Agustín Calcagno – Los Superdemokraticos http://superdemokraticos.com Mon, 03 Sep 2018 09:57:01 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Internet is the globalization http://superdemokraticos.com/es/english/internet-is-the-globalization/ Sat, 09 Oct 2010 17:41:18 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2821 I might be told: it’s very simple to put it out in those terms, the story is complex, and it’s quite frivolous to subsume a phenomenon like this one to just an element. People could state too that globalization has really different dimensions, i.E. an economical one. The one made by big capitals that started, at Cold War’s end, wagging their tails and slobbering like dogs when they saw meat rests in a global, naïve bone. Those capitals used technological development to move as quick as light: Tokio closes, New York opens, a bank eats another bank, a dog swallows its fur and a bank germinates in its guts, all that in a day, just in a couple of hours, with just some phone calls, with a click. We could say, capital came first and jobs didn’t follow its pace. We could say, as quick as flesh started disappearing from the bone, people just went off to look for something to eat. We could say, we ourselves, the Superdemokraticos, are just vagabonds, pariahs in this brand new globe. I will say: yes, it’s true, but now I want to talk about the humans, about a race that is self-conscient for the first time in thousands of years.

Maybe everything started when a guy (who usually sold seeds in a little village of an imaginary past) had an idea: to look for new customers some kilometres away. O maybe it started with a girl who couldn’t stand more violations, beatings, blood in the mouth, all from her primitive father, and ran away from her home. Walking through unknown tracks, through the woods and the mountains, sweating in endlessly seas, crying in solitude. And then she found a man, let’s say a Chinese man, and he treated her in a delicate way, he knew how to look into her rounded eyes and how to find the magnetic erotism that comes from things that are different. She settled herself down there, they were happy ever after, and she had yellow and blue children, and she felt what love is for the first time. Another one: a guy with dirty nails, intense smells from his body, decided to leave it all behind and to part to Poetry, to Utopia. He saw in strange places exotic animals, giant women and cyclopes that massacrated whole villages. In his pilgrimage, he learned the most strange customs and skins, he learned hospitality and war, and surely, he learned what love is.

None of this is new, nothing human can be so. We sniff each others asses trying to know each other better, as if we were dogs. Trying to recognize each other! We search in other people what we have and what we don’t, with different levels of pleasure, understanding, tolerance. Sometimes we do feel comfortable with those differences, and sometimes we just want to be homogeneous. But, unlike other times, we have now this new wheel, which takes us much faster than our feet to somebody else’s mind heat. Heat intermediated through a tool that changes everything into zeros and ones. An abstract institution, that levels us somehow through a new universal language. We’re flesh, organs, breath, heartbeat… and more than anything, conscious brains. “Air is free, I don’t touch you”, is what kids say to bother each other when they move hands in front of somebody else’s face, without contact. How much people do we know and how many of them have we ever embraced or stroked? How necessary is the material world to love somebody?

I am different things, many of them as abstract as words, ideas or dreams. And this thing that blends senses, levels and symbols, called Internet, helps me getting near to a great number of people to exchange what happens to me, what I feel and believe. Thanks to the net, I know many people (I even love some of them), and I’ve never touched or smelled them. So much so, that sometimes I even have the idea of digitalizing reality, mine, my city’s: to digitalize those from Buenos Aires, the porteños. I don’t really want to picture them, to film them or to describe them in a systematizable language as pictures, films or words. Neither would I want to state any conclusion, or even less a journey made to relate it to strangers. I would just want to digitalize them to feel them closer, to be sure that we all are a part in this new common language construction tale. A language, that appears to me to be infinite.


Translation: Ralph del Valle

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Ego http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/ego/ http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/ego/#comments Thu, 30 Sep 2010 14:47:18 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=2402

Garabateé como siempre muchas cosas en mi cabeza, en papeles, en el celular y en la compu antes de empezar a escribir esta despedida. No sabía si la mejor estrategia era hablar de lo que sentí durante todo el proceso de trabajo junto a ustedes, o si debía hacer un balance de la época, como un cronista calvo que da cuenta de los gritos que vienen desde la calle, desde mi cuadra. Dejar constancia de que acá, en el sur, las cosas se mueven como nunca para todos lados. Anotar que “la cultura de Buenos Aires explota y florece gracias a que las nuevas generaciones ya no tienen los miedos que nos aquejaron a los Superdemokráticos, a los que todavía nos sentimos obligados a subrayar la democracia, el feminismo, el reformismo, la libertad individual, sexual, de pensamiento, de prosa, de caminata nocturna sin militares sangrándonos como a nuestros padres, pero que sí debemos sufrir el peso de los dedos señalándonos, dedos amigos, vecinos, dedos dedeándonos”. De cualquier forma, no soy como ese mago enmascarado que revela sus trucos al finalizar el show, así que no estoy obligado a elegir tales recorridos argumentales, prefiero lo espontáneo.

Mi ego ha sido brutalmente golpeado en los últimos años por una serie de fracasos, de desaciertos y de pérdidas. En parte causas y en parte azares, me fueron llevando a una especie de estado de emergencia constante que me ha hecho transitar por terrenos de dudosa consistencia. Así que cuando los Superdemokráticos me convocaron para trabajar, por primera vez en mucho tiempo me sentí feliz, realizado, comprendido, y sobre todo, reconocido. No sólo me daban un ingreso económico que me permitía solventar algunos gastos mundanos imprescindibles, sino que a la par me regalaban la libertad de escribir lo que mis cojones cantasen. La mecánica era tan atractiva que parecía imposible: “Agustín, tenés que escribir como quieras sobre temas que conciernen a la vida contemporánea”…el sueño de un escritor hecho realidad…recordé inevitablemente a Bukowski cuando limpiaba las ventanas del LA Times pensando en la injusticia de que sus opiniones políticas hubiesen sido reducidas a un estropajo con vinagre y lavandina. Mis diminutas letras iban a ser leídas por tantos tan lejanos…realmente fui feliz…Pero la fugacidad parece ser el elemento común entre felicidades y sueños: camino por la calle con mi amor tomándome de la mano en un sepia perpetuo y brillante, los ojos, el tacto, el olor de la brisa primaveral recubriéndonos de cursilerías hermosas, y al segundo, la lámpara, el colchón, el techo corroído de Baires, la radio risa y la tele carcajada, el desamor, volver a la húmeda realidad de las calles a buscar un empleo honorable que haga sudar mi frente y llene mis bolsillos para poder vaciarlos más tarde.

Toda esta experiencia ha sido sumamente rica y novedosa para mí. Me siento como un tipo que se coló en un casamiento sin conocer a nadie: ¿viene de parte del novio o de la novia?…mmmmm…de la novia, soy el primo del sur…venga que ahora están saludando y seguramente desean verlo…no se haga problema, después voy….El sueño, insisto, siempre termina. Pero nadie puede robarme ya el recuerdo del vals, de los sanguchitos de jamón y queso, de elaborados platos calientes y fríos, de una carne chamuscada al amanecer, del culito antojadizo de una tía ya entrada en años. Alguna gente nos habrá descubierto secretamente, otros habrán visto en nosotros, en mí específicamente, a ese primo del sur, y algunos, muy pocos, seguramente otros colados como yo, se hayan reído o asombrado con la metáfora, con los chistes, con los excesos, con los momentos lacrimosos:

Éste es el último párrafo que escribo, lo sé mientras tipeo, golpeo las letritas y no quiero despertarme…ya no hay más texto en mi cabeza ni en la punta de los dedos…se va…se va…chau!…los quiero mucho…que no se corte!!!…muchas gracias Rery, Marcela, Nikola, en serio, muchísimas gracias!!!!!

¡Debes destruir las relaciones posesivas! ¡Mátalas! ¡Míralas como si ya no existieran!
¿Pero también debo matar a mis padres? – preguntó el novicio.
¿Quiénes son ellos para ser perdonados? – respondió el Maestro.
Y a usted, Maestro -dijo el novicio – ¿también debo matarlo?
El Maestro sonrió y dijo, “No te preocupes, no queda lo suficiente de mí como para que
me pongas las manos encima.”.

Las enseñanzas de Xu yun

Éstos fueron mis aportes a los Superdemokráticos:

1-Siempre fui un observador comprometido con las emociones
2-Las calles, nuevamente
3-17 de Octubre de 1945
4-Cuerpos digitales I
5-Cuerpos digitales II
Tensiones iluminadas
7-Telescopios y microscopios
8-La globalización es Internet

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La globalización es Internet http://superdemokraticos.com/es/themen/globalisierung/globalisierung-ist-internet/ Tue, 21 Sep 2010 06:20:22 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1981

Se me dirá que es un poco simple ponerlo en estos términos, que la historia es compleja, y que es bastante frívolo subsumir a un solo elemento un fenómeno como éste. También podrá aducirse que en realidad la globalización tiene distintas dimensiones, como por ejemplo la económica. Esa de los grandes capitales que al fin de la guerra fría comenzaron a mover sus erguidas colitas y a babearse como perros ante los vestigios de carne en un hueso ingenuo y global. Capitales que gracias al avance tecnológico pudieron moverse a la velocidad de la luz: Tokio cierra, abre New York, un banco se come al otro, un perro se traga sus pelos y germina en su intestino un nuevo banco, todo en un día, en unas horas, con unas llamadas telefónicas, con un clickito del dedo índice. Podrá decirse que en el principio era el capital, pero que el trabajo no prosiguió un rumbo a su imagen y semejanza. Que a medida que la carne del hueso escaseaba, la gente comenzó a moverse por el mundo buscando algo que tragar. Que nosotros mismos, Los Superdemokráticos, somos parias errantes en este globo novedoso. Diré: si, es cierto, pero ahora quiero hablar de los humanos, de una raza que por primera vez en miles de años tiene conciencia de sí misma.

Todo empezó, tal vez, cuando a un tipo que vendía semillas en un pueblo diminuto de un pasado imaginario se le ocurrió salir a buscar compradores a unos kilómetros. O quizás simplemente con una jovencita que cansada de las recurrentes violaciones de su primitivo padre, de los golpes, de la sangre en la boca, se fue corriendo de su casa. Corriendo por caminos improvisados, por bosques, por montañas, sudando en mares eternos, llorando de soledad. Hasta que encontró a un hombre, un chino digamos, que la trató con suavidad, que supo ver en sus ojos redondos el erotismo magnético de lo diferente. Allí se estableció, comió perdices con arroz, y parió hijos amarillos y azules y sintió amor por primera vez en su vida. Otro, un tipo con las uñas sucias, con olores intensos en su cuerpo, decidió soltar todo y largarse hacia la poesía, hacia la utopía. Conoció en paisajes extraños animales exóticos, mujeres gigantes y ciclopes asesinos de pueblos enteros. En su peregrinar, supo las costumbres y las pieles más extrañas, supo la hospitalidad y la guerra, y seguramente supo también el amor.

Nada de esto es nuevo, nada de lo humano puede serlo. Olemos nuestros traseros como los perros tratando de conocernos más. Reconocernos! Buscamos en los otros lo que es nuestro y aquello que nos es ajeno, con distintos grados de placer, de compresión, de tolerancia. A veces nos sentimos a gusto con esas diferencias, y en otras ocasiones queremos ser una sola cosa homogénea. Pero a diferencia de otras épocas, hoy tenemos esta nueva rueda que nos transporta mucho más rápido que nuestros pies hacia el calor mental de los otros. Un calor que está mediado por una herramienta que convierte todo en ceros y unos. Una institución abstracta que nos iguala en cierta medida a través de un nuevo lenguaje universal. Somos carne, órganos, respiración, latido…y más que nada somos cerebros conscientes. “El aire es libre, a vos no te toco” dicen los niños para molestarse pasándose las manos cerca de la cara sin entrar en contacto. ¿A cuánta gente de la que conocemos hemos abrazado o acariciado? ¿Cuán necesario es el mundo de la materia para amar al prójimo?

Yo soy varias cosas, muchas de ellas abstractas como palabras, ideas o sueños. Y esta licuadora de sentidos, de planos, de símbolos, a la que llamamos Internet, me ayuda a acercarme a una gran cantidad de personas con las que intercambio lo que me pasa, lo que siento y lo que creo. Conozco gracias a la red a muchísima gente, a la que inclusive quiero mucho, pero que sin embargo nunca he olido ni tocado. Tanto es así, que en ocasiones me atrapa la idea de digitalizar la realidad, la mía, la de mi ciudad: digitalizar a los porteños. No quisiera fotografiarlos, filmarlos o describirlos en un lenguaje que se pueda sistematizar como las fotos, las películas o las palabras. No quisiera tampoco, procurar ninguna conclusión, ni mucho menos un viaje que me permita comentarle mis impresiones a los extraños. Sólo quisiera digitalizarlos para sentirlos más cerca, para estar seguro de que todos somos parte de la construcción de un nuevo lenguaje común. Un lenguaje que aparece ante mis ojos como infinito.

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Telescopios y microscopios http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/teleskope-und-mikroskope/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/teleskope-und-mikroskope/#comments Tue, 07 Sep 2010 15:25:41 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1597

© Agrupación Putos Peronistas

Entre microscopios y telescopios pasan mis horas, entre el cosmos y las muecas faciales más precisas, entre poesías y utopías. Fijo los ojos, la carne, los pulmones y el hígado en un lugar imposible situado entre las relaciones de poder y el poder de las relaciones humanas. Desde ahí escribo y no sé hacerlo de otra forma. Trato de encontrar excusas para desarrollar una especie de fijación promiscua que consiste en descubrir los componentes políticos que guarda una mirada y los elementos místicos de una ley que sale fresquita del congreso. Por eso seguramente ahora escribo este copete, o el de cualquiera de mis artículos, procurando alcanzar con las manos ideas que pueden parecer abstractas, cuando se convierten en palabra escrita.

Venía en el colectivo hacia mi casa pensando en armar una especie de descargo sobre las pésimas repercusiones de mi nota “tensiones iluminadas”. Con toda la dificultad de intentar escribir viajando en un bólido asesino, borroneé en un cuaderno lo siguiente:

En el escenario había sólo dos sillas plateadas y dos señores de unos sesenta años ocupando cada una de ellas, con sus micrófonos y sus botellitas de agua al alcance de la mano. Me acerqué a la organizadora mostrando mis credenciales de orador, pero ella me advirtió que “siendo un panel de primer nivel” yo no tenía nada que hacer allí. Pude haberme ido, cabizbajo y en silencio, pero preferí pedirle que me diese aunque sea “cinco minutitos”…finalmente me los concedió. Cuando me tocó el turno, básicamente expuse la misma idea que había entregado a los Superdemokráticos, con algunos matices y agregados humorísticos forzados por la oralidad. Sólo le sumé un elemento que había quedado marginado del artículo por razones de espacio, y el cual considero que es el que define la etapa actual de la región: la disputa hegemónica entre las fuerzas populares y las clases históricas dominantes.

Hoy en día podemos ver cómo empiezan a discutirse (en muchos casos por primera vez) ciertos valores morales, éticos y políticos que fueron consagrados como irreversibles junto con la consolidación de los Estados nacionales hacia fines del siglo XIX. Esta especie de revisión y búsqueda de nuevos discursos y relatos incluye actores sociales que van desde las formaciones más tradicionales, hasta blogueros o artistas de todo tipo que se identifican fuertemente con los movimientos y los gobiernos de la nueva izquierda latinoamericana. En el caso argentino, se despliegan dentro de lo que llamamos el “campo nacional y popular” (nac&pop) identidades tan heterogéneas como los Putos Peronistas, Los Caniches de Perón, el Anarkoperonismo, agrupaciones de base con estructura nacional como el Movimiento Evita, y hasta redes de blogueros como La peronósfera u otras más orgánicas como el PJ Digital.

Planteé finalmente, que debido a la heterogeneidad de lo que está en construcción aquí, resulta innecesario encontrar un nombre único para éstos procesos políticos y culturales. La debilidad doctrinaria de los distintos Socialismos del Siglo XXI, del Partido dos Trabalhadores, o del propio Peronismo, son en verdad su mayor riqueza y fortaleza, porque permiten contener en su seno demandas y agrupaciones de toda índole que orbitan en torno a un nombre, a un significante vacío diría Laclau. Las múltiples Invisibilizaciones que las clases dominantes han forjado con el objetivo de constituirnos en una única voz (desapareciendo ciudadanos molestos, nombrando como “zonas no urbanizadas” a los barrios populares, o simplemente envistiendo militarmente contra desiertos plagados de personas) hoy parecen revertirse en cierta medida y dar a luz multiplicidades semánticas de distinta escala. Este es el movimiento de los movimientos que se mueven como el viento…que atraviesan el continente o que nos acarician la nuca a un adolescente peruano y a mí, mientras escuchamos una exquisita fusión de cumbia colombiana y minimal tech en el fondo de un colectivo porteño.

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Tensiones iluminadas http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/erleuchtende-spannungen/ http://superdemokraticos.com/es/themen/burger/erleuchtende-spannungen/#comments Sat, 21 Aug 2010 09:50:55 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=1028

Ventana. Foto: Agustín Calcagno

El principal cambio que ha experimentado América Latina en los últimos años es el de haber echado luz sobre tensiones sociales que antes permanecían en la penumbra. Las múltiples y coloridas caras que pueblan nuestros horizontes, de mares de montañas de selvas de bares rojos al borde del abismo y cerca del cielo; esas caras infinitas de nuestro continente, estuvieron hasta este punto de la historia apresadas por un monocorde discurso pensado para que lo diverso fuese vergonzante, indigno, poco civilizado.

Las mayorías, y las cosas que piensa, siente y necesita la mayor parte de la gente, permanecieron relegadas a la oscuridad de la mendicidad. El pobre era indigno de soñar con tener exactamente las mismas cosas que el rico. El pobre debía sentirse orgulloso de ser pobre, alegrarse de tener lo suficiente como para subsistir…Y agradecer… Como si la vida fuese un regalo de la nobleza criolla, el pobre además de ser pobre debía ser indio, y en consecuencia atender doblemente la gracia, por haber recibido a Dios… al verdadero… Un Dios que necesita que todos seamos agradecidos y que lo alabemos en silencio. Nos pedían silencio justamente a nosotros que somos la bulliciosa materia de la diversidad, de los paisajes heterogéneos, de las músicas eternas flotando en cada rincón. Nos pedían silencio a nosotros que supimos tomar la cultura española y plagarla de talentos, de acentos seductores inscriptos en las más diversas facciones. Silencio, aceptación, monotonía y vergüenza.

Pero la fuerza de la sangre y de la tierra es más poderosa que la dominación; y la evidente tensión entre el monocorde discurso eurocéntrico y nuestra diversidad, fue saliendo a la luz. A veces en miles de voces, y otras en murmullos. Otras tantas en lágrimas triunfantes de revolución, y muchas otras en sollozos muertos, en ojos polvorientos de cuerpos jóvenes. El sistema dominante, que habita en esa diminuta porción del mapa donde se concentran los beneficios de todos los que respiramos oxígeno, se relajó. Habían insistido tanto tratando de convencernos a todos de que la desigualdad era inevitable, que hasta ellos empezaron a tragar su propio discurso. Llegaron a creer que la historia iba a detenerse justamente en el momento que les resultara más beneficioso. Fueron narcisos cegando su vida con mojada vanidad, y tal vez ahora se les dificulte sacar sus cabezas del agua.

Desde la victoria de los nuevos gobiernos populares, las tensiones reales de nuestras sociedades empezaron a aparecer en las discusiones, en las disputas políticas, en la vida cotidiana. Estos nuevos poderes apuntaron sus luces hacia las zonas borradas del mapa social: tanto hacia esas habitadas por los pobres, por los excluidos, por los que están al servicio de las cortes; como hacia las perennes zonas que el poder colonial ha ocultado a nuestros ojos. Los nuevos gobiernos latinoamericanos han tenido la virtud de revelar, en todas las acepciones de la palabra. De un lado, desnudar a los poderes fácticos que nos han dominado por siglos; y en paralelo, señalar que otras formas más inclusivas y variadas son factibles de convertirse en sentido común, en poder.

Así como los dulces cuerpos morenos al sol conviven con el duro paso de los que más al sur rastreamos el fuego en palabras secas; así, nuestros gobiernos conviven aunque tengan diversos objetivos y estrategias, conviven y se enriquecen porque han advertido que los colores de nuestra paleta son vastos. El divertido griterío sudamericano, el del pueblo, el que se habla en la calle, busca palabras, términos, ideas que contengan sus expectativas y su visión del pasado; de su propio pasado multicolor; no del que reproducen algunos de los libros mentados por intelectuales que sólo miran hacia el norte; esos libros que son películas, estrofas de himnos, canciones tetonas, o estúpidos malabares discursivos labrados en la piedra por economistas.

De mi parte, gano la calle solo o acompañado por otros tantos que sienten la obligación de defenderse, de revelarse, de revelar zonas oscuras. Nos mueven las más variadas razones, demandas que parecen no tener un centro. Es que en verdad, lo que nos une es la conciencia de que no debe existir un centro único… nuestra virtud es justamente la de saber que las tensiones siempre estarán, pero que por ahora debemos iluminarlas para que cristalicen en demandas y la sociedad pueda ser más justa.

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Cuerpos digitales II: Swinger Club (+18) http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/digitale-korper-ii-swinger-club-18/ Fri, 06 Aug 2010 17:54:50 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=591

Las pantallas acercan a la gente, que no conforme con ese seductor resplandor, empieza a salir a la calle a buscar aquellos placeres que el vouyerismo o el exhibicionismo no pueden regalar. Ya sea desde una tribuna de doctrina psicoanalítica, o desde un brazo masturbatorio cubierto por las mangas de una sotana, la normalidad nos persigue y nos disciplina. ¿Cuáles son los parámetros de normalidad que el poder pretende de nosotros en una época en la que sobreexponemos nuestra intimidad en esta vidriera que pareciera abarcar todo el globo, todas las culturas, todas las morales?

Salimos a la calle concientes de estos dilemas, firmes en la contradicción de saber que no se puede poseer algo que aún no existe, sintiéndonos culpables de nuestra propia opresión, culpables de necesitar reglas para desplazarnos entre otros cuerpos. Envalentonados por el morbo compartido y las horas de vigilia, hablando y hablando a través de emoticones, de palabras prefabricadas e imágenes imposibles y exageradas. Nosotros que no éramos más que dos en busca de reactivar nuestros inoperantes genitales, nos lanzamos a la calle a buscar nuestros olores por primera vez, los colores que la realidad conserva para sí.

Para entrar a ese Swinger Club, había que cumplir con cierta etiqueta, pero más que nada con normas de convivencia pensadas para hacer más relajante el sexo grupal. La asepsia debía cubrir de neutralidad todas las cosas, los objetos y hasta las mentes. Vos estabas radiante y un poco asustada, enfundada en un vestido que dibujaba cada milímetro de tu cuerpo. Las texturas que vestías eran tan suaves como tu propia piel y el propio devenir de la noche nos fue deslizando hasta un cuarto oscuro, dominado por una cama gigante forrada en plástico. Se sumó a nuestro lado una pareja que clavaba la vista en tus puntiagudas tetas, brillosas ya por mi saliva.

Comprometida con el juego, te fuiste acercando hacia esos dos cuerpos para señalarles con gestos, que yo sólo estaba allí para verte actuar, que mi presencia era estrictamente profesional, que estaba escribiendo una nota para Los Superdemokráticos acerca del cuerpo…de los cuerpos que entran y salen de nuestros ordenadores; esos cuerpos que se fueron sumando mientras tu ropa desaparecía.

Eras la única completamente desnuda, eras una mancha de carne entre las ropas revueltas del montón, y yo te miraba tratando de separar tus simulaciones de tu auténtico placer. Saltabas como una boca gigante entre los géneros, y todos los participantes empezaban a conectarse con tus tenues gemidos, con tu respiración. Ya rebalsaban la cama y las manos de hombres y mujeres sobre vos, cuando decidiste invitar a un muchacho que esperaba en los márgenes. Encorvando la espalda y sacando culo, lo tentaste de un modo tan contundente que en pocos segundos él se desnudó y empezó a abrirse paso adentro tuyo. Sujetándote con dulzura de tu diminuta cintura y con su mirada clavada en tus nalgas abiertas, fue arrastrando mi morbo hasta el colapso. Con un premeditado movimiento, sacaste tu cabeza de entre las piernas de una morocha y apoyaste tu espalda en el pecho del muchacho que seguía adentro tuyo. Al sentir tu calor, tus grados de fiebre, te agarró de las tetas y te regaló una ráfaga de besos húmedos y palabras sucias…

Vos le agradeciste

con un gemido

que desató

un masivo

suspiro colectivo…

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Cuerpos digitales I: 26 minutos de Cibersexo (+18) http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/digitale-korper-i-26-minuten-cybersex-18/ http://superdemokraticos.com/es/themen/koerper/digitale-korper-i-26-minuten-cybersex-18/#comments Mon, 26 Jul 2010 08:00:00 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=508 Beatniks, hippies, punks o ravers, todos ellos tuvieron a su modo la intención de suspender la idea del sexo como mercancía. Aunque no pudo extenderse más allá de algunos momentos, de algunos guetos o de ciertas ciudades alrededor del globo, las primaveras no han dejado de florecer hasta aquí. En el sur, el católico sur, lleno todavía de opresivas sotanas manchadas de sangre y esperma, nuestros genitales siguen siendo armas, no tan letales como antaño…tal vez porque ya no estamos tan solos.

En tiempos de Internet todo es transparente y la idea de intimidad se resignifica mientras que la heterónoma tiembla. Podemos ver a gente de todo el mundo masturbarse en vivo, subir sus fotos y sus videos, encontrarse en foros de parejas, gays, solas, solos, swingers, trans…intercambiar historias reales o inventadas… dar premios simbólicos por una follada, por un culo o por unos labios carnosos…canosos morbosos, cansados y aturdidos del whisky importado sentados en lobby de un hotel de la ciudad del “sí de los niños”, dispuestos a superar ciertas barreras, culturales como el idioma, o materiales como la distancia y el dinero…para comunicar, mirar, decir, mostrarse, pedir…ser otro o jugar a ser uno mismo…Todo a través de una pantalla…una pantalla. Algo que es en definitiva una cosa, como una piedra o una sombra. Una cosa, totalmente despreciable en la naturaleza, que nos mantiene conectados. Una piedra que nos ilumina la cara con pornografía amateur melodramática, paródica, grotesca, enamorada o minimalista, producida por éste personaje que toma whisky en la playa, o tal vez por una anónima chica que está igual de aburrida o necesitada, y que en una noche de soledad me envía su foto, tirada en la cama con una bombachita del tamaño de un lunar y una musculosa que deja entrever unos delicados hombros pálidos de invierno…

X dice:

[22:11:00] no me hablás!

Y dice:

[22:11:05] miro tu foto

[22:11:09] no se me ocurre nada para decirte

X dice:

[22:11:14] y…decime cositas sucias

Y dice:

[22:12:33] soy un colgado…sabé disculpar

[22:12:48] me quedo mirando el amuleto que llevás en el cuello

[22:13:04] o tu mirada

[22:13:14] y trato de imaginarme quién sos

[22:13:29] te miro la boca

[22:13:57] y pienso qué harían tus ojos cuando te des cuenta que te voy a besar

X dice:

[22:14:06] ☻

Y dice:

[22:14:26] el movimiento de tu mirada…rechazo o simplemente histeria?

[22:15:07] eso no importa ahora, porque ya

[22:15:23] puedo olerte

X dice:

[22:15:43] ♥

Y dice:

[22:15:46] y todo el gesto ya se acomoda para el beso

[22:16:07] orbitamos plácidamente

[22:16:34] y se asientan los movimientos de nuestras cabezas

[22:16:57] los cuerpos los secundan y se empiezan a presionar

[22:17:21] presto atención a tu respiración

[22:17:27] y a mis manos

X dice:

[22:17:36] ♥

Y dice:

[22:18:03] trato de acompasar tus movimientos a los míos

[22:18:17] te apoyo la pija entre tus piernas

X dice:

[22:18:24] rico!

Y dice:

[22:19:09] me gustaría desnudarte, pero todo lo que veo es ropa…

X dice:

[22:19:21] ☻

[22:19:35] es material peligroso

[22:19:45] no saldré en bolas con mi cara por toda la web

Y dice:

[22:20:37] lo mal que hacés

[22:21:06] en un futuro cercano vamos a intercambiar videos pornográficos caseros como presentación social…como tarjetas

—- Ha recibido una nueva foto. Esta vez de un primerísimo plano de su cara. Una boquita rosada con expresión infantil. Ojos vidriosos y entrecerrados. Evidentemente una de entre miles de imágenes guardadas especialmente en una carpeta de nombre “viejos degenerados”—-

[22:22:13] me enfermás!…realmente me agarra una voracidad anormal… tu cerebro me da ganas de tirarme en parapente hasta tu living, que nos caguemos a trompadas y hagamos el amor.

X dice:

[22:22:16] gracias, pero lo de las trompadas no está en mis planes!

[22:23:20] yo quiero tocarme…pero vos no me das bola

[22:23:30] dale! decime cosas sucias!!!

Y dice:

[22:24:13] bueno, inspirame!

[22:24:30] cómo te tocás?

[22:24:38] cómo te gusta?

X dice:

[22:25:47] me rozo con las cutículas del índice y el pulgar

[22:25:48] apenas

[22:25:52] el clítoris

[22:26:24] después me lo masajeo entre las yemas del índice y el pulgar

[22:26:40] mientras el del medio acaricia adentro y se va generado una especie de babita que se va chorreando hasta atrás

Y dice:

[22:27:29] y la cabeza de la pija no te gusta que te pasen suavecito por el clítoris?

X dice:

[22:27:37] me vuelvo loca cuando me pasan una cabecita jugosa por el clítoris

[22:28:17] eso me pone inmediatamente al borde del orgasmo

Y dice:

[22:28:28] hmmmm

X dice:

[22:28:57] y tb me gusta que me metan la cabecita

[22:29:00] mucho tiempo

[22:29:07] sin metérmela toda

[22:29:13] que me la hagan desear

[22:29:16] muchos minutos

Y dice:

[22:29:50] y cuando sentís que te abrís toda porque te está entrando qué te pasa?

X dice:

[22:30:13] siento un calor indescriptible adentro

[22:30:15] riquísimo

[22:30:23] que es el preludio del verdadero placer

[22:30:32] cuando siento que me entra

[22:30:39] me estremezco en un escalofrío

[22:30:51] tiemblo

[22:30:53] literalmente

Y dice:

[22:31:20] que te pasa cuando te la sacan de repente?

X dice:

[22:32:14] siento como una succión

[22:32:16] un vacío que me da vértigo

[22:32:19] y me hace gemir

Y dice:

[22:32:28] cerrás los ojos…

X dice:

[22:32:40] sí

[22:32:48] en los momentos más álgidos pierdo la noción de todo

[22:32:56] sólo quiero que me den

[22:32:58] y me den

Y dice:

[22:33:03] ahffff

X dice:

[22:33:16] el peso del hombre cubriéndome

[22:33:20] asfixiándome las tetas con su peso

[22:33:28] esto me excita muchooooooooooooooooooooo

X dice:

[22:36:57] ya está!…me voy a bañar así me saco un poco el olor a mujer…besitos

Y dice:

[22:37:00] jeje. sos divina nena! gracias por tu morbo tan rico! besitos

—- Ha recibido un gif de un cerebro que late —-

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17 de Octubre de 1945 http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/17-oktober-1945/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/17-oktober-1945/#comments Mon, 12 Jul 2010 07:05:13 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=440

Todos los recuerdos son de algún modo fingidos, encubridores. Hasta esa memoria común, a la que llamamos historia, nos resguarda de lo inalcanzable: de la verdad, que como dice el poeta, ha de ser seguramente implacable. En contrapartida, confiar en la veracidad de nuestras propias experiencias personales es lo que nos salva de la locura.

Los obreros esperan a Perón con sus pies en la fuente - 17 de Octubre de 1945. http://commons.wikimedia.org/wiki/File:17deoctubre-enlafuente.jpg

En éste bar, como en cualquier otro, de ahora o del futuro, aquí o en donde tengan ganas de suponer, reina el anonimato de la noche y todos somos sólidos poetas en busca de palabras que consigan conmover y arrancarle una porción de verdad a la prolija realidad. Mi codo se acomoda sobre esta barra y las yemas de mis dedos ya suponen la frescura del vidrio, la calma del alcohol borrando la angustia de estar siempre por fuera de los acontecimientos que me rodean. Todos los pensamientos que voy apuntando en papeles o en mi cabeza se truncan constantemente y parece que sólo puedo decir lo que el tiempo en su gravidez decidirá que sea mío. Todo ha cambiado en este día 17 de Octubre de 1945 de un modo contundente e irreversible.

La ciudad se ha transformado para siempre. Miles de personas han brotado desde la nada, personas invisibles que repentinamente han renovado nuestra fisonomía. Quisiera poder decir todo con una sola palabra, hablar en poesía, ser certero e invencible como una bala, pero me resulta imposible encontrar un término que se acerque a lo que sentí al ver a tanta gente unida en esa plaza nocturna, virgen de sus olores y de sus acentos, mirando a un milico que promete que el futuro será de los pobres, que dice que los que nunca fueron escuchados a partir de hoy serán el eco de su propia voz. Quisiera dar un nombre a ese sueño ingenuo de los sonrientes desdentados que formaron parte de esta invasión plebeya. Quisiera condensar en una frase el sentido de la lucha que se avecina y de la que fue. Pero no existe una palabra que de cuenta del pasado y del futuro, de la historia y del costo de la igualdad, de la alegría y del martirio de las generaciones que perecerán. No existe una palabra que sea a la vez vida y muerte.

La clientela del cabaret parece confundida y temerosa, mientras que los que aquí trabajan, murmuran con alegría cosas tan distantes como las clases. Me acerco al cálido personaje de la noche que resguarda la barra; tomo un trago, respiro, lo miro a sus brillantes y risueños ojos, y en ese momento toda mi exploración cesa y las ideas confusas se apilan al momento en que abro mi boca por primera vez:

-¡Viva Perón! – le lanzo

-¡Viva! – contesta con alegría

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Las calles, nuevamente… http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/die-strasen-erneut/ http://superdemokraticos.com/es/themen/geschichte/die-strasen-erneut/#comments Tue, 29 Jun 2010 15:06:03 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=312

Foto: Cammila Gómez Grandoli - 25 de Mayo de 2010 en Av. 9 de Julio - Buenos Aires - Argentina

Pasé el cumpleaños de la Argentina, sus doscientos años, deambulando por Buenos Aires, sumergido entre la gente, rompiéndome la cabeza para tratar de desentrañar qué es esa cosa que nos une a la que llamamos “Patria”. En la universidad nos remacharon la mente con la idea de que ese sentimiento de pertenencia colectivo era una fantasía mentada por algunos señores allá por el siglo XIX, que la historia, toda la historia, no es más que una invención del poder, un recorte de la realidad diseñado para volvernos más débiles. Sin embargo, metido entre la multitud me resultaba imposible filtrar la emoción a través de esos libros idiotas, que en todo caso, también han sido escritos para forjar subjetividades. “Sean eternos los laureles que supimos conseguir” dice nuestro Himno Nacional, y estoy convencido de que ninguno de los que lo cantamos nos hemos puesto a pensar alguna vez ¿Qué laureles? De cualquier forma, todos juramos “con gloria a morir” desde lo más profundo de nuestras almas, todos sentimos que esa “gran farsa” tiene la particularidad de ser tan propia como nuestros ojos y nuestras manos, tan propia como un gesto compartido, y tan alejada del mundo de las elecciones como lo son nuestros padres, nuestros hermanos o nuestra fisonomía.

Terminada la fiesta advertí que estaba caminando por el medio de la Avenida 9 de Julio, la más emblemática de la Argentina. En Buenos Aires son usuales las manifestaciones políticas, y algunas de ellas llegan a ser de gran escala, así que es natural para nosotros pisar la calle para reclamar por miles de motivos, pero no es para nada normal juntarse para festejar, a menos que obtengamos una victoria futbolística.

En algunas ocasiones, como en dos mil uno cuando fue el gran estallido social conocido como el Argentinazo que terminó con el Gobierno de Fernando de la Rúa, podían verse en esa misma avenida escenas de llanto, griteríos y hasta incluso combates que erizaban la piel, por lo menos la de un pequeño estudiante que por aquel entonces ya tenía ansias de movimiento y revolución. Yo trabajaba en pleno centro, a unas pocas cuadras de Plaza de Mayo, en un museo municipal. De la Rúa había declarado el Estado de Sitio luego de confiscar todos los ahorros de la población. Inmediatamente después de anunciar su decisión de privar de todos los derechos civiles a los ciudadanos argentinos, la gente empezó a agolparse en las calles, en las avenidas, en las plazas o frente a la casa de algunos de los ministros responsables de haber llevado a nuestro país a tener casi un cincuenta por ciento de pobres. La representación política había colapsado y las clases medias salían a las calles con las cacerolas en la mano al grito de “¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!”. Mientras tanto, en los barrios populares, familias enteras de desocupados rodeaban los supermercados en reclamo de comida y otros, los más desesperados, retenían a los camiones cargados de carne y se repartían su botín famélico. Las pocas organizaciones sociales y políticas que quedaban en pie eran las que siempre habían estado al margen de los cargos y de la burocracia, como los partidos de izquierda y los grupos denominados piqueteros. Los días previos al 19 de Diciembre de 2001, cuando terminaba el noticiero de las 23hs, miles de personas irritadas y hartas de escuchar malas novedades, malas decisiones, y sobre todo hartas de no encontrar alguna voz que propusiese otras soluciones más allá de los ajustes que el Fondo Monetario Internacional proponía, salían a quemar gomas para cortar las calles y golpear sus cacerolas. Las señoras de la clase media, vestidas con ropa de marca comprada en los shopping centrers creados durante el menemismo, gritaban a viva voz: “piquete y cacerola, la lucha es una sola”, dando a entender una supuesta unión con las clases bajas. En los barrios donde vivían los piqueteros, no se escuchaban las mismas consignas. Las clases populares ya podían distinguir a sus aliados y sus organizaciones eran conscientes de lo efímero de esas amistades.

Buenos Aires estaba incendiándose y nadie podía tomar el control de la situación. La policía ya había matado a más de veinte personas cuando suspendieron nuestra jornada laborar al mediodía. Yo salí caminando por las calles del centro con destino a la Plaza de Mayo. Las cuadras aledañas parecían un territorio en guerra. Improvisadas barricadas en las esquinas trataban de evitar el avance de la represión policial; parapetados detrás de ellas había desde militantes hasta repartidores con sus motos. El ruido de los gritos, las sirenas, las bombas lacrimógenas, los disparos de escopeta y los cantos de la multitud cuando embestía contra la policía era estremecedor y provocaba el miedo, a la vez que ganas de participar. Al volver a mi casa, el saldo de muertos ya era de treinta y nueve, sobre todo jóvenes. Las calles estaban literalmente manchadas con sangre y la televisión enfocaba directamente a los ojos desesperados de los que veían los muertos tirados en las calles. El período del liberalismo extremo que se había iniciado en la dictadura de 1976, terminaba con el gran estallido que los poderes fácticos habían tratado de evitar a fuerza de represión y engaños.

Pasados los años, esa sórdida realidad parece haber quedado en el pasado y la gente se agolpa por millones en la calle para festejar, no sólo el aniversario de la Revolución del 25 de Mayo de 1810, sino también el triunfo de la vida sobre la muerte, de la alegría sobre la furia. Sin un solo incidente de violencia, seis millones de personas erraron durante el día y la noche por todos los rincones de la ciudad, tanto para ver espectáculos, como en fiestas, en bares, en discotecas y en restaurantes.  A pesar de que los medios monopólicos de comunicación intentaron quitarle importancia en un principio a los festejos, una de las principales victorias de nuestro gobierno es la de haber vuelto a interesar a la gente en la política. Ahora en cualquier bar se discuten temas concretos, estrategias, posibilidades, planes que deberían llevarse adelante, etc. Aunque los medios pretendan constantemente instalar la frivolidad como tema, la política vuelve a aparecer recurrentemente.

Estos cuatro días de fiesta fueron también días de tregua para esas cotidianas batallas que se siguen librando desde 2001. La gente pudo abrazarse, reírse y hablar entre sí. Familias enteras se mezclaron con otras, las chicas nos encandilaron con sus sonrisas y los chicos cantaron a los gritos y saltaron como si toda la ciudad fuese una gran cancha de fútbol. Después de mirar hipnóticamente durante largas décadas hacia fuera y hacia arriba, comenzamos a mirar hacia adentro y hacia abajo, a concentrar nuestros ojos en las oscuras y añejas calles ensangrentadas, y a intentar limpiarlas con nuestros multitudinarios pasos.

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Siempre fui un observador comprometido con las emociones http://superdemokraticos.com/es/poetologie/ich-bin-immer-ein-beobachter-gewesen-der-gefuhle-ernst-nimmt/ Wed, 16 Jun 2010 12:56:00 +0000 http://superdemokraticos.com/?p=261 Mi abuela antes de morir me entregó una pequeña autobiografía que con mucha dificultad, había terminado de tipear en una vieja máquina de escribir herrumbrada, a lo largo de sus últimos años en un asilo para ancianos en Buenos Aires. De vez en cuando yo la pasaba a buscar y salíamos a tomar unos cafecitos en alguno de los bares de la zona de Plaza Italia. En una de esas salidas me la entregó.

Calcagno - Foto: Mariano Maur


Solemnemente me regaló los fragmentos de vida que su incipiente senilidad le había permitido retratar en unas pocas páginas. La solemnidad es algo ineludible de mi familia materna. Todos, incluida mi propia madre, siempre intentamos que nuestras pequeñas reflexiones sean escuchadas como si fuesen dignas de ser publicadas en gruesos volúmenes y luego guardadas en la Biblioteca Nacional. A decir verdad, creo que ese es un rasgo heredado de mi abuelo, el marido de la autobiógrafa. Era un tipo sumamente serio, un hombre de unas derechas nacionalistas que ya nadie recuerda, pero que alguna vez fueron moda en todo el mundo. Un tipo antiliberal en todo el espectro de interpretaciones que este concepto tiene: mata puto, mata gringo, mata zurdo, mata mina, etc. Las discusiones de los domingos al mediodía, por ejemplo, siempre terminaban cuando, harto del increscendo del volumen y de la crispación familiar, pegaba un fuerte golpe sobre la mesa y a continuación lanzaba algún insulto añejo como: puñetas! A los más chicos esos agravios pasados de moda nos causaban tanta risa que salíamos corriendo para no cortar la solemnidad del momento.

Casi siempre las charlas con mi abuela versaban sobre política o filosofía, temas de los cuales sabía bastante, porque mi abuelo era profesor de historia y porque ella había sido una de las primeras egresadas de la Universidad de Filosofía y letras de la Ciudad de Córdoba, en una época en la que las mujeres eran poco más que receptáculos de semen. Eso la convertía en una mujer vanguardista, pero a pesar de esta primera impresión, no lo era para nada. Extrañamente creía que la mujer debía ocupar un lugar subordinado al del hombre, rezar todos los días y velar por el bien de la familia. Varias veces intenté indagar en esta contradicción, pero al igual que con la cuestión de la inexistencia de Dios y de las responsabilidades de la iglesia en cuanto crimen haya sucedido, no tenía ninguna respuesta..

La biografía de mi abuela, como es de esperarse en cualquier biografía, cuenta algunas anécdotas que resultaron significativas para su vida, en su caso, la de su familia. Es así como en un episodio aparezco de bebé mirando un póster con el dibujo de una vaca mientras mi vieja me daba de comer alguno de esos purés inmundos, que son lo poco que un desdentado puede digerir. A pesar de ser gordito, me sentaban a comer y me quejaba constantemente, hasta que me ponían frente al colorido póster de la vaquita. Se ve que mis ansias carnívoras se desataban y fantaseaba con que cada cucharada de puré era vacío, riñones o chinchulines. Como buen argentino, nací mirando una vaca y ahora me la paso tragando sus deliciosas partes.

Los años fueron pasando y entré en la etapa de escolarización, en la cual no tuve mayores logros ni grandes dificultades. Simplemente iba a la escuela, y con un poco de simpatía y un mínimo esfuerzo, aprobaba año tras año tras año tras año. Ya alrededor de los doce o trece empecé a estudiar guitarra y rápidamente armé un grupo con el objetivo de ser los nuevos Serú Girán. Después de más de doce años y muchas formaciones, me dí cuenta de que nunca iba a llegar a penetrar en las almas de las personas como ellos, fue  entones cuando decidí dejarlo e irme de viaje, para ver si encontraba algún nuevo sueño que seguir.

Entretanto, entré y salí de la universidad del mismo modo que de la primaria y de la secundaria, rapidito y sin problemas. Ya en el último año del secundario un docente de historia que yo admiraba me había recomendado no estudiar una ciencia social porque iba a pasar hambre. Yo pensé que si las opciones eran no estudiar nada y pasar hambre con la música o pasar hambre siendo un poco más ilustrado, era mejor tomar por éste camino. Así que estudié durante algunos años hasta que la institución decidió que ya sabía lo suficiente como para largarme a la calle con licencia para opinar sobre lo que nos pasa. Parece gracioso, pero a diferencia de los doctores, los ingenieros o los abogados, los que supuestamente debemos ocuparnos de las problemáticas que nos afectan a todos, no tenemos ninguna clase de matrícula. Simplemente nos licencian y ya.

Promediando la veintena y con título bajo el brazo, me mudé, viajé, me enamoré, me desenamoré, me emborraché, me drogué y empecé a escribir asiduamente poesías. Toneladas de poesías en papelitos o en el celular o en un blog o en cualquier parte que admitiese la vejación que las palabras hacen de los espacios neutros. Palabras y palabras y palabras y palabras. Siempre me gustaron las palabras, a pesar de no haber sido un gran lector ni un asiduo oyente de radio. Más que nada lo que me gusta es hablar, soy literalmente lo que se dice un charlatán. Como decían Borges y mi abuela: lo mejor que se puede hacer en la vida es tener una buena charla.

Los porteños somos particularmente propensos a la conversación. Acá en Buenos Aires todos hablan y opinan de todo como si fuese un ágora griega. Desde el portero de un edificio hasta el último de los jugadores de fútbol, tienen algo para decir respecto al gobierno, a la cultura, a las costumbres, o inclusive, más contemporáneamente, respecto a lo que pasa en Europa o en cualquier lugar remoto del planeta. El porteño globalizado es casi un arma de destrucción masiva. Sin embargo, tal vez por el exceso de palabras, resulta un lugar sumamente inspirador. Entre tanta tontería y repetición televisiva, pueden escucharse algunas voces, muchas veces nocturnas voces etílicas, que tienen realmente algo profundo que decir. Desde hace ya varios años me dedico a tratar de reproducir algunas de esas voces desde mi bunker en el Barrio del Once. En medio del ruido de los colectivos, unos bólidos infernales que destrozan lo mismo que transportan; rodeado del efímero smog porteño, que la pampa barre durante las noches; recurro a la palabra escrita como medio para legitimar mis ideas.

Retomando el hilo de esta breve autobiografía, debo decir que es sumamente complicado escribir acerca de uno mismo cuando no se tiene demasiado claro quién se es. Como politólogo siempre fui demasiado poético y me enamoré de todas las causas que me entregaran cierta cuota de utopía. Pasé del comunismo, al chavismo y del chavismo al peronismo progresista que nos gobierna, sin abandonar del todo a ninguno de estos amores ya longevos. Pero en el fondo lo que más me atrajo siempre de la política es la capacidad de construir fantasías colectivas, místicas, mundos paralelos que parecen cobrar vida por el sólo hecho de ser muchos haciendo fuerza para forjarlos. Como analista no me interesan demasiado los pormenores de la corte o las estrategias ajedrecísticas que el poder supone. Siempre fui un observador comprometido con las emociones. Lloro en los actos masivos, lloro viendo discursos de Allende, de Fidel o de los compañeros que hoy gobiernan el continente. Me emocionan más las palabras que los hechos, más los colores que las consignas y mucho más los gestos de las personas que las banderas.

Voy buscando encontrar cierto equilibrio entre mis inquietudes emotivas y creativas, y las duras realidades que nos rodean. Tratando de expresar con algo de fidelidad lo que me emociona pero conservando algunos rasgos de meticulosidad profesional. Además tengo la suerte de que algunos crean que mis palabras pueden ser escuchadas más allá de los íntimos, y publican mis locuras en varios medios del continente. Hoy, esto que escribo, esta mini biografía, salió de mis dedos a la misma velocidad que mis ideas. Espero algún día tener algo de memoria, como tuvo mi abuela, para poder continuarla.

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