Libros – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Las bestias salvajes del fútbol http://superdemokraticos.com/es/laender/kolumbien/die-wilden-fusball-bestien/ Tue, 11 Oct 2011 07:15:34 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5247 Cuando hay fútbol, Iowa City se enloquece. Las calles son ríos de gente y la gente va vestida de negro y amarillo. Desde los zapatos hasta las cabezas. Las mujeres se pintan el símbolo de los Hawkeyes en la cara y los hombres lo llevan en los calzoncillos. Hay Hawkeyes completos, con sus plumas de peluche, patinando en los andenes y borrachos que insisten en que les choqués cinco. Antes del partido la gente se emborracha en los bares y luego del partido vuelve a emborracharse. Si los Hawkeyes ganan.

Hoy ganaron. Vi una pelea desde mi ventana, vi una mujer en tacones que se desvanecía y antes de caer al piso volvía a levantarse, vi varios tipos directamente en el piso y vi un mendigo con un letrero que lo acreditaba como miembro de la Small Penis Foundation. La gente se reía y metía monedas en el tarro. El tipo se estaba aprovechando de la histeria colectiva. Yo también. Caminaba por las calles y pensaba en el papel del intelectual en la sociedad. Aullidos, insultos, besos furtivos, gente caída. Todo en negro y amarillo. Nunca había visto tanta histeria colectiva.

Si el mundo fuera una aldea y la aldea fuera Iowa City, existirían solamente dos clases de personas en el mundo. Las bestias salvajes del fútbol y los intelectuales. Iowa City es la sede del Iowa Writers’ Workshop, del Iowa Playwrights’ Workshop, del Iowa Summer Writing Festival, del Non-fiction Writing Program y del International Writing Program. Si Iowa City no tiene el récord del mundo en programación literaria, por lo menos fue declarada Ciudad Literaria por la Unesco.

Yo estoy en el International Writing Program. Como escritora residente con otros 36 escritores de todas partes del mundo. Gente de Australia y Nueva Zelanda, de Europa Oriental y Europa Occidental, de Irlanda y Escocia, del Medio Oriente y del lejano Oriente, de África y Latinoamérica. Poetas, dramaturgos, novelistas, escritores de no ficción, cuentistas. Pero, en realidad, 37 escritores en Iowa City no significan nada. En Iowa City todo el mundo es escritor. Todo el mundo que no es bestia salvaje del fútbol.

El barman que nos sirve en FoxHead es poeta, la amiga de la recién conocida que espera a un hombre en la barra es crítica literaria, la recién conocida que espera a un hombre en la barra es profesora de inglés y el hombre al que espera es escritor. Novelista del Writer’s Workshop. Novelista aspirante, es decir. El tipo llega. Chaqueta de corderoy con parches en los codos y libros debajo el brazo. Luego de darnos las manos y los nombres, esto es lo que sigue:

–Así que eres escritora, ¿cuántos años tienes?

–39.

–¿Cuántos libros publicados?

–Tres.

María se ríe con la historia. María es la argentina del International Writing Program. Me dice que debí haberle contrapreguntado Y che, ¿a vos cuánto te mide? Es que miralos, me dice señalando a un transeúnte, miralos. El transeúnte lleva libros debajo del brazo, un puro y una boina. Miralos disfrazados. La risa de la argentina surge de para adentro y es contagiosa.

Yo preferí irme a hablar con Brandon. Brandon trabaja limpiando la escuela. Es la primera persona que conozco en Iowa City que no es escritor. Aunque, bueno, a veces dice que le gustaría o le hubiera gustado o podría haberle gustado escribir. Yo le cambio el tema. Brandon, vamos afuera.

Afuera de FoxHead uno siempre se encuentra con los fumadores del International Writing Program. Y con cualquier cosa. El sudafricano insultando a alguna bestia salvaje del fútbol que pasó insultando. El filipino tirado en el suelo porque se tomó demasiados whiskies, él que solo toma cerveza. La alemana aullando mientras tira golpes de karate. Una pareja, a lo lejos, en el frío, dándose el beso que no debería estarse dando ni la demás gente viendo.

En Iowa City solo hay partido los sábados y las bestias salvajes del fútbol dormitan toda la semana. Y nosotros, claro, también escribimos, participamos en paneles y ofrecemos lecturas. FoxHead no abre los lunes, ¿o es los domingos?

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La biblioteca de Babel http://superdemokraticos.com/es/laender/bolivien/die-bibliothek-von-babel/ Wed, 13 Oct 2010 11:37:51 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2908

La Feria del libro de Frankfurt podría ser algo muy parecido a La biblioteca de Babel de Borges, sólo que en este caso hablamos de pabellones interminables y no de hexágonos y que aquí todos los ejemplares, tangibles e intangibles, están a la venta. Buscar un libro determinado es equivalente a buscar una aguja en un pajar y la paradoja es que la muestra más grande del mundo de novedades editoriales, se lleva acabo en un idioma que entienden apenas unos cuantos millones de personas.

Bild von Paul Mollig

La Feria del libro de Frankfurt podría ser algo muy parecido a La biblioteca de Babel de Borges, sólo que en este caso hablamos de pabellones interminables y no de hexágonos y que aquí todos los ejemplares, tangibles e intangibles, están a la venta. Buscar un libro determinado es equivalente a buscar una aguja en un pajar y la paradoja es que la muestra más grande del mundo de novedades editoriales, se lleva acabo en un idioma que entienden apenas unos cuantos millones de personas. Creo que pocas veces me he sentido tan feliz de poder leer en alemán, los años de aprendizaje, de trabajo, han hecho posible que también mi curiosidad sea infinita. Como en el cuento de Jorge Luis, aquí tampoco hay problema personal o mundial cuya elocuente solución no exista. Desde novelas rancias para miembros del Opus, hasta mangas japoneses para los niños grandes que pasean por los corredores sus vistosos disfraces, personajes que en mi ignorancia he bautizado con el nombre de Pockemons, pasando por verdaderas obras de arte provenientes de los más recónditos lugares del mundo.

Para un lector normal el primer día en el laberinto es de una felicidad incalculable. La avaricia lo empuja a una carrera loca por los pasillos, a horas de horas de mirar páginas impresas, lomos, títulos, palabras, a tratar de contemplar todas las posibilidades de combinación que ofrece el alfabeto. El primer día todos están al acecho, a la espera de encontrarse con su Vindicación, con ese libro que encierre el mensaje apropiado y determine el futuro individual. Los recintos están llenos de inquisidores o buscadores oficiales armando sus catálogos, cerrando negocios, mientras mastican salchichas grasientas que valen su peso en oro.

El segundo día empiezan a cambiar las cosas, la desenfrenada esperanza del hombre común se ve substituida por la opresión, por la conciencia de que hay muchos libros fundamentales ocultos en las estanterías. Que probablemente nunca será capaz de leer los lomos y las solapas de todos los libros que parecen importantes y pasan inadvertidos. Los Pokemons invitan a partir del tercer día a abandonar la búsqueda y a sumarse a su movimiento naif, en el que las palabras son básicamente substituidas por imágenes, por dibujos y el sentido pierde toda su importancia.

Entre los que han sobrevivido cuatro días consecutivos dentro de la feria, hay voces que sostienen que la biblioteca no tiene sentido ninguno, que el disparate de la industria procede a un uso irresponsable de miles, de miles de millones de hojas impresas que han sido arrebatadas a los árboles. En el quinto día ya es sabido que nadie puede articular ninguna sílaba que no esté llena de las ternuras y de los temores de la humanidad que nos antecede, aunque las rubias clones de los consorcios intenten convencernos de lo contrario en sus comunicados de prensa.  En Frankfurt como en el resto de l mercado del libro la capacidad de innovación se ve expuesta en las combinaciones modestas de lo preexistente con el trabajo efectivo con los amigos. Nunca voy a dejar de ser una fan de las editoriales independientes.

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Ratoncitos en la columna http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/mauschen-in-der-saule/ Mon, 11 Oct 2010 08:56:35 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2857

Este texto esta dedicado a la familia de ratones que vive en una columna en la central de policía en Frankfurt, con catorce niños ratoncitos. Inquietos y graciosos trabajadores nocturnos en colectivo. Este texto es por lo tanto dedicado al diminutivo, los trucos de magia contra los superlativos.

Este texto también esta dedicado al lenguaje con el que me comuniqué en los últimos días, el que me trae una extrañeza incómoda, cuando estoy con amigos de habla hispana, porque lo aprendí en la vida por casualidad, y no en una escuela. Yo llamo a esta lengua “español falso”. Esta es la moneda seudo-migratoria que traigo debajo de la lengua.

Manzanas frescas de mis campesinos de Brandeburgo, cuaderno, cámara, de resto una maleta vacía. Esta no fue mi primera feria de Frankfurt, sino mi quinta. Yo me sentía preparada. Pero viendo el sin fin de los estantes me invadió un nuevo miedo, un miedo que nunca había sentido y que de pronto tenía que ver con mi papel como superdemocrática: ¿Quién se va a leer todo eso? Yo no, jamás. E incluso, si logro escoger una selección bien pensada, ¿cuándo voy a poder escribir, por no hablar de actuar? El círculo vicioso del lector-escritor-ciudadano, me paralizó un momento.

Pero por fortuna me encontré con muchos otros lectores-escritores-ciudadanos en pasillos, standes y fiestas, personas que aman y roban libros y difunden siempre sus propios, mejores libros, estas pequeñas bombas mentales; o los autodiseñan, como la infatigable Eloisa Cartonera. La metáfora de la bomba es robada, la editorial independiente argentina Clase Turista ya había diseñado un libro con cable de encendido.

Ich, als Säulenmensch. Foto: Viktor Nübel

Editoriales independientes, tanto en Argentina como en Alemania, poniendo todo de sí y de su personalidad también, producen estos relevantes objetos artísticos, fuerzas de intervención en un mercado por lo demás bastante uniformado. Ellos toman “decisiones para el futuro” como lo expresó Sergio Parra, de la editorial chilena Metales Pesados. Yo ya me siento un poco hipócrita, por escribir esto en un blog, pero la “teoría literaria política”, que los autores de los Superdemokraticos desarrollaron virtualmente en los últimos cuatro meses, se debe estar imprimiendo en un par de meses. Nosotros vamos simplemente hacia atrás: primero online y luego offline. Primero la conexión digital, después la difusión física.

En la presentación del “2010 Ranking of the Global Publishing Industry” escuché los planes de los grandes consorcios para el futuro. Así supe que, a pesar de la crisis financiera, a la industria editorial no le va nada mal, pues los mercados digitales prosperan, tanto en Estados Unidos, como en España o Alemania, ¿y como será en Latinoamérica? Las editoriales ya no diferencian entre libros digitales y –como ellos los llaman- libros „físicos“, la única diferencia son los modos de comercialización, que dependen de los canales de distribución, pero también de servicios adicionales como el recomendar, no solo se guía por algoritmos. Ah! Pienso, se trata de intercambio entre humanos. Carolyn Reidy de la editorial mayorista estadounidense Simon & Schuster dice, en este evento, la frase más poética: “Se van a desarrollar nuevos formatos para los ebooks, pero nosotros todavía no los hemos descubierto. Eso lo va a hacer la próxima generación, ellos vienen con otro tipo de cerebros, distintos a los nuestros.” Eso lo puedo confirmar. Al levantarme salió una huella de agua de mi ojo izquierdo, como si fuera una máquina de lágrimas. Cuando estaba comprando gotas en la farmacia, les dije “Parece que llorara, pero no lloro. Mi ojo simplemente hace eso“. Debe ser por el clima de la feria. Como los ratones, los libros deberían salir más al aire fresco.

Traducción:
Natalia Guzmán Díaz

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Globos, Balcanes y literatura http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/espanol-globos-balcanes-y-literatura/ Mon, 27 Sep 2010 15:01:57 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2230

Teníamos 18 años, faltaba poco para que acabase un siglo movidito, y yo y mi amigo Boris buscábamos libros con la desesperación de los adictos. En nuestra ciudad no existían librerías (o había una que no tenía casi nada) por lo que nuestras pesquisas se centraban en los estantes de familiares y amigos: preguntando, tomando prestado, robando (bibliotecas cercenadas por las limitaciones, el oficio y el mal gusto). Nos daba igual, lo que encontrábamos nos servía: éramos felices en nuestra restricción. La lectura nos motivaba a leer más, sin pensar mucho en el futuro ni en sus consecuencias. Un día nos llegó el rumor de que fulano de tal tenía las Obras Completas de Borges de Emecé, de 1979. Cuando conseguimos la dirección del que poseía dicho volumen, fuimos en la destartalada moto del Boris y tocamos todos los timbres de la cuadra hasta que dimos con la casa. Salió un tipo al que jamás habíamos visto y luego de la breve explicación del Boris entró a la casa y volvió con ese libro de tapas verdes. Arrancamos directo a la fotocopiadora y luego de una hora regresamos para devolvérselo. Que no hubieran libros (ahora tampoco hay mucho más que entonces) me parece que también era un síntoma del perfil filisteo y oscurantista que caracterizaba a quienes administraban el poder en mi ciudad: es más fácil dominar a alguien no tiene información o no sabe qué hacer con ella.

Para nosotros el mundo era ancho y ajeno, aunque eso estaba a punto de cambiar. Íbamos a tener que adaptar nuestras antenas del modelo analógico al modelo digital. Un año antes de que terminase el siglo XX ya podíamos leer en la web revistas y diarios que habían sido inconseguibles y que tenían status de mito en nuestras tertulias monotemáticas: con un clic podíamos acceder a novedades y clásicos (o al menos enterarnos de su existencia). Con un clic nos sentíamos verdaderamente contemporáneos de nosotros mismos. Pero en “la realidad” la circulación de los libros seguía siendo escasa y tenía más bemoles que armonías: precios exageradamente caros frente a sueldos paupérrimos que cada día tenían menor capacidad adquisitiva, banalización del rol de la literatura, presencia de consorcios multinacionales que se encargan de delimitar nuestra “literatura nacional” (sesgando el debate, ignorando obras y autores y descartando el diálogo entre tradiciones literarias lingüísticas que superan con creces el criterio mezquino de las fronteras como delimitador, produciendo los textos escolares que deforman el sentido de la literatura en la educación, etc.). Esta “literatura nacional”, patrocinada por estos consorcios, en muchos casos era nada más que un acuerdo ideológico entre un público (que podía comprar estos libros caros y que disfrutaba de estas historias marcadas por el sello de clase) y autor (muchas veces proveniente de este mismo público escaso). Muchos aspectos han ido minando este efecto perverso, entre ellas la accesibilidad que brinda internet.

Si bien acá no existen librerías parecidas a supermercados donde los libros se venden exclusivamente como mercancías con fecha de vencimiento (perdiéndose así en el olvido muchos libros valiosos) seguimos en la condición de mercado de pulgas cultural,  al que sólo llegan los deshechos o las sobras de los mercados grandes. Lo que algunos autores (Piglia y Link, entre ellos) denominan “balcanización” de la literatura latinoamericana. Libros basura de autoayuda, pésimas traducciones de clásicos, best-sellers espurios, pero casi nunca las obras que están transformando y ampliando nuestra lengua (común pero increíblemente diversa), cambiando las sensaciones de lo que es ser latinoamericano, reformando el canon, etc. Hasta mientras, con sus limitaciones e ilusiones, con paciencia pero también con furor, vamos a seguir resistiendo gracias a la web. Páginas de arenisca que seguimos consumiendo con mi amigo Boris. No nos vamos a rendir tan fácil.

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El complot silencioso http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/espanol-el-complot-silencioso/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/espanol-el-complot-silencioso/#comments Fri, 27 Aug 2010 15:47:39 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1313

Practico un activismo solitario: me reúno con otros para hacer libros. Movidos por la inocente perversión de considerar al libro un objeto casi mágico, yo y algunos otros nos juntamos casi por azar y empezamos a devolverle a la industria cultural un poco de las envenenadas supersticiones que nos había inoculado desde niños. Gente con distintas posiciones estéticas, con diferentes gustos y lecturas, todos sincronizados en una militancia literaria inclaudicable. Un mini ejército dispuesto a jugársela entera sin esperar demasiado. Todo por un objeto de papel.

Es que esa cosa aparentemente insignificante que es un libro tiene para mí (y para esa tropa medio alucinada) mucho sentido. Soy de los que creen que toda experiencia puede ser previamente aprehendida a través de un libro: desde armar una bomba hasta los insondables misterios del amor, pasando por la pesca o hallar lugares en mí que no sabía que existían. Me he servido de los libros para todo tipo de menesteres, incluso hasta para quebrar la ley (claro que también he robado libros, qué pregunta). Es inmensurable la influencia que puede tener una lectura en la vida de alguien: yo conocí el lado rebelde de la política a través de los fanzines underground que leía en mi adolescencia en los 90s (¡en el siglo pasado!). Para mí esa época de intercambios y descubrimientos es el pre internet, la web unplugged. Desde entonces empecé a sospechar de lo que se asume por normal o natural, desde entonces siento que todo tiene otro sentido. Cuando la experiencia cobra sentido todo parece coherente.

En un país en el que aún existe un altísimo nivel de analfabetismo (habrá que esperar cómo avanza el proceso de alfabetización actual), un campo intelectual que no tiene una sólida tradición y libros con precios inaccesibles para la mayoría de la población, a mi me inspiraron las labores de tres personas: Franco (un anarquista viajero incansable que pirateaba obras clásicas y de vanguardia en una ciudad sin librerías), Marcelo (un sujeto que a los golpes había aprendido que además de “lo bello” tenía que vérselas con algo tan prosaico como el mercado) y Alison (una doctora en antropología con un exquisito gusto freak que publicaba su propia obra, de las más importantes de mi país, y la de otros condenados a la marginalidad por su puño y letra). Mirando de cerca cómo estos tres surfeaban entre la adversidad, me lancé a recorrer mi propio camino en el mundo editorial. Un mundo en el que los autores se lamentan de la poca atención y privilegios que reciben de parte del editor y de la escasez de buenos lectores y de críticos lúcidos, un mundo en el que los editores se quejan de los descuidos ortográficos de los diseñadores y de la implacable lógica de economía de escala de los imprenteros, un mundo en el que los imprenteros reclaman por las argucias despiadadas de los proveedores de papel, etc. En vez de continuar con el círculo de quejas nosotros hemos preferido asumir nuestra contingencia con esperanza y gratitud.

Desde mayo de 2008 me he juntado con otros para dotar de un poco de generosidad a nuestros narcisismos y producir libros (un libro de poesía, tres libros de cuentos y una antología hispanoamericana) y mantener un blog para intentar racionalizar el proceso. Queremos crear un catálogo impecable y representativo: todos adoramos el fetiche de “lo nuevo”. A veces es muy difícil y sentimos que todo está perdido. Pero luego recordamos que estamos viviendo nuestro destino. Si sería fácil no tendría chiste.

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Paraísos perdidos http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/verlorene-paradiese/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/verlorene-paradiese/#comments Fri, 09 Jul 2010 16:26:20 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=444 Porque ya sabía yo lo que iba a sucederme, intenté posponer lo más posible las páginas finales. Pero anoche no pude más y terminé de leer El arpa de hierba de Truman Capote. Siempre me pasa lo mismo: cada vez que termino de leer una novela (o de ver alguna de las miniseries que se han vuelto mi perdición) me sobreviene una suerte de melancolía. Tampoco se trata de ponerme dramático: es una vaga sensación de vacío que se me quita en cuanto lavo los trastes de la cena o suena el teléfono.

Pero esa vaga sensación de pérdida viene a cuento aquí porque el fin del relato me arroja a un presente que por un momento descubro sin sentido. Digamos que el tiempo de la narración es un tiempo histórico: avanza, va hacia adelante. Así, cada vez que termino de leer una novela o llego al final de una miniserie, experimento en pequeña escala lo que algunos han llamado el fin de la Historia, esa otra narración. Sí, por supuesto que estoy exagerando. Y por supuesto que a un gran libro se puede volver siempre, pero también hay que decir que eso no es consuelo: el libro se ha vuelto parte del propio pasado y se vuelve a él como se vuelve a un viejo lugar conocido: un paraíso perdido.

Eso no me pasa con la poesía. Un poema exige que se vuelva a él una y otra vez. Entristecerse porque se terminó un libro de poemas sería como entristecerse porque se acabó un disco. Ridículo. Un disco que podemos volver a poner cuantas veces queramos: tal es un libro de poesía. El tiempo de las canciones es el tiempo de los poemas: el tiempo cíclico, es decir, mítico, de lo que siempre vuelve. Por eso, en cuanto soporte, el disco me parece asombroso: hace suyo el tiempo cíclico: es circular: gira. Y uno pone siempre la misma canción.

Hace varios años leí con entusiasmo a María Zambrano: debo confesar que cada día me gusta menos. Sin embargo me sigue pareciendo fascinante su interpretación del Génesis. Para ella el pecado original es el haber caído en la trampa del futuro. Dice la serpiente: “…y seréis como dioses”. El asunto radica en el tiempo de la conjugación verbal. Adán y Eva caen en la trampa de la idea de un futuro mejor, es decir, en la lógica del progreso, y lo que pierden es la plenitud del instante, es decir, el paraíso. El tiempo se escinde: nace la noción de un futuro y por lo tanto un pasado. Tal es el comienzo de la Historia.

Sí, cada vez que termino una novela es el fin de la historia, pero también el comienzo: la expulsión de un paraíso. Y me encuentro una y otra vez en el mismo lugar: un presente vacío al que debo de inventarle un sentido para volverlo tolerable (nada que ver con la plenitud del instante), es decir, hacerlo ingresar en la historia, volverlo narración: ¡qué pereza! Entonces prendo la tele.

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Una juventud llena de culpa tiene consecuencias http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/eine-jugend-voller-schuld-hat-folgen/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/eine-jugend-voller-schuld-hat-folgen/#comments Tue, 06 Jul 2010 16:57:33 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=424

A veces me pregunto en qué pensaban nuestro padres cuando pasaban por la sección de literatura para niños y jóvenes en los 80 y 90. “Uy, ¿un libro sobre un auxiliar de artillería de catorce años, que fue asesinado en los últimos día de la guerra? ¡Nos lo llevamos! Y “Oh, un libro sobre un viaje en tren a Birkenau y al final todos están muertos ¡Ese lo llevamos también!” o: “Oh lala un libro sobre un comunista de la resistencia que fue torturado en una cárcel de la GESTAPO hasta la muerte! De ese nos llevamos de una: tres.”

No importa en qué pensaban, me enseñaron a hacer cuentas con cifras en millones. 42.000 espectadores entran en el estadium de mi ciudad natal, me imagino una cantidad mil veces superior, completamente vendido, mil estadiums en el cielo como en papel cuadriculado. Lo que hacen niños de nueve años, cuando se le dice incesantemente: “seis millones”.

En el bachillerato cogió la posta el profesor de historia: un conservador que nos mostró la película de Joachim Fest sobre Hitler e intentó persuadirnos de que sin el carisma de esa persona, las cosas no hubieran ido tan lejos. Un marxista que hablaba mucho sobre la crisis del capitalismo y sobre las conexiones del gran capital prusiano, con la ascensión al poder de Hitler. Un intelectual, cuya esposa era psicoanalista, leyó con nosotros las “Fantasías Masculinas” (Männerfantasien) de Klaus Theweleit e intentó convencernos del admirable papel que tenían los cuarteles para cadetes prusianos.

No importa que variantes interpretativas fueran puestas por delante, una juventud en la Alemania del oeste, en los años 80 y 90, estaba continuamente teñida de oscuridad. Imperaba un bombardeo continuo de preguntas con una culpa monstruosa. En ese sentido ya podían nuestros padres decir mil veces que no les importaban los pueblos, las naciones, los madres patrias, la culpa era definitivamente nuestra. ¿Sino por qué nos hablaron una y otra vez sobre ella? ¿Por qué compraron los libros? ¿Por qué callan nuestros abuelos? ¿por qué sino, tantas veces se usa la palabra: alemán, en relación a la muerte? El ejército alemán, los campos alemanes, el Führer alemán, ¿la muerte alemana?

Hoy en día esa “pedagogía negra” es denunciada en todas partes. Personas tontas, con un entendimiento de moral pasado por agua, que se definen así mismas como “neo conservadores”, escriben para revistas académicas lustrosas: que lo “políticamente incorrecto” es lo nuevo “políticamente correcto” y que el Mainstream de los liberales de izquierda es totalitario. Se crean alianzas poco ortodoxas entre liberales, libertarios y fuerzas nacionalistas, que se hacen fuertes contra la supuesta “prohibición de pensamiento” y denuncian la “discriminación”. También cuando una casi diabólica lectora de noticias con un “una a veces puede decir…” timbre en la voz, alaba la organización de los juegos olímpicos el 36 (todavía no ha sucedido, pero pasará). Los idiotas nos llevan la ventaja.

Si alguien dijera ahora que eso radica en que las cabezas de ese debate, así como muchos alemanes de a pie aburridos de la historia, fueron apabulladas en la infancia con demasiados libros críticos sobre el Nacional Socialismo, yo le respondería simplemente: Nunca son demasiaos! El argumento de la Political Incorrectness que dice estar harta de los protagonistas de estos temas, es lo más estúpido, dependiente y descubierto. Ese “era tan enervante. Desde entonces no tengo ninguna gana de ver esa propaganda de la consternación” se escucha decir también entre los civiles comunes y corrientes con más frecuencia. No puedo leer lo suficiente a Freud, como me gustaría citarlo aquí.

Uno no tiene que ser un marxista para entender en él, el sentido de la escritura de la historia y ver que sus caminos confusos deben ser explícitos, para que las personas con corazón y entendimiento puedan decir: “¡Nunca más!” siempre. Basta con una pizca de honestidad consigo mismas. Si alguien viniera a decirme: “debe pasar algo bueno”, entonces le entregaría la biblioteca del horror de mi juventud y la despacharía con esas palabras que, también nuestros abuelos de un tiempo lejano al del “Pasado” dirán: “A caso me han hecho daño???”

Es cierto, nosotros queremos –contrario a lo que querían nuestros abuelos, que consecuentemente encubrían el pasado con el pasado- ser honestos: ¡A ocurrido de manera natural! Esas lecturas fueron lo más mórbido que uno pueda imaginarse. Me dejaron confiado en un caos sentimental entre la piedad y el placer voyuerista sobre la destrucción total. Lo mejor fue que tuve que enfrentarme muy temprano, precisamente con las emociones de mi ser. Noté pronto que llevaba la mugre conmigo. No solamente porque era alemán. Pero porque era alemán fui obligado a tener que hacer ese análisis. Ahora lo aprecio como un privilegio.

Si algo he aprendido gracias a ese privilegio de la historia de mi país, es que junto a todos los revisionismos y los intentos de minimizarla, también desde columpios deconstructivistas à la “Qué es un camino confuso? Están prohibidos. El que ya de niño se ha enfrentado de tu a tu con la dicotomía “bueno” / “malo” y noto que la frontera corría a lo largo de la propia familia, incluso dentro de la propia persona, es educadamente poco tolerante contra la intolerancia gloriosa de los explotadores de la tolerancia. El conoce al enemigo.

Entre tanto puedo imaginarme perfectamente que lo que pensaban mis padres cuando llenaron las estanterías con metros de guerra, huida y destrucción. Querían hacer de sus hijos personas decentes. Querían que nosotras también “aprendamos” algo de la historia, lo que Adorno frente a la contemplación de la catástrofe humana habría opinado o como en una cancioncita pacifista de Joan Baez, pero eso aquí no viene a cuento. Mis padres querían mostrarme, que uno no puede ver todo “así o así”, sino que  a veces sólo “así”. Y que las emociones del carácter que tenemos, deben preferir a los otros. A esos padres debería construírseles un monumento. Eso es para mí el verdadero conservadurismo.

traducción: Rery Maldonado

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He respondido a todos los test de Facebook http://superdemokraticos.com/es/poetologie/ich-habe-jedes-facebookquiz-beantwortet/ http://superdemokraticos.com/es/poetologie/ich-habe-jedes-facebookquiz-beantwortet/#comments Wed, 16 Jun 2010 16:24:39 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=173 Me llamo Sabine Scho y nací el 1 de septiembre de 1970 en Ochtrup -una pequeña ciudad cerca de Holanda-, no me gustó el jardín de infantes y superé la escuela primaria sin contratiempos. Terminé con el bachillerato dentro de los plazos estipulados y con eso pude haber elegido alguna carrera con números clausus, en lugar de eso me inscribí en Filosofía y Lengua alemana en la segunda mejor universidad, ya que la Academia de arte no me quiso y nadie le pregunto a Filosofía y Lengua alemana si me que querían.
¿Alguna vez quise ser poeta? Nunca. Probablemente no me he convertido en una, pero he escrito algunos poemas al parecer, ya que me han dado premios por ellos, aunque sean con una dotación pequeña y/o compartidos y becas, algunas fabulosas, pero pocas. Nunca pensé que los otros escribieran mejor que yo, pero los otros son mucho más trabajadores. Eso lo admito.

Mi madre le preguntó una vez a la maestra de la escuela primaria, si nunca nos daban tareas para la casa. La maestra perdió los papeles, diciendo que sí las teníamos, “pero yo no veo nunca a nuestra Sabine haciendo ninguna”, no es muy bonito cuando te tiran a la sartén de esa manera, pero no puedo recordar que alguna vez yo en la escuela haya destacado por haber hecho mal los deberes, lo que he olvidado es cómo los hacía. Entre tanto me temo que si, que era notorio que no los hacia, sino alguien me habría premiado ya por todos los libros no escritos. Uno se mantiene así, terco, en el premiar solo a los que todavía escriben libros. Eso me parece un poco injusto, a pesar de que no me siento inactiva- y además hay dos libros míos, publicados por kookbooks: Álbum y Colores, bonitos como la nada, bien escritos e ilustrados, que más quiere una.

El demonio de la auto sorpresa es mi acompañante pertinaz, cuando no me tortura con más que nuevos estudios de debutante. Preferiría sentarme al piano y tocarlo bien y solamente poder tocar el piano. Ejercitar debería ayudar. Desde que hay blogs, se ejercita y se debuta mucho, eso se me acerca y no lo llamo trabajo, a pesar de que he hecho cosas ya. También puedo buscar durante horas sinónimos y he respondido ya a todos los test del Faceboock. Visto desde todos los puntos de vista, en realidad soy una persona ineficiente, que se desperdicia y desperdicia su tiempo con placer. Si no juego World of Warcraft de mañana a noche es porque no puedo y el que hoy viva entre São Paulo y Berlín se debe a que puedo hacerlo y eso a su vez lo ocasiona un ser de fábula, que lo puede todo, todo lo que yo no puedo y eso es mucho, por eso lo ocupan y yo debo ocuparme conmigo misma, me interno en São Paulo, en lo que aquí todavía se lee y se ve. ¡Bom divertimento!

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