenos Aires, pero actualmente reside en Suiza con una beca como traductora. En caso de que usted se encuentre hoy en Viena, podrá escuchar a las 7 de la tarde su ponencia Poesie ist kein Projekt zuhören.

Pongo mundo de la cultura entre comillas porque no sé si mi trayectoria tiene exactamente que ver con el mundo de la „cultura“. La Feria de Frankfurt es claramente el mundo de la cultura. Yo tuve un “espacio de arte” que antes que nada era una regalería. Mostrábamos cuadros pero vendíamos regalos que eran chucherías importadas de China (muy baratos) y publicábamos libros de poesía en fotocopia hechos a mucha velocidad. Escritos durante la mañana y publicados a la tarde, algunos. 

Tampoco sé si esa poesía que publicábamos tenía que ver con el mundo de la cultura. Era algo muy pulsional, no sé hasta qué punto lo pulsional tiene que ver con el mundo de la cultura. (Tengo una cuenta de twitter que se llama “poscultura”.) En Viena, donde me invitaron a la Akademie der Bildenden Künste para dar una charla sobre mi trabajo como escritora y otras cosas que he hecho relacionadas con el “mundo de la cultura”, hablaré también de Tu Rito, un nuevo lugar en el que participo en Buenos Aires. Queda en una galería avenida abajo en la Avenida Santa Fe y el alquiler es muy barato. Lo pagamos entre varias personas con el dinero que nos sobra cada mes.
 
Allí hacemos lecturas de poesía en las que los poetas a veces no son realmente poetas o en las  que los poemas se transforman en cuadros, y hay que leerlos colgados sobre la pared o en las que al final de la lectura incendiamos los poemas en una fogata que hacemos en el patio para que se cumplan los deseos que están expresados en los poemas. A veces me pregunto cuál es la distancia real entre la Feria de Frankfurt (y lo que representa, el mercado editorial contemporáneo) y muchas de las cosas que he hecho en mi vida. En realidad la pregunta es más bien un deseo:me gustaría hacer una literatura que estuviera lejos de la feria de Frankfurt y del mercado editorial y su burocracia. El otro día en un taller conocí al editor de Suhrkamp para América Latina y le pregunté, ¿se imagina qué hubiera pasado si Kafka hubiera tenido un lector que le criticara sus libros cada vez que empezaba a escribir uno?

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Cuando todo es posible, ya nada lo es http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/wenn-alles-moglich-ist-dann-ist-es-gleichsam-nichts-mehr/ Thu, 16 Sep 2010 20:26:54 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1940 La globalización no existe, lo que existe es una masificación de la dominación de las culturas fuertes sobre las débiles. No lo digo yo, lo dicen muchos teóricos y estudiosos más serios que lo que yo puedo llegar a ser, justamente uno que leía el otro día. Pero parece revestirle algunos gramos de razón. MASIFICACIÓN DE LA DOMINACIÓN DE LAS CULTURAS FUERTES SOBRE LAS DÉBILES. Toma para vos y tu tía Gregoria! Después de una frase así uno como que se rinde y se convierte a la teoría. Me interesa lo que dice esta frase rimbombante y me hace recordar a una anécdota.

Hace unos meses discutía con un teatro de Londres –al cual le tengo gran admiración– sobre un pedido de escritura que me habían hecho. Yo tenía que escribir una obra sobre la realidad de mi país, otorgándole por supuesto mi punto de vista y mi voz literaria, por decirlo de alguna manera. Decidí entonces escribir una obra que utilizara el tema de la dictadura, o mejor dicho, las resonancias de la dictadura en la vida de las personas. Pero le di muchas vueltas, ya que quería hacerlo desde una mirada personal. Decidí hablar sobre una familia con una hija desaparecida en la época de la dictadura, esa familia se habría construido desde entonces, en torno a la ausencia de su hija. Un día- esto sucede ya en la obra- descubren que su hija fue secuestrada durante la época de la dictadura, pero no por los militares, sino por los extraterrestres. La dictadura existió, hubo desaparecidos, solo que su hija no fue una de ellos. Cómo reaccionaría esta familia al descubrir de la noche a la mañana que todas las ideas sobre las cuales han construido valores y pilares morales, han sido erróneamente construidos? Los extraterrestres vuelven entonces a invadir el planeta y la obra sigue y sería muy largo de contar. El asunto radica que en el diálogo con el teatro londinense, ellos me valoraron muy positivamente la obra pero me sugirieron que repensara el asunto de los extraterrestres, pues parece ser un recurso ajeno a la dinámica y tema de la obra, que atentaba contra el verdadero valor que, para ellos, era hablar sobre la dictadura.

Aquí se suscita un diálogo que trataré de reproducir fielmente, con las disculpas de la memoria, ya que primero no recuerdo exactamente las palabras y segundo que fue a través de un intercambio de varios mails. Al principio contesté que si yo sacara los extraterrestres, la obra se tornaría una obra más sobre la dictadura uruguaya y a mi ya no me interesaría escribirla ya que sería abundar en la cantidad de obras sobre la dictadura que ya existen. Ellos me contestaron que les parecía curiosa e interesante mi respuesta ya que les parecía extraño que habiendo tantas obras uruguayas sobre la dictadura, ellos nunca hubiesen leído ninguna. A lo que contesto que sería interesante para mí saber si quiera cuántas obras uruguayas habían leído, y les adjuntaba en el mail, una lista de 15 obras uruguayas sobre la dictadura. La respuesta era evidente, no habían leído ninguna obra uruguaya por lo que los extraterrestres se quedaron y mi obra acaba de estrenarse hace un mes, claro no en Londres sino en Montevideo,

Moraleja, la globalización no es global, no ha llegado a la dramaturgia uruguaya como no ha llegado a cientos de lugares, ya que puedo leer y conseguir rápidamente obras alemanas, francesas, americanas, incluso brasileras y argentinas… pero como hago para acceder fácilmente y de manera rápida a la dramaturgias marroquíes, o costa rícenses, iraníes, finlandesas, o por poner un ejemplo más excepcional, asiáticas.

Es que no es simplemente un asunto de culturas fuertes y débiles – ya que nadie puede negar la fortaleza de las culturas anteriormente mencionadas- sino que uno tiene que continuamente ponerla en comparación con sus vecinos y a ellos sumarle las barreras naturales que pone una cultura en función de la otra, y no me refiero sólo al lenguaje.

Tenemos esta sensación de que la globalización y la Internet van de la mano, haciendo llegar todo a todos lados, pero realmente sabemos que aunque el mundo este cada vez más conectado, esto no alcanza para globalizar la riqueza, ni el poder, si quiera la información. Ahora hay que saber llegar a ellos, hay que saber buscar, uno se pierde en el mundo de datos como uno se pierde en el mundo. Es increíble pensar que la dramaturgia uruguaya, al menos gran parte de ella se encuentra disponible en la web en la siguiente página www.dramaturgiauruguaya.gub.uy pero esto no la hace global, no la pone al alcance del mundo, ni siquiera la hace acceder a circuitos en donde seguramente están ávidos de su lectura. El desafío sigue pendiente, porque en un mundo globalizado, los límites siguen siendo tan fuertes como cuando no lo era. De cierta manera, pesimista sin duda, pero con la esperanza optimista de que este no es el fin, sino una simple etapa, yo siento a la globalización como esa frase de Baudrillard “cuando todo es posible, ya nada lo es”.

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Ciudadano de hoy: ¿extranjero de mañana? http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/heute-burger-morgen-fremder/ Thu, 09 Sep 2010 07:48:29 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1785

Tapa de Sherry Yorke "Multicultural Literature" Foto: Linworth Books

Mi país es Cuba, pero me encuentro hoy de visita en los Estados Unidos, para ser más precisos, en Miami. Una ciudad asombrosa, llena de latinos –personas emigradas de Latinoamérica-, y con un clima parecido al de La Habana. El término latino sólo parece tener sentido acá, o en el resto de Estados Unidos y Canadá. Latino es una etiqueta que encuentro políticamente muy activa que da cuenta de diferencias y de cercanías culturales; a saber, las diferencias con el norteamericano o “gringo” y las semejanzas frente a este entre las distintas culturas latinoamericanas.

No es que todos los latinos tengan el mismo comportamiento en América del Norte, puesto que no es así. Los grupos de cubanos, puertorriqueños, mexicanos –estos pueden encontrarse en mayor número en Texas-, colombianos, dominicanos, entre otros muchos, se adaptan de manera diferente al american dream. En Miami, por ejemplo, los cubanos parecen obtener un económico american dream como tendencia. Sé de puertorriqueños en algún punto de esta ciudad que permanecen en un barrio identificado como pobre y negro. Lo primero es palpable allí, lo segundo tiene que ver con la manera en que se acomodan ciertas identidades culturales en el imaginario norteño donde predomina ese “white people” que hace referencia a una superioridad étnica y político/económica al mismo tiempo. Cuando se dice white people se piensa en anglosajones o en descendientes de estos. Significativamente, todo lo que caiga fuera no es “blanco”, lo que recuerda el hecho de que la idea de raza nació en tiempos de la colonización de América.

En una reunión informal de estudiantes y trabajadores de la biblioteca de la Universidad de Miami encontré a jóvenes emigrados de Puerto Rico, México, Colombia, Haití, Cuba… Todos llevaban años de vivir en Estados Unidos, y mi impresión es que hablaban de su país de origen como si hablaran de un pasado lejano, o de un sitio del que había que salir porque Estados Unidos es un mejor lugar. Me preguntaron si no quería quedarme a vivir acá en vez de regresarme a Cuba. Cuando respondí que no, me preguntaron por qué. ¿Por qué querría alguien regresar a un país donde la situación económica y sociopolítica es inestable y hasta pesadillezca –en el sentido de que parece recorrer un círculo vicioso sin salida aparente?. Mi respuesta no es una razón, sino una intuición. Quiero regresar porque si me parece importante la identidad latina como una manera de expandir las fronteras de ideologías nocivas y hasta cierto punto caducas de la identidad nacional. Me parece también importante el trabajo con la sociedad civil de los países que  dejan atrás cuando emigran. Más que una emigración para el caso de Cuba, y de cualquier país latinoamericano tan acostumbrado a despedidas y familias separadas por océanos, creo importante un estar aquí mientras se está allá y viceversa. No mirar hacia el norte o hacia Europa como modelo, sino como ejemplo de lo que no somos ni seremos nunca. Propongo pues el viaje como aprendizaje, no la emigración y el adquirir una nueva identidad nacional o una doble identidad nacional, sino el llegar desde una identidad nacional caduca o en vías de transformación -¿cuándo no ha pasado eso en América?- hacia una forma de identidad que cruce el conocimiento empírico –o sea, la experiencia de un conocimiento que no puede ser adquirido de otra forma…– en torno a las prácticas culturales de otros con las propias.

Propongo una manera de practicar la extranjería como acción cívica. Mi patria, mi ciudad, se encuentran sobre todo en las intersecciones. Y creo que no soy la única…

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El complot silencioso http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/espanol-el-complot-silencioso/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/espanol-el-complot-silencioso/#comments Fri, 27 Aug 2010 15:47:39 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1313

Practico un activismo solitario: me reúno con otros para hacer libros. Movidos por la inocente perversión de considerar al libro un objeto casi mágico, yo y algunos otros nos juntamos casi por azar y empezamos a devolverle a la industria cultural un poco de las envenenadas supersticiones que nos había inoculado desde niños. Gente con distintas posiciones estéticas, con diferentes gustos y lecturas, todos sincronizados en una militancia literaria inclaudicable. Un mini ejército dispuesto a jugársela entera sin esperar demasiado. Todo por un objeto de papel.

Es que esa cosa aparentemente insignificante que es un libro tiene para mí (y para esa tropa medio alucinada) mucho sentido. Soy de los que creen que toda experiencia puede ser previamente aprehendida a través de un libro: desde armar una bomba hasta los insondables misterios del amor, pasando por la pesca o hallar lugares en mí que no sabía que existían. Me he servido de los libros para todo tipo de menesteres, incluso hasta para quebrar la ley (claro que también he robado libros, qué pregunta). Es inmensurable la influencia que puede tener una lectura en la vida de alguien: yo conocí el lado rebelde de la política a través de los fanzines underground que leía en mi adolescencia en los 90s (¡en el siglo pasado!). Para mí esa época de intercambios y descubrimientos es el pre internet, la web unplugged. Desde entonces empecé a sospechar de lo que se asume por normal o natural, desde entonces siento que todo tiene otro sentido. Cuando la experiencia cobra sentido todo parece coherente.

En un país en el que aún existe un altísimo nivel de analfabetismo (habrá que esperar cómo avanza el proceso de alfabetización actual), un campo intelectual que no tiene una sólida tradición y libros con precios inaccesibles para la mayoría de la población, a mi me inspiraron las labores de tres personas: Franco (un anarquista viajero incansable que pirateaba obras clásicas y de vanguardia en una ciudad sin librerías), Marcelo (un sujeto que a los golpes había aprendido que además de “lo bello” tenía que vérselas con algo tan prosaico como el mercado) y Alison (una doctora en antropología con un exquisito gusto freak que publicaba su propia obra, de las más importantes de mi país, y la de otros condenados a la marginalidad por su puño y letra). Mirando de cerca cómo estos tres surfeaban entre la adversidad, me lancé a recorrer mi propio camino en el mundo editorial. Un mundo en el que los autores se lamentan de la poca atención y privilegios que reciben de parte del editor y de la escasez de buenos lectores y de críticos lúcidos, un mundo en el que los editores se quejan de los descuidos ortográficos de los diseñadores y de la implacable lógica de economía de escala de los imprenteros, un mundo en el que los imprenteros reclaman por las argucias despiadadas de los proveedores de papel, etc. En vez de continuar con el círculo de quejas nosotros hemos preferido asumir nuestra contingencia con esperanza y gratitud.

Desde mayo de 2008 me he juntado con otros para dotar de un poco de generosidad a nuestros narcisismos y producir libros (un libro de poesía, tres libros de cuentos y una antología hispanoamericana) y mantener un blog para intentar racionalizar el proceso. Queremos crear un catálogo impecable y representativo: todos adoramos el fetiche de “lo nuevo”. A veces es muy difícil y sentimos que todo está perdido. Pero luego recordamos que estamos viviendo nuestro destino. Si sería fácil no tendría chiste.

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Pienso, luego existo http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/ich-denke-also-bin-ich/ Wed, 28 Jul 2010 07:17:50 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=529
El Mejunje, Santa Clara

El Mejunje, Santa Clara. Image by slosada via Flickr

¿Qué te gustaría ser, un hombre o una mujer? Así dice la pregunta. Parece fácil, pero por supuesto no lo es. Nada es fácil de responder en torno al tema de género. Los argumentos que hacen parecer fácil dicho tópico son precisamente aquellos que contribuyen a una arbitrariedad tal que los acerca a la discriminación, por un lado, y a la codificación de un rol estándar  -basado en el prejuicio cultural y/o el esencialismo biologicista-, por el otro.

La pregunta en sí misma implica una serie de metainterrogantes que parece necesario responder al unísono. Por ejemplo, subyacente está el “te” inicial: señala nada más y nada menos que el supuesto de una identidad predefinida, lo que da ganas de acercarse al espejo y preguntar: Tú, ¿quién eres? La segunda palabra que llama mi atención es el verbo “ser”. Mi incomodidad aquí deriva de la propuesta implícita de una mudanza permanente, o en su lugar, de una permanencia de por vida. ¿Y tengo que decidirlo hoy?, o podría decidir tan sólo por ahora, este minuto en el que escribo, este minuto en el que soy frente a la página. Prefiero tomar por certera la segunda opción. ¿Quién puede saber de qué tendré ganas cuando me levante de este escritorio? (Vuelvo a acercar mi imagen al espejo.) ¿Acaso tú?

Cuba en disputa: la isla sin género

En Cuba, como en otros países de Latinoamérica, para muchos todo este rollo del género es una teorización abstracta acerca de las diferencias entre sexos, puesto que, claro está, género no es otra cosa que sexo, y por tanto, estamos hablando del consabido binomio hombre/mujer. Fuera de esto, no hay más que perversión, enfermedad o ciertas víctimas de (inciertas) malas influencias. En tal discurso persiste la discriminación a la mujer, y la rigidez del rol que experimenta el hombre y que ha sido develada recientemente gracias a los estudios de la masculinidad. Soy mujer, bisexual –que es peor que ser lesbiana para los ortodoxos de lo heteronormativo-, y debo aceptar que no se trata de víctimas y victimarios. Al menos no a modo general, y plantearlo de esa forma no nos lleva muy lejos. Los hombres, esos “privilegiados”, sufren bastante en la estrechez de su rol. Entonces no, no quiero ser hombre, ni ahora frente a esta página ni mañana, creo. Por suerte no tengo que decidirlo hoy mismo, ya que puedo cambiarme de sexo cuando guste. Esta posibilidad sólo la tengo en Cuba desde 2008, antes de eso, debo decir, estaba terminantemente prohibido.

Tras años de demandas silenciosas, recién se aprueban las operaciones de cambio de sexo pero sigue sin reconocerse la multiplicidad de género. Es decir, en mi país sólo tengo dos opciones, ser hombre o mujer. Se supone que estas son las dos maneras “naturales” del ser humano. El género es una construcción cultural, pero el sexo ¿acaso no lo es? Judith Butler se encargó de explicar que sí, que también es construcción, y que el género se expresa mediante diversas posturas asumidas en sociedad. La posibilidad de un sexo híbrido y de un cambio de sexo en la mesa de operaciones hoy en día es aún más elocuente. De manera que la frase célebre puede tener finalmente otra lectura en el siglo XXI. No soy (en cuanto al sexo, al género, pero tampoco en cuanto a identidad latinoamericana, cubana o la que se quiera) un ente natural: pienso –camino de la mesa de operaciones y comiéndome un sándwich-, luego –al salir del hospital para ir a encontrarme con mis amigos- existo.

Mi país sólo permite dos sexos y dos géneros, pero en mi mente, y en esta página, mis opciones son más de tres. Hoy quisiera ser… a ver… déjame pensar…

Judith Butler para principiantes

Miss travesti 2010, Santa Clara, Cuba

Tema de Gente de Zona -grupo de reguetón que está de moda en Cuba- sobre la preferencia sexual (recomiendo los comentarios al video)

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Aquí hablan los amigos http://superdemokraticos.com/es/poetologie/hier-sprechen-meine-freunde/ http://superdemokraticos.com/es/poetologie/hier-sprechen-meine-freunde/#comments Tue, 15 Jun 2010 09:26:35 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=265 Escribir una síntesis puede conllevar a una abreviación del decir que obligaría al autor o autora a dejar fuera los detalles que, dichos en el momento indicado, son el todo del asunto en cuestión. Un currículum es una síntesis violenta que le quita a la vida del sujeto al cual representa, el halo mágico que está en el vivir. La primera vez que escribí mí currículum fue para postularme a la Universidad en Berlín. Una amiga se sentó conmigo a explicarme que era aquello. El texto debía ser claro y conciso. Había en él espacio solo para la objetividad. Para lograrla, debía omitir todos los momentos-hitos de mi vida. No debía decir de quién era hijo, hermano o amigo. En el papel que desinformaba, tenía que escribir que había nacido en La Habana el 23 de septiembre de 1978. Aunque describir la Cuba de la época me pareciera más interesante. Lo que sentí cuando terminé de leer Robín Hood y se lo empecé a contar a mi mejor amigo de la primaria; el estremecimiento de comenzar una nueva vida en la barriada de Alamar cuando tenía cinco años (y dejar atrás a todos mis amigos); la alegría de tener mi propio cuarto; el vivir cerca de la playita de los rusos; mi primera bicicleta; las noches oyendo los cuentos de mi amigo Poli y de su Bayamo natal; el volver a mudarme (dejar a mis amigos de nuevo); el hacer nuevos amigos; la primera novia; el descubrir la música y estudiar mis primeros acordes de guitarra con una maestra que me encantaba: todo eso que me hace ser quien soy no debía estar en el currículum. Por eso decidí escribir un Currículum de mis detalles-vida. Un currículum en el que hablen mis amigos.

La verdad que cuando niño me dio muchísimos dolores de cabeza. ¿Yo no sé cuándo fue que él se acogió al buen vivir? Imagínense ustedes, que se fue de la casa con tres años detrás del padre, y yo lavando sin darme cuenta. Hasta que empiezo a preguntarme ¿Dónde estará el niño? Salí corriendo. En la esquina de Monte y San Rafael una mujer me gritó: ¡Párase! ¡El niño está aquí! Eso me salvó la vida, pues venia un carro que me hubiera matado. ¿Y ustedes creen que él se alegro de verme? ¡N’ombre no! Él estaba feliz con sus nuevos amigos.

Nosotros estuvimos juntos en la misma aula toda la secundaria. Nos conocimos discutiendo por alguna tontería. Con el tiempo nos volvimos inseparables. Algo que no se me olvida es una profesora que lo llevó a consejo disciplinario por haber dicho que Fidel era el presidente de Cuba. ¡Tú eras fanático a meterte en problema!

Yo lo conocí en noveno grado, él pasaba por mi casa cuando iba a hacer deporte. Me caía bien, aunque no hablábamos. Un día en una fiesta bailamos, y que conste, bailé contigo, porque mi amiguita decía que tu bailabas bien, lo cual era mentira, no sabias bailar nada.

¿Cómo nos conocimos? Bueno en la facultad fue cuando la amistad se hizo profunda. Allí éramos un grupo de amigos. Pedro siempre ha tenido un carácter difícil. A veces introvertido otras te sorprende por lo extrovertido. Al terminar la facultad comenzamos a estudiar con profesores particulares para las pruebas de ingreso de la universidad. En ese mismo tiempo entramos en un grupo de Teatro y de siete de la mañana a tres de la tarde trabajábamos de camilleros en un Hospital para pagar las clases. A partir de las ocho de la noche ensayábamos con el grupo de teatro. Terminábamos como a las doce de la noche y llegábamos a la casa a eso de las dos de la mañana. La verdad en aquellos tiempos no dormíamos mucho. No teníamos ni un kilo y siempre estábamos tomando vino malo. La nostalgia hace que Pedruco recree aquellos tiempos como geniales ¡No jodas macho! En verdad no fueron tiempos tan malos, pero porque nosotros le pusimos sentimiento y corazón. La cosa estaba en candela y nosotros con cantidad de sueños. Soñador: eso es lo que ha sido el negro toda su vida.

Yo fui una de las pocas que había pedido filosofía, y creo que Pedro también. El siempre estaba discutiendo en las clases y eso le costó más de un susto. Demasiado apasionado diré yo siempre. Y resulta que él vehemente compañero Pedro en tercer año pidió la baja. Nadie entendió nada. Hubo una reunión y se decidió que no se le podía dejar ir así. Él era muy buen estudiante. A mí me encargaron hablar con él. Se le dio la posibilidad de que comenzara el curso próximo nuevamente. A todos nos sorprendió cuando nos invitó a su fiesta de despedida. Eso de irse para Alemania así sin más, no se lo esperaba nadie. El caso es que ahora anda por allá estudiando filosofía.

Berlín fue un reto. El idioma e insertarme en la cultura eran la llave para poder continuar estudiado. La ciudad me anido y me mostro en su cotidianidad la pesadilla de ser emigrante. La aventura no termina. A veces se torna grotesca y cruel, mas siempre busco la sonrisa que me salva.

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