Arbeit – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Ego http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/ego/ http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/ego/#comments Thu, 30 Sep 2010 14:47:18 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2402

Garabateé como siempre muchas cosas en mi cabeza, en papeles, en el celular y en la compu antes de empezar a escribir esta despedida. No sabía si la mejor estrategia era hablar de lo que sentí durante todo el proceso de trabajo junto a ustedes, o si debía hacer un balance de la época, como un cronista calvo que da cuenta de los gritos que vienen desde la calle, desde mi cuadra. Dejar constancia de que acá, en el sur, las cosas se mueven como nunca para todos lados. Anotar que “la cultura de Buenos Aires explota y florece gracias a que las nuevas generaciones ya no tienen los miedos que nos aquejaron a los Superdemokráticos, a los que todavía nos sentimos obligados a subrayar la democracia, el feminismo, el reformismo, la libertad individual, sexual, de pensamiento, de prosa, de caminata nocturna sin militares sangrándonos como a nuestros padres, pero que sí debemos sufrir el peso de los dedos señalándonos, dedos amigos, vecinos, dedos dedeándonos”. De cualquier forma, no soy como ese mago enmascarado que revela sus trucos al finalizar el show, así que no estoy obligado a elegir tales recorridos argumentales, prefiero lo espontáneo.

Mi ego ha sido brutalmente golpeado en los últimos años por una serie de fracasos, de desaciertos y de pérdidas. En parte causas y en parte azares, me fueron llevando a una especie de estado de emergencia constante que me ha hecho transitar por terrenos de dudosa consistencia. Así que cuando los Superdemokráticos me convocaron para trabajar, por primera vez en mucho tiempo me sentí feliz, realizado, comprendido, y sobre todo, reconocido. No sólo me daban un ingreso económico que me permitía solventar algunos gastos mundanos imprescindibles, sino que a la par me regalaban la libertad de escribir lo que mis cojones cantasen. La mecánica era tan atractiva que parecía imposible: “Agustín, tenés que escribir como quieras sobre temas que conciernen a la vida contemporánea”…el sueño de un escritor hecho realidad…recordé inevitablemente a Bukowski cuando limpiaba las ventanas del LA Times pensando en la injusticia de que sus opiniones políticas hubiesen sido reducidas a un estropajo con vinagre y lavandina. Mis diminutas letras iban a ser leídas por tantos tan lejanos…realmente fui feliz…Pero la fugacidad parece ser el elemento común entre felicidades y sueños: camino por la calle con mi amor tomándome de la mano en un sepia perpetuo y brillante, los ojos, el tacto, el olor de la brisa primaveral recubriéndonos de cursilerías hermosas, y al segundo, la lámpara, el colchón, el techo corroído de Baires, la radio risa y la tele carcajada, el desamor, volver a la húmeda realidad de las calles a buscar un empleo honorable que haga sudar mi frente y llene mis bolsillos para poder vaciarlos más tarde.

Toda esta experiencia ha sido sumamente rica y novedosa para mí. Me siento como un tipo que se coló en un casamiento sin conocer a nadie: ¿viene de parte del novio o de la novia?…mmmmm…de la novia, soy el primo del sur…venga que ahora están saludando y seguramente desean verlo…no se haga problema, después voy….El sueño, insisto, siempre termina. Pero nadie puede robarme ya el recuerdo del vals, de los sanguchitos de jamón y queso, de elaborados platos calientes y fríos, de una carne chamuscada al amanecer, del culito antojadizo de una tía ya entrada en años. Alguna gente nos habrá descubierto secretamente, otros habrán visto en nosotros, en mí específicamente, a ese primo del sur, y algunos, muy pocos, seguramente otros colados como yo, se hayan reído o asombrado con la metáfora, con los chistes, con los excesos, con los momentos lacrimosos:

Éste es el último párrafo que escribo, lo sé mientras tipeo, golpeo las letritas y no quiero despertarme…ya no hay más texto en mi cabeza ni en la punta de los dedos…se va…se va…chau!…los quiero mucho…que no se corte!!!…muchas gracias Rery, Marcela, Nikola, en serio, muchísimas gracias!!!!!

¡Debes destruir las relaciones posesivas! ¡Mátalas! ¡Míralas como si ya no existieran!
¿Pero también debo matar a mis padres? – preguntó el novicio.
¿Quiénes son ellos para ser perdonados? – respondió el Maestro.
Y a usted, Maestro -dijo el novicio – ¿también debo matarlo?
El Maestro sonrió y dijo, “No te preocupes, no queda lo suficiente de mí como para que
me pongas las manos encima.”.

Las enseñanzas de Xu yun

Éstos fueron mis aportes a los Superdemokráticos:

1-Siempre fui un observador comprometido con las emociones
2-Las calles, nuevamente
3-17 de Octubre de 1945
4-Cuerpos digitales I
5-Cuerpos digitales II
Tensiones iluminadas
7-Telescopios y microscopios
8-La globalización es Internet

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http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/pointpointpoint/ Thu, 19 Aug 2010 18:27:18 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=936 El tema actual del blog es la pregunta: ¿cuál de los siguientes aspectos define la propia vida: “Trabajo, Familia, Activismo, Co-gestión, Música, Literatura, Formación…”? No sería muy difícil tomar las propuestas, relacionarlas conmigo y llenar el texto con hechos de mi propia biografía. Podría escribir que contemplo mi deber político como ayudar un poquito, lo justo como para no alisar la capa de silencio que está cubriendo en los últimos años la nueva dictadura alemana, sino levantarla ligeramente de vez en cuando. Podría remitir a mis textos y apariciones públicas, que muestran mi esfuerzo de hallar palabras claras para definir el rígido régimen comunista al que estábamos expuestos, y nunca hacerlo como si aquello que ocurrió en Europa del Este desde 1945 fuera sólo un desafortunado y finalmente inofensivo intento de mejorar el mundo, el cual simplemente debería pasarse por alto.

Podría escribir que lo más importante de mi vida son mi familia y mis amigos, porque nada más tiene sólo ese significado, el querer a otras personas y ser querida por ellos (en todas las facetas que un corazón humano puede entregarse).

Podría contar la historia de la beca de estudios que le financio a una joven vietnamita, o por qué era importante para mí eliminar una cortapisa, aunque no tenga la menor idea de cómo voy a pagar el año que viene mi alquiler.

Podría aclarar que considero la formación como un privilegio precioso que uno debe valorar y no despreciar desconsideradamente, porque, como siempre decía mi abuela, es la única posesión del hombre que nadie puede quitarte.

Podría hablar sobre la fortaleza de la literatura, y sobre cuánta esperanza cabe en una historia.

Todas estas respuestas me superarían, y serían con toda probabilidad justo lo que se esperaría de una autora parcialmente establecida como tal. Sin embargo, la verdad es que estas cosas son con toda certeza parte de mi vida, lo que mejor define mi vida del abanico “Trabajo, Familia, Activismo, Co-gestión, Música, Literatura, Formación…” son precisamente los puntos suspensivos al final de la frase.

Desde que vivo de la escritura, evito contarle a desconocidos cuál es mi profesión. Soy absolutamente vanidosa en lo que se refiere a mis creaciones y me puede escocer mucho que alguien no valore mis libros, pero no lo hago por esto. Es más bien por la sonrisa soñadora y romántica que suelen mostrar los demás cuando oyen que soy escritora. Algunos apoyan incluso la barbilla en su mano y suspiran admirados. Estoy cansada de aclararles lo plúmbeo que realmente resulta escribir. Que es solitario, agotador y obsesivo. Que la mayor parte del tiempo uno no está inspirado ni con ganas de ponerse ante el teclado, sino rodeado de dudas: sobre la disciplina, sobre la estructura, sobre el sentido. Pero sobre todo, sobre el valor. El valor de no catalogar las ideas propias como estupideces y ni paralelizar hacia nosotros mismos. El valor de encontrar la confianza en lo que uno hace, de evitar cada día la automutilación, de no entregarse sin resistencia a la procrastinación; todo esto tiene poco que ver con la diversión o el placer. Es un trabajo duro. Quizá el verdadero trabajo de un escritor.

Esta lucha contra las dudas, las debilidades y los miedos, es lo que verdaderamente define mi vida. A menudo es inaguantable. Esperar otra cosa sería falso.

Pero eso no puede contarlo nadie…

Traducción:

Ralph del Valle

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De pequeña quería ser detective http://superdemokraticos.com/es/poetologie/als-kind-wollte-ich-detektivin-werden/ Mon, 14 Jun 2010 21:13:47 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=260 Mi papá creció en el campo, nadando en el río. Hijo de padre japonés y madre ancashina, quedó huérfano en la pubertad y se marchó a estudiar a Lima. Era dirigente de Vanguardia revolucionaria en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos cuando conoció a mi mamá, muchacha limeña de padres muy católicos, futura ministra de la mujer y desarrollo social, estudiante de sociología también. Se enamoraron, no se casaron, mi abuela se enfadó, después de mi hermana nací yo. Mi hermana mayor es artista plástica y tiene una tienda de ropa, la menor está terminando el colegio. Yo escribo, me dedico a la fotografía, al video y dibujo cómics. Mi primer recuerdo es cuando me rompí la cabeza a los tres años jugando a las señoritas. La imagen se desvanece con un filtro rojo, la historia se cierra con ocho puntos. Luego, tempranos experimentos sexuales con niños y niñas, incluida una vecinita cuyos padres resultaron ser colaboradores del MRTA (organización terrorista que realizaba atentados y asesinatos en los ochenta), imprimían propaganda en la casa de mi amiga, que pronto desapareció del barrio. De pequeña quería ser detective, estrella de rock y mochilera. Era la mejor de mi clase hasta que me dio la poesía, me envolvió el insomnio, y me interné en la escena del rock subterráneo; entonces fui la segunda mejor. Trabajadora nocturna sin remuneraciones durante la adolescencia, desarrollé ojeras pronunciadas y una afición a la lectura como escenario furtivo de revelaciones que transformaban el voltaje de mi sinapsis, hasta convertirme en la autista popular que soy ahora. He residido siempre en Lima, en tres distritos, en tres casas y un departamento. Como buena poeta he hecho un poco de todo: trabajé vendiendo en una tienda de ropa (sí, la de mi hermana), en una librería, operando la cámara en una agencia de castings (sonría, perfil, el otro perfil, vuelva a sonreír, hace tiempo qué no piensa seriamente en la muerte), transcribiendo audio de entrevistas, corrigiendo textos y finalmente escribiendo (agradecería a dios pero no creo en él, además leer frase a continuación). En esta etapa de mi vida soy más selectiva, no tengo trabajo. Al menos no uno fijo. Escribía una columna de opinión en la sección cultural de un diario hasta hace poco, lamentablemente la cambiaron por un espacio dedicado al universo Marvel. Estudié dirección de cine y fotografía, he realizado cortometrajes y protagonicé una película que se estrena en julio de este año. A los 16 años conocí al editor de mis dos libros por casualidad, si acaso existe (mi editor). Me preguntó si yo escribía, quizás porque no decía nada, era tímida entonces. Ejemplo de paciencia y lealtad, esperó varios años hasta que le dije que sí, y nos pusimos manos a la obra. “Mi niña veneno en el jardín de las baladas del recuerdo” fue un éxito, oscuro, adolescente y con un diseño pop encantador y rosado, todas las niñas querían tenerlo. Tuve que presentarlo en Lima y Argentina y sentí ansiedad, terror y temblor. ¡Fobia social! Me sorprende que no me diera antes… Para “Indivisible” (2007) había superado el temor al público, desde entonces lo imagino desnudo. Actualmente estoy enfocada en crear una performance rock and roll dadá, en la cual terminare golpeando un poema contra el suelo hasta destrozarlo. También hago música y canto, mientras voy por la ciudad en mi entrañable bicicleta Lizzie Mc Bici.

No he militado en ningún colectivo u organismo político hasta la fecha, sirvo a la resistencia de forma independiente (aunque tengo un grupo entrañable de amigos que es una familia y un microclima). Siento y resiento que la cultura a gran escala se uniformiza, se simplifica, se empaqueta y se vende; pierde profundidad y capacidad crítica. Estoy de acuerdo con que los jóvenes somos la fuente de energía alternativa y renovable, pero creo que todos debemos mantenernos jóvenes, y con ello me refiero a llenarnos de impresiones y líneas de expresión, a encarnar la vida.

Sí fui mochilera durante un tiempo, al terminar el colegio viajé sola por varios países de Sudamérica, leyendo y escribiendo, jugando a que no tenía a nadie en el mundo o un lugar para dormir o algo para comer. Encomendándome a los desconocidos, al azar y los licores baratos. Aprendiendo que lo que robas a las grandes empresas lo pagan los pequeños empleados, que nada es importante, que nada es real y todos los postulados necesarios para lanzarse en paracaídas, desde una nave interior, a la amable realidad del hogar y ponerse a estudiar una carrera (estoy compartiendo algo muy íntimo, no lo lean en voz alta). El último destino de aquella aventura fue Cuba, porque quería comprobar que en una vida pasada fui una señora negra cubana, y era cierto, conocía todas las calles. No puedo decir lo mismo de Lima, que ha crecido vertiginosamente.

De alguna forma está mejorando, antes nadie iba al centro porque era sucio y peligroso, hoy es histórico y turístico. Hay una ola de orgullo nacional que ha impulsado la producción y el consumo de productos nacionales. La gente está obsesionada con la comida, y la cultura gastronómica es la única cultura que el gobierno promueve sin reparos. Soy feliz como canta Ismael Rivera, me gusta bailar y venero el sol. Por intentar ser invisible terminé transparente, mi corazón habla pero no puede tomar café. Me considero afortunada por haber crecido en un ambiente estimulante y tolerante, por la gente creativa y sensible que me rodea, los dones, la magia, el amor ilimitado y psicoactivo.

Mi nombre es Tilsa Otta Vildoso y tengo 27 años pero mis libros de poesía sólo dicen Tilsa.

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