Familia – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Los hijos de la red http://superdemokraticos.com/es/laender/bolivien/die-kinder-des-netzes/ http://superdemokraticos.com/es/laender/bolivien/die-kinder-des-netzes/#comments Thu, 17 Nov 2011 08:01:54 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5828

Los caminos de la vida no son los que yo esperaba
no son como yo quería…
Vallenato

Por la calle 73 de Bogotá transita un bus que se dirige a San Blas y Germania. Cuando lo vi no pude más que reírme, porque supongo que sin saberlo yo misma tomé ese bus hace muchos años. En otra ciudad, con un ex novio que se llamaba Blas y con el que terminamos en Potsdam, Alemania. En julio de 2012 conmemoro 15 años de ese primer viaje, desde entonces he cruzado muchas veces el Atlántico.

Prácticamente toda mi familia vive todavía en los Andes y sus estribaciones, repartida entre la capital de mi país: La Paz y Tarija, el valle del sur, cercano a la frontera con la Argentina del que en realidad venimos todos. La cuna de los Galarza, el lugar que todos los de mi clan llevamos en el imaginario sentimental, aunque quizá nunca hayamos vivido ahí. Es lo que les ocurre a mis sobrinos, por ejemplo, los dos niños que crecen risueños en Londres. Los chapaquitos ingleses que yo quiero tanto.

No puedo imaginarme el tiempo en el que el contacto se realizaba a lomo de mula, con cartas que tardaban siglos en llegar, si llegaban algún día. Sé por amigos que hasta principios de los años 80 ni si quiera el teléfono era un método seguro para mantener el contacto con la familia. Las telecomunicaciones eran precarias, de fondo se escuchaban los sonidos del mundo y las voces de los que en realidad queríamos oír, tenían que desgañitarse para poder resaltar en medio del coro, de la interferencia, del ruido incesante.

Yo en cambio, he tenido la grandísima suerte de crecer en el mundo abierto del internet y mi extranjería se hace llevadera, porque puedo tomar café con mi madre en un conference call, verla y oírla, fumar un cigarrillo con ella, varias veces a la semana. Porque puedo ver crecer a mis sobrinos y cenar con mi hermana tomando una copa de vino, siempre que queremos. No puedo tocarlos, pero de todas formas soy parte de sus vidas. Soy la cabeza en el ordenador que intenta hacerles reír desde lejos y la pequeña, que es la niña de mis ojos, reconoce en el ruido característico de Windows cuando se inicia el ordenador, a su tía o a su abuela y no tiene reparos en prodigar efusivas muestras de amor a una pantalla plana.

Este mes nuestro tema ha sido El Nuevo Mundo: amor, trabajo, libertad, pienso que son los extranjeros en todas partes, sin importar su lugar de origen, los que más tienen que decir al respecto. Nunca olvidaré la cara de sorpresa de mi compañero de piso, cuando tuvo que saludar a mi madre una tarde, hace un par de meses. Él, que no está acostumbrado a que sus padres puedan venir de visita cuando quieran, porque viven en Bilefeld y no están sociabilizados con los nuevos medios, saltando en la silla de la cocina para ocultara su pijama. Él que no está acostumbrado a que la computadora sea una parte tan esencial de su vida social, terminó comprendiendo de donde viene mi independencia. Por qué no necesito ver a nadie en realidad, pues vivo comunicando con mis parientes, amigos y compañeros de trabajo, estén donde estén.

Yo no estoy condicionada por un espacio físico, la mayor parte del tiempo ni si quiera por un idioma. Fluyo entre la realidad virtual y la analógica, entre lo que pasa en Bolivia y lo que sucede en Alemania y a mi manera, sigo siendo un miembro activo de ambas sociedades y como yo, más de tres millones de bolivianos repartidos por el mundo. Un cuarto de los ciudadanos de mi país viven entre Buenos Aires, Virginia y Madrid. Las remesas que envían son la tercera fuente de ingresos de mi país. Nuestros extranjeros y sus modestas vidas son más efectivos para la economía que la ayuda al desarrollo, mucho más y nuestros hijos construyen nuevas identidades. Pertenencias afectivas que a lo mejor todavía no estamos en condiciones de apreciar en toda su dimensión.

Me imagino que en algunos años las universidades de todas partes se verán en la obligación de hacer sendos estudios sociológicos, para entender a la generación que ahora mismo crece con banda ancha y con un lugar de origen ambiguo, sin un solo idioma de referencia, como verdaderos ciudadanos del mundo.

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Mi modelo genético para la inmigración http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/mein-genetisches-muster-fur-migration/ Thu, 09 Sep 2010 15:00:54 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1763

Doppelhelix - Wikipedia, GNU Free Documentation License

Cuando a alguien (como yo), a finales de la treintena, de repente le dice un funcionario en el senado de Berlín que por sus padres tiene antepasados inmigrantes y por lo tanto debe poner una equis en la casilla correspondiente en el formulario para recibir una beca, se tambalea la autoimagen de las cosas bonitas. Hasta entonces había dado por hecho que, simplemente, era alemana (en mi infancia nunca fui tratada como niño de inmigrantes, ya que la RDA prefirió esconder bajo la alfombra la histórica nota al pie en el currículum de mis padres, que habían sido expulsados o realojados o lo que quiera que fueran de los estados del este). Pero de pronto todo se complicó. A partir de entonces, necesité una palabra para restablecer mi equilibrio cognitivo: heterogeneidad.

Jo Schneider ya ha llamado la atención en su ensayo sobre el dichoso debate que se mantiene en este momento en Alemania sobre el ascenso y caída del cociente intelectual alemán debido a las familias inmigrantes (musulmanas). Una discusión así no es solamente risible, sino que, para mí (como alemana con pasado inmigrante recién salida del horno), no toca el problema real: la extraña naturalidad política del “ser alemán” como algo homogéneo. Ahí reside también una especie de supuesta herencia genética del ser alemán, que resuena latente en el debate actual, pero que no se toca desde los medios de comunicación. Si ningún gen determina decisivamente la subsistencia de una nación, pueblo, etc, entonces tampoco determina la del alemán. Así limita un estado la individualidad de sus ciudadanos, al certificarles un pasado que constituye un derecho para cada individuo, ya que cada individuo es libre para moverse de aquí a allí, desligarse de un contexto cultural y unirse de nuevo a otro. ¿O acaso la globalización sólo vale en un plano económico?

La actividad de los medios de comunicación alemanes para aclarar el estado de la investigación genética actual muestra todavía más: cualquiera puede convertirse en ciudadano alemán. Si ser alemán significa ciertas costumbres, un hábito específico, dominar la lengua alemana y haber disfrutado de una formación (en gran parte idealizada), eso significa únicamente que uno ha sido marcado por la actuación de un modelo (o entorno, por lo que a mí respecta) cultural específico. Afirmo sin ningún reparo que muchos de los llamados “alemanes homogéneos”, esto es, los alemanes sin orígenes inmigrantes, a menudo no encajan en el modelo pertinente. La pobreza de la formación en Alemania es el resultado de décadas de fracaso político, chapuzas y de incapacidad de realización en este área y un desplazamiento progresivo de la responsabilidad de la educación a la esfera privada familiar. Pero una responsabilidad de la educación que marca a un pueblo y que lo legitima como independiente no debería desplazarse al campus marcado por lo heterogéneo e individual de cada familia alemana, sino que debería ser independiente de ellas, debería salir de la fuerza vinculante del sistema de esta comunidad cultural. Para ello se debería entender primero esta comunidad como abierta, individualizada y, sobre todo, heterogénea y cambiante, y tener claro que en cada hogar se puede ser lo que desee (individuo, con cierto pañuelo en la cabeza, con cierto peinado o con lo que sea que le otorgue equilibrio espiritual). Alemania es por ley un estado laico, no deberían entrar consideraciones religiosas en los debates políticos, a no ser que todos nos engañemos.

Mis orígenes inmigrantes , y con ello mi heterogeneidad alemana, los cuento como mi ventaja cultural. Llevo algo siempre conmigo, algo de color en el horizonte. Si en algún momento puedo permitirme descodificar mi genoma, lo haré para ver si se puede demostrar en mí un modelo genético específico para la inmigración, que quizá yo le haya pasado a mi hija. A lo mejor ella también tendrá que oír en este país que pertenece a la segunda generación de una familia inmigrante. Pero quizá entonces, con más inteligencia, ya no usemos el término. Ahora que soy oficialmente una alemana con origen inmigrante, me siento así.

Traducción: Ralph del Valle

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Mientras sea legal… http://superdemokraticos.com/es/editorial/was-legal-ist/ http://superdemokraticos.com/es/editorial/was-legal-ist/#comments Mon, 06 Sep 2010 14:51:56 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1719 Una de las intenciones principales de Los Superdemokraticos era lograr una colección de polaroids del sujeto en su contexto, para intentar buscar puntos comunes entre aquellos que forman parte de nuestro equipo y que hemos escogido como representantes de „nuestra generación“. Si bien es cierto que con 20 personas no es posible hacer un muestreo representativo, también es cierto que nos hemos esforzado mucho por encontrar opiniones que sean muy distintas entre sí. Nuestro nombre no es más que una exaltación, algo burlona, de lo que consideramos es: la libertad de expresión. Como individuos muchas veces entramos en conflicto con opiniones y sugerencias que no corresponden a lo que pensamos en privado, más allá de la neutralidad que debemos respetar como directoras de Los Superdemocráticos. ¿Qué hacer?

Nuestro lema es: mientras sea legal, esta permitido, aunque de sobra esta decir que más allá del raciocinio, algunas opiniones rozan los límites de la sensibilidad de cada individuo. Internamente hemos tenido ya varias discusiones. Personalmente nunca me imaginé que mi nombre se vería relacionado a una idea como la que expone Javier Badani en su artículo: ¿Lo fusilamos? Desde la sala de máquinas de Los Superdemocraticos sólo puedo decir que: no sólo no estamos de acuerdo con la pena de muerte, no estamos de acuerdo con promover ningún tipo de discusión en ese sentido. La ausencia del Estado no justifica a la turba tomando la justicia en sus manos, personalmente ni si quiera concidero que esa sea justicia.

Como mujer tampoco estoy de „acuerdo“ con el artículo de Liliana Lara: Parto, esta semana. Si bien es cierto que me parece legítimo reconocer a la maternidad o a la paternidad como un aspecto fundamental de la vida del sujeto y que nadie puede juzgar que es lo mas importante para otra persona, la verdad es que las mujeres luchan desde hace años, generacion tras generación, para tener el derecho a decidir sobre sus cuerpos, para dejar de ser un útero y como la mayoría de las feministas, personalmente no considero que la experiencia del parto sea necesaria. En mi opinión es sólo una de las posibilidades que me ofrece la biología, no un dogma y conozco a varias a las que no les ha cambiado la vida. Yo particularmente no creo en la maternidad con mayúscula, ese concepto siempre me ha parecido una trampa del patriarcado para mantener a la mujer “honorablemente” en el espacio privado y siempre he pensado que la cría de la prole es algo tan masculino, como femenino. El parto no garantiza necesariamente los vínculos humanos y un hijo es de quién lo cría, por eso estoy a favor del derecho a adopción para parejas homosexuales.

Mis colegas a lo largo de estas semanas han tenido problemas con los textos de otros autores, no todos somos igual de sensibles ante los mismos temas. De nuestro instinto censurador podemos decir que lo hemos mantenido a raya, prácticamente no se han discutido  contenidos, pero hemos pensado que este era un buen momento para exponer nuestra posición. No compartimos muchas de las opiniones de nuestros autores, pero nos mantenemos fieles a la idea: mientras sea legal… Eso sí, nuestras editoriales nos sirven para comunicar la opinión del equipo, diferenciar contenidos y hacer uso de nuestro derecho a disentir. La libertad de expresión se caracteriza por garantizarnos la oportunidad de manifestar públicamente que apoyamos una idea, pero por sobre todo, nos garantiza el poder decir públicamente que no estamos de acuerdo.

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Cicatrices http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/narben/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/narben/#comments Thu, 29 Jul 2010 15:00:13 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=550 Una cosa es ser varón. Y otra es ser hombre

Vida / Canción de Rubén Blades

Pertenezco a esa estadística axiomática del ciento por ciento de personas que nace de una mujer. Aparte de esa totalidad escandalosa y obvia, entro en un rango indescifrable pero evidente en América Latina: el de los hijos de madres solteras. Esto quiere decir que si soy, además, machista y egocéntrico, la culpa –o esa responsabilidad virtuosa– le corresponde a la mujer que me crió. La misma que me parió. Palabra clave: moda. Tengo la mitad de mi vida, o un poco más, preocupándome por las mismas cosas: el fútbol, la noche y su fiesta, el dominó, y las mujeres, en plural. Ahora también me ocupo del lenguaje y la ficción, pero estoy seguro que se trata de algo pasajero, un mal menor de mi juventud que todavía no termina.

De pequeño me esforzaba por escupir más lejos que el resto, por saltar más alto, pegar más fuerte y correr más rápido. Era simple y divertido, tomaba riesgos sin reparar en las cicatrices; al contrario, cada marca era una estrella y tales estrellas valían favores, helados, sueños y leyendas propias.

La primera de ellas llegó mientras aprendía a caminar. Pegué la boca de la esquina de una mesa de noche y con el resbalón se me fueron el buen humor y la memoria. Mi madre me cargó en sus brazos; el resto lo hicieron un caramelo y dos puntos de sutura perfectos.

La segunda cicatriz es la mejor, parece un alacrán boca arriba y aún se puede palpar sobre uno de mis tobillos, en la pierna izquierda. Me abrí la piel con una lata de zinc en unos carnavales, y, dos mujeres, mi madre y su amiga, casi se desmayan del susto al ver la mezcla pastosa que formaban la sangre y la grasa. Desde entonces pasé de ser un gordito de cuatro años, a un gordito de cuatro años que rebosaba de orgullo.

Antes de los diez, por fin me pude romper la frente. Estaba en casa de mis tíos jugando a patinar descalzo sobre el agua. La pirueta que comenzó siendo exigente se transformó en aparatosa. Cuando levanté la cara del piso para revisar la puntuación que me darían los otros niños, noté con sorpresa el espanto en sus rostros: fueron nueve puntadas en diagonal que mis primas trataron de borrar sin éxito, con cariños y velas, antes de contarle a mi madre por el hilo telefónico. Su grito de preocupación desde el otro lado, a nueve horas de carretera, no hizo sino reforzar lo que ya sabía. Mi tío me lo dijo engreído, si tienes una marca entre el cráneo y la barbilla, no te preocupes y saca el pecho, ya comenzaste a ser un hombre. Si tienes dos, como tú, podrás ser incluso un hombre prometedor.

Mi última lesión visible es en el brazo derecho, soy puro equilibrio. Fue en una pelea y apenas tenía doce años. Bueno, casi trece. La pelea comenzó porque defendí a un muchacho más pequeño para agradarle a una chica que estaba de visita, la misma que me envolvió la cortada profunda de seis centímetros con papel de baño y me acompañó hasta mi casa, para avisarle a mi madre. Salí con la estampa del valiente, un héroe herido en batalla, me sentía realizado. Además, me quedó un keloide, ese término que se utiliza para reducir el ya escaso valor estético que puede tener una cicatriz a mucho menos que una anécdota grotesca.

A partir de entonces aprendí otras cosas sobre la hombría que poco tienen que ver con las heridas y sus consecuentes –y a veces inmediatos– cuidados femeninos. Amo a las mujeres, como al fútbol, la noche, la fiesta, el dominó y, temporalmente, a la literatura y sus frases-trampa. Pero sobre todo amo ser hombre por otras dos razones. Creo que solo siendo hombre puedo valorar en su justa dimensión el surco que me dejó en el alma la muerte de mi madre, mi madre soltera, y todo lo que ella trató de enseñarme sobre el peso, la importancia, el valor y el coraje de las mujeres: tan sensoriales, tan inteligentes, tan sensitivas, tan delicadas, tan fuertes y también tan frágiles. Por ser mujer quizás no habría tenido menos cicatrices, es verdad, pero seguro habría disfrutado menos de ellas y hasta habría tratado de ocultarlas.

Soy de los que piensa que con cada nuevo dolor reaparece el miedo, y el trauma que me provocó la partida de mi madre solo podía ser curado por otra mujer, mi hija. Esa es la segunda razón: después del miedo sobreviene el placer y tu memoria cambia. Por supuesto, la vanidad de mis heridas fue perdiendo sentido con el paso del tiempo y ahora ese espacio lo han ganado la curiosidad, las metáforas, el aprendizaje y el amor en sus múltiples formas.

Ser madre te permite. ¿Qué voy a saber lo que te permite ser madre? Ser hombre te permite enamorarte de tu madre y de tu hija, en caso de que las tengas o las hayas tenido. Eso no es tan poca cosa y me parece suficiente motivo para no desaprovechar la dicha que me ha dado la conciencia masculina, hasta que me toque ser mujer, en otra improbable vida, y empiece a nacer con la cicatriz que me produzca el nacimiento de cada uno de mis hijos.

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Mañana me caso http://superdemokraticos.com/es/laender/argentinien/morgen-heirate-ich/ http://superdemokraticos.com/es/laender/argentinien/morgen-heirate-ich/#comments Fri, 16 Jul 2010 10:48:49 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=465

Matrimonio, siiiiiii.

En nuestro país hace semanas que se viene debatiendo, escuchando argumentos a favor y en contra del matrimonio igualitario. En estos últimos días, se escucharon tantas barbaridades en nombre de Dios, el Amor y la Familia, que no doy crédito.

Hoy hay una marcha convocada por los que se oponen al matrimonio gay. También un “ruidazo” en distintos lugares de la ciudad convocado por las personas que creemos que la libertad es para todos.

Se me vuela la peluca de solo pensar que estamos discutiendo esto a esta altura del partido y a estos niveles de violencia desenfrenada. Me asombra y no, claro… cuando en este país aún sigue desapareciendo gente (¿se acuerdan de Julio López?), y menciono esto para no hacer un racconto de todo lo que sucedió en nuestro país, con la bendición de la Santa Iglesia Católica… y que es de público conocimiento…  y todo esto se normalizó. ¿Qué es lo normal? ¿Es normal que esto sea normal?

En mi propia familia puedo ver esto… mi hermano mayor hace 9 años que no me habla porque salgo con una mujer, mi padre me dijo: “hace lo que quieras, pero para mí `eso´ es una enfermedad”. En el día de hoy, justamente cuando los católicos marchan en contra de la libertad, mi otro hermano me eliminó del msn.

¿A qué le tienen tanto miedo? ¿Por qué sus discursos ensañados y su vehemente rechazo me suenan a oculta perversión? ¿Por qué cuando piensan en una pareja homosexual sólo piensan en sexo y no en amor?  ¿Por qué si dios es amor, como sostienen, tienen tanto odio y rechazo para su prójimo a quien debieran amar tanto como a sí mismos?

Hace poco que me separé de la mujer más linda del mundo. Estuvimos juntas casi 9 años. Mañana no me caso, era un chiste. Pero si alguna vez volvemos, ella y yo, seguro le pido que se case conmigo.

¡Hoy hacemos Historia!

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Tira y afloja familiar http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/espanol-la-historia-no-es-un-sueno-eterno/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/espanol-la-historia-no-es-un-sueno-eterno/#comments Fri, 16 Jul 2010 08:00:37 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=460

Cada domingo, desde los cinco años, iba a ver a mi abuela paterna. Mi abuela estaba postrada en una silla de ruedas. Varias enfermedades le habían consumido la juventud. Este estado de invalidez parecía haberla dotado de una paz que se expresaba en un lúcido sentido histórico. Una mujer prematuramente envejecida como depositaria de la memoria colectiva. Todos los domingos, entonces, luego del almuerzo, me relataba un capítulo puntual de la historia boliviana. Intentaba así contrarrestar la influencia que recibía en la casa de ni abuela materna, donde vivía de lunes a sábado. Allí eran fervientes emenerristas. Mi abuela paterna me contaba sobre los Barrientos y la historia nacional. Su relato parecía una película de espionaje donde me costaba entender quiénes eran los malos y quiénes los buenos. Las historias estaban llenas de microhistorias. Me contaba sobre las imposturas de la Revolución del 52, sobre la vida de su padre en las minas, sobre la vida secreta decadente de Víctor Paz Estenssoro, el “Mono”, sobre el exilio interior de mi abuelo falangista, sobre mi tío muerto en un accidente aéreo justo frente a la casa, sobre el otro tío (más famoso) que había derrocado a Paz Estenssoro, etc.

Volvía a la casa materna, suspicaz y confundido, y allí contrarrestaban el relato con otras pruebas: los logros evidentes de la Revolución del 52 (nacionalización de las minas y la Reforma Agraria, por ejemplo), el desempeño manipulador de Barrientos cuando fue presidente, la larga duración en la política nacional del MNR como prueba de su éxito.

Ambos relatos contrapuestos iban componiendo mi identidad. Con el tiempo yo mismo rearmé el relato con la asistencia de libros y profesores. Me quedo con la noción de que la Historia resulta un proceso y no una sucesión de hitos y quiebres bruscos. La revolución del 52 puede ser ahora criticada y vista como insuficiente, un periodo lleno de contradicciones, pero a la vez sin ese proceso no habría sido posible nada de lo que estamos viviendo, mucho menos la misma Revolución que se fue gestando desde las rebeliones indígenas y que se sucedieron desde las postrimerías del siglo XIX hasta la cuarta década del siglo XX, y que se estaban preparando desde los levantamientos de lo Tupacs a finales del siglo XVIII. No hay año cero ni fin de la Historia. También aprendí que la historia no está rigurosamente descrita sólo en los libros de historia o de texto, sino en canciones o en la voz de los seres queridos.

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Mi abuela, los periódicos, … http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/meine-grosmutter-die-zeitungen/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/meine-grosmutter-die-zeitungen/#comments Tue, 13 Jul 2010 08:00:35 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=447 Foto de Álbum de familia
Foto del Albúm de familia.

La Historia no es otra que esa vida cotidiana que protagonizamos. Incluso si nuestra existencia pública se circunscribe a recoger el periódico en el kiosco más cercano para luego envolver en él pescado fresco. Abuela puede habernos recomendado esa envoltura, “nada conserva mejor el pescado en su recorrido del mercado a la casa”. Puede que nuestro nombre sea Liz, y que la tarea indicada ese día consista en llevar el pescado. Cuando el periódico húmedo y crujiente sea arrojado a la basura, y abuela vea mis ojos curiosos sobre una media página estrujada que sobresale del bote, entonces hablará de historia. No de la historia descrita por las letras fulgurantes y entintadas de la prensa, sino de aquella otra que abuela recuerda haber vivido. Una narración que confunde sus pausas con los espasmos culinarios y las exclamaciones coloquiales femeninas.

Haciendo que los ojos sollozaran un llanto ignorado, bajo la sustancia invisible que desprende la cebolla al ser cortada, abuela me contaba de niña su historia. El ardor en su aliento era provocado acaso por el ajo que masticaba o por el sabor del pasado arrastrando sus pasos huraños hacia el presente. Cuando faltaba un adjetivo abuela no buscaba entre el vocabulario abstracto de políticos o maestros de literatura, sino desde su propia experiencia cotidiana con alimentos y enseres. Abuela no decía frases tales como “presidente abyecto” y “defender nuestra nación”. Decía “aquel fue un cocinero, pasando por chef” y “estos siempre buscando qué pastel meter al horno”.

Un día murió sin ganas ya de convocar al pasado, porque sintió que el futuro se cegaba y el presente se anudaba en su garganta haciendo guiños dolorosos con el tiempo. Cuando pasó yo no estaba preparada para dejarla ir. Pero sus historias menores, matización pertinaz de la historia hegemónica, permanecen conmigo.

Pienso entonces que la historia es esa persistencia. El estado emocional causado por un recuerdo, la memoria capaz de penetrar el presente.

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Historia e historias http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/geschichte-und-geschichten/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/geschichte-und-geschichten/#comments Wed, 07 Jul 2010 14:03:01 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=431 A la vista está: para mí son más importantes las historias que la Historia, de lo contrario sería historiadora y no escritora, aunque la Historia juegue siempre un papel decisivo. Quiera uno o no. También en la escritura.

La Literatura no existiría sin el idioma y el alfabeto tradicionales, siendo ambos la prueba de cómo vivimos del y con el pasado. Tampoco la propia narración de historias es tan diferente de las relaciones históricas y de tomar conciencia de las mismas: el autor debe descubrir finalmente cuál es el núcleo de los sucesos, qué ha movido a los protagonistas, por qué se comportan como se han comportado, para, al final, poder trazar la red de relaciones con estos filamentos.

Por supuesto la circunstancia más sencilla y clara es esta: la Historia da forma a la humanidad. Mucho antes de nacer nosotros. Sólo soy la persona, y también la autora, que soy, porque la Historia de mi país ha tenido una brutal influencia en el destino de mi familia, y con ello, sobre mi propia vida. En la II Guerra Mundial mi abuela, siendo una joven, perdió todo lo que hasta entonces parecía evidente: su patria, su casa familiar, a casi todos los parientes, los amigos, los lugares de su niñez, su dialecto. Mi abuelo, que provocó un pequeño escándalo en su pueblo natal (indemne por completo a la guerra) al casarse con una joven fugitiva de fuera, murió en 1967 a los 42 años en circunstancias todavía sin aclarar en una prisión de la Stasi. Ni mi madre, que entonces apenas era una cría, ni mi abuela han podido nunca digerir esta pérdida. Mi propia niñez estaba esencialmente marcada por la vigilancia, y el deseo de libertad. El que yo pudiera ir a una escuela de buen nivel debo agradecérselo al compromiso de una valiente mujer.

Obviamente, estas cosas me han marcado. Y a través de mí, a mis historias. Ninguno de nosotros se cae simplemente del mundo, ni llega a él. La indisoluble conexión entre el presente y el pasado forma en nuestro ser un espacio en cuyo interior nos movemos durante toda una vida y de la que no podemos escaparnos. Se entiende el Hoy sólo si se observa de forma conjunta con el Ayer. Nos guste o no.

Traducción:
Ralph del Valle

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