Narrar – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Mi diario es un cementerio http://superdemokraticos.com/es/themen/gewalt/mein-tagebuch-ist-ein-friedhof/ Tue, 09 Aug 2011 19:56:08 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4628

La razón de ser de una tumba es evitar que olvidemos a quienes solían  vivir con nosotros. La razón de ser de mi diario  es evitar que yo olvide los días que he vivido. Cada acontecimiento desaparece inmediatamente después de haberse vivido y no regresa jamás –como un muerto…por eso, para mí llevar un diario significa levantarle una tumba  a cada día transcurrido.

(c) Lilli Loge

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Amigos en el dolor http://superdemokraticos.com/es/themen/gewalt/freunde-im-schmerz/ Sat, 06 Aug 2011 11:54:31 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4624

El ruido me duele. El miedo me duele.
Me duelen tantas cosas.
¿Me atreveré a  llamar a mis amigos para contarles?

(c) Anna Basbacker

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Hänsel y Gretel http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/hansel-und-gretel/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/hansel-und-gretel/#comments Wed, 14 Jul 2010 11:00:37 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=448 Las historias son vitales, son los espacios en los que me muevo, cuando se reproducen mis aprehensiones concretas en un espacio físico en todas las dimensiones posibles, en mí y a mi alrededor. Eso da como resultado un paisaje narrativo anacrónico y variable. Y como todos los espacios, necesita cada cierto tiempo una mano de pintura.

Para mí no existe la Historia, sobre todo la pasada, yo me muevo en una construcción histórica compleja, muy dinámica, que está compuesta de habitaciones de recuerdos, de salas para cuentacuentos colectivos e incluso de compartimentos utópicos, y todo ello se reforma y se vacía cada cierto tiempo.

Lizabel Mónica habla en su ensayo muy certeramente de las lenguas de la Historia, porque ella no quiere hablar de una Historia, porque ésta no puede narrarse en realidad. Por lo tanto, cuando alguien cuenta una historia, aporta a la misma su propia construcción histórica dinámica. Por eso una Historia absoluta es inabarcable e incomunicable. Yo abogo por la anulación de este Singularia tantum, porque conduce a un pensamiento totalitario.

El concepto de que la Historia sólo puede ser contada por historiadores es anticuado y medieval. Con ello las historias de muchas personas son silenciadas, con ello se mantiene una pétrea y ruinosa construcción histórica que resulta no pocas veces una carga para el desarrollo posterior de las sociedades. De esta faceta contraproducente habla mi primer ensayo. Incluso una historia como la de Hänsel y Gretel puede contarse cada vez de un modo distinto, si uno quiere poner el foco en otro aspecto. Cuando las historias son memoria, y la memoria un continuo narrativo subjetivo, dinámico y progresivo, entonces queda rebatida la cita del historiador Johannes Fried en 2006 en Spiegel sobre la tesis de una gran Historia única y abarcable, que decía: “La Historia no trabaja para los historiadores, sirve a la vida y a su necesidad de sus adaptaciones corrientes”. La Historia no tiene un tiempo concreto ni ningún singular.

Traducción:
Ralph del Valle

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Paraísos perdidos http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/verlorene-paradiese/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/verlorene-paradiese/#comments Fri, 09 Jul 2010 16:26:20 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=444 Porque ya sabía yo lo que iba a sucederme, intenté posponer lo más posible las páginas finales. Pero anoche no pude más y terminé de leer El arpa de hierba de Truman Capote. Siempre me pasa lo mismo: cada vez que termino de leer una novela (o de ver alguna de las miniseries que se han vuelto mi perdición) me sobreviene una suerte de melancolía. Tampoco se trata de ponerme dramático: es una vaga sensación de vacío que se me quita en cuanto lavo los trastes de la cena o suena el teléfono.

Pero esa vaga sensación de pérdida viene a cuento aquí porque el fin del relato me arroja a un presente que por un momento descubro sin sentido. Digamos que el tiempo de la narración es un tiempo histórico: avanza, va hacia adelante. Así, cada vez que termino de leer una novela o llego al final de una miniserie, experimento en pequeña escala lo que algunos han llamado el fin de la Historia, esa otra narración. Sí, por supuesto que estoy exagerando. Y por supuesto que a un gran libro se puede volver siempre, pero también hay que decir que eso no es consuelo: el libro se ha vuelto parte del propio pasado y se vuelve a él como se vuelve a un viejo lugar conocido: un paraíso perdido.

Eso no me pasa con la poesía. Un poema exige que se vuelva a él una y otra vez. Entristecerse porque se terminó un libro de poemas sería como entristecerse porque se acabó un disco. Ridículo. Un disco que podemos volver a poner cuantas veces queramos: tal es un libro de poesía. El tiempo de las canciones es el tiempo de los poemas: el tiempo cíclico, es decir, mítico, de lo que siempre vuelve. Por eso, en cuanto soporte, el disco me parece asombroso: hace suyo el tiempo cíclico: es circular: gira. Y uno pone siempre la misma canción.

Hace varios años leí con entusiasmo a María Zambrano: debo confesar que cada día me gusta menos. Sin embargo me sigue pareciendo fascinante su interpretación del Génesis. Para ella el pecado original es el haber caído en la trampa del futuro. Dice la serpiente: “…y seréis como dioses”. El asunto radica en el tiempo de la conjugación verbal. Adán y Eva caen en la trampa de la idea de un futuro mejor, es decir, en la lógica del progreso, y lo que pierden es la plenitud del instante, es decir, el paraíso. El tiempo se escinde: nace la noción de un futuro y por lo tanto un pasado. Tal es el comienzo de la Historia.

Sí, cada vez que termino una novela es el fin de la historia, pero también el comienzo: la expulsión de un paraíso. Y me encuentro una y otra vez en el mismo lugar: un presente vacío al que debo de inventarle un sentido para volverlo tolerable (nada que ver con la plenitud del instante), es decir, hacerlo ingresar en la historia, volverlo narración: ¡qué pereza! Entonces prendo la tele.

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Burlar a Pilatos http://superdemokraticos.com/es/poetologie/sich-lustig-machen-uber-pilatus/ http://superdemokraticos.com/es/poetologie/sich-lustig-machen-uber-pilatus/#comments Thu, 17 Jun 2010 17:20:51 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=268 Se llama Fernando Barrientos pero casi todos le dicen Flaco. Nació en el carnaval de 1977, justo cuando la televisión a colores había llegado a Tarija, transformándola en una aldea aún más telenovelesca. Cree recordar el momento exacto, a sus cuatro años, en el que le tomaron una fotografía que está ampliada y colgada en la pared de la casa familiar y en tamaño normal en su pasaporte a la infancia. En 1986, casi al amanecer de de una jornada rara, vio pasar el cometa Halley. Cuando tenía doce años compró sus primeros discos y se aficionó a la violencia de la música. Luego de abandonar a los dieciocho años, su dogmática militancia en la insignificante escena metalera, por la que se desgañitaba la garganta, anduvo un poco dubitativo pensando dónde depositar su frenesí pandillero.

Por curiosear en un cuartucho con un letrero ininteligible del que salía humo conoció a unos cuantos sujetos excéntricos que lo adoptaron, pero luego se escapó a La Paz para estudiar sociología y se libró de ellos por un breve período. En 2000, como si fuera un aparato afectado por el efecto Y2K, sufrió una nueva crisis y se encerró a leer, desacomodó el tiempo y luego empezó a escribir algunos textos breves publicados luego en los libros Memoria de lo que vendrá, Conductas erráticas, y otras antologías, diarios y revistas. Hablar en tercera persona le sirve de terapia.

Ha revisado cada uno de sus atributos y defectos y prefiere caminar liviano, por el momento. Otra metamorfosis, más inesperada lo convirtió en editor (un oficio en el que no se gana pero se goza) de Editorial El Cuervo en 2008. Se enorgullece como un pavo real de los 3 libros de los que hasta ahora ha sido editor: Cuaderno de sombra de Julio Barriga; Diario de Maximiliano Barrientos y Vacaciones permanentes de Liliana Colanzi. Está enamorado de miss Tailandia. Este año piensa publicar 3 libros más y burlar a Pilatos.

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La RDA no ha desaparecido del todo en mí http://superdemokraticos.com/es/poetologie/die-ddr-in-mir-ist-nicht-einfach-verschwunden/ http://superdemokraticos.com/es/poetologie/die-ddr-in-mir-ist-nicht-einfach-verschwunden/#comments Sat, 12 Jun 2010 07:00:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=175 Nací en Stralsund, en la costa del Mar del Norte, en 1971 y crecí los siguientes años en la isla de Rügen, en Brandeburgo y desde 1982, en Berlín, donde todavía vivo desde entonces. Tras mis estudios en Filología Alemana y Clásica, trabajé durante algunos años como escritora y redactora televisiva, decidiendo tras 2001 abandonar el colorido circo de tomar declaraciones y ceder a mi verdadera pasión, la escritura. En 2003 se publicó mi primer libro, un conjunto de relatos, en la editorial S. Fischer de Frankfurt: “Mi libre juventud alemana”; le siguió también en la misma editorial mi segundo libro, también un amplio conjunto de historias altamente autobiográficas y ensayos con motivo del 20º aniversario de la caída del Muro, “Construcción Este: en el camino entre Zinnowitz y Zwickau”. Ambos libros hablaban de la democracia, la dictadura, la libertad, los valores: al menos, así lo vio la prensa. Yo más bien diría que eran historias cortas sobre lo que era crecer en una dictadura y la vida de después, y también de lo que queda de todo aquello y cómo se esquiva después. Porque no vivimos en una película de Hollywood: lo que la RDA le ha hecho a las personas sigue estando ahí, como antes. En mi primer libro escribí “la RDA no ha desaparecido del todo en mí sólo porque el país ya no exista”.

Sin embargo, no me considero una autora política, sino alguien situado en la primera fila de los contadores de historias. Cuando hablo de los oscuros tiempos de la dictadura, no puedo simplemente dejar de lado el trasfondo político de los acontecimientos. No sería justo. Especialmente porque muchas de mis historias proceden del ámbito de los derechos civiles, como se les llama hoy en día, en los que me crié, en los que nunca tuve la oportunidad de desarrollar una visión romántica de la relación con el socialismo real en el que vivía. Por eso mismo hoy en día soy una vehemente defensora de la democracia: sé bien lo que es no poder disfrutarla.

Exactamente esta experiencia es lo que me relaciona con Sudamérica. La dictadura, el eco del régimen en el país, la relación con la culpabilidad y la responsabilidad, el borrón y cuenta nueva que supone la vida en libertad. Y en especial tengo una relación profunda con Chile, porque allí viven muchos amigos íntimos míos.

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