aeropuerto – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Atrapasueños http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/traumfanger/ http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/traumfanger/#comments Thu, 16 Sep 2010 06:20:51 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1656

* La globalización llegó para mi de la mano del hipertexto, a través de la débil señal de un módem conmutado que hacía ruiditos nocturnos, interplanetarios. Yo estaba estudiando, y en ese entonces no me imaginaba que no sólo nunca iba a trabajar como periodista, sino que el tiempo, los microprocesadores y la globalización me harían sentir que estudiar periodismo fue como estudiar para operadora de telégrafos.

* En el dos mil uno, entre los tiliches peruanos y ecuatorianos en un mercado de artesanía en Sudáfrica, vi que colgaba un pequeño atrapasueños de plumitas naranja. Ese círculo sagrado repetido en cantidades industriales, moldeado en plástico y acrílico, llevado hasta sus más ridículas expresiones, era el que iba a invadir de forma viral las habitaciones de cientos de miles de adolescentes alrededor del mundo, tratando de detener en vano la pesadilla colectiva del nuevo milenio.

* En ese mismo año estaba siendo no-periodista, ya trabajando con gente de todas partes del mundo, tratando de entender las cosas que pasaban en San Francisco, en Seattle, en Porto Alegre, en Buenos Aires, en Bangalore… todo al mismo tiempo. Las cosas se empezaban a sentir diferentes. En los años siguientes aprenderíamos que tenemos más en común entre nosotros que con los vecinos del departamento de al lado, esa señora que insiste en hacer sus pagos en las oficinas centrales de la compañía de electricidad, y que hace la señal de la cruz cuando en las noticias mencionan al partido socialista.

* Todos mis amigos eran activistas. Juntos, estábamos en contra de muchas cosas. Años después nos daríamos cuenta de que estábamos de acuerdo en muy pocas. En aquel entonces hablábamos de la globalización y sus efectos devastadores, de la violencia económica, del crujir de las estructuras. Escuchábamos venir de lejos el rumor de una manada rabiosa e incontenible, una máquina que comía pobres y escupía sus restos, empacados y etiquetados para el mercado de exportación. Todas esas cosas iban a pasar, y más.

* La globalización encuentra su territorio transaccional en los aeropuertos. De tanto visitarlos, me han empezado a consolar sus convenciones gráficas universales de vaya para allá, siéntese aquí, de aquí no pase. Los aeropuertos y sus comidas blandas e inofensivas, su literatura uniforme, sus anuncios multilingues en el sistema de sonido. Este hombre de negocios que es igual a todos los hombres de negocios, esa niña que va de vacaciones a descubrir su verdadero destino entre los pobres de la tierra, esos viajeros que parecen siempre estar dormidos, esta señora tan silenciosa y sus hijos, acompañados por un oficial de la UNHCR.

* A veces mientras estoy cortando un pedazo de papel me doy cuenta de que no es del todo descabellado conjeturar que esas tijeras fueron hechas en china por el primo del chino que hizo estas otras tijeras. Este libro que me gusta a mi, que te gusta a vos en Alemania, también le gusta a algún tipo en Singapur que lo va leyendo en uno de esos trenes donde no roban carteras. Y me gustaría dar por cierto que anoche, cuando me desperté para abrir la ventana porque hacía mucho calor, había al mismo tiempo una mujer en Senegal o en Croacia viendo hacia el mismo punto en el cielo y pensando en mi.

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No-lugares y lo nuevo de Alemania http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/nicht-orte-und-neues-aus-deutschland/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/nicht-orte-und-neues-aus-deutschland/#comments Mon, 23 Aug 2010 15:34:08 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=901

Ultimamente mis amigos en Argentina me preguntan, con sonrisa pícara: „¿Que onda, que está pasando en Alemania? ¿Se están convirtiendo en una república bananera?“ Este repentino interés es algo nuevo. En los último años aquí nadie se había interesado demasiado por los problemas internos alemanes (y no había porque hacerlo). Cuando llegaron los reportes sobre la crisis económica en Alemania: A) no fueron tomados en serio o B) fueron objeto de mofa („bueno, ya ven, ¡así se siente una crisis!“). Tampoco me excluyo. Demasiadas veces tuve que escuchar observaciones arrogantes desde el norte, cuando informaba sobre Argentina, sobre todo luego de la crisis del 2001/02: „uh, todo lo que pasa por allá, en esos países, allá abajo“, siempre con el subtono de: a NOSOTROS no nos podría pasar algo igual.

Ahora de golpe los amigos recortan artículos de prensa sobre Alemania y me los traen. Un presidente renuncia ofendido. Un pulpo nos sirve de oráculo para predecir el futuro. El Euro está en peligro. Escándalos de corrupción en Ferrostaal y Siemens. Uno puede alquilar manifestantes y comprarse un carnet de conducir. La desgracia de la Loveparade en Duisburg (los organizadores se equivocaron en sus cálculos en un par de cientos de miles de participantes, hubo personas que fueron pisoteadas hasta la muerte). Alemania se robó el busto de la Nefertitis en Egipto y quiere quedarse con ella. Reactores nucleares con 30 años de antigüedad pueden seguir funcionando (a pesar de que probablemente el 98% de los alemanes se negaría a conducir un coche de la misma antigüedad porque no tiene Airbags).

Y bueno, ¿qué pasa en Alemania?“ Preguntan mis amigos o curiosos, y tengo que decepcionarlos. Alemania no será nunca una república bananera. Una república bananera está en el sur, llena de bellezas exóticas, un tanto corrupta y poco seria también. Alemania nunca estará en el sur y eso de ser exótico, no lo conseguiremos jamás.

¿Qué aspecto de mi vida es el determinante? Se me ocurren muchas respuestas, pero hay un aspecto común a todas: La ausencia. Como una ventanita pop-up, que uno puede cerrar rapidamente, aparezco en la vida de mis amigos en Alemania y en Argentina. ¿Cuándo estoy más de tres semanas en el mismo lugar? Volviendo a Buenos Aires después de hacer algún artículo en otro lado, muchas veces estoy – y no estoy. Me encierro a trabajar, hablo por teléfono. Soy tan libre como nunca lo hubiera imaginado. Y presa por esa ausencia que hace imposible lo que esencial en una vida: momentos compartidos con otros. Buenos y malos. La ausencia ha destruido amistades, un amor. Es una lamentación, que muchos no entienden, porque llevo una vida que a muchos les parece muy atractiva (la que yo también quería tener y muchas veces no puedo creer que sea mía). Pero olvidan que es un diseño de vida que sólo permite un tipo de par indivisible: Una persona y su laptop.

La ausencia me tiene en sus manos. Y esta falta de cotidianidad se concentra en no-lugares como por ejemplo los aeropuertos. Ahí me pongo en stand-by y dejo fluir los sentimientos que propician las inestabilidades en mi vida: la euforia y la melancolía.

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