Ende – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Despedida en cinco actos http://superdemokraticos.com/es/laender/venezuela/abschied-in-funf-akten/ Fri, 08 Oct 2010 08:00:22 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2656 I

Tu presencia es fugaz

te quedas poco

desapareces en medio de la tarde

en plena ducha

con una bolsa de tela

y la prisa dibujada en el arco de tus piernas

Esa última llamada telefónica

suele resultar tan triste

tan vacía y pesada

tan real

que produce espanto

me produce espanto

y me espanto

Saber que algo termina

que hemos sido pasajeros de

una historia que se quiebra

corazón de piedra fría y con grietas

mirada hueca y boca negra

tus huesos

que me acarician

anticipando el fin

conocen lo que dice este silencio

todas las preguntas que quiero hacerte

y no me atrevo

II

Quiero hacerte creer.

Eso es el amor, después de todo

a pesar de tus muecas

de tu grotesca cursilería

de tus interiores con huecos

esta aventura triste reparó

en una conexión sin esfuerzos.

Quítame las manos de encima

y vuela como un Cadillac

como un Pontiac

como un carro demoníaco y remoto

disfrazado de Pegaso

deja de pensar

de desvanecerte

toma de mí la presunción y el rencor

sé una rata maloliente

y corre

corre lejos

como un Ferrari

como un prófugo sin gracia ni suerte

corre lejos

conmigo

hasta que no te vean más nunca

ni la sombra de la luz de tus deseos


III

Eres la última posibilidad de mis pasiones dignas

lo que quiere decir que existes

pero apenas como una fuga cobarde que dibuja sombras en el agua 

sabemos lo que ocurre:

un objeto a velocidad lumínica

choca contra una piedra gigante y estalla

eso es la fuerza según la física

nosotros haciendo el amor

la piscina está vacía

tu reflejo también

la piscina está vacía pero no importa

porque adentro arde una fiesta

somos dos fantasmas y lo sabemos

tú eres el rasgo genuino de mi mal carcater

y yo

apenas

una venganza evidente

IV

Eléctricamente

el viento se pega a tu pelo

y tu memoria te obliga a parir

como si fueras mujer

a parirme a mí

en otra ciudad

en el desayuno

de una casa para tres

que no habitaremos nunca

V

También busqué el aliento extraviado entre las cajas

la movilidad y el perdón tenían un número

el último

el deseo y mis adicciones iban en todas

esparcidas en cada pedazo de cartón

libros

papeles

revistas

la misma ropa pasada de moda

media botella de ron amarillo

mi único contrabando

promesas reconstruidas en clave de la poética-ranchera

Creo que nunca volví a recuperarlo

pero actualmente sería capaz de

balancearme en el vacío

sin necesidad de maldecirte

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Finales http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/schlusse/ http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/schlusse/#comments Wed, 06 Oct 2010 07:00:26 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2427 Tengo la manía de comenzar a leer las novelas por el final. Hay grandes mitos en torno a la primera frase. El asunto ése de atrapar al lector. Cosas del tipo del multicitado comienzo de Cien años de soledad que se volvió una suerte de modelo de “ábrete sésamo” para los escritores del boom: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento…” Mis amigos narradores ya no son tan supersticiosos con la dichosa primera frase. Supongo que, como todo, es un asunto de modas. Pues bien, de moda o no, a mí la primera frase no es la que me engancha: es la última. Cuando abro un libro por primera vez lo hago por la página final. Y esa frase es la que me hace ir al comienzo o no. Supongo que no me gusta que me digan lo que tengo qué hacer: yo empiezo no donde debería si no por donde se me antoja. Supongo, también, que me gusta generarme expectativas: ¿cómo le va a hacer este autor para llegar hasta acá? Una suerte de nostalgia precoz.

No se trata de saber “el final”: el final de la trama casi siempre está antes de la última frase, a veces, incluso, está después: fuera del libro. Incluso hay libros que no tienen última frase, como Los detectives salvajes que se cierra con un enigma visual.

A veces no hay puntuación, o la frase es demasiado larga, entonces leo las últimas palabras. Tal es el caso de uno de mis finales predilectos: ese “sí quiero sí” de Molly Bloom al final del Ulises: esa afirmación tan erótica, tan vital. ¿Cómo no comenzar a leer algo que termina así? Sí, quiero, sí, me dije y me puse a leer. O el final de En el camino de Kerouac, que debo confesar que me saca una que otra lagrimita de cursilería culposa y que me encanta leer y releer en voz alta como si fuera un poema. Una frase que se alarga durante un párrafo bastante extenso para rematar diciendo: “…y nadie, nadie sabe lo que le va a pasar  a nadie excepto que todos seguirán desamparados y haciéndose viejos, pienso en Dean Moriarty, y hasta pienso en el viejo Dean Moriarty, ese padre al que nunca encontramos, sí, pienso en Dean Moriarty.” Ahora, que transcribo esos dos finales juntos, caigo en la cuenta de que tengo cierta debilidad por la utilización de la palabra “sí” en las despedidas. ¿Debería terminar diciendo “sí” este texto con el que cierro mi participación en Los Superdemokráticos? ¿Sí?

Realmente me gustaría terminar diciendo las palabras que Salinger pone en boca de Holden Caulfield al final de El guardián entre el centeno: “No cuenten nunca nada a nadie. En el momento en el que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo.” El problema es que no es una frase sino dos. Luego me pasa. Una frase me lleva a la de atrás y ésa a la de atrás y de pronto me encuentro a la mitad de libro habiéndolo leído en reversa. Entonces me voy al principio y termino el libro cuando vuelvo a llegar a la mitad.

Pero no estoy escribiendo en reversa. ¿O sí? Recuerdo de pronto el final de un cuento cuyo título y autor se me escapan. Recuerdo que terminaba diciendo: “Las despedidas no se anuncian y apretó el acelerador”. ¿Era así? Sí, creo que sí.

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Nunca supe como despedirme http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/im-abschiednehmen-war-ich-nie-gut/ Wed, 29 Sep 2010 15:00:57 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2325 Nunca supe como despedirme, no es que no me gusten las despedidas, diría que casi me dan igual. Nunca tomo conciencia del final. Y no es que yo pertenezca a esos que se dan cuenta de lo que terminó una vez que esto pasó, conmigo no funciona ese dicho que dice “ uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde”. Probablemente si yo no me doy cuenta del valor de algo, durante la convivencia, tampoco me daré cuenta de ello, en su ausencia. No es falta de cariño, ni de emoción. Es que no creo en los finales. El mundo de hoy no permite finales, ni si quiera la muerte lo es. A veces pienso que pertenezco a la última generación de este planeta, que hemos nacido para ver el final del mundo. Pero incluso dudo que ese final sea el final. Pero no quiero irme por las ramas, quiero hablar del final de este precioso proceso de escritura conjunta. Me ha encantado tener el ejercicio contundente de la escritura continua con temas ajenos que uno debe hacer propios para volverlos interesantes. Más aún me gustó, ver como diferentes personalidades, nacionalidades, vivencias, pasan por sus propios cuerpos-corazones-mentes los mismos temas que yo digería de cierta manera. Deberíamos tomar ejemplo de esta experiencia y repetirla en miles de formatos. Ya me imagino los proyectos: Supereskritores- Superdeskonocidos- Superfacebookeros- Superkiudadanos-Superkalifragilisticoespialidosos y seguiría la lista infinitamente. Chau, hasta luego, nos vemos, que se repita, te veo, hay cientos de maneras de despedirse, las más lindas son las que afirman que nos volveremos a ver, encontrar, leer. Esta es una gran nota de despedida, una larga nota de despedida. Tengo un amigo español, que se asombra de una característica que, el dice, es propia de los uruguayos y que consiste en que siempre estamos mucho rato, mucho tiempo para despedirnos, como si no nos fuesemos más, cada vez que alguien se va de un lugar, lo anuncia como una media hora antes con un lacónico “bueno, vamos arrancando” y así se alarga por varios minutos una despedida que parece nunca concretarse, hasta que finalmente, no sin haber dado varios besos y dicho varias veces chau, se van. Esta nota es una largo adiós, con varios besos y varios chaus. Vuelvo a decir que digo chau como quien dice hola, como si no me lo creo mucho, como que no termina, como que el fin no es verdad, no va a pasar. Tal vez haya algo de esta sensación en la democracia, como si la democracia no estuvieses construida de finales. Ahora que lo pienso los finales me suenan más fascistas, mas de historias con finales, unívocas, sin interpretación, cerradas. La democracia, perfectible, larga, compleja, diversa, no es más que un proceso, un largo proceso que comenzó antes y que terminará después, mucho después de que decidamos ponerle un punto final. La democracia es puro comienzo. Vuelven a mi mente momentos de ese libro maravilloso de Italo Calvino, que recomiendo a todo amante de la democracia “La jornada de un escrutador”:

(pag 16)“Amerigo había aprendido que los cambios en política se producen por caminos largos y complicados, y que no era cosa de esperárselos de un día para otro, por un giro de la fortuna.”

(Pàg. 27) Entonces, ¿lo único que importa de todas las cosas es el momento en que empiezan, en el que todas las energías están en tensión y en el que no existe más que el futuro? (…)¿lo que cuenta no son las instituciones que envejecen, sino las voluntades y las necesidades humanas que siguen renovándose y dando autenticidad a los instrumentos de qué se sirven?”

Los invito entonces, a todos, a un nuevo comienzo, el de cambiar de página, el de apagar la computadora o prender una nueva, el de ser un superciudadano superdemocrático supercomprometido y superoptimista. Les invito a decir chau muchas veces hoy, a terminar muchas historias, a ver por ultima vez a varios amigos y que todos estos finales no sean más que una gran mentira, una palabra que queda, una intención que no se concreta, porque después el tiempo, la vida, el mundo, nos acomodará en el verdadero lugar de nuestra fábula.

¿Qué parte del cuento vendremos a ser? ¿Prologo, desenlace, epílogo, didascalia, acotación, título, nota al pie? ¿Qué personaje somos y cual es nuestro triste o hermoso papel?

Se termina, ahí viene, empieza.

Besos

Chau

Adios

Nos vemos

Hasta luego

Besote

Abrazo

Saludos

Fin…

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