Küche – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Postfeminismo en la cocina http://superdemokraticos.com/es/laender/guatemala/postfeminismus-in-der-kuche/ Fri, 02 Dec 2011 19:50:08 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=6116 [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=0IWpumKibiI[/youtube]

La cineasta alemana y escritora Doris Dörrie no necesita esconderse en la cocina. Ha publicado ya 23 libros, de los cuales siete han sido traducidos al español. Ella como directora y sus películas como “Hombres”, “Hanabi” o “¿Soy linda?” le dan la vuelta al mundo. Por ello su obra no solo esta influenciada por las experiencias que ella como mujer autónoma vive en un sector laboral masculino, sino también por sus dos países favoritos, México y Japón. Por eso montó hace poco “Don Giovanni” en la opera nacional de Hamburgo, en la que el Don Juan de siempre y traga-mujeres es sentenciado por una muerte femenina, en medio del final de un baile mortal, en el que se cita a la santa “Catrina Mexicana”, una elegante mujer con disfraz de esqueleto.

Una reinterpretación como esta de las relación de poder y de vida encarna aquello que se denomina como postfeminismo, una postura pluralista, que reflexiona sobre los éxitos y fracasos de la lucha por la igualdad de derechos, sobre la representación de la dominancia, del género y la familia. La cultura juega allí un rol importante, la cultura popular y también conclusiones como: “ Los hombres hacen más ruido en la cocina que las mujeres”. Esta observación de Doris Dörrie es tal vez más válida en Alemania que en los países latinoamericanos, en los que, al menos según mi experiencia, los hombres a penas saben cómo funciona la tostadora. (Hombres: si esto es errado, por favor hagan sus reclamos aquí conmigo)

Es la fuerte referencia a lo corporal en las narraciones de Doris Dörrie, aún cuando a veces parecen tan placativas, lo que las hace universales y transculturales: “la fusis nos une, no el cerebro”, explica. En un taller con estudiantes de la UNAM, la Universidad de la ciudad de México, puso a todos los asistentes a describir sus recuerdos sobre el piso en su infancia. Y en ello, estoy segura, se carga el suelo de la cocina en todo y toda postfeminista. Yo, por ejemplo, busqué espaguetis en la ranuras, que mi madre había escondido para mantenerme ocupada.

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Equipaje de mano http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/handgepack/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/handgepack/#comments Wed, 18 Aug 2010 14:17:30 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=821 Lo importante es comer – dice Paul, con una bolsa de tomates verdes en la mano. Paul sufre de dos males no sólo incompatibles, sino individualmente incurables: la pobreza, y el buen gusto para la comida. Cada uno de sus movimientos está programado para ejercitar en igual medida el aprovechamiento máximo de los ingredientes y la generosidad artística con la que cocina. Comer con Paul es el momento en que la alimentación toma sentido, y de paso se hace concreta cualquier teoría económica que sirva para explicar por qué este hombre, un fiel consumidor, ha quedado fuera de los pasillos de los supermercados.

Lo importante es coger – dice Beth, moviendo los brazos como si fuera a levantar vuelo. Estás segura? Le pregunto. Entonces deja caer los brazos, uno sobre mi cabeza. Beth tiene una pequeña empresa de pornografía casera, de modesto éxito comercial. Mi cuerpo es mi religión, dijo solemnemente una vez, añandiendo que no sería la primera en convertir su religión en su primera fuente de ingresos. Por supuesto que no está segura, la seguridad de Beth es temporal, como si en cualquier momento fuera a levantar vuelo.

Lo importante es escribir – me dijo Martín, el que siempre tiene la página en blanco. Martín, qué putas estás haciendo? No deberías terminar al menos una historia, un cuentito corto? No deberías ponerte a trabajar en esto de verdad, ponerle empeño y actitud encima al talento? Es que para escribir hay que vivir, y una cosa se interpone en el camino de la otra. Lo importante entonces, dice Martín, no es escribir, sino ser escritor.

Lo importante es que la gente sepa – me dice Carla. Ella quiere que “la gente” conozca las historias terribles y valerosas de todas estas mujeres centroafricanas a las que ella quiere tanto. Ese trabajo le permite preocuparse todo el día por las demás y evitar su propia historia que en comparación parece pequeña, triste, patética y sospechosamente libre de heroísmo y de circunstancias adversas. Pero una vez que la gente sepa, qué haremos Carla? Qué tal si la gente sabe, pero quiere vivir como si no supiera?

Lo importante es dormir – dice mi hermano Adrián, que es médico de emergencias. Dormir y si uno tiene suerte, al otro día despertar. Cada vez que abro los ojos en la mitad de la noche y reconozco el olor del insomnio, me siento doblemente mal por estar desperdiciando el sueño que otros se merecen. Mi hermano se queda dormido al principio de todas las películas, en medio de todas las fiestas y al final de todas las conversaciones. Hemos aceptado su narcolepsia como una de las tantas maravillas de su personalidad. Nadie sabe qué angustias lo atormentan en la noche, pesadillas de gente despierta.

Lo importante es el raiting – me dice Mariana – o su equivalente en estadísticas, usuarios únicos, visitas convertibles. No tenemos una verdadera posición política, sino que pescamos usuarios, lectores, televidentes… una vez que muerden el anzuelo podemos cambiar de enfoque para captar otro segmento. Mariana se especializa en generar la apariencia de una opinión contundente y fundamentada, pero lo suficientemente light para que nadie quede permanentemente resentido. Su flexibilidad intelectual le permite mantener no sólo un alcoholismo de baja densidad, sino una impresionante colección de zapatos de todos colores.

Una vez me mudé a otro país con una sóla valija, que contenía ropa para un viaje de negocios de dos semanas. Adentro no había nada importante. Diez meses después regresé a mi país, donde ya alguien más había sacado todas mis cosas del que fue mi departamento. Las cosas estaban repartidas por diferentes lugares, y en varias cajas estaba mi ropa, mis libros, mis cuadros, mis cuchillos de cocina, pero entre ellos no encontré nada que quisiera llevar a mi nueva vida. Ahora cada vez que empaco me doy cuenta de que no llevo nada indispensable, y me da un ataque de tristeza. Quisiera poder declarar la importancia de las cosas, como los demás, pero no logro articular. Supongo que ya sentada en el avión, lo importante es que no se caiga.

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