En casa de herrero, cuchillo de palo

Uno de esos refranes muy latinoamericanos. Un estribillo que se recita en cualquier parte, un mantra popular con un sinfín de equivalentes semánticos, en toda la paleta de registros que ofrece nuestro idioma. En los pregoneros de las calles detrás del Zócalo, al este del colegio mayor de San Ildefonso. Yo sólo buscaba una playera de Blue Demon, pero probablemente ese personaje, junto al Santo, son las únicas dos figuras que los mexicanos reconocen como marca registrada. No hay como encontrarlas. Todos saben quién las vende, un camino de vendedor a vendedor que te va guiando hacia la tienda, que tampoco las tiene. A más de media hora a pie del ground Zero de los Estados Unidos de México, en la Plaza de la Constitución. Ramilletes de policías en las esquinas al este representativamente más este de las tiendas de Cartier en Polanco, la ruta obligada de los buses de turistas. Dejamos Bolivia sin haber escrito ni un post. El último miércoles creíamos que el malestar era pasajero. A veces la altura le juega malas pasadas a la gente. El día de nuestra lectura en La Paz casi me quedé sin aire. Terminé sudando frío con un montón de gente al frente que no sé hasta donde fue capaz de entender nuestros chistes. Ahora ya estamos en México, hoy por la tarde llegamos a Guadalajara.

A mí los 3600 metros de altura ya no me pegan tanto, aunque desde niña tenga el problema –tampoco yo he nacido aquí- y sea cierto que ahora evito subir al centro los primeros días. En La Paz también prefiero no beber, me salé de mutuo propio, porque a mi cuerpo le cuesta mucho sobrevivir las resacas y esta vuelta con la Niko no hubo caso. El día que leíamos, de un momento para otro, tuvimos que interrumpir el camino que teníamos de la Zona Sur hasta el Instituto Goethe. Los 20 minutos en el taxi entre Obrajes y la Av. Arce traté de imaginarme cómo haría para desdoblarme. Para poder sacar de mi las dos voces simultáneamente. Cómo me hubiera gustado convertirme en la niña del exorcista para poder darle el carácter, la gracia, a los textos colectivos que hemos escrito.

Nuestros autores llegaron con la anticipación indispensable para que la lectura no empezara sin ellos. Ni caso de ensayar posibilidades. Fernando Barrientos intentó suplir la voz que me hacía falta para el proceso de convertirnos en las figuras que terminamos siendo normalmente en las lecturas de esta gira, escenificando el texto de Agustín Calcagno. Al final opté por hacerla sola y suplir el sexo con un poco más de culpa alemana. Fue una manera de vitar la confusión en el escenario del pobre Flaco, que no está familiarizado con nuestras partituras. Además mi madre se ha destapado como la peor fotógrafa de la ciudad. De todas formas y a pesar de todos los accidentes, compartir el escenario con nuestros autores en La Paz fue algo muy lindo y mejor aún conocer al día siguiente en nuestro taller el trabajo de Ernesto Martínez, editor pionero en formato digital con Ediciones Vínculo y copropietario de una de las librerías emblemáticas de la ciudad de La Paz, la Martínez Acchini. También familiarizarnos con el trabajo de “Desde el sur”, el portal que pretende constituirse en la voz de la diáspora boliviana en el mundo entero y por supuesto con Lulhy Castro, representante de la cartonera de Oruro: “Rostro Asado” y el colectivo de escritores y artistas que en esa ciudad pretenden apoderarse de el espacio público. Da mucha energía encontrarse con gente así, con los que piensan como nosotros, con las otras neuronas de este cerebro colectivo. Desde el cuartel general móvil de Los Superdemokraticos nuestros mayores agradecimientos a Michael Friedrich, director del Goethe Institut de la ciudad de La Paz, a Patricia Cuarita encargada del área de cultura del instituto. A nuestros autores Javier Badani, Fernando Barrientos y Richard Sánchez, así como al público que se dio cita para oírnos y participó al día siguiente en nuestro taller. La razón de este viaje es encontrarnos, románticamente hablando, con espíritus afines y en Bolivia, además de haber encontrado a nuevos amigos, hemos contado con la solidaridad de personas queridas que nos han ayudado a soportar y superar sin grandes aspavientos todos, todos los imprevistos. Muchas gracias La Paz, sin ustedes habría sido difícil llegar hasta aquí. El 2 de diciembre presentaremos nuestro libro y nuestro ebook en la Feria del Libro de Guadalajara.

En la maleta traemos a dos proyectos editoriales que nos enorgullecemos en presentar: Verbrecher Verlag, una editorial consecuente de la República Independiente de Kreuzberg y Ediciones Vínculo, que con su catálogo de literatura contemporánea es una puerta al mundo para la literatura boliviana.

no más comentarios