Intimsphäre – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 De cómo hace poco Wolf Birmann afecto mi esfera privada http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/wie-wolf-biermann-neulich-meine-intimsphare-tangierte/ Mon, 02 Aug 2010 13:39:58 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=563 Con los conceptos y preguntas que parecen simples, pero que no lo son, es importante formar pares de contrarios. Pensé últimamente, después de haber escrito el segundo texto malo sobre la historia de mi país. Uno podría contestar a la pregunta de ¿qué es para ti intimidad?, con otra pregunta: ¿qué no es para ti intimidad? Procediendo de esta manera a uno se le ocurren muchas cosas. No-intimo es casi todo lo que es grande, público e impersonal. Lo más impersonal que me ha pasado en la vida, fue a la edad de nueve años en el puerto de Caláis, una noche en abril. Yo ese día y a esa hora estaba muerto de cansancio y poesía un sensible corazón alemán, burgués e infantil – fue ahí donde vi al primer sin techo de mi vida, durmiendo bajo la luz fuerte de las lámparas de gas. Ahora pueden imaginarse mi concepto de impersonal. Para todo lo demás sigo escribiendo.

Más allá de eso, las grandes aglomeraciones de personas, los edificios institucionales, los centros comerciales y cosas similares, que con seguridad no son íntimas, estaría dispuesto a afirmar que para mi la intimidad no es posible sin una cantidad importante de confianza. Es posible que haya personas que pueden sentir intimidad en cualquier parte, donde se sientan bien con un grupo de personas o con otra persona o consigo mismos. Yo demando que las personas que me rodean, por lo menos la persona más importante, sean conocidas con anterioridad, el lugar me sea conocido por lo menos hasta el próximo cruce de caminos y la convivencia tenga una manera de ser, que a su vez practique desde hace tiempo. Para mi intimidad tiene que ver básicamente con conocer un lugar, a un grupo de gente y a mi mismo, por adelantado.

Aquí podría formar el par de contrarios: Intimidad – Interculturalidad, pero después de pensarlo un poco no funciona (por lo menos no sobrio y en público), pero la consecuencia es que este blog es para mi todo lo contrario a intimo, me parece -ante la contemplación de los limites estrechos de mi concepto de intimidad-. Uno habla en un contexto y como en ningún otro lugar de la red (donde los propios textos no son traducidos inmediatamente y uno sólo tiene que ver con lectores del propio idioma y contexto cultural) uno no sabe qué pasará con lo dicho. Solo unos pocos de los presentes conocen la posición a partir de la que se que habla. La cultura (pop), el trauma, la sociedad, la visión, el paisaje (de momento la costa del Mar de Este, hermosa, para mi). Para que no nos mal entendamos: Este emprendimiento es entusiasmador, bueno, justo, pero no es íntimo ( ¿cómo en la Red?).

La intimidad necesita una confianza cultural, además de una rutina, un carácter ritual. Antes de que una situación pueda ser realmente íntima, para mi, es necesario que antes haya sucedido durante anios, en los que no lo haya sido. Lo que mucha gente describiría como “intimo”, es para mí únicamente “potencialmente íntimo”. Situaciones potencialmente íntimas, en las que repentinamente se tiene una sensación de felicidad, en las que el corazón salta por la insipiente confianza y una piensa “wow, con esta persona podría, aquí y ahora, tener intimidad”. Las amistades nuevas son siempre potencialmente intimas – en especial el momento en el que uno está excitado y se da cuenta de que también sin la excitación podría funcionar.

En situaciones verdaderamente íntimas nadie está excitado. Entonces no salta ningún corazón, no nos sentimos ligeros como plumas y libres de preocupaciones, sino relativamente normales. Como uno se siente cuando hace cosas conocidas con personas de confianza: como un mueble conocido en una habitación conocida. Revisando la escala desde el “puerto de Caláis por la noche”hasta lo “totalmente íntimo”, lo más cercano a “totalmente íntimo es la “Casa de huéspedes Gintopf”, una casa rural en la costa oeste del Mar del Este en Alemania. Donde desde hace veinte anios paso las vacaciones de verano con mis padres, los amigos de mis padres y los hijos de los amigos de mis padres. Ante la cercanía de los ancianos propietarios Erika y Uwe Jessen siento confianza sin ningún tipo de excitación, en un ritual cotidiano que se ha “consagrado” en el comedor, como podría decirse educadamente.

Ayer justamente me choqué en ese lugar mágico cuando iba al banio con Wolf Birmann, el famoso disidente de la RDA en todo el mundo y cantautor, el mismo que en 1976 fue expatriado -pero esa es otra historia, más allá de que él hace años tiene una casa en los alrededores, como pude saber después. A lo que quiero llegar y la razón por la que escribo sobre esta casa de huéspedes y no sobre el vientre materno o las bendiciones de un triángulo amorosos, es a que tengo la certeza de que: La intimidad es lo contrario a la historia actual! La intimidad no tiene tiempo, se ha caído del mundo, utópica. Contrario a lo que ocurre en el presente, la intimidad es privada sin escrúpulos, no tiene nada de espectacular -sobre todo para los otros- no tiene valor. En o ante situaciones íntimas uno puede callar, no le interesan a nadie.

Por eso los acontecimientos que significarían una ruptura en la intimidad – y aunque sea solamente a partir de la presencia física de los protagonistas envejecidos de un presente que se prolonga desde hace 30 anios- son una monstruosidad. La intimidad es confianza, la intimidas cuando uno puede decir “ah bueno, como siempre. Intimidad también es lo contrario a acontecimiento. Si uno tuviera que decir “hoy va a pasar esto” la intimidad estaría rota. En la casa de huéspedes frente al mar uno puede hablar con placer sobre cualquier cosa -no solamente sobre el clima, sino también sobre el hombre que hacía los pronósticos en la tele, que está encarcelado. Pero no debe imponerse, nosotros mismo queremos decidir cuanta parte del mundo, que nos alcanza aquí a través de una pequeña radio en la pared, puede acceder a nuestra esfera íntima, tiene cabida entre nosotros. Por eso : vergüenza sobre Wolf Birmann!,vergüenza por el acontecer actual!, vergüenza sobre los políticos que impiden nuestra privacidad, intimidad es el pequeño sueño apolítico, que nos ganamos una vez al año. Sólo con nosotros mismo y con nuestro concepto de intimidad, que posiblemente el 99% de los seres humanos rechazaría vehementemente. Pero esa forma de insolación también es muy íntima…

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Panóptico punto cero http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/nullpunkt-panoptikum/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/nullpunkt-panoptikum/#comments Thu, 22 Jul 2010 15:03:36 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=494

Miro las fotos de mis amigos y de los amigos de mis amigos en las redes sociales, en los blogs, fotologs, etc. Conozco sus casas, sus gustos, sus mascotas. De los más osados, he visto incluso sus sexos depilados, sus estragos, sus miserias. Soy una voyeurista digital que disfruta de la intimidad de los otros. Miro desde mi ventana-pantalla sus vidas ajenas y lejanas. Sus estados, sus amigos, los primeros pasitos de sus hijos.

A veces soy testigo presencial de disputas y malentendidos o me entero de los chismes familiares antes que mi propia madre. Otras veces tengo la suerte de que mis amigos y sus amigos suban fotos antiguas: así conozco sus historias, sus pañales, sus uniformes de escuela, el acne de sus adolescencias. Soy un vigilante en medio de una cárcel panóptica, esa que fue ideada por Jeremy Bentham hace miles y miles de años y luego fue retomada por Foucault en el siglo pasado para explicar las formas de la vigilancia que asume el estado hegemónico, la “sociedad disciplinaria” a la que no le interesa la indagación de la realidad, sino el control. En esa estructura arquitectónica de la observación todo lo que el individuo hacía estaba expuesto a la mirada de un vigilante que podía ver sin ser visto. Sólo que yo también soy vista. Vigilante y vigilada a un mismo tiempo, expongo mi intimidad y miro la intimidad ajena. La noción de panóptico de Foucault ha sido desempolvada últimamente para explicar uno de los fenómenos más alucinantes de la web 2.0: la exhibición / observación de la intimidad.

Sin embargo, yo creo que este concepto se queda corto, o que en todo caso se debe hablar de un panóptico dentro de otro, como las muñecas rusas. Vigilamos la intimidad de los otros, nos vigilan otros que a su vez son también vigilados. Al final de esta cadena de voyeuristas-vigilantes puede que esté esa sociedad disciplinaria e invasiva que nos quiere mantener a raya, o al menos eso es lo que piensan los detractores de las redes sociales o la web semántica. Sea como fuere, en esta nueva situación en la que nuestra intimidad es expuesta y vigilada a un mismo tiempo, no hay que perder de vista que se trata de una exposición adrede. Muestro lo que quiero que el otro vea. No se trata de una intimidad agarrada in fraganti, una puerta abierta en el medio de la noche o las páginas de un diario encontradas por azar, sino la intimidad de un exhibicionista, un megalómano, un egocéntrico. Una persona que se sabe vista y, más aún, que quiere ser mirada. El exhibicionista digital construye su avatar como quien construye una ficción. Una autoficción, término tomado de la literatura o viceversa. El gusto generalizado por invadir la intimidad del otro ha alcanzado a la literatura: no en vano los libros más vendidos son las autobiografías y el género “autoficcional”. En los ùltimos años han proliferado esas novelas narradas en primera persona, en las que el narrador tiene el mismo nombre que el autor, o sus iniciales o un nombre fonéticamente parecido, y las peripecias de las novelas tienen muchísimos puntos de contacto con datos reales de la vida del autor.

La intimidad digital es construida: escogemos las fotos y las frases que queremos mostrar. Nos desnudamos ante la cámara, pero mostramos nuestro mejor ángulo. Sabemos que nos miran. Queremos ser vistos. También queremos mirar el simulacro de intimidad que nos presentan los otros. Lacan ha dicho que el deseo del hombre es el deseo del otro, que existe un apetito del ojo que sólo se calma con el dar-a-ver. Ese dar-a-ver no es ingenuo. A la necesidad generalizada de observar la intimidad ajena se suma la necesidad de construirse una identidad digital para mostrarla. Los blogs, más que actualizaciones de los antiguos diarios íntimos, me parecen versiones multimedia de los reality shows que abundan en la televisión. Claro, se trata de reality shows mucho más interesantes y para todos los gustos: la adolescente rosa que cuenta los pormenores de sus primeras desdichas amorosas; el gran intelectual que comenta libros y se esconde; las madres teóricas y prácticas del post-porno español; el escritor que se vende a como de lugar y desde todos los medios que ofrece la web 2.0.Todos se exponen a mis ojos, y mis ojos están ávidos de ellos. Los sigo, los etiqueto, los pongo en mis favoritos, en el google reader, en los feeds. Los conozco más que a mis vecinos.

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