Adán y Eva – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Adán y Eva en el Amazonas http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/adam-und-eva-im-amazonas/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/adam-und-eva-im-amazonas/#comments Mon, 12 Jul 2010 18:53:12 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=443 El Paraíso terrenal fue real y estuvo enclavado en el Nuevo Mundo. Así lo aseguró en el siglo XVII el historiador español Antonio de León Pinelo quien —basado en pasajes bíblicos— concluyó que Dios no halló mejor lugar para instalar su Edén que en la selva amazónica, compartida hoy por Bolivia, Brasil y Perú. ¿Quién pondría en duda las palabras de un historiador?

Los conquistadores pronto hallaron elementos que validaron la teoría. Encontraron en los loros, por ejemplo, la comprobación de la existencia de esos „pájaros parlantes” descritos en la obra de su compatriota. Se inició entonces una bola de nieve que creció sin frenos: los conquistadores creyeron en Pinelo, España creyó en sus conquistadores y Europa creyó en sus españoles. Y al final, durante todo el siglo XVII, el Edén se instaló en tierras sudamericanas.

¿Se imaginan a los morenos Adán y Eva devorando taitetús (cerdo de monte) con plátano verde y bañándose en los serpenteantes ríos amazónicos? O ¿intercambiando los frutos del árbol prohibido (ése, del bien y del mal) por hojitas de coca con los comerciantes andinos? ¿Quizás a Caín huyendo hacia Norteamérica tras asesinar a Abel?

Me seduce la idea, pero de seguro mi madre se suicidaría de corroborarse la idea de que sus antecesores fueron unos morenitos selváticos y no así esos rubios y exuberantes blancoides con cuerpos perfectos y estampa europea que están pintados en la Biblia de su cómoda. (Así es que mejor: shhhhhh).

Cosa rara los giros que da la historia, ¿no creen? En muchos casos nace de una voz, se transforma en un imaginario colectivo y termina convirtiéndose en una verdad histórica. Algunas mutan y desaparecen como en el caso del Edén sudamericano que terminó siendo vencida por la teoría científica que apunta a Africa como la cuna de la humanidad.

Pasa todos los días y con las cosas muy cotidianas: Que el sexo en una tina con agua caliente garantiza el no embarazo. Que hay más suicidios en invierno. Que a los masturbadores les sale un pelo en la palma. Que las tetas de Salma Hayek son falsas… En fin, si de temas se trata, hay de todos los gustos y colores. Depende de cada uno querer creerlas o desecharlas; pero también el crearlas.

¿Qué tal si nos proponemos dar vida a un imaginario desde Los Superdemokraticos? Difundirla por la web hasta hacerla una verdad inamovible. Propongo el de asegurar que las fronteras son dañinas a la salud planetaria. Y tú, ¿qué propones?

MORENADA MIX 2010

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Paraísos perdidos http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/verlorene-paradiese/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/verlorene-paradiese/#comments Fri, 09 Jul 2010 16:26:20 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=444 Porque ya sabía yo lo que iba a sucederme, intenté posponer lo más posible las páginas finales. Pero anoche no pude más y terminé de leer El arpa de hierba de Truman Capote. Siempre me pasa lo mismo: cada vez que termino de leer una novela (o de ver alguna de las miniseries que se han vuelto mi perdición) me sobreviene una suerte de melancolía. Tampoco se trata de ponerme dramático: es una vaga sensación de vacío que se me quita en cuanto lavo los trastes de la cena o suena el teléfono.

Pero esa vaga sensación de pérdida viene a cuento aquí porque el fin del relato me arroja a un presente que por un momento descubro sin sentido. Digamos que el tiempo de la narración es un tiempo histórico: avanza, va hacia adelante. Así, cada vez que termino de leer una novela o llego al final de una miniserie, experimento en pequeña escala lo que algunos han llamado el fin de la Historia, esa otra narración. Sí, por supuesto que estoy exagerando. Y por supuesto que a un gran libro se puede volver siempre, pero también hay que decir que eso no es consuelo: el libro se ha vuelto parte del propio pasado y se vuelve a él como se vuelve a un viejo lugar conocido: un paraíso perdido.

Eso no me pasa con la poesía. Un poema exige que se vuelva a él una y otra vez. Entristecerse porque se terminó un libro de poemas sería como entristecerse porque se acabó un disco. Ridículo. Un disco que podemos volver a poner cuantas veces queramos: tal es un libro de poesía. El tiempo de las canciones es el tiempo de los poemas: el tiempo cíclico, es decir, mítico, de lo que siempre vuelve. Por eso, en cuanto soporte, el disco me parece asombroso: hace suyo el tiempo cíclico: es circular: gira. Y uno pone siempre la misma canción.

Hace varios años leí con entusiasmo a María Zambrano: debo confesar que cada día me gusta menos. Sin embargo me sigue pareciendo fascinante su interpretación del Génesis. Para ella el pecado original es el haber caído en la trampa del futuro. Dice la serpiente: “…y seréis como dioses”. El asunto radica en el tiempo de la conjugación verbal. Adán y Eva caen en la trampa de la idea de un futuro mejor, es decir, en la lógica del progreso, y lo que pierden es la plenitud del instante, es decir, el paraíso. El tiempo se escinde: nace la noción de un futuro y por lo tanto un pasado. Tal es el comienzo de la Historia.

Sí, cada vez que termino una novela es el fin de la historia, pero también el comienzo: la expulsión de un paraíso. Y me encuentro una y otra vez en el mismo lugar: un presente vacío al que debo de inventarle un sentido para volverlo tolerable (nada que ver con la plenitud del instante), es decir, hacerlo ingresar en la historia, volverlo narración: ¡qué pereza! Entonces prendo la tele.

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