democracia – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 PURGATORIO SHOPPING http://superdemokraticos.com/es/laender/kolumbien/fegefeuer-shopping/ Thu, 10 Nov 2011 13:55:17 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5741 El fuego probará la obra de cada uno.
Si lo que has construido resiste al fuego, serás premiado.
Pero si la obra se convierte en cenizas, el obrero tendrá que pagar.
Se salvará pero no sin pasar por el fuego.
1 Cor. 3, 13-15

Cuando Dotson Rader le preguntó a su amigo Norman Mailer en dónde estaba el 11 de septiembre de 2001 justo en el momento de los ataques a las torres gemelas, el escritor norteamericano le respondió: aquí, en mi casa en Provincetown…yo lo estaba viendo en la televisión…fue una gran conmoción. ¿Por qué? Porque la única cosa que nos promete la televisión es que, en el fondo, lo que vemos en ella no es real. Por eso la televisión siempre produce ese ligero atontamiento. Los sucesos más increíbles, los más aterradores, tienen un cariz de inexistencia si los ves en la pantalla pequeña.

Un ejemplo claro de esto es lo que pasó con la forma cómo se trató la información del asesinato de Guillermo León Sáenz, alias Alfonso Cano por parte de las Fuerzas Militares de Colombia, que, a mi forma de ver, fue aberrante, por decir lo menos. Los periodistas (e incluso algunos políticos como Rafael Pardo, ahora ministro de Trabajo), comentaban el asesinato como si se tratara de un hecho plausible, y lo que es más grave, como si ese hecho nos acercara realmente a algún muelle salvavidas en la brava marea de la violencia en Colombia. Lo que yo entiendo es que, el asesinato de alias Alfonso Cano, más que un triunfo nacional como nos lo quieren hacer ver, es un termómetro que mide perfectamente el punto de barbarie en el que nos encontramos. Puede ser que para un militar, es decir un hombre formado para la guerra, el asesinato sea un triunfo, y tal vez por eso la cara de satisfacción de la cúpula militar ubicada detrás del Ministro de Defensa al momento de dar a los medios el parte oficial de la operación, pero para los civiles que le apostamos a creer en una salida negociada al conflicto, para los que creemos en el diálogo como herramienta de solución a los problemas, definitivamente no. Para nosotros un asesinato es un asesinato y por lo mismo no dejamos de verlo como lo que es, más allá de que el asesinado se haya alzado en armas y se haya salido así del marco jurídico del país.

Que quede claro que no estoy defendiendo a las Farc, ni mucho menos, pero ¿por qué celebrar el asesinato de un ser humano y, sobre todo de esa manera? Lo de aquella noche no fue otra cosa que una inyección más de patrioterismo que le pusieron al país, que no sé hasta cuándo le durará, pero que mientras le dure, le servirá para creer que ese asesinato nos acerca a la tan anhelada paz que estamos buscando hace décadas.

Pero esto no pasa sólo con la televisión. Si Descartes negó el cuerpo al condicionar la existencia del sujeto sólo a la función del pensamiento, hoy muchos y muchas casi que niegan su propia existencia publicándola en formas que hasta no hace mucho eran impensables. Suena raro, pero es así: de tanto exponerse, terminan volviéndose invisibles. Facebook reemplazó al tiempo la condición exclusivamente familiar del álbum de fotos y los encuentros cara a cara, posibilitó comunicaciones de todo tipo, generó lenguajes nuevos, situación que no deja de ser atractiva, pero que no por eso excluye su peligro. ¿Y su peligro en qué sentido? En el sentido de que la información personal se da a desconocidos que pueden aprovechar la situación para hacer daño.

La utopista de la red por donde se mueven los sujetos hoy ha aumentado tanto las convenciones que propone salidas de todo tipo, incluso las más trágicas. Valga decirlo: ni hay Esquilos que escriban las tragedias, ni los personajes son Medea o Jasón, sino Martha, Luis, Claudia o Enrique, depende del escenario. Basta con tener un ordenador, una cuenta que permita el acceso a una comunidad virtual, y listo. Y así, empezamos a ser los que no somos, los que quisiéramos ser, y a cambio, la red nos ofrece pertenecer a un grupo social sin tener que ser excluidos por nuestros rasgos físicos o de comportamiento. Democracia, dicen algunos, y otros más estilizados, democratización de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Pero, ¿será cierto eso? ¿O será que mientras eso sucede, las democracias cada vez más se visten de vampiro e implementan ambientes de terror en algunos países del mundo, en su afán de control social y territorial? Personalmente, me inclino por la segunda opción, y además, creo que el vampiro democrático no sólo chupa la sangre de la víctima, sino que incluso, desaparece el cadáver, cuando no lo usa como medalla o como trofeo, publicándolo, como en el caso de Cano. Todo se vale. Querer, vivir y trabajar, pero en la red. Internet se ha convertido en una plataforma efectiva para alcanzar el éxito, pero también para hacer pública desde la foto del último paseo del grupo de amigos hasta la foto del muerto, ya con la humanidad del gesto disuelta.

Y en esto, el alojamiento de los espacios cibernéticos se parece mucho a los sanatorios: los únicos reales parecen ser son los que controlan, pero los internos no saben quiénes son los que los controlan. La idea de lo real entonces no se confirma en acción sino que se queda en eso, en idea, en una vaga idea que se asume como si fuera real y que de facto desvirtúa lo esencial de la vida, su desarrollo natural de contacto directo con el mundo. El sujeto ya no es más un partidario de la topofilia, ya no habita su lugar poéticamente por ausencia del propio Eros que se le ha vuelto virtual, al igual que su paisaje creado por el photoshop y sus recorridos por el mundo que realiza a bordo del aeroplano de Google Earth, sin azafatas.

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Una democracia payasa…. http://superdemokraticos.com/es/laender/bolivien/eine-clownsdemokratie/ http://superdemokraticos.com/es/laender/bolivien/eine-clownsdemokratie/#comments Wed, 29 Dec 2010 13:40:55 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3466

Foto privada. Tomada durante la Guerra del Chaco en Bolivia.

“Lo respeto, si. Es una pena no poder tenerle cariño”

seguramente lo que piensan muchos escritores del boom sobre Jorge Luis Borges

Estaba en Bolivia cuando le otorgaron el premio Nobel a Mario Vargas Llosa, fue el día en el que empecé a escribir este artículo para Los Superdemokraticos, en el que pretendía contar cómo estaba viendo y viviendo mi país, después de casi dos años de no caminar sus calles. Siempre me ha costado mucho cambiar el enfoque de un texto y la verdad es que yo pensaba hablar sobre mi abuela. Soy lenta de reacción, que vamos a hacerle y el mundo me sorprende. Nunca pensé que vería a Vargas Llosa recibiendo el Nobel – no se lo dieron a Borges, que es un genio, por tener ideas parecidas-, además han pasado 20 años desde que el último latino se ganara el trofeo y con seguridad ha pasado pocas veces que Bolivia sea mencionada en un acto de estas características. Así que aunque lleve varios días de retraso con este texto, estoy segura de que esta pausa de reflexión ha valido la pena. Yo también llevo a Bolivia en las entrañas y me resulta difícil ponerla en exposición.

A lo largo de los últimos años, sobre todo al principio del cambio, como va a conocerse la época Morales, mucha gente como yo, apoyó abiertamente el proceso revolucionario que se está llevando a cabo en mi país. Muchas de las propuestas y de los slogans del presidente Morales eran acertados -son acertados- era fundamental reconocer en el parlamento a nuestros pueblos indígenas, la pluralidad de nuestra población y es un signo de madurez en el electorado, el hecho de que haya sido posible este cambio a través del voto. Como Vargas Llosa, opino que la democracia es el mejor sistema de convivencia, porque se basa en el libre albedrío de los ciudadanos, de los individuos y no en discursos nacionalistas huecos. En Bolivia las cosas no están bien.

Más allá de las declaraciones de buenas intenciones, para que un gobierno sea considerado demócrata es necesario que además de respetarse el voto de los pobladores, se respeten las leyes que posibilitan la convivencia. El caos que lleva consigo el vacío de poder en el Poder Judicial del Estado Plurinacional de Bolivia -como nos llamamos ahora- es tan grande y el abuso del poder Ejecutivo tan evidente, que podemos hablar efectivamente de miedo entre los pobladores. Nuestro parlamento -prácticamente sin oposición al partido de gobierno- despacha leyes a diario como churros. Leyes ambiguas, en muchos sentidos contradictorias a nuestros códigos e inapelables, dado que no contamos con un Tribunal Constitucional digno de llevar ese nombre. También están las leyes hipócritas. El paquete que presentó el presidente boliviano en la cumbre de Cancún hace una semana en supuesta defensa de la Pachamama y de los pueblos indígenas, no se corresponde con los paradigmas de progreso con los que sigue conviviendo mi país. Un progreso que no respeta la pluralidad de cosmovisiones no se ha descolonizado. Entre tanto soy consciente de que la plurinacionalidad con la que el presidente justifica todos sus actos, deja quizá más indefensos a los pueblos indígenas que no son andinos, de lo que lo han estado en los últimos 20 años de democracia. Quizá el ejemplo más radical para ilustrar esta afirmación sea la represa hidroeléctrica que se ha hecho en la Argentina, que ha dejado sin posibilidad de subsistencia a comunidades enteras de indígenas en el Chaco boliviano y sin posibilidad de réplica. El gobierno boliviano tiene planeada una represa igual en la cuenca del Amazonas, sin mencionar nuestro plan de energía nuclear en colaboración con Iran.

La oposición esta siendo perseguida. En 2010 la „judialización de la política“ se ha convertido en la punta de lanza del gobierno de Evo, tanto en contra de los „opositores corruptos“ como en contra de nuevos líderes que podrían perfilarse de cara a las elecciones de 2014. El proceso contra Luis Revilla, el joven alcalde de la ciudad de La Paz y una de las figuras más reconocidas del Movimiento sin Miedo -en la actualidad el único partido de izquierda democrática con derecho a usar esos adjetivos- es simplemente una vergüenza. Por no hablar del machismo institucional, el narcotráfico y el contrabando. El socialismo del siglo XXI como lo entiende el gobierno del presidente Morales, devuelve a mi país al siglo XIX en lo que se refiere a los derechos civiles de la población en general.

Estoy de acuerdo con Vargas Llosa en que la democracia de mi país es más o igual de payasa de lo que eran sus antecesoras, con la diferencia de que el gobierno actual intenta por todos los medios ponerle freno a la opinión libre. La nueva ley anti discriminación, más allá de su nombre políticamente correcto, es un atentado a la libertad de expresión. Considero que la respuesta de los gobernantes de mi país a las declaraciones del escritor peruano son un claro ejemplo de su talante. Demuestran claramente que Evo Morales no lee ni escucha la prensa, solamente reacciona a las críticas a su persona. Sus declaraciones tendenciosas sobre el supuesto racismo de Vargas Llosa frente a los pueblos indígenas de la región es deplorable, más si se tiene en cuenta que quién habla es un escritor latinoamericano criollo, que está haciéndose responsable en nombre de todos los que somos como él, por los 200 años de postergación y en muchos países, del holocausto de comunidades indígenas enteras.  Los responsables de lo ocurrido son nuestros abuelos -uso el plural porque yo también soy criolla, es decir culpable, aunque prefiera definirme como occidental andina, rompiendo así con la tradición déspota que caracteriza a mi gente, sin negarme a mi cultura-.

Estoy segura de que el Estado Plurinacional de Bolivia es resultado también del trabajo de muchos abuelos que creyeron en los valores occidentales de la Ilustración y como Vargas Llosa pienso que la literatura tiene una función mucho más importante para nuestras sociedades, que la educación o el entretenimiento. Sin la fe en que la literatura es responsable íntimamente de la construcción de utopías individuales y así de la pluralidad de ideas, para empezar no existirían ni escritores ni Estados Americanos. Eso también es lo que entiendo en el discurso de Vargas Llosa y en lugar de Evo, yo personalmente hubiera criticado más y mejor su posición cómoda frente al modelo económico neo liberal. La libertad de comprar no puede seguir siendo la más importante en occidente. No es ecuánime criticar únicamente a los fanáticos que estallan por los aires, sin detener ni un segundo la vista en los Berlusconi, los Sarkozy y los payasos que representan a los verdaderos domadores del circo. Toda la barbarie de nuestra cultura.

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Cuando creo que me voy, siempre, estoy llegando a otro lugar http://superdemokraticos.com/es/laender/argentinien/wenn-ich-glaube-dass-ich-gehe-komme-ich-gerade-immer-woanders-an/ Tue, 12 Oct 2010 07:15:47 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2630

Este texto debería ser una despedida. Pero más que una despedida me gustaría pensar que esto es una puerta que se abre, un comienzo y una bienvenida. Porque siempre, toda partida es un regreso y toda experiencia abre nuevas posibilidades. Pienso que ésta, la superdemokrática, no tiene que despedirse. Tiene que desplegarse, seguir creciendo más allá de sus límites.

Dese un principio me gustó la propuesta. Me gustan las formas de trabajo colectivo y sobre todo la creación de espacios que no existían para pensar creativamente las articulaciones entre las diferentes concepciones o formas que toma democracia. Me gustó pensar temas, desde el día a día, fue un ejercicio de escritura que no sólo me divirtió mucho, sino que me hizo pensar cosas desde lugares diferentes. Leer propuestas y experiencias muy diferentes a las mías y eso siempre es enriquecedor.
También pienso que me hubiera gustado participar mucho más activamente y tal vez por eso, no quiero que se acabe. Me gustaría que pudiéramos pensarlo como una primera etapa y que ahora hay que construir la siguiente.

Recuerdo que hace un mes, más o menos, había surgido la posibilidad de hacer una presentación del blog aquí en Buenos Aires. En ese momento yo estaba muy complicada y no me pude reunir con mis compañeros bloggeros, pero pienso que ahora tal vez pueda ser una linda época… ¡es primavera! Los árboles están floreciendo, el verde del pasto empieza a hacerse un lugar entre el gris del asfalto. La gente está contenta y los pajaritos cantan.

Entonces, digo: ¿Lo hacemos? Tal vez Agustín, mi colega argentino, y alguien más que tenga pensado visitar Buenos Aires, tenga ganas de sumarse… ¿que dicen Rery y Nikola?

Y una segunda instancia para charlar entre todos… podría suceder una ronda de presentaciones en cada uno de los países en que vivimos los escritores que participamos… y si no… amigos, compañeros, como dice Gustavo Adolfo Bécquer… ¿Quieres que conservemos una dulce memoria de este amor?, pues amémonos hoy mucho y mañana ¡digámonos, adiós!

Pero no, no me voy a despedir de nadie, simplemente voy a decirles que fue un placer trabajar con ustedes, con todos, escritores, Rery, Nikola, Marcela y toda la gente que hace que esto salga a la red, gracias a todxs.

Y antes de irme, les mando unos links que hace tiempo quiero compartir con los superdemokráticos algunas cositas que están pasando por aquí…escuchen estas bandas, impresionante verlas en vivo!

Paula Maffia / Lucy Patané y companía
http://www.myspace.com/paulamaffiaylacosamostra
http://www.myspace.com/lastaradas

También las fotografías de Natacha Ebers que hace fotografía estenopeica y además tiene un registro impresionante de toda la movida de las nuevas bandas y músicxs que andan dando vueltas por esta ciudad. http://www.flickr.com/photos/natachaebers/

Y no me despido porque siempre, cuando creo que me voy, estoy llegando a otro lugar.

aún no es ahora
ahora es nunca

aún no es ahora
ahora y siempre
es nunca

A. Pizarnik

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Estoy sin depilar http://superdemokraticos.com/es/laender/argentinien/ich-habe-mir-die-haare-nicht-entfernt/ Mon, 11 Oct 2010 21:25:43 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2887

Pedro Mairal nació en Buenos Aires en 1970, sus libros  han sido traducidos y editados en Francia, Italia, España, Portugal, Polonia y Alemania. En 2007 fue incluido, por el jurado de Bogotá39, entre los mejores escritores jóvenes latinoamericanos.

„Cómo decía Borges: uno es fatalmente argentino. Uno no puede evitar ser argentino, no puede evitar ser latinoamericano. No puede evitar ser para los europeos exótico. No hay que intentar serlo, tampoco hay que evitar serlo. De la política y la historia me interesa mucho como repercuten en la intimidad. Cómo repercuten en la conciencia, sobre el cuerpo.

Me interesa la política, cuando las decisiones terminan teniendo una consecuencia en el cuerpo de alguien. Por ejemplo, hay un relato sobre una mujer a la que torturaron. La bajaron a un sótano, la metieron en un calabozo y le dijeron: desnúdate. Ella sabía que la iban a torturar, pero en lo primero en lo que pensó cuando le dijeron que se desnude fue: Estoy sin depilar. Ese pequeño pliegue del pensamiento, ese momento de intimidad en el que el pudor es más fuerte que cualquier cosa, es donde me parece que entra la narrativa. No tanto en lo macro político, como en lo micro. En esa pequeña intimidad, cómo las decisiones políticas terminan repercutiendo en la conciencia , en el cuerpo y ocasionan una desesperación personal. Yo siempre me estoy escapando de tener que definirme políticamente. Eso es lo mas coherente con mi forma de ser. No tengo clara una postura política. Depende mucho del estado de humor con el que me levanté en la mañana y ademas no me siento representado políticamente por ningún partido en este momento en la Argentina. Siento mucha desilusión en ese sentido.
Yo me crié en la libertad personal de la democracia, esa es la cultura que me formó y el peligro de mi generación es que la demos por sentada. Cuando tenemos que recordar que es algo que se logro, que se logró obtener y ahí yo creo que sí, que yo personalmente tengo una deuda que consiste en concienciar sobre el tema.
De la feria sólo vi dos pabellones, parecen muchas ferias juntas, es monstruosa, enorme, inabarcable. Jamás había estado en una Feria del Libro tan grande. Voy a tratar de ver todo lo posible, pero sé que es imposible verla completamente“.

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¿Democracia = Demokratie? http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/democracia-demokratie/ Tue, 05 Oct 2010 07:00:10 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2331 Hace varios meses que estamos escribiendo en este Blog que lleva el nombre „Los Superdemokraticos“. Pero: hablamos de lo mismo los alemanes y los latinoamericanos cuando hablamos de democracia? Si ni siquiera para un colombiano y un argentino el término „democracia“ despierta las mismas asociaciones: „La vuelta a la democracia“ – un hito alivianador para los Argentinos. „La seguridad democrática“ – un concepto de mano dura en Colombia, originado por el gobierno del ex-presidente Alvaro Uribe.

Lo mejor es preguntar a alguien quien sabe. Por ejemplo a Roberto Gargarella. Es abogado y sociólogo, master en ciencias políticas, trabajando aspectos de constitucionalismo y del funcionamiento de los sistemas democráticos. Es profesor de la Universidad Di Tella en Buenos Aires, fue profesor visitante en España, Noruega y Hungria y pronto viajará a Hamburgo para participar en un seminario del GIGA Institut, disertando sobre temas de cambios constitucionales en América Latina.

¿Hablamos de lo mismo los argentinos y los alemanes cuando hablamos de democracia?

Es muy habitual que estemos hablando de distintas cosas cuando empezamos a definir un termino. Es como cuando uno dice „soy de izquierda“, „soy de derecha“, „soy liberal“. Entendemos cosas diferentes. En Argentina en general el liberalismo aparece asociado a ideologias de derecha, incluso a la última dictadura, mientras tanto, el liberalismo en Estados Unidos refiere al progresismo, a la izquierda.

¿Cuál es el rol del presidente en los dos países?

En Argentina tenemos un sistema presidencialista que se transformó en hiperpresidencialista. Las constituciones latinoaméricanas, basadas en una mayoría de casos en el modelo norteamericano, otorgaron al presidente más poderes, en terminos relativos, que los que se le otorgaban en la propia constitución de los Estados Unidos. Un presidente argentino tiene el poder de intervención federal, de declarar el Estado de Sitio y, a través del mismo, de limitar derechos y garantias o de nombrar y remover discrecionalmente a sus ministros. Eso son poderes que un presidente en sistemas parlamentarios no tiene.

Por ello mismo, hay una atención muy focalizada en la figura del presidente, es el que decide. Yo critico al sistema del hiperpresidencialismo porque genera un enorme riesgo, que es la distorsión de la división y del equilibrio de poderes: el sistema de frenos y contrapesos, de equilibrios, tiende a terminar entonces desequilibrado por un ejecutivo muy fuerte.

Los índices dicen que la democracia estaría funcionando mejor en Alemania que en Argentina.

Si definimos a la democracia como un sistema de pesos y contrapesos, libertad de expresión, votaciones regulares, el sistema en Argentina aparece con muchos defectos en comparación con un modelo como el alemán.

Si uno piensa una noción más exigente de democracia, relacionada con la capacidad de control que tienen los ciudadanos sobre sus representantes, en este caso tanto el modelo argentino como el alemán funcionan mal. Me interesa mirar la democracia de este modo, no de un modo complaciente.

En ese punto hay una ventaja en Argentina, hay una gran participación ciudadana en la política cotidiana. La gente se interesa en la política, actúa políticamente, sale a la calle, protesta, se moviliza. Es más común que en los países de Europa. Para mi es uno de los rasgos más interesantes que tiene la política latinoaméricana: que las ciudadanias se movilizan e intentan tomar control de los asuntos públicos con sus propias manos.

No obstante, en Argentina el voto es obligatorio.

No veo eso como un problema sino como una virtud de nuestro sistema. Hay un riesgo en el voto voluntario. Que la gente no vaya a votar porque dice “mi voto no importa mucho, que hace un voto entre 50 millones”. Es un pequeño empujoncito de parte del estado. Se dice que hay una multa pero ni siquiera se cobra la multa. Es un incentivo importante, dado lo crucial que esta en juego: ¿Cómo vamos a definir la organización política de los proximos años?

¿La confianza en las instituciónes está muy baja. Que opina Usted sobre el funcionamiento de las instituciones?

Hay una tradición de golpes de estado, pero los militares ya no tienen tanta influencia en política. Yo me preocuparía en Argentina, y en otros países, por el lugar que tiene la policía. La policía sigue siendo corrupta. Hay delitos en los cuales la policía está involucrada. La justicia ha mejorado. Hubo una tradición en Argentina en que cada gobierno se las arreglaba para conseguir una mayoría propia dentro de la Corte Suprema. Eso hizo que los tribunales variaran en calidad de sus miembros, y que la jurispurdencia cambiara frecuentemente. Tuvimos cortes liberales, conservadores, corruptas, y en este momento es una corte respetable, bien formada academicamente, independiente.

¿Cuánta influencia tiene el llamado „quinto poder“?

Hay empresarios muy influyentes, esto es un gran déficit para la democracia en Alemania como en Argentina. En Argentina además hay una situación de desigualdad económica que hace que los poderosos sean más poderosos todavía. El país ha sido muy igualitario hasta los años 70/80. La llegada de la última dictadura terminó de quebrar una estructrura. Esa situación de desigualdad está lejos de ser solucionada.

¿La prensa es libre?

En Argentina no hay persecución de periodistas, hay medios opositores, no hay censura directa. Hay situaciones de censura indirecta, sobre todo relacionadas con el modo en que el gobierno usa la publicidad oficial, son enormes sumas de dinero que se distribuyen de modo más o menos discrecional. Después hay otro problema que existe en todos los países desiguales: hay voces que no se escuchan porque no tienen la suficiente fuerza o el dinero para llegar a la escena pública. Eso también puede pasar en Alemania, por ejemplo, habría que ver si algunos grupos de inmigrantes tienen déficits de llegar a la escena pública y se quedan sin influencia en la dirección de la discusión pública.

¿Cómo se explica la gran apatía en algunos países?

La mayor apatía en los países europeos tiene que ver con que la mayoria de la gente percibe con razón que los que están por tomar decisiones están muy influidos por los lobbys. Los grandes grupos económicos tienen mucha más facilidad de llegar sobre el poder que la propia ciudadania, la influencia de los lobbys es mayor que la influencia de cientos de miles de ciudadanos. Son sistemas que están preparados para mantener las puertas cerradas cuando la gente presiona, pero en cambio son muy sensibles a las presiones de grupos de poder, de lobbyistas.

Traducción Karen Naundorf

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Una inyección de capital http://superdemokraticos.com/es/editorial/eine-finanzspritze/ Sun, 03 Oct 2010 13:50:41 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2500

Oscar Seco, Apocalipse & Alternative Worlds, 2001


„Nuestros problemas son los mismos que se respiran en las calles de Milán, de Berlín o de Nueva York“ es una frase del último artículo de Javier Badani, desde La Paz, que viene muy bien al día de hoy: 3 de Octubre.
Día en el que se festeja la Reunificación Alemana. Confieso que me da pudor tocar el tema. Soy extranjera y mi relación con la reunificación ha ido evolucionando con los años, por eso hablo en primera persona. Vivo hace trece años en Berlín o en sus alrededores y cuando llegué en 1997 a la ciudad de Potsdam, el proseceso de unirse no había terminado de consolidarse, si lo ha hecho, si lo hará algún día: ¿qué es una nación?

La recuperación de la memoria histórica es tal vez una de las características comunes de toda nuestra generación y al respecto, no hay otra ciudad como esta. Berlín es la capital para los chicos de la transición de occidente. Para los hijos mimados del vacío existente, desde la ruptura física del pensamiento binario. Desde el cese de La Guerra Fría. Esta ciudad está llena de monumentos autoreferenciales.  Como si el significado alegórico de la caída del Muro de Berlín no hubiera estado acompañando por la „marcha por la vida“ de los mineros bolivianos, por la caída del último dinosaurio Pinochet, por la llegada triunfal de la economía libre de mercado. En Tarija y en Potsdam, en Buenos Aires y en Munich, en todo el mundo. Con los años me he dado cuenta de que -más allá de los muertos y que conste que no justifico las dictaduras de ninguna manera- aquí hago referencia al texto de Agustín Calcagno, eso es lo que ha cambiado nuestras vidas. La inyección de capital hizo que nuestros padres perdieran el rumbo, les impidió darse cuenta de lo que estaba pasando y sobre todo les quitó la ilusión de creer que podía ocurrir de una manera distinta al sueño americano, que es de consumo, de pobre a millonario si uno es listo. Seguramente también aplicable a la manera en la que se llevó a cabo la Reunificación Alemana, un ejemplo concreto, que tiene como consecuencia que aquí tampoco ya nadie sepa a ciencia cierta que significa ser socialdemócrata o democristiano o verde o amarillo y Berlín como todas las ciudades antes de las elecciones se parece a Las Vegas. Las deciciones importantes son económicas, están globalizadas, se lleban a cabo en un inglés chapurrero y ahora necesitan a otro enemigo.

Cuando me despierto de malhumor pienso exactamente igual que Jo Schneider en su último artículo, sólo que mi casa está muy lejos y me consuelo creyendo que ese es un pensamiento recurrente de la clase media a nivel global. Particularmente los giros en el pulso de la nación, en la idiosincrasia alemana, desde 1997, me han ido llevando a un estatus que, a día de hoy se denomina „ciudadano extra comunitario“. Como prácticamente todos mis conciudadanos, es igual cuál sea su estatus legal, he perdido muchos derechos civiles en los últimos años y mi pregunta es ¿qué papel juega en eso la Reunificación?

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Nunca supe como despedirme http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/im-abschiednehmen-war-ich-nie-gut/ Wed, 29 Sep 2010 15:00:57 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2325 Nunca supe como despedirme, no es que no me gusten las despedidas, diría que casi me dan igual. Nunca tomo conciencia del final. Y no es que yo pertenezca a esos que se dan cuenta de lo que terminó una vez que esto pasó, conmigo no funciona ese dicho que dice “ uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde”. Probablemente si yo no me doy cuenta del valor de algo, durante la convivencia, tampoco me daré cuenta de ello, en su ausencia. No es falta de cariño, ni de emoción. Es que no creo en los finales. El mundo de hoy no permite finales, ni si quiera la muerte lo es. A veces pienso que pertenezco a la última generación de este planeta, que hemos nacido para ver el final del mundo. Pero incluso dudo que ese final sea el final. Pero no quiero irme por las ramas, quiero hablar del final de este precioso proceso de escritura conjunta. Me ha encantado tener el ejercicio contundente de la escritura continua con temas ajenos que uno debe hacer propios para volverlos interesantes. Más aún me gustó, ver como diferentes personalidades, nacionalidades, vivencias, pasan por sus propios cuerpos-corazones-mentes los mismos temas que yo digería de cierta manera. Deberíamos tomar ejemplo de esta experiencia y repetirla en miles de formatos. Ya me imagino los proyectos: Supereskritores- Superdeskonocidos- Superfacebookeros- Superkiudadanos-Superkalifragilisticoespialidosos y seguiría la lista infinitamente. Chau, hasta luego, nos vemos, que se repita, te veo, hay cientos de maneras de despedirse, las más lindas son las que afirman que nos volveremos a ver, encontrar, leer. Esta es una gran nota de despedida, una larga nota de despedida. Tengo un amigo español, que se asombra de una característica que, el dice, es propia de los uruguayos y que consiste en que siempre estamos mucho rato, mucho tiempo para despedirnos, como si no nos fuesemos más, cada vez que alguien se va de un lugar, lo anuncia como una media hora antes con un lacónico “bueno, vamos arrancando” y así se alarga por varios minutos una despedida que parece nunca concretarse, hasta que finalmente, no sin haber dado varios besos y dicho varias veces chau, se van. Esta nota es una largo adiós, con varios besos y varios chaus. Vuelvo a decir que digo chau como quien dice hola, como si no me lo creo mucho, como que no termina, como que el fin no es verdad, no va a pasar. Tal vez haya algo de esta sensación en la democracia, como si la democracia no estuvieses construida de finales. Ahora que lo pienso los finales me suenan más fascistas, mas de historias con finales, unívocas, sin interpretación, cerradas. La democracia, perfectible, larga, compleja, diversa, no es más que un proceso, un largo proceso que comenzó antes y que terminará después, mucho después de que decidamos ponerle un punto final. La democracia es puro comienzo. Vuelven a mi mente momentos de ese libro maravilloso de Italo Calvino, que recomiendo a todo amante de la democracia “La jornada de un escrutador”:

(pag 16)“Amerigo había aprendido que los cambios en política se producen por caminos largos y complicados, y que no era cosa de esperárselos de un día para otro, por un giro de la fortuna.”

(Pàg. 27) Entonces, ¿lo único que importa de todas las cosas es el momento en que empiezan, en el que todas las energías están en tensión y en el que no existe más que el futuro? (…)¿lo que cuenta no son las instituciones que envejecen, sino las voluntades y las necesidades humanas que siguen renovándose y dando autenticidad a los instrumentos de qué se sirven?”

Los invito entonces, a todos, a un nuevo comienzo, el de cambiar de página, el de apagar la computadora o prender una nueva, el de ser un superciudadano superdemocrático supercomprometido y superoptimista. Les invito a decir chau muchas veces hoy, a terminar muchas historias, a ver por ultima vez a varios amigos y que todos estos finales no sean más que una gran mentira, una palabra que queda, una intención que no se concreta, porque después el tiempo, la vida, el mundo, nos acomodará en el verdadero lugar de nuestra fábula.

¿Qué parte del cuento vendremos a ser? ¿Prologo, desenlace, epílogo, didascalia, acotación, título, nota al pie? ¿Qué personaje somos y cual es nuestro triste o hermoso papel?

Se termina, ahí viene, empieza.

Besos

Chau

Adios

Nos vemos

Hasta luego

Besote

Abrazo

Saludos

Fin…

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Globalización: ¿Cuba aplica? http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/globalisierung-fur-kuba-zutreffend/ Wed, 22 Sep 2010 15:14:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2057 La palabra globalización se vive en Cuba en un doble estándar. Para nada tenemos esa economía híbrida que sobresale en muchos países y que es uno de los signos indiscutibles de la globalización. En realidad, para nada tenemos una economía. En Cuba esta ha sido una palabra prohibida por mucho tiempo. En primer lugar, debido a que la forma de Estado que promovió la Revolución Cubana decidió cargar con la responsabilidad económica del país. Se trataba de construir un modelo de país futuro, o más bien, un modelo de mundo futuro. En dicho modelo, como en todo modelo, la economía era fundamental.

¿Consecuencias? Hoy tenemos un expresidente, mito histórico y dinosaurio de la izquierda semi radical –Fidel Castro, sí- que reconoce en una entrevista la poca funcionalidad del modelo socialista cubano. Aunque luego se retractara, la declaración tiene vínculos demasiado evidentes con las nuevas medidas económicas del presidente, su hermano Raúl, donde por primera vez en 50 años no sólo se le da valor a la propiedad privada sino que se la incentiva por medio de despidos masivos. ¿Y cómo se refleja esto en mi vida cotidiana? Digamos que la globalización en materia económica es una leyenda de la que he escuchado tanto -y con un nivel similar de influencia sobre la realidad- que la historia de Papá Noel …

Otro signo de la globalización: migraciones en aumento. En el caso de Cuba otra vez el Estado nacionalista-comunista-socialista (esas han sido las distintas nominaciones del periodo revolucionario) ha impulsado olas de migración masiva, en contextos específicos y bajo términos y condiciones sumamente polémicas, mientras que por otro prohibió al ciudadano común viajar al extranjero, emitiendo un permiso de salida –y permiso de entrada para el cubano emigrado- que convierte a la isla en una gigantesca cárcel donde el mar hace las veces de frontera. Entonces… esto de las migraciones es un tema delicado para cualquier cubano, y está lejos de parecerse siquiera al modus vivendi de un privilegiado ciudadano del primer mundo.

Por último, cada uno de nosotros es un mosaico de elementos, reza la propaganda de la nueva ideología consentida del norte –la globalización, ¿cuál otra podría ser? Bueno, en Latinoamérica otro gallo cantaría o canta… Las independencias de nuestros países del régimen colonial se llevaron adelante excluyendo varias piezas del mosaico continental. Los habitantes originarios, más los negros y los chinos, junto a otros, fueron expulsados dentro de cada país hacia zonas periféricas de una sociedad criolla que se erigió como blanca y occidental.

Hacia finales de este proceso, muchos “etnólogos” –en Cuba tenemos a Fernando Ortiz- comenzaron a hablar de sincretismo, de transculturación, y en fin, de mezclas a diestra y siniestra. Sin embargo, ese empeño de concebir en una misma sopa a todas los ingredientes del mosaico es un movimiento reflexivo que tiene bastante de falaz y mucho del, como decimos por acá, “pasarse de listo”. Es una forma de incluir sin incluir: ¿qué vamos a incluir si todo está ya presente? La línea evolutiva de este pensamiento -que tuvo de positivista- llegó hasta nuestro siglo XX y tomó su lugar en la Revolución Cubana, cuando esta asumió la postura de eliminar todas las organizaciones de minorías en el país, y decidió declarar sin vigencia la discriminación racial de una manera suigéneris: ejerciendo la discriminación positiva, por un lado, y declarando que ningún revolucionario podía ser racista, por el otro. El análisis de cómo la Revolución Cubana ha manejado ideológicamente la diferencia entre “lo que debe ser” y “lo que es” llevaría a una buena lección de política. Desgraciadamente una lección de política que serviría para hablar de “multiculturalismo”, esa etiqueta globalizada.

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¿Lo fusilamos? http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/erschiesen-wir-sie/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/erschiesen-wir-sie/#comments Mon, 06 Sep 2010 15:02:01 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1615 Melquiades Suxo fue el último boliviano sentenciado a la pena de muerte. Un pelotón de 10 policías acabó con su vida la madrugada del 31 de agosto de 1973. Murió sin entender a ciencia cierta el por qué de aquella decisión judicial.

Su víctima había sido María Cristina Mamani, de tan sólo cuatro años. La menor fue raptada y violada reiteradamente por Suxo y por el hijo de éste, Nazario (14). La autopsia comprobó, además, que la niña había sido castigada físicamente —de forma salvaje— por al menos dos días. Marcas de hebillas de cinturones en las piernas y de mordeduras en la espalda fueron halladas en el cuerpo inerte de la niña. Si hubiera dependido de ti, amable lector, ¿hubieras sentenciado a Melquiades a la pena capital? ¿No?

¿Y si te dijera que antes de María, este hombre había saciado —por años— sus urgencias sexuales en la piel de su hija, Dionisia (12)? ¿Cambiarías de opinión? ¿Tampoco?

¿Y si, además, te contara que Melquiades obligaba a su hijo a que vejara una y otra vez a su propia hermana ante su presencia? ¿Qué dirías? ¿Lo fusilamos?

Algunos grupos ciudadanos en Bolivia buscan reinsertar en la legislación nacional la pena de muerte. Y es que, en los hechos, está vigente. Las noticias de linchamientos (ajusticiamientos extrajudiciales realizados por la propia población) son el pan de cada día, en especial en las áreas urbanas y rurales de escasos recursos económicos. Los vecinos, cansados de las violaciones de sus hijas, de los asesinatos de sus familiares por el hurto de un simple celular y de la falta de presencia de las fuerzas del orden del Estado, han optado por tomar la justicia en sus propias manos.

El último caso estremeció al país. Cuatro policías fueron secuestrados y muertos a golpes y pedradas por los habitantes de la comunidad de Saca Saca (Potosí). Todo apunta a que los uniformados acostumbraban ir al lugar a extorsionar a los pobladores. La muerte a bala de un joven campesino del pueblo a manos de estos efectivos habría colmado el vaso.

Claro, inocentes han muerto a causa de la furia humana. En un barrio periférico de Cochabamba, el 2008, un estudiante de 16 años fue confundido como delincuente. Sin darle lugar a mayores explicaciones —había llegado por primera vez al vecindario para declararle su amor a su compañera de colegio—, la turba lo amarró a un poste, lo torturó y, finalmente, lo quemó vivo. La gente reaccionó así debido a que la Policía, dos años antes, había dejado libre a otro hombre que había violado a varias niñas del lugar. El enfermo sexual, había cambiado de vivienda al salir de la celda, pero continuó sus ataques sexuales en otra zona, donde, al final, murió asesinado a pedradas.

¿Qué hacer?

Es la sociedad la que debe lidiar con sus delincuentes. Ya de forma unilateral, por ejemplo, ésta ha decidido privar de libertad a los criminales. El propósito es que, tras la condena, se reinserte reformado a ese ciudadano a las calles. Pero yo pregunto, un violador y asesino de menores de edad ¿acaso podrá reformarse? Yo lo dudo y me baso en casos específicos. Mi opinión es que en hechos extremos, como el de Melquiades Suxo —donde se hace presente la violación, la tortura y la muerte de niños— es totalmente válido el uso de la pena de muerte. ¿Qué otra solución habría? ¿Internar al agresor en una entidad mental, bajo el cuidado de la sociedad a la que éste ultrajó?

Permítanme abrir el debate con este artículo.

Foto del último boliviano ejecutado. Foto de El Diario, de agosto de 1973

Foto del último boliviano ejecutado. Foto de El Diario, de agosto de 1973

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Formulario http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/formular/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/formular/#comments Wed, 01 Sep 2010 07:00:28 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1345 Hoy recibí el mensaje de mi abogada diciéndome que el momento ha llegado y que si quiero, puedo aplicar para la ciudadanía Estadounidense en el momento que me parezca conveniente. De inmediato bajé el formulario de Internet y como si fuera cosa de vida o muerte, comencé a llenarlo a toda velocidad.

Hace algunos años mi padre izquierdoso habría tenido un síncope si le hubiese dicho que iba a jurar lealtad a la bandera de los Estados Unidos y todas esas ceremonias horribles por las que tendré que pasar. Seguramente yo misma hubiera tenido un síncope. Yo marché contra la guerra, leí todas las revistas de izquierda y los libros de los revolucionarios, la cosa para mí estaba muy clara.  Yo no quería querer a este país, no sabía nada de su historia ni su gente, y sospecho que tampoco quería saber.

Pero las cosas cambian. No tanto afuera, porque las guerras y las políticas y las torturas son las mismas, sino adentro de uno, a nivel privado y sentimental. La vida te arrastra, te abre la boca y te mete el dedo, te muestra cosas que no querías ver.  He vivido aquí por cinco años y me siento en casa, aunque no me siento “de aquí”. Ni siquiera sé si me voy a quedar. Pero con la ciudadanía podría votar en el lugar donde vivo, y por lo menos reclamar cómo se usan los impuestos, incluidos los que pagamos millones de inmigrantes no ciudadanos. Por lo menos podría actuar de alguna manera para que se mantengan las bibliotecas donde me meto a escribir, las universidades donde quiero estudiar y para que se pueda casar la gente que se quiere casar. En fin, participar en la ilusión colectiva de la democracia y sus ritos. Y bueno, también supongo que me permitiría trabajar para el gobierno federal en caso de que alguna vez me quiera convertir en espía de la CIA.

Pienso mucho en la ciudadanía que tengo ahora, con la que nací. Aunque no lo es, tomar otra se siente como una pequeña renuncia. Pero en este momento mi ciudadanía es de un país que sólo existe en mi cabeza. Me alcanza la vida solamente para leer los diarios, para putear por Internet y por teléfono cuando hablo con mi padre los fines de semana. Voto cada vez que puedo estar físicamente presente, y aún así no me sirve para un carajo, porque el país va para donde vá, y no para donde yo quiero. La ciudadanía se me ha convertido en un vago sentimiento de pertenencia política a un territorio donde siempre seré una extraña, aunque no esté ausente.

Voy marcando diligentemente las casillas del formulario que revela las neurosis norteamericanas: No, nunca he sido miembro del Partido Comunista, nunca quise derrocar a ningún gobierno por la fuerza más que en mis sueños más profundos, no trabajé con el gobierno Nazi en Alemania entre 1933 y 1945, he sido buena y jamás me han arrestado, no he ejercido la prostitución ni la bigamia, no he apostado ilegalmente y no sé a qué se refieren con ser un borracho habitual, pero por si acaso voy a marcar que no.

La ciudadanía en este país es algo que mucha gente quiere, un estatus legal que resolvería los problemas de millones, que hoy viven en la incertidumbre económica, familiar y personal. Sólo la gente más privilegiada, como yo, es tan pendeja de ponerse con consideraciones filosóficas ante un problema que no tiene. Quizás sea parte del teatro, quizás sea algo pequeño, quizás no tenga importancia, pero siento que la ciudadanía me permitiría al menos votar, reclamar, exigir que se respeten los derechos humanos de quienes no tienen la posibilidad de tomar esta decisión.

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