Exil – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 De cuando Juan Gelman leyó a los místicos http://superdemokraticos.com/es/laender/argentinien/als-juan-gelman-die-mystiker-las/ Tue, 12 Oct 2010 07:26:31 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2838

El poeta Juan Gelman nació en 1930 siendo hijo de emigrantes ruso-judíos en Buenos Aires. El perteneció al grupo de poetas Pan Duro y trabajó paralelamente como periodista. En 1975 tuvo que exiliarse debido a la dictadura militar en Argentina, su hijo fue secuestrado y asesinado, así como su nuera quien estaba embarazada. A través de un padre jesuita en Roma se enteró de “The child was born”. Gelman vive hoy en México. En el 2007 recibió el premio Cervantes. Le preguntamos por su opinión con respecto al papel de los intelectuales hoy en día, pero él se negó a darla. El porqué lo aclara uno de sus lectores a continuación. La grabación de la conversación en el podium desafortunadamente suena muy pacito, aún así queremos compartirla con ustedes.

„Gelman es un hombre de izquierda, es un hombre que ha militado en la izquierda y que ha mantenido una linea coherente. Nunca ha apoyado la violencia, por ejemplo. Yo creo que no quiere dar su opinión abiertamente sobre algunos temas, porque tiene miedo de que lo sigan, entiende que gente joven – con diecisiete, veinte años- puede hacer tal o tal cosa porque lo ha dicho él. Eso puede ser un gran peligro y él, desde ese punto de vista, es responsable de lo que dice. No quiere ir por esa dirección. Sólo cómo lector puede uno saber lo que piensa“.

Pablo Alfonzo, lector de Argentina en la Feria del Libro de Frankfurt.

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En un café de Berlín están mis palabras alemanas http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/meine-deutschen-worte-in-einem-cafe-in-berlin/ Thu, 07 Oct 2010 06:00:37 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2339 Me imagino que en un café de Berlín alguien deja olvidado un periódico (¿o es una revista?, me perdonarán, pero soy despistada!) sobre una mesa. La mesonera, antes de botarlo a la basura, lo mira displicentemente. Está cansada: tantas tazas por recoger, ceniceros por vaciar. Aún así le llama la atención un título que habla de muñecas negras o de amargos de Angostura. Ve mi nombre allí, le suena gracioso. ¿Lara no es acaso un nombre ruso? – piensa antes de leer mi artículo. Lo lee rápidamente, una lectura vertiginosa para que nadie vea que está leyendo en lugar de limpiar mesas. Se ríe un poquito. Finalmente bota la revista (¿o es un periódico?) y allí quedan mis palabras traducidas a la lengua de Goethe, llenándose de colillas, restos de pan, gotas de café en el fondo de un gran recolector de basura. Bueno, probablemente clasifiquen los residuos, y entonces mis letras estarán entre servilletas usadas, otros periódicos, postales rotas. Mientras tanto yo, del otro lado del mundo, soy inmensamente feliz porque la fortuna ha permitido que haya sido escogida para participar en un proyecto multicultural, global, transnacional, internético, que ha hecho posible que mis palabras sean leídas mucho más allá de mi propia lengua. Cuando tenía 15 años, tal vez 16, leí Retrato de grupo con señora de Heinrich Böll y decidí que era mi escritor favorito a pesar de haber leído sólo ese libro (A los 15 años toda opinión es categórica y no necesita que se le den muchas vueltas). Desde entonces las calles alemanas se instalaron en mi imaginación y ciertos nombres, algunas flores y una sintaxis germana traducida. Leerme, o creer que me leía en la lengua de Böll ha sido una experiencia alucinante.

Este proyecto internético, global y plural ha hecho posible también que mis escritos, aún en mi propia lengua, puedan ser leídos mucho más allá de lo inmediato y por personas muy diferentes y distantes. Del mismo modo que ha hecho posible que yo pueda leer a magníficos autores latinoamericanos desconocidos por mí. La jovial Tilsa, la ultra poética Lena, la intelectual Lizabel., la apasionada María. Los chicos, !ni hablar! Mi compatriota Leo Felipe Campos es una “joyita”, soy su fan declarada. Muchos pensadores que estudian migraciones, exilios, movimientos, errancias, identidades y demás yerbas han afirmado que la lengua es la patria y este espacio ha demostrado como 15 personas tan disímiles no necesitan traducciones entre sí porque vienen de esa misma lengua que se ramifica y se llena de colores, pero que en el fondo es una. Nunca me ha gustado hablar de Latinoamérica como una unidad, pero hay ciertas cosas que cuando estamos lejos percibimos como unificadoras. Leo a estos autores latinoamericanos y los entiendo con una comprensión que va mucho más allá de las palabras. Porque esa lengua cósmica que nos articula va más allá de sus propios vocablos. A mí, que vivo el exilio lingüístico día a día, no me queda ninguna duda.

Otra de las maravillas que se han dado en este espacio ha sido la posibilidad de leer a alemanes de mi misma generación. Böll está muy bien, pero leer la lengua bellamente descolocada de René Hamann o la elegancia de Emma Braslavsky ha sido un gran placer. Leerlos a todos ha sido como caminar por las calles (¿empedradas?) de alguna ciudad alemana en este mismo instante. Leer los textos de los cinco autores alemanes que participan en este espacio ha sido leer literatura alemana contemporánea, cosa tan difícil para mí que no hablo la lengua y no dispongo de medios para acceder a las traducciones ( en caso de que existan). Hay un pulso debajo de tan disímiles autores que se siente también como una fina trama y que de algún modo me ha permitido a mí como lectora entender a una generación de alemanes de la que no sabía nada. Los hilos de esa trama encuentran similitudes en los hilos de mi propia trama. Estamos tejidos con hilos invisibles y sólo este espacio ha hecho posible percibirlos. Estamos “enredados” por la red, la globalización, la generación o como quiera llamársele a eso que me hace entenderlos, traductores mediante, pero mucho más allá del referente inmediato al que aluden las palabras.

Agradezco a Rery Maldonado y a Nikola Richter por haber tenido la idea de juntarnos a todos con ese hilo ovillado por sus sueños. En un café de Berlín están mis palabras alemanas gracias a ellas. En un lugar del éter ciberespacial está mi voz. En un lugar de ese cronotopo cero nos hemos encontrado.

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Vivir afuera http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/espanol-vivir-afuera/ Mon, 13 Sep 2010 07:04:33 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1867 Últimamente, yo también considero irme y sumarme a los casi tres millones de bolivianos en el exterior (aunque tal cantidad no se puede oficializar). En otros países el dato no sería significativo, pero para Bolivia, que tiene aproximadamente 10 millones de habitantes viviendo en su territorio, tal cifra de compatriotas migrantes es centro de reflexiones académicas, intervención de la Cooperación Internacional y objeto de políticas públicas. Los motivos, los sufrimientos, los itinerarios de los que se han ido porque tienen una deuda que por las moras y los intereses se han tornado impagable, los que se marchan porque acá el trabajo es cada vez más difícil de conseguir o con sueldos que tienen una ridícula capacidad adquisitiva, los que están obligados a irse porque la tierra está agotada o por el cambio climático, los que se van porque sienten que ya no pueden más. Destinos diversos como Buenos Aires, Madrid, Washington, Sao Paulo son los preferidos por la diáspora boliviana. No sé muy bien lo que me esperaría afuera, aunque, como muchos de los que se han ido, igual prefiero esa lejana incertidumbre del forastero a este puñado de dudas locales y próximas. Pero sí sé que quiero volver y me da nostalgia por adelantado: me agarra la angustia de las fronteras.

El fenómeno, complejo y transversalmente concatenado con otra serie de hechos sociales, tiene antecedentes de flujos constantes y con múltiples direcciones: desde los mitimaes reasentados durante el Incario por motivaciones políticas, económicas y territoriales hasta los pioneros del fin del siglo XX que han ido tejiendo silenciosamente las redes en los lugares donde ahora masivamente residen bolivianos. A unos pocos les va muy bien, otros muchos son traficados y sometidos a tratos esclavizadores, son víctimas de discriminación y maltrato. Hay también quienes ni siquiera pueden llegar donde tienen planeado y son detenidos y expulsados. La odisea de los que se han ido porque no quieren vender limones o ser limosneros y terminan convertidos en fantasmas anónimos en lugares extraños (el otro día alguien, nacido en el campo, me contó que cuando se fue se sentía en otro planeta: no sólo todo le resultaba adverso y extraño sino que lo trataban como a un extraterrestre).

El éxodo no parece que vaya a detenerse pese a que el reforzamiento del control en fronteras, el endurecimiento de las políticas migratorias del Norte, que con ejemplos claros como la situación en Iowa o la Directiva de Retorno, criminalizan la condición del migrante irregular (especialmente latinoamericanos y africanos). Está situación de vulnerabilidad y segregación (sumada a los efectos de la recesión undial) ya ha roto el sueño a quienes retornan sintiéndose fracasados pero también a los que se quedan pendientes esperándolos (las remesas son uno de los principales ingresos económicos del país). Extranjeros indeseados: el discurso universalista de la tolerancia llevado a s máxima contradicción por el utilitarismo capitalista. La movilidad humana es un derecho tan imprescindible como el agua y pretender detenerla es como querer parar un río con diques de arena.

Pero estamos acostumbrados a la adversidad y vamos a seguir yendo (y viniendo). Últimamente hasta nos sentimos optimistas. Incluso hemos empezado a revisar esos mitos que a veces nos estorbaban respirar: no somos tan tristes ni tan mediterráneos, ni tan centrados en nosotros mismos. Además siempre podremos reproducir en cualquier lugar un pedazo de la comunidad imaginaria (con música, imágenes, comida o una conversación) como proyectando un holograma familiar. Nos vamos callados, como queriendo invadir el mundo, con un ají en el bolsillo. Vámonos. Silencio, exilio, astucia.

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Ni lo uno ni lo otro http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/weder-noch/ Mon, 30 Aug 2010 16:59:48 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1262

Son solamente pequeños desplazamientos, como si uno hubiera corrido mucho por conseguir un triunfo y las chances de conseguirlo no fueran malas. Entonces uno baja el ritmo de la marcha, la tierra sigue girando y uno empieza a caminar de golpe hacia atrás. El objetivo se pierde de vista y uno nota que en realidad ya durante la marcha no tenía la vista. Incluso el shock por la perdida de motivación es tan pequeño que causa asombro. Quizá uno se haya esforzado junto a Bob Dylan por permanecer siempre joven y el envejecimiento físico no interfiera en el camino, con la disposición para invertir en la propia resistencia y el propio deseo de genialidad sin compromisos.
Ahí la materia prima para todos los fantasmas inteligentes, que uno no puede traicionar, por el precio del envejecimiento prematuro del espíritu, con el que amenaza Adorno en su artículo Gezeichnet -Firmado- en la Dialéctica de la Ilustración y aparenta ser más fantasmagórico que el buen fantasma por él que uno se levanta.
Quizá uno está sentado en uno de los pisos altos y tirita, aunque esté caliente, pero sin una funda protectora y uno descubre en la torre del silencio de los persas, qué es lo que se lleva de eso y los muertos que allí protejen, para que puedan recogerlos los buitres y tal vez recuperar un trozo de cielo.
Uno recuerda canciones de los tiempos en los que uno fue traicionado, mucho antes de que uno mismo fuera capaz de acometer una traición de los propios ideales.
Canciones del cambio, de la discontinuidad, Georg Kreilers Weder noch -ni lo uno ni lo otro-. Canciones para eso y desde el exilio: „uno sólo debe saber, que uno nunca tiene un hogar/ y que uno nunca tendrá un hogar/ que uno cuando alguien dice: Me voy a casa/ seguramente se equivoca en la expresión“.

„Firmado“

A la edad de 40 años las personas se cuidan de tener una experiencia extraña. Descubren que la mayoría de aquellos con los que ha crecido y ha mantenido el contacto, muestran alteraciones en las costumbres y en la conciencia. Alguno descuida el trabajo, hasta que pierde el negocio. Otro destruye su matrimonio, sin que la mujer tenga culpa, uno comete un desfalco. Pero también aquellos en los que los sucesos determinantes no se producen, llevan señales de descomposición. La diversión con ellos se vuelve insípida, basada en la furia, incoherente. Mientras que antes el que envejecía recibía de los otros ímpetu, ahora se siente casi como el único que libremente demuestra interés en la cuestión.
Desde el principio le es negado ver el desarrollo de sus coetáneos como coincidencias desfavorables- Precisamente ellos son los que han cambiado para mal. Quizá sea un problema de la generación y su destino especialmente marcado por el aspecto. Al final de cuentas encuentra él que la experiencia le es conocida, sólo que desde otro punto de vista: el del joven frente al adulto. ¡No estaba acaso entonces convencido que en este u otro profesor, ese tío y tía, los amigos de los padres, después también los profesores en la universidad o los jefes en la formación profesional algo no funcionaba! Fuera porque aparentaban ser un cómico tren loco, fuera porque su presencia era particularmente desagradable, pesada, decepcionante.
Por entonces él no pensaba, tomaba la inferioridad de los adultos como algo natural. Ahora le ha sido confirmado que bajo las condiciones dadas para la realización de la mera existencia, el mantenimiento de ciertas habilidades, técnicas o intelectuales, la edad adulta lleva al cretinismo. Tampoco los hombres de mundo escapan a eso. Es como si las personas recibieran como castigo por traicionar las esperanzas de su juventud y acostumbrarse al mundo como es, una descomposición prematura“. (Adorno, Dialéctica de la Experiencia)
Ahora respondo con Kreisler: „¿Usted piensa que eso es terrible?/ ni lo uno ni lo otro, ¡Créame!/ ¿Usted piensa que uno tiene miedo?/ ¿Piensa Usted que uno adquiere valor?/ ni lo uno ni lo otro, créame!// Uno debe pensar: „y bueno, ¿en qué perjudica el cambio?/ y uno no puede enojarse ni consigo mismo ni con los otros/ ya que uno tiene que saber: Uno es como los otros/ sólo que los otros en este instante no quieren saberlo.“
Lo más importante que uno jamas quiso saber, cuando uno como Colin frenó casi habiendo llegado a la meta, bajo las alarmas de fuego y las esperanzas del triunfo, es que él  en la juventud no compartía el ideal de un boceto personal propio, pero que de todas formas sigue entrenando.
Es como si las personas fueran castigadas por tener ideales, siendo golpeadas por una continua inquietud y así garantizáran la desgracia, que como es sabido reanima el hecho de que no puedan permanecer sentados y en silencio en sus recámaras.

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