Integration – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 El intento de no quejarse más … http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/der-versuch-sich-nicht-mehr-zu-beschweren/ Mon, 12 Sep 2011 07:44:49 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4906 o un paso más hacia la integración.

Para empezar, aquí llueve todo el tiempo, todo el verano hace frío y me la paso siempre extrañando el sol. Quejarse del mal tiempo es algo muy común en esta tierra, y así me uno a la mayoría- sólo con el fin de la integración absoluta.

Hay también otras cosas de las que podría quejarme, por ejemplo sobre la manía por lo saludable, de ser jóvenes, de ser productivos, el delirio del trabajo, del anti placer, de tener remordimiento de conciencia crónico, el delirio del ahorro, el de ser padres cool, a la moda y al mismo tiempo súper postizos y tensos, el delirio de la integración, el de lo  exótico, el delirio de encontrar problemas en donde no los hay y… se me podrían ocurrir otros delirios más sobre los cuales quejarme, pero a lo mejor no serían sólo específicos de Alemania, sino que haría con esto un resumen de los delirios occidentales que nos rodean, de los cuales nos quejamos y a los que todos a la final nos entregamos a la fuerza.

Pero para decir la verdad quería escribir sólo cosas buenas. ¿Estaré ya tan bien integrada que lo primero que se me ocurre son cosas malas? Por ejemplo: Yo estaba aparcando mi bicicleta cargada de las bolsas de la compra, y mientras trataba de alguna manera de mantener el equilibrio, se me cayó la bici y la dejé ahí tirada en el suelo. Una mujer que pasaba en ese momento me gritó: “¿Le llama integración a echar bicicletas ajenas al suelo y no recogerlas?” (Lo que me dejó más atónita de todo, fue cómo pudo adivinar mi origen cultural, geográfico o el que sea. Bueno, no soy exactamente una rubia de ojos azules, pero el cómo pudo determinar mi grado de integración por mi apariencia, es para mí un misterio.)

O de las lecturas en que los asistentes siempre quieren saber dónde aprendí alemán. (A este tipo de lecturas voy como escritora de la lengua alemana.) De las oficinas administrativas donde se me aconseja casarme con un alemán para no tener más problemas con la visa. De funcionarios de aduana que ordenan mi detención porque no me quiero dejar ofender por ellos en la ventanilla del aeropuerto. De arrendadores que no me quieren dar un apartamento, porque no conocen el país de donde vengo, que igualan ser un artista con tener un estilo de vida asocial y que no pueden pronunciar bien mi nombre. Bueno, pero sería injusto. Sería asimismo injusto, porque yo, en esa situación, cometería el mismo error que nosotros los extranjeros con voluntad de integrarnos les sacamos en cara a los alemanes. El gran error de seleccionar, pues a nosotros los humanos nos encanta seleccionar todas las cosas. Nosotros decimos: Los alemanes no entienden esto, los alemanes dicen: ustedes no quieren entender y así sucesivamente, y aun así nosotros seguimos viendo talkshows, seguimos escribiendo informes y leyendo libros sobre nuestros problemas de globalización y de integración, sobre nuestro choque cultural, sobre la imposibilidad de una unificación de lo distinto en un todo armónico.

Llega un momento en el que uno convirtió sus características orientales en características occidentales, (o al revés, o uno ya no puede diferenciar las unas de las otras, o…)  llega un momento en el que uno le deja de prestar atención a las preguntas de sobre cómo uno aprendió alemán y uno ignora las preguntas sobre el plato típico del país de origen, llega un momento en el que uno por su apellido ya no dice disculpándose: sí, mejor se lo deletreo. Pues sucede que uno conoció en algún momento personas a las que uno ha aprendido a querer con sus maneras orientales, occidentales o tal vez sólo con sus maneras humanas. Pero con toda la globalización y choque cultural que se quiera- ¿No tenemos todos a la final nuestros continentes, planetas, países y ciudades? ¿No tenemos todos nosotros nuestras tradiciones, rituales y nuestras recetas para la vida? ¿Es en realidad tan deseable ese intento de reunir todo aquello que represente así haya una pequeña posibilidad de conflicto? ¿Tengo que darle realmente explicaciones a alguien de por qué no tenía ganas de levantar mi bicicleta del suelo?

Tal vez sí. Tal vez debí haber dicho: “Sabe usted, hoy tuve una mañana de mierda. Tal vez usted tuvo un día aún más de mierda que el mío, lo cual la motiva a hacer ese tipo comentarios. Tal vez no se siente usted muy bien a pesar de hacer una terapia y yoga. Tal vez se siente usted infeliz, solitaria, sin perspectivas, tal vez debería usted entrar un momento y le hago un café o un té y tal vez hasta nos sentimos ambas después un poquito mejor…”

Tal vez debí haberlo dicho… y tal vez nos habríamos tomado un té o un café y no nos habríamos ofendido la una a la otra. Tal vez ella me hubiera recomendado un buen instructor de yoga que me hubiera ayudado con mis problemas de espalda o me habría recomendado un sicólogo con el que podría hablar sobre mis intentos de integración. Tal vez. No lo sé, sólo puedo esperar que así hubiese sido. Y hacerme el propósito de quejarme menos sobre el clima…

Traductora: Adriana Redondo

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Con nuestro hocico berlinés… http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/mit-unserer-berliner-schnauze/ http://superdemokraticos.com/es/laender/deutschland/mit-unserer-berliner-schnauze/#comments Thu, 01 Sep 2011 07:03:33 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5023 Empiezo esta editorial con una sensación en el cuerpo de salir a pasear por un campo de minas. No es que no pueda definir exactamente cuál es la imagen más común que se tiene de lo alemán en el espacio hispanoamericano, quizá a nivel mundial. Todo lo contrario, llevo 14 años respondiendo a las mismas preguntas. Si todo es tan frío como se piensa, tan estricto, tan racista, si el idioma es impronunciable, si los alemanes carecen por completo de sentido del humor y ¿por qué me hago esto? ¿Por qué me quedo? ¿por qué vivo aquí?

La representación de Alemania en el mundo, por lo menos para mi generación no está a cargo de los alemanes, sino más bien a cargo de los americanos. De ahí que probablemente lo primero que escuche un alemán como saludo en mi país sea un: “Heil Hitler”. Eso tiene que ver con el completo desconocimiento de la historia y con las películas de Hollywood, que son las que siguen reproduciendo el cliché. En mi caso el poder defenderme en un idioma tan enrevesado es visto como un mérito, ya que salvo por los estudiantes de filosofía en la mayoría de los países occidentales, el alemán hace mucho que no es un idioma universal.

La sociedad alemana no tiene fama de ser amigable ni si quiera en Europa. De ahí que con el estrechamiento de los vínculos dentro de la Comunidad Europea, el inglés sea el que se imponga lentamente entre la gente joven, también en las calles de Berlín. A nadie puede extrañarle el fracaso estrepitoso de la “Blue Card”, la versión limitada y burocrática de la Green Card americana, con la que los alemanes intentaron durante un tiempo “mejorar” el perfil de los migrantes que llegan a la República Federal Alemana.

Aquí la gran parte de la sociedad espera discursivamente que sus inmigrantes se integren, pero la mayoría de los programas orientados en ese sentido tropiezan con ese sentimiento de superioridad autárquico, que impide de entrada cualquier acercamiento productivo. Los cursos de idioma que ofrece el gobierno son el ejemplo más ilustrativo. No están pensados para satisfacer la curiosidad de los que vienen aquí por interés de conocer la cultura. Es como si a los alemanes les resultara inconcebible que alguien en su sano juicio tomara la decisión de aprender, de conocer mejor el país. La integración laboral está diseñada para introducir a los inmigrantes en la cadena de servicios, no para aceptarlos como sujetos. Es como si el gobierno o la propia sociedad no fuera capaz de reconocer y aceptar el intelecto del recién llegado y eso, a pesar de que nuestra generación, aquí también está abierta al mundo. Los gobernantes no nos representan.

De ahí que la imagen que desde Los Superdemokraticos queremos mostrar de Alemania sea completamente distinta a los clichés clásicos que persiguen a este país y a sus traumas. Los Superdemokraticos es una prueba más, como Deutsch Plus o Neue Deutsche Medienmacher, de que Thilo Sarrazin y muchos otros políticos populistas como él, se equivocan cuando intentan convencernos de que la integración ha fracasado o que la idiosincrasia alemana es inconmovible. Si eso fuera así Kreuzberg no existiría y existe, nuestra sociedad alternativa alemana es rica en experiencias, en facetas, en acentos y de una calidez humana que sorprendería a cualquiera. En nuestro contexto sólo existen ciudadanos que construyen en común una sociedad nueva, donde reír es parte del día a día y el alemán es nuestra lengua franca.

En septiembre, mes de elecciones en Berlín, nuestros autores reflexionarán sobre distintos aspectos de lo alemán y la imagen que tiene este país. Con eso queremos colaborar a que se disipen malos entendidos. La “Berliner Republik” que nosotros representamos es joven, cosmopolita y abierta al mundo. El alemán que nosotros hablamos es inteligente y divertido, aunque no siempre sea gramaticalmente perfecto y se merece gobernantes más despiertos, que estén en condiciones de entenderla. Nuestro hocico berlinés no piensa callarse…

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La vuelta en coches separados o “Cómo mi Yo de doce años azuzó la lucha entre culturas” http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/ruckfahrt-in-getrennten-autos-oder-wie-mein-12-jahriges-ich-dereinst-den-kampf-der-kulturen-aufheizte/ Fri, 03 Sep 2010 12:36:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1574

Tengo que hacer una confesión. Observando el profundo debate sobre la integración que en este momento se desarrolla en Alemania: Si, yo también fui alguna vez miembro de una iniciativa anti- islámica. O mejor dicho: yo también ha discriminado he discriminado como grupo a emigrantes provenientes del espacio cultural mahometano.

Eso sí, tengo que decir para acentuar la salvación de mi horra, que mis motivaciones no eran de ninguna manera las explicaciones blandengues que en este momento mueven a una parte de la población a radicalizarse (a la derecha) aprobando a un político en la afirmación de que en general los emigrantes representan una amenaza cultural. Que ellos – sea influido por la genética o por la cultura es en principio dejado de lado- no están dispuestos a integrarse ni tienen la capacidad de aprender y que la cultura alemana es tan poco respetada como los protagonistas del espacio cultural, los „Anfitriones -en el contexto de la migración una palabra falsa y terrible-.

Si Alemania podría „suprimirse“ como el político mentado dice, es algo que nos interesaba un carajo cuando yo todavía era activista. Yo sólo quería marcar goles! Tenía doce años, jugaba fútbol en el SC Aplerbeck 09, un equipo de provincia en los límites de la cuenca del Ruhr. En esa agrupación sucedía lo que la división escolar tripartita sabía impedir: Ciudadanos- la mayoría de ellos hijos de trabajadores extranjeros  se chocaban, prácticamente sin freno, unos contra otros. Con el resultado limitado: Hasta el día de hoy me veo junto a otros siete chicos clase media, la mayoría de ellos rubios como el trigo, yendo después de un juego a ver al entrenador (padre de un campañero de equipo, alemán) y decir: „No queremos jugar con los Marokks.“ El entrenador preguntó: ¿por qué?. Nosotros: porque nunca pasan la pelota, ¡si acaso entre ellos!“.

Lo que desde la perspectiva actual me sorprende de esa acción políticamente incorrecta y completamente discriminatoria de nuestros siete compañeros marroquíes (y lo que la diferencia del ideologizado debate actual), es el pragmatismo. Uno podría haber, si ya estaba en eso, en aquél momento dicho realmente tantas cosas que en ese equipo no funcionaban como introducción a grupos biculturales. Uno podría haber imitado los clásicos excesos de esa cultura del honor, con ese burbujeante: „eh, ¿me estás provocando?, cuando en los vestuarios uno miraba demasiado tiempo en la misma dirección. Nos podríamos haber enfadado por la poca valoración de nuestras estructuras familiares, sobre todo de nuestras madres, que se desarrollaban en diálogos dadaistas como „haste pepa, hijo de puta“- „tu mismo hijo de puta“- „ea, ¿acabas de mentar a mi madre?“.

Quizás fuera arrogancia, la que se expresaba con indulgencia y la que nos transmitían nuestros padres: „esas son por lo general personas muy sencillas, que no la tienen fácil aquí.“ Tal vez fuera el hijo del médico marroquí, que también jugaba en nuestro equipo y era tan distinto a sus compatriotas, poniendo con eso una gran señal para diferenciar que las escaramuzas agresivas en primer lugar son un problema social y recién entonces -una expresión específica de- un problema cultural.

Quizá se debiera a nuestro entrenador, un conciliador montador de calefactores, que supo mantener bajo control nuestra revuelta de fuego de paja. No en el crear „compadrazgos“ interculturales u organizando que nos visitáramos en nuestras casas o ese tipo de cosas que están de moda. El simplemente organizó antes del siguiente juego una charla honesta. Cuando alabó a los hermanos El-Fassi por „alguna vez“ pasar la pelota, esbozó una sonrisa anchan. Luego, desde el margen de la cancha, festejó sus jugadas hasta subirlos al cielo, hasta que todos lo „hacían“ de vez en cuando y volvió a tirarlos a las nubes cuando -después de un buen pase intercultural- marcamos el gol de la victoria y terminamos los quince, tirados sobre la tierra roja.

Que el entrenador, el alemán, nos haya dicho en el viaje de vuelta que: hoy „fue mejor“, pero que „ellos“ de todas formas „naturalmente“ no llegarían muy „lejos“ en „este país“ y nos alabara por tenerles paciencia,  es la fea nota de pie de página de esta, en realidad, historia muy bonita.

Traducción Rery Maldonado

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Tercer Sommersalon: “….. es sólo una fiesta ninja” http://superdemokraticos.com/es/editorial/ninja-fiesta-der-dritte-sommersalon/ Wed, 18 Aug 2010 15:03:34 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=961

“Hay que ser imaginativos y usar la vestimenta como un lenguaje.“ (Alan Mills)

No es posible hablar sobre la vida cultural de los latinos en Berlín sin reparar en los distintos colectivos de Djs que están activos en la ciudad. Es un fenómeno que afecta directamente a los menores de cuarenta años y que a su vez es el vínculo de unión con los latinos de segunda generación. Con los que crecen en Berlín, pero no olvidan que alguno de sus padres vienen del nuevo continente. Las fiestas en los clubs son él punto de encuentro social de la comunidad, también de los interesados en la comunidad y en muchos sentidos son una fuente de ingreso. Los colectivos son la manera que tiene la parte más joven de integrarse en el contexto, de generar sus propias fuentes de empleo y de transmitir ciertos aspectos de la cultura. Su existencia implica una reapropiación del cliché. Los Djs con seguridad representan al segmento de la comunidad mejor formado y al mismo tiempo, al que mejor maneja los códigos de comunicación del mundo globalizado. Las fiestas son la forma más directa de estar en contacto con el pulso estético de muchos países latinoamericanos y muchas son espacios de diálogo intercultural de generación espontanea.

Hemos decidido convertir a nuestro tercer Sommersalon en una fiesta Ninja, siguiendo las enceñanzas de Alan Mils en su artículo y los códigos de convivencia de los distintos colectivos. Nos alegra poder presentarles a Kid Watusi dj del colectivo Cumbia Rockers, Intiche del colectivo Pachazonica y a Grace Kelly del colectivo Mundo Mix, seguramente una de las Dj más importantes de la escena y nuestra anfitriona en Madame Satã, Bergstr. 25. Un espacio libre, pensado al detalle y hecho con mucho cariño por otro colectivo, en el centro de Berlín. Los esperamos el jueves 26.08, a partir de las 21 hrs.

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Tengo que hacer algunas compras http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/tengo-que-hacer-algunas-compras/ Wed, 04 Aug 2010 08:03:42 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=567

Foto: René Hamann

„Él era torpe y hambriento de vida, por eso no tenía una novia“ (Bolaño, 2666).

Ella tiene la sombra de la mano en la cara.

Ella saca fotos. Dispara por la zona.

Ella va en su bicicleta por la ciudad, medio rubia. Naturalmente lleva anteojos.

Un vistazo a la torre de la iglesia, para mirar la hora. A sus espaldas un coro de prisioneros aplaudiendo. Ella es una.

Quizá un poco entrada en carnes, la dama. La definiría como „redondeada“. Mi novia A. se quejaba : „redondeada“ era humillante, casi ofensivo. La palabra „compacta“ definía mucho mejor la estructura de su cuerpo.

No estoy de acuerdo. Yo lo negaba.

Ensalada con aderezo francés,

Retira la pierna. Él la atrae con todo su cuerpo.

La jeunesse dorée – la juventud dorada- se siente en las terrazas de los cafés y mantiene su piel perfecta bajo la luz. Yo ya no pertenezco a eso. A las personas lindas. Quizá nunca pertenecí a ellas. O que nunca antes habíamos acordado, todo lo contrario: entonces yo quería pertenecer, me consideraba algo mejor. Ahora conozco la inutilidad. Ahora, que físicamente no puedo competir, siento envidia y un deseo de integración.

Hoy soy famoso, mañana no más.

Todo lo que puedes hacer es sumar. Ella juega siempre a dejar una huella plana. ¿Podría  por un momento permanecer inmóvil, para que pueda contemplarla como a una estrella de cine? No, no puede. Ella tiene que emprender alguna acción. Mira en su cartera en la que suena su celular.

¿Será así, como si soñaramos?

“ella terminó conmigo, porque no podía ayudarla físicamente”.

Él hombre con los pantalones militares poseía un formulario para pagar los impuestos.

Tácticas armas atómicas.

Él hombre con la corbata de media seda. Él se niega a dar cualquier respuesta. Él está siego por la óptica. Él la deja llegar a la superficie. Él todavía tiene que hacer algunas compras.

La otra le dieses a él, que eso no cuenta. Él no la ve. La casa que podría tener. Ella tiene razón y el se pregunta una y otra vez por qué es así.

Él mundo de ensueño es demasiado notorio.

Sus sueños son demasiado notorios.

Un cochecito de bebé lleno de ideas en una casa repleta de fidelidad.

Ahí de desarma el mundo.

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