Historia – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Voyerismo en pantuflas http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/voyeuristen-in-hausschuhen/ Mon, 02 Apr 2012 18:16:18 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=6330

www.oscarseco.com

Hola a todos. Estamos a día primero de abril, corre el año de 2012, hoy empezamos a retransmitir desde el cronotopo cero para la gente que todavía pueda leernos alrededor del mundo. Muchas cosas se han dicho de este año. Todos los indicadores lo anuncian difícil y lleno de cambios bruscos. En muchos sentidos nadie sabe que es lo que va ha suceder ni qué es responsable de lo que vendrá.

Ahora sabemos que desde los años ochenta y a medida que se acercaba el cambio de milenio en el sol lluvias de fuego se sucedían cada vez con más frecuencia. Hacia 2007 los diarios empezaron a hablar sobre ellas, como una nota curiosa en las páginas de entretenimiento. Lo único que sabemos es que a medida que entramos en la nueva era la furia de las tormentas en el astro rey convierten las noches de algunos lugares de la tierra en un espectáculo natural inexplicable. El cielo se enciende, el ocaso arde literalmente y luego una humareda naranja llega a envolver ciudades enteras o amplias regiones en el desierto y en la selva en una penumbra brillante. También las ondas electromagnéticas de la tierra se alteran después de estos espectáculos y forman nudos en el subsuelo. Bultos que con el tiempo crecen, alimentándose de la contaminación eléctrica y las ondas en el aire, de las microondas. Las manchas se expanden lentamente. Algunos doctores han empezado a hablar de geopatias agravadas por la sobresaturación de microondas, pero la opinión pública apenas conoce estos estudios. Todavía no se ha reconocido oficialmente  la existencia de estos gigantescos cruces Hartman, solo en la red pueden encontrarse documentos que los aluden. Oficialmente la salud pública ha atribuido el cáncer y el alza de las enfermedades mentales al sedentarismo solitario del nuevo sistema de producción, una mala alimentación y la sociedad moderna. No reconoce que haya una relación entre estos desajustes y la contaminación tanto del suelo como del aire a través de las microondas que transmiten las antenas gigantes que se han construido en las ciudades.

La nueva tecnología afecta el medio ambiente, algunas especies mueren aceleradamente, otras mutan y el Internet, desde donde nosotros transmitimos, es el único lugar al que recurren los conspiranoicos para intercambiar información. Algunos gobiernos consideran a estos sujetos altamente peligrosos, ya que gracias a ellos y sus aportes intelectuales a la red, las personas tienen acceso a poder mirar detrás de bambalinas. De ahí que los expertos crean ahora que la gente no estaba preparada para enfrentar emocionalmente la quinta dimensión abierta por la revolución tecnológica de finales del siglo XX. Ya empiezan a implementar leyes para controlar la realidad virtual. Leyes cada vez más duras para regular “la ficción” en la vida del ciudadano medio.

El orden establecido siente pánico ante la idea de que se descubran las verdaderas razones de las epidemias y su directa relación con las nuevas tecnologías. Eso pondría en tela de juicio todo nuestro sistema productivo. Temen que la opinión pública pierda el interés sobre los objetos y se concentre en las consecuencias, las ganancias o las perdidas que involucran la adquisición de los aparatos. Peor aún, temen que se ponga en tela de juicio la verdad que divulgan los medios masivos de comunicación a través de esos aparatos.

Aunque nadie menciona la palabra información, el discurso oficial gira en torno a la “ficción”, los conspiranoicos piensan que la verdad detrás de las leyes de derechos de autor y de protección al consumidor se esconde la intención de controlar el acceso a la información de la mayoría de los usuarios y de las personas. Acabamos de salir del marzo negro, en occidente los ataques ciberterroristas están a la orden del día y las filas de los conspiranoicos crecen aceleradamente. Es la reacción natural al estado de shock al que nos han llevado los cambios sociales, medioambientales, morales que ha traído consigo la nueva era.

Mientras tanto nosotros, voyeristas en pantuflas, seguimos transmitiendo, colocados y dubitativos,  desde nuestra sala de máquinas en el cronotopo cero. Esta vez sin un duro, pero con la misma idea. Hacer un catálogo bipolar sostenible de mirones repartidos estratégicamente en el globo terráqueo.

Buscamos crónicas literarias de los acontecimientos. Relatos subjetivos de testigos, que nos permitan acceder al hardwer de esta inmensa Matrix, mientras nos lo permitan la SOPA, ACTA, SINDE, PIPA, etc., etc. y en el tiempo que queda hasta que se cumpla la profecía de los mayas.
Bienvenidos…..

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¿Qué tan alemana soy? http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/wie-deutsch-bin-ich/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/wie-deutsch-bin-ich/#comments Fri, 30 Sep 2011 10:07:22 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5178

Paisaje de la Alemania central en difuminación.

Soy alemana Este adverbio me suena absolutamente normal, lo tengo que poner en formularios, eso dice mi pasaporte, me define. Pero cuando pienso en lo que hay de alemán en mí, comienzo a cavilar. Desde ya, llevo dos semanas pensando en lo que podría escribir al respecto. Sobre Alemania, sobre mi país. ¿Mi país? ¿tu país? ¿ningún país? ¿el país de quién?. Mis antepasados vienen de Bohemia, de donde viene la pilsen, hoy es una parte de la República Checa. ¿Soy alemana porque me gusta ser puntual? Los finlandeses también lo son. Como col con gusto, pero los coreanos también. Además me gusta el Döner Kebap, una comida con antecedentes migratorios[1]. Vivo en Berlín y amo esta ciudad, pero Berlín no es Alemania. Los restos del muro, los veo camino a la estación y recuerdo cómo de niña viajaba de la RFA hacia Berlín occidental por las vías de tránsito permitidas por la RDA en un Opel Kadett con mis padres (“desde hace poco tiene un Opel”[2]) y cómo podía mirar la puerta de Brandeburgo en el oriente, desde la plataforma de observación puesta en occidente. Allá en el oriente, aún en el verano de 1990 y sobretodo en el campo, se saludaba a los hermanos y hermanas alemanes con : “café y tortas gratis para los Wessis[3]”. Que lindo ¿cierto? Alemania no es precisamente famosa por su hospitalidad.

Como alemana ¿Quién soy yo? Me tengo que mirar desde afuera, siendo parte de una „cohorte“, como dicen los sociólogos. Desde allí me percibo a mí misma como poscolonializada por las potencias de liberación después del 45.

En la clase de historia de la escuela aprendí en gran parte sobre la Revolución Francesa, la Revolución Industrial en Inglaterra, la Guerra Civil de Estados Unidos y las dos guerras mundiales, iniciadas por Alemania, en especial sobre el Tercer Reich, el Holocausto y los exterminios en Rusia y en Europa oriental. A los 14 años yo miraba en los libros de historia fotos de las montañas de cadáveres en Auschwitz, que se exponían en lugares públicos para la „reeducation“ del pueblo alemán. Como colegiala  hablaba con mis abuelos, que recordaban ver a los trabajadores forzados marchando y fueron ellos mismos prisioneros de guerra, y quienes se reprocharon a sí mismos en los 80´s, con la culpa más grande de su vida, no haber hecho nada en contra de la Alemania nazi y haber permitido esta dictadura mortífera y sin respeto por la dignidad humana. Yo pensaba: soy hija de sobrevivientes, de sobrevivientes simpatizantes de los nazis. Mis padres se ponen agresivos cuando hablo así. Pues mis abuelos eran, naturalmente, buenos simpatizantes. Yo viajé al terminar el bachillerato a Israel, con una amiga judío-alemana y otra alemana-originaria, que confundían con una judía. Hablé con trabajadores ingleses de los Kibutz, con “partypeople” israelitas en Tel Aviv, con vendedores árabes en el mercado en Acre y con peregrinos en un hostal cristiano en Jerusalén. Y pensé: como alemana ¿es la ausencia de paz aquí, culpa mia? En el extranjero muchos piensan que soy de Sudáfrica por mi fuerte acento al hablar inglés. Negar la germanidad es a veces muy agradable. Sobre todo cuando me ponen una cerveza al frente para el desayuno. Ya me ha pasado.

Y si ni siquiera sé quién soy yo como alemana, ¿qué es Alemania para mi y para otros?. Muchos dicen que marca un ejemplo de “superación de la historia” y en la memoria colectiva sirve para no olvidar que el patriotismo se puede convertir rápidamente en arrogancia nacional. Otros quieren volver a vivir su alemanidad normalmente, desde el mundial de 2006 se ve la bandera nacional incluso en los rostros, como maquillaje. Por otra parte hay quienes quieren definir una nueva identidad mutli cultural, condimentada y enriquecida por la perspectiva de los inmigrantes, pues hoy en día un quinto de la población alemana tiene antecedentes migratorios, como se le denomina, pero que los “implicados” quisieran re-componer en antecedentes vibratorios.

Nosotros habemus Papam, tenemos un ministro de Relaciones Exteriores gay y una canciller federal, nuestro liberal ministro de Hacienda fue adoptado de niño, sus verdaderos padres eran refugiados vietnamitas. Atención: ¡diversidad! El estado de bienestar está en muy malestar, la desigualdad social aumenta, la Eurozona esta en crisis. Atención: ¡precariedad! Y yo ya no se nada. ¿Es esto alemán, global o da igual? Cuando miro por la ventana veo hojas marrón en el piso y me doy cuenta de que viene el otoño. En otros lugares empieza la primavera. Y el sol brilla para todos. A veces más y a veces menos. Pero nunca en los colores nacionales. „Alemania somos…“, escribió el poeta Heinrich Heine en 1833, „nosotros mismos“. Y de esto no cayó en cuenta sino hasta que se miró a sí mismo desde la distancia, en el exilio en París. Tal vez esto es muy alemán, tomar distancia crítica de sí mismo. Y cuestionarlo todo…

Traducción: Natalia Guzmán Díaz


[1] Migrationshintergrund: antecedentes migratorios. Término acuñado por el instituto oficial de estadísticas que define a todas las personas que han migrado a Alemania después 1950 y sus descendientes, si los tienen, hayan nacido estos con o sin la nacionalidad alemana.

[2] Dicho popular en los 80s. En alemán moco y Opel riman (Popel/Opel) y al parecer fue un carro que por su costo y accesibilidad circulaba por montones por las calles alemanas.

[3] Wessi : viene de la palabra alemana West, oeste. Se usa despectiva y cariñosamente para definir a los que vienen del Oeste de Alemania. Se opone a Ossi, Ost, del este.
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también nosotros somos el pueblo… http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/wir-sind-auch-das-volk/ Tue, 13 Sep 2011 17:51:07 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=5111

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El mismo cholo con otro poncho http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/derselbe-cholo-in-einem-neuen-poncho/ Fri, 22 Jul 2011 10:44:22 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=4521 Del Incario al PluriMultiEstado.

El curioso caso del Estado boliviano es digno de estudio minucioso: con lupa y con telescopio. Entiéndase por Estado el sentido amplio de la acepción, en sus dos vertientes: la organización política de las principales instituciones nacionales y subnacionales, por una parte, y el desarrollo histórico de la situación de su población.

Convivimos los mismos de siempre, sobreviviendo a la usanza criolla, con matices milenarios según el origen de cada cultura individual. Cómo estás, compañera, nos saludábamos en tiempos republicanos. Cómo anda todo, hermana, se pone de moda multicolor de wiphala. Como mujeres dejamos un poco de ser esclavas del Inca, para ganarnos los derechos geniales de: además de coser, cocinar y lavar, salir a trabajar desde vendiendo choclos calientes, al lado de un moderno microbasural maloliente afuera del mercado, hasta ser invisibles e innatas trabajadoras del hogar, que el sistema impositivo obvió de la emisión de facturas, para evitarle al sistema pagarnos un sueldo.

Divertidísimo esto de los derechos humanos de las mujeres. Siempre. La misma chola con otra pollera, dice un adagio nacional, producto de la viveza machista criolla que enseguida crea un estigma para ocultar el embrollo.

En el Imperio, la Audiencia de Charcas, la República inacabada y ahora el Estado Plurinacional de multilingües y pluriculturales, siguen mandando las intangibles propiedades del dinero por encima de las personas y, lógicamente, las cosifica para mantenerlas bien compartimentadas en el lado de la oferta y la demanda, sin que importe qué quiera ser, a qué le gustaría dedicarse, qué la hace feliz. Y las mujeres, aquí, peor que nadie.

¿Por qué habría de ser distinto si tradicionalmente sabemos que la collita lloriquea por todo y a la cambita todo le viene bien? La violencia, aceptada como “siempre ha sido así”, pone las cosas en su sitio a punta de improperios, golpes y canalladas.

En el país de Evo, el presidente es el mismo cholo con otro poncho. ¿Recuerdan que en primaria nos enseñaban que la población boliviana se repartía entre criollos, mestizos, cholos, indios y negros? ¡Ahora resulta que es peyorativo referirse a conceptos, que se tachan de malas palabras, cuando refieren culturas diferentes! Claro, culturas que tienen en común clases sociales, seguramente, pero lo más común que tienen nadie lo quiere ver y es la igualdad de imposiciones sobre las mujeres. Nosotras sí que sabemos convivir con códigos a los que no les faltan barritas: nos ocupamos de la familia, tenemos hijos y los acompañamos hasta su mayoría de edad y más, vemos la alimentación, la salud, el abrigo; salimos a la calle por el sustento y todavía, somos cada vez mayor el número de jefas de familia. ¡Y también nos insultan, nos pegan, nos desconocen los hijos, nos arrastran por una asistencia filial como si nos hubiéramos acostado con el Espíritu Santo!

Caserita, vendeme mandarinas, por favor. Caserita, comprame mandarinas, por favor.

Pecadillos no nos faltan: nos separa alguna envidia, por cómo nos vemos o si a alguna le toca mejor suerte, pero convivimos con las mismas angustias, las mismas inestabilidades, las mismas sospechas, las mismas preocupaciones. La economía familiar se reduce al Indice de Precios al Consumidor y arreglate como podás, mientras que la otra economía, la que importa a metales, bolsas, ficción y millones está en titulares y bocas de las minorías que nos dominan por lo que no es, acullicando mayorías.

No sé si me dejo entender, en el país de Evo nada se ha transformado, como tampoco se ha dejado de pagar en Estados Unidos las deudas que contrajeron los acusados de liberales y republicanos, según repitieron los que roban con socialismo, patria o muerte venceremos. Convivimos casi silenciosas con la común misión de reproducir la especie y nuestro sentido común, sin hendija suficiente aún para que explote como el volcán más maravilloso el color eufórico de nuestras mejillas indignadas y sonrientes.

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„¡Feliz navidad, hermano maradoniano!“ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/%e2%80%9efrohe-weihnachten-maradonianischer-bruder%e2%80%9c/ Mon, 13 Dec 2010 10:58:41 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3387

Boda en Navidad: Las parejas prometen llamar a sus hijos varones „Diego“ con el segundo nombre.

Me gusta festejar navidad dos veces al año. La primera vez con la Iglesia Maradoniana: El día 30 de octubre nació Diego Armando Maradona, Jesús y redentor de muchos fanáticos del fútbol en Argentina. La segunda fiesta acontece el 24 de diciembre, el día del cumpleaños del Jesús tradicional.

Al principio todo fue un chiste. „Feliz Navidad“, dijo Hernán Amez un 30 de octubre, cuando llamó a su amigo Alejandro Verón por teléfono. „¿Navidad?“ le preguntó este. „Bueno, pensá, ¿quién cumple hoy?“, contestó Hernán, colega reportero de deporte en la radio. Alejandro entendió en seguida: „¡Feliz navidad, hermano maradoniano!“ Entre estos amigos y otros, fundaron la Iglesia Maradoniana. Compraron vino de misa, rezaron el primer „Diego Nuestro“ y fijaron los diez mandamientos de la Iglesia Maradoniana. Desde entonces los discípulos maradonianos cantan cada año el „Ave Diego“, decoran un arbolito de Navidad con bolitas que tienen pegadas encima unas fotografías del Diego, comen pizza y toman cerveza.

„La idea es honrarle a Maradona y difundir sus milagros. No queremos que recién se le rinda homenaje cuando esté muerto“, me explicó Alejandro Verón cuando visité la fiesta navideña de la iglesia futbolera por primera vez. „Somos casi todos católicos. El Dios cristiano es para nosotros el Dios de la razón, el Diego es nuestro Dios de los corazones.“ Alejandro da el ejemplo de su hermana Jaquelin. Se casó tres veces: Una vez por civil, una vez por la iglesia convencional, y otra en la maradoniana. Jaquelin y Mauricio se juraron fidelidad en una cancha, con las manos apoyadas en una pelota, y leyeron de la Biblia Maradoniana, la autobiografía de Diego Maradona.

Arbol de navidad en un shopping de Buenos Aires. Quien cree que se puede escapar del quilombo navideño con un viaje a Sudamérica, se equivoca.

Mi segunda navidad se festeja el día 24 de diciembre y es mucho menos exótica. Es que la mayoría de las tradiciones navideñas en Argentina tienen sus raíces en el hemisferio norte y fueron importadas por los inmigrantes. Aunque no caben con el clima del continente: En Argentina diciembre es verano. Puede haber 35 grados a la sombra, pero en todos lados se ven arbolitos de plástico con nieve artificial. Se sirve comida pesada (puede haber hasta un ganso de navidad). Se escuchan canciones en las cuales se canta sobre la dulce nieve. Y trabajdores temporarios sufren detrás de una barba blanca y debajo de un tapadito rojo en un mini-sauna unipersonal. Hay algo raro en esta convivencia de tradiciones invernales con un clima sofocante de verano. A pesar de esto, las familias católicas depositan sus regalos debajo del arbolito decorado (en el noroeste de Argentina vi también unos cactus decorados, por falta de coníferas). A medianoche la gente se comporta como si ya fuese fin de año: Hay champán y los perros se esconden debajo de las mesas, asustados por los estruendos de los petardos y fuegos artificiales. Por cierto, para fin de año el programa no es muy distinto. Comida con la familia, luego champán y petardos a medianoche.

PD: Se dice que hubo turistas que en sus guías buscaron la dirección de la Iglesia Maradoniana y tiran el libro en la esquina cuando no la encuentran. Ojo, ¡alerta de malentendidos! La Iglesia Maradoniana no es un edificio de piedra y argamasa. Es una unión de fans entusiastas. ¡Ni más ni menos!

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Itinerario http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/reisefahrplan/ Wed, 08 Dec 2010 19:07:15 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3371

Desde la cama se ve la humedad que acaricia el cristal de la ventana del cuarto en el despertar del día. La nieve quiere entrar a saludar, solo la frena el calor de la calefacción. No he dormido más de cuatro horas. Muchas ganas de levantarme no tengo, pero sin visa en el pasaporte sería todo mas complicado. Los diez pasos hasta el baño, la pasta y el cepillo de dientes, una cepillada rápida, la sensación de limpieza me llevan a ducharme, prolongando así el éxtasis y quitándome los olores del ayer, un ayer hostil. Todo esto con una buena canción para empezar el día y tomarme el primer vaso de agua. Los pensamientos se van convirtiendo en acción. Salir de la cama, los pasos, Bugge Wesseltoft con It’s snowing on my piano, la ducha, la toalla, el agua: la tranquilidad de las pequeñas cosas que apaciguan el alma. El reloj en cambio, no parece muy tranquilo y anuncia que ha pasado media hora. Has necesitado quince minutos más, para algo que deberías haber hecho en diez. No hay café. ¡Apúrate! ponte el pantalón más lindo con la camisa más linda, bufanda y abrigo. Hay que causar una buena impresión. No dejes de coger los papeles que dejaste preparados ayer y rectifica que estén todos nuevamente. Baja las escaleras corriendo, pero no te caigas, que no es momento para accidentes. Aire frío. Los pasos se van hundiendo en la nieve, ojala no olviden regar las piedrecitas que evitan que caigamos al suelo constantemente. ¿Tendré todos los papeles? La estación está a no más de cinco minutos. Caminar por Neukölln tiene su encanto. Por sus calles se pasea un  surrealismo derrotado que a mi me invita a rebelarme y es que Neukölln ostenta un barroquismo hiriente.

Andares.

Ya a las ocho de la mañana la panadería turca en la esquina de Selchower Straße, tiene unos cuantos inquilinos. Luego del acostumbrado hola con sonrisa tomo mi café y salgo rápido dirección Hermannstraße. Cien metros más allá, después de doblar a la izquierda ya estoy en el metro que llega en dos minutos. Cuando viajas en el metro ves la ciudad distinta, se ve en la mirada de su gente, en el vaivén de sus cuerpos, unos contra otros. La ves en el controlador de la BVG, el que no tiene Ticket, la muchacha que se va a la universidad, el tipo elegante y el montón de almas que ya no se amontonan frente a las puertas del purgatorio, sino frente al la puerta automática del Metro. En la Osloer Straße cambio de Metro al U-9 hasta la Amrumer Straße, dos estaciones más y ya casi llego. Un cartel anuncia la proximidad de mi destino: Ausländerbehörde nach rechts.

El edificio no invita a entrar, pero hay que hacerlo. A pesar de todo llegue trece minutos antes, así que puedo buscar la oficina con calma. Me oriento en los pequeños mapas que indican adonde debo dirigirme. Segundo piso a la derecha. Me siento en el primer salón de espera a mi izquierda y espero que en la pantalla salga mi número, por suerte tengo una cita que demoraron dos meses en darme. Saco el libro de turno, esta vez le toca  a la mil veces releídas Antología poética de Benedetti. Lo abro al azar y Benedetti me saca una sonrisa: me está pidiendo que no me salve. Como si fuera tan fácil… Se me acerca un hombre que debe tener entre 30 y 35 anos. Me pregunta si allí es para la B, le digo que si y se sienta a  mi lado. ¿Y tu de dónde eres? – me pregunta. De Cuba – respondo. ¡Oh, Cuba! Che Guevara… ensaya una sonrisa. ¡Bonito país! – agrega. Aunque yo no me pensaba nervioso, mi rostro parecía decir lo contrario, pues mi nuevo amigo continuo diciendo: No te preocupes, a los cubanos seguro les dan visa. Yo en cambio vengo del Líbano, a mi me hacen sudar más.

Un sonido me indica que un nuevo número será llamado. Es el mío. Me despido con una sonrisa y camino a la puerta 264. Benedetti me sigue diciendo que no me salve, que no me reserve del mundo un rincón feliz. Controlo mi rabia. Toco a la puerta y entro.

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Bertolt Brecht Roadkill (crónica berlinesa en 6 actos) http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/bertolt-brecht-roadkill-berliner-chronik-in-6-akten/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/bertolt-brecht-roadkill-berliner-chronik-in-6-akten/#comments Mon, 29 Nov 2010 10:59:42 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3245

1. Berlín, pulquería

Hace un par de semanas me invitó a cenar Nikola Richter, en su bello apartamento de Kreuzberg. Niko, además de ser una escritora de excelencia, es una chica alemana que estudia el violín para jazz y que conduce diversos proyectos culturales con la destreza de una atleta del logos.

Aquella noche, antes de sentarnos a la mesa, le dije a Niko que Berlín se había convertido ya, con la rapidez y violencia de un relámpago, en la niña mimada del parnaso de mis lugares favoritos. A lo mejor a Niko esta afirmación le pareció prematura, pero de cualquier modo la aceptó con una sonrisa, mientras echaba los calabacines a la sartén previamente marinada.

La pasta estuvo deliciosa, casi tan buena como la conversación. Comentamos muchísimas cosas: desde algún elogio por las editoriales alternativas argentinas (como Clase Turista), hasta las más íntimas y reveladoras impresiones que nos causaron los diversos colaboradores de Los Superdemokraticos: sí, de acuerdo con Luis Felipe Fabre, no hay nada más sabroso que el chisme literario, así que procedimos al deleite sin cargos de conciencia.

Una noche antes habíamos bebido unos cuantos mezcales en La Pulquería de Kreuzberg, frente al Görlitzer Park. Yo venía de haber hecho un viaje de casi 20 horas, entre escalas y esperas aeroportuarias, pero decidí incorporarme al alegre grupo y emborracharme antes de dormir. Así, pensé, aprovecharía también para mostrarles a todos el amuleto que había adquirido un par de semanas antes, en Buenos Aires: un gorila de plástico que saca fuego por la boca y prende su mirada de infrarrojo.

Era todo felicidad mientras les encendía sus Gauloises a mis nuevos amigos. Todos se mostraban cautivados por el fuego del mono mágico. Sobre todo una chica llamada Aline-Sophia, que también aseguró estar enamorada de los delfines.

2. Lucullo, el proceso

Al escribir ejecuto un crossover. Paso de un lenguaje al otro. Soy un narrador oral que viaja desde sus mentiras hacia el texto.

Sobre la página veo morir lo que antes inventé. Y ese cadáver es lo que algunos llaman literatura.

Cuando me preguntan por qué comencé a escribir, tengo dos, o incluso tres historias como respuesta. Depende si estoy en un bar, o en una librería. O si me lo pregunta una periodista. Elijo el relato a partir de mi entorno y humor del momento.

El lugar donde se originó mi amor por la poesía, le cuento a Nikola, mientras hundo mi tenedor en los Zucchini Pesto, se encuentra diseminado por la ópera en verso llamada “El proceso de Lucullo”, de Bertolt Brecht.

A los diecisiete años participé como actor en dicha pieza, con el grupo teatral del colegio. Mi papel era el de la “voz lívida”, que era una sombra acosando la conciencia del general romano, Lucullo, quien está a punto de ser enjuiciado en el Inframundo. La voz lívida, una sombra ataviada en la onda de Brandon Lee en El cuervo, le explica al público la dimensión del daño que el dictador le ha ocasionado a su pueblo. Habla en forma metafórica, elíptica, desplegando un espeso halo de misterio, mientras los personajes, miembros del jurado inframundano, se van desprendiendo de un friso triunfal.

Es muy curioso, muy raro, pero nadie, entre mis conocidos, leyó jamás esta obra de Brecht. Ni siquiera los más brechtianos entre los brechtianos. Alguno incluso llegó a sugerirme que quizás la directora del grupo estudiantil había confundido al autor y que así habríamos terminado montando la obra de otro. Una amiga actriz, más atrevida, escéptica, e incrédula, me dijo que a lo mejor todo se trataba de una farsa, no del todo infrecuente en el mundo teatral: una obra escrita por la misma directora, quien nos habría dicho que la pieza era de Brecht por una extraña suma de timidez, oportunismo y vergüenza.

Recuerdo haber hecho varias búsquedas en Google los últimos años, siempre infructuosas. Escribía “El proceso de Lucullo” y nada, cero resultados. A veces escribía “El proceso de Lucuyo” y el vacío era todavía más inconmensurable. Incluso había llegado a pensar que esta obra en realidad nunca existió y que mi mente la había inventado sólo para darle un origen prestigioso a mi momento iniciático en el arte.

A Nikola esta historia le pareció fascinante y me propuso que visitáramos la casa de Brecht y luego su tumba que está en el cementerio justo enfrente de su antigua residencia, en la calle Chausseestrasse. Le respondí con entusiasmo que sí, que teníamos que hacerlo lo antes posible, ir por allá, preguntar, tomar fotos, y aprovechar para escribir una crónica sobre la búsqueda de esta ignota obra de Brecht.

¡Ese sería un texto perfecto para Los Superdemokraticos!

3. Fotos en Görlitzer Park

La mañana del viernes 12 de noviembre de 2010 tuve  una cita con el fotógrafo Ekko von Schwichow, para hacer una sesión de fotos en el Görlitzer Park.

La noche anterior había hecho mi presentación en Latinale. Leí varios poemas, quizás no mis preferidos, pero salí bien librado. Pese a ser un veterano de las lecturas públicas, esta vez estaba mucho más nervioso de lo normal e incluso confundí el orden de las páginas que leería, lo cual me obligó a interrumpir la lectura del que quizás era mi mejor poema. Me había tocado abrir el evento, frente a un expectante público en el auditorio del Instituto Cervantes de Berlín.

Al verme llegar al parque, Ekko me preguntó cómo me había ido con la lectura. Preferí no contarle los detalles y lo resumí todo con un clásico “bien, muy bien”.

Ekko von Schwichow ha hecho retratos de Haruki Murakami, Susan Sontag, Jean Baudrillard, Umberto Eco y Henning Mankell, entre muchos otros, pero yo no lo sabía antes de la sesión. Mi ignorancia me resultó útil, pues me permití posar con total desparpajo, moviéndome con cierta audacia (si tomamos en cuenta la cruenta resaca) por los parajes del final del otoño berlinés.

Al finalizar la sesión, Ekko me comentó su pasión por la obra de Brecht, a mansalva, sin motivo aparente. Esto no me pareció extraño, ni místico: dada la popularidad de la que goza el dramaturgo, sobre todo en Alemania, el gusto por Brecht es algo más bien natural, así que simplemente aproveché la sincronía para preguntarle si conocía la obra teatral titulada “El proceso de Lucullo”.

Al igual que todos, Ekko respondió con una negativa.

4. Rery, Superdemokratica

El pasado es una fotografía polaroid del futuro. Y el presente eterno es el movimiento de la fotografía en nuestras manos, mientras se va revelando.

Cuando conocí a Rery Maldonado (la otra Comandante de Los Superdemokraticos, junto a Niko) sentí como si me encontrara con una habitante de mi futuro y de mi pasado, presentándose en tal simultaneidad. El arquetipo de la mujer guerrera que me cuida sin razones, ahora en una versión boliviana-alemana. Un dulce, un caramelo de cianuro anarquista.

Rery se fue a Bolivia al nomás terminar Latinale, así que me dejó prestado su apartamento, también en Kreuzberg. Un apartamento lindo, espacioso, lleno de libros, donde comencé a buscar las obras de Brecht, para luego irme desviando por las diversas maravillas que me encontraba, desde Tres tristes tigres, hasta una primera edición de Entre la piedra y la cruz, de Mario Monteforte Toledo.

Al instalarme en lo de Rery, lo primero que hice, como siempre hago, fue intentar conectarme a Internet. Y por alguna razón no pude usar el wi-fi, así que tuve que encender la computadora de mi amiga. El teclado alemán me presentó serios problemas en un inicio, pero lo fui domando, ayudado por la experiencia con los teclados franceses. Aquella tarde revisé mis correos y me encontré con este e-mail de Ekko von Schwichow:

“Hola Alan, que tús ricercas? La pieza de Brecht, originalmente escrito para la radio en alemán se llama: “Das Verhör (interrogatorio) des Lukullus”, 1951. Has encontrado algo más?

Te mando como documentos adjunto los datos de los imágenes – pues si te gustan, digame quales son; espero que puedas ver los números??

un abrazo

Ekko“

Al leer este email me di cuenta de que no había encontrado nunca referencias al proceso de Lukullus en Google por una simple razón: yo escribía “Lucullo”, o inclusive “Lucuyo”, en el buscador. Se trataba de un salto de idioma que me mantuvo suspendido en un limbo de ignorancia.

Una vez más pude percibir que un par de letras pueden convertirse en el pasadizo a la dimensión desconocida.

5. Berlín, Axolotl Roadkill

Hace una semana, gracias a Johanna Richter (que no es pariente de Nikola, por cierto), pude hacer el paseo turístico y tomar las fotografías que siempre me niego cuando hago estos viajes. Me decidí pues recién había leído en un artículo que los lugares turísticos son evitados por los viajeros esnob, sin darse cuenta que estos sitios son populares por algo, que existe una razón para su popularidad.

En el caso de Berlín confirmé dicho aserto. Es realmente magnético todo el escenario dispuesto para los turistas. Una ciudad que usa la memoria histórica a manera de referencia para el consumo de imágenes de la posmodernidad: turismo meta-histórico.

Saqué varias fotos con la cámara de Johanna, quien me hizo un tour abreviado pero efectivo por las áreas donde estuvo el muro y por el Centro, en medio del naciente invierno berlinés.

La conversación durante el retorno a Kreuzberg fue un placer: Johanna hace su doctorado en literatura del siglo XIX y chispea sapiencia. Parte de nuestra charla atravesó por el más reciente y sonado caso de plagio en la literatura alemana: el libro Axolotl Roadkill, de Helene Hegemann. Se trata de una novela (bestseller) que habría usado la técnica del “montaje”, re-utilizando fragmentos de blogs y libros que la autora leía. Aprovechando este caso, discutimos largamente sobre los límites de la autoría, cómo se configura el libro en la época actual, cómo funciona la escritura, etc.

También compartimos la nostalgia por Ezequiel Zaidenwerg, quien había dejado Alemania al finalizar la Latinale. Eze, como lo llamamos los amigos, fue sin dudas la revelación del encuentro de poetas latinos en Berlín, cautivando al público con la potencia y elegancia de su poesía. Este querido amigo y poeta argentino, junto a la puertorriqueña Mayra Santos Febres, refulgieron como lo más luminoso del evento.

No está de más anotar que Mayra, ayudada por los orishas, ejecutó la lectura de mi alma durante una cena, casi al finalizar el festival. Dando en el clavo, me dijo: “lo que pasa es que tú sientes exactamente lo que los demás están sintiendo”.

Y sí: creo que eso es lo que me pasa.

6. Brecht, el mono

Mientras bailábamos en una fiesta muy pero muy loca, también en uno de esos bares locos de Kreuzberg, le expliqué a Barbara Buxbaum, mi traductora y amiga, por qué al final nunca visité la casa de Brecht:

–Es que fijate que el mono, ¿te acordás?, el que tira fuego por la boca, secuestró mi alma estos días, dejándome sin libertad: sólo me permite pachanga – dije.

–Ah, mi querido Axolotl – respondió Bárbara, soltando la carcajada.

Imágenes: Alan Mills.

Traducción: Barbara Buxbaum.

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EL Futuro http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/die-zukunft/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/die-zukunft/#comments Sun, 24 Oct 2010 18:01:42 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=3087

www.oscarseco.com

Coincido con René Hamann en lo de las despedidas, a mi tampoco se me dan bien y este es un proyecto piloto, que podría volver a despegar a toda pastilla, en cualquier momento y esta no es una despedida, simplemente bajamos la intencidad.

Es difícil darle una forma física, real, una personería jurídica a una idea. Es difícil mantenerse coherente con una idea, si los que la forman son muchas personas al mismo tiempo y es bilingüe.En realidad llegamos a muchos límites, como Borges describe muy bien en Las Ruinas Circulares: „el propósito que lo guiaba no era imposible, aunque si sobrenatural. Quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad. Ese proyecto mágico había agotado el espacio entero de su alma“ o va a agotarlo a más tardar ahora, cuando nos sentemos a pensar -esperamos con ayuda de todos ustedes- las cosas que se han dicho. En los textos de nuestros autores buscamos Palabras Clave, conceptos nuevos, pistas para entender dónde nos ha dejado la crisis financiera de los últimos años, cómo se siente el mundo después del 11 de Septiembre, qué significa ser un ciudadano. No estoy tan segura de que hayamos conseguido crear un mosaico generacional, cómo de que hayamos logrado uno de la clase media, bastante minucioso. Si algo tenemos todos en común es el acceso a la tecnología, una educación burguesa y que todos hemos leído en las universidades a los principales filósofos franceses del siglo XX.

Si algo nos diferencia es la relación de cada quién con su propio idioma. El español o el castellano no es en ningún lugar del mundo un idioma nacional, soy testigo de toda una generación de catalanes que lo hablan deliberadamente muy mal. Además estamos acostumbrados al español falso de tipos como Gombrowicz , solamente entre 1910 y 1935 cuatro millones de personas, de inmigrantes europeos, desembarcaron en Buenos Aires. En la frontera entre Paraguay y Bolivia se habla un alemán incomprensible, en las comunidades menonitas más cerradas las mujeres llevan un pañuelo en la cabeza, en Venezuela hay réplicas exactas de un pueblo de la Selva Negra y por todas partes te saludan personas que tienen ojos azules, la piel más clara, los hijos de los colonos que alguna vez llegaron hasta El Chaco y tantos otros lugares y que ya no se acuerdan muy bien, aunque los anhelos burgueses se hayan mantenido intactos. También está toda esa generación de escritores extranjeros que escribe en alemán y todos los alemanes que se van hoy en día a buscarse la vida a otros lugares. ¿Cómo se constituye una civilización?

Hace muchos años compre en un anticuario el diario de un soldado prusiano que había zarpado en Hamburgo y desde Buenos Aires había llegado hasta la orilla del río Pilcomayo. Que Hesse se inspirara un poco en una historia así para escribir Siddhartha, me parece posible, sólo así puedo explicarme que mi abuelo del Chaco tuviera en su biblioteca a Siddhartha, un libro barato publicado en la Argentina y eso que en mi familia nunca a habido ningún alemán.

Queremos agradecerles a nuestr@s traductores por todo su trabajo, algunos textos eran verdaderos retos. En general darle las gracias a todo nuestro equipo de Berlín, a los hermanos Nübel por la imagen que nos han dado y por la nave espacial que nos han hecho, a Adrina Bernal por ocuparse de nuestras cuentas, a Valia Carvalho y Oscar Seco, por los cuadros, a Sudaca Power, María Mandarina, Inti Che, Kid Watusi y Grace Kelly por la música. A La Pulqueria, al Hotel Bar y Madame Sata por darnos un espacio físico. A Der Freitag, Wilde Leser, Latinale, Die SpukKommune y todos los amigos que nos han ayudado a difundir la idea. A partir de hoy entramos en la segunda fase de nuestro proyecto e invitamos a todos nuestros lectores y autores a ayudarnos a hacer una selección del material. Volvamos al principio. Aceptamos todas sus sugerencias:

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Enterradme en una bolsa de “Pan Ruso” http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/begrabt-mich-in-einer-tute-%e2%80%9erussisch-brot%e2%80%9c/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/begrabt-mich-in-einer-tute-%e2%80%9erussisch-brot%e2%80%9c/#comments Wed, 20 Oct 2010 09:40:44 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2554 El texto más universal que he leído nunca, empieza así: “taaccctaaccctaaccctaaccctaaccctaaccctaaccc …“. No trata sólo de una historia familiar en un siglo, sino la de la vida orgánica en este planeta. Diciéndolo como lo diría Arno Schmidt y su lenguaje desde las entrañas: un piqueeeeño=reservado UNI-Verso:al se-cuencia varonilgenética. Si se separa morfológica y visualmente el texto en taaccc-taaccc-taaccc-taaccc-taaccc-taaccc-taaccc, arranca entonces de forma tan convencional como cualquier vida o cualquier canción conocida: con una frecuencia de golpes. Los expertos en genética le leerían así, tal vez: Tee ah, ah Zeh, Tse-Tse, Tea, Atze, Cece y así, en adelante.

En el posterior desarrollo épico del texto se aprecia que las secuencias se repiten con frecuencia, a menudo con tanta que a uno ya le suena eso (algo que hoy en día sólo se le permite a las canciones o a la lírica: ni en las instrucciones de uso se puede hacer demasiadas veces la misma recomendación al cliente, hasta que lo entendiera). Pero quien cuente la Historia del mundo desde menos de cuatro dimensiones, no puede evitar las repeticiones. Vale, sí, ya lo dijimos al comienzo de la expedición superdemokrática.

¿Qué hace de este texto algo tan universal? Cada uno de nosotros lo lleva consigo. Cada ser humano lo ha llevado consigo. Todos los que habiten este mundo lo llevarán consigo. Y compartimos mucho más que lo que nos separa. Poniéndonos en el lugar de los demás, el texto resulta un juego infantil para cualquiera de nosotros. El texto no muestra ninguna pasión y nos muestra a dónde pertenecemos y a dónde vamos; y comprendiendo el texto más allá nos enseña que el color de la piel, los ojos y el pelo de un ser humano apenas se distinguen entre sí y que las propias historias religiosas y culturales son una cosa muy inestable. Sin embargo, el texto es pedante cuando retrata las relaciones humanas, es rencoroso, no olvida nada, aunque haya pasado mucho tiempo. Es el guión y la cámara, todo en uno. Y ante cualquier escepticismo, hoy lo sabemos: el papel que cada uno de nosotros interpreta es real al menos en un 50%. Por fin un texto que nos califica y que no nos ofrece ninguna discusión posible.

Nunca ha conseguido un texto agrupar a tantos hombres bajo un mismo techo, sin discriminar ni a uno solo de ellos ni insultarlos. Un texto global, pero muy diferente, general y original a la vez. Un texto duro que nadie quiere criticar ni corregir. Un texto sobrio que persigue la sobriedad y busca la expresión clara. ¡Oh, por favor, enterradme en una bolsa de “Pan Ruso”! Con sus letras reescribiré mi próximo genoma con amplitud épica. Tal vez arranque con un subidubi o con un Érase una vez. Y si tengo suerte, con este texto veré de nuevo la luz de un mundo apropiado para el manuscrito. Ade, Superdemokráticos.

Traducción: Ralph del Valle

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Chandrawati http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/tschandrawati/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/tschandrawati/#comments Mon, 04 Oct 2010 07:00:05 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2443 Mi primer libro se tradujo a muchos idiomas. A menudo los lectores alemanes me preguntan qué piensan en el extranjero de mis historias, por qué les interesan (al menos aquellas que tienen lugar en o tras la RDA). Estas historias son de hecho incomprensibles fuera de aquí. En ocasiones, algunos alemanes del Este me preguntan incluso si más allá del Elba alguien tiene la menor idea de lo que hablo…

Mi respuesta es siempre la misma: el sentido de la Literatura es acercar una historia a las personas, una historia que no han vivido y que no obstante se les puede ofrecer con posterioridad. No importa cuándo o dónde sucede la historia. O dicho de otra manera: si los libros no son capaces de llevar a las personas a una vida ajena, y con ello tocar su corazón, es que no es literatura, sino sólo una colección de palabras.

Los libros conectan a las personas. La Literatura construye puentes entre lugares, entre culturas, entre idiomas. No se me ocurre nudo alguno que sea más polícromo, más vivo, que una más estrechamente los milenios de nuestra existencia. No hay nada que pueda saltar el espacio y el tiempo con tanta pasión, y por tanto, tan poco envejecido. Creo que precisamente ahí está la fortaleza de la Literatura.

En mi primera biblioteca había historias infantiles, cuentos y algunas viejas obras de consulta. Guías de setas y plantas, léxicos de animales, colecciones de canciones (está documentado que a los cuatro años yo podía cantar el Venceremos…), el Weltall-Erde-Mensch. Al hacerme mayor, llegó la correspondiente literatura de adulta, que me iban regalando o que yo misma “realojaba” de tanto en tanto en mi habitación desde la biblioteca de mi madre. Sólo recuperó unos pocos títulos de aquellos. Hoy en día, mis posesiones han crecido hasta ocupar una habitación entera llena de estanterías hasta el techo llenas de libros.

Algunos de mis libros de la infancia me los llevé conmigo cuando me fui de casa de mis padres hace más de 20 años. Sobre todo los cuentos. Mis ediciones de los Hermanos Grimm y las de Hans Christian Andersen. Los cuentos románticos de hadas de Hauff y los de Bechstein, las adaptaciones de los clásicos cantos heroicos, así como una impresionante colección de cuentos de hadas de todo el mundo.

En la RDA se publicaron muchos libros de cuentos de hadas, muy por encima de la media. Era algo internacional, y pasaba más fácilmente por la censura que las obras contemporáneas. Uno de mis libros de cuentos de hadas se llamaba “Desde el almacén de flores de la Princesa Chandrawati”. Contenía cuentos de hadas de las Islas Mauricio. El título, aunque no era de paso simple para una lectora de ocho años, podía recitarlo de memoria desde el principio. No sólo el risueño “almacén de flores”, sino también el exótico nombre de la hija del rey me marcaron. Chandrawati. Las niñas de mi clase se llamaban Katrin, Sabine o Kerstin.

Las historias no me decepcionaron: había marajás, crujientes saris, flores amarillas de jengibre. Higueras y hadas que bailaban. Amaba mi almacén de flores. Cuando hace poco se puso ante mis ojos por casualidad, ligeramente conmovida, tiré del insignificante lomo del libro para sacarlo del estante, y me horroricé. Me aferraba a lo que en mi memoria era algo repleto de flores de colores y pájaros, y ahora era un estrecho y austero libro de bolsillo. Una portada completamente negra. Papel basto. Impreso sin apenas márgenes con una tipografía pequeña. Ninguna imagen, sólo alguna ilustración apenas esbozada de vez en cuando. Una pesadilla. Difícilmente indicado para niños tanto en lo óptico como en lo táctil.

La decepcionante confrontación con la realidad me impactó sobremanera. Sabía que mi libro tenía el aspecto que tenía, pero había olvidado lo grosero que era en realidad el cartón hidrofugado de la cubierta, lo ásperas que resultaban las páginas, lo mal que se pasaban.

Intenté recordar si ya por entonces me había dado cuenta de esto, y si había hecho alguna distinción entre el texto de esta versión de cartón reducido y el del alegremente colorido libro ilustrado para niños, que naturalmente también poseía. Pero no, no la había hecho. Entonces, la descolorida Cenicienta que tenía entre las manos, que tan lejos me había llevado, había arraigado en mi corazón mucho más que muchas publicaciones fastuosas. Naturalmente, había sido el mundo de Chandrawati: desde la discreta y polvorienta cubierta negra de cartón hasta el temperamento de colores salvajes, luces centelleantes y excitantes aventuras.

En cuanto devolví el libro al estante junto a los demás ejemplares, pensé por primera vez, que mis frecuentes visitas a las misteriosas Mauricio de tiempos remotos quizá eran uno de los muchos motivos por los que empecé a escribir, años más tarde.

El oficio de escritor, que nos ha unido a todos en esta plataforma, consume energía, es escariador y a menudo está repleto de dudas. Al menos para mí. Pese a ello, no puedo imaginar nada más esperanzador para el resto de mi vida que escribir libros llenos de historias…

Traducción: Ralph del Valle

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